Olvidos y souvenirs

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Los funerales de la reina Isabel II van a duran casi tanto como su reinado. Falleció pero siguen y siguen los actos, las colas y sobre todo las compras infinitas en sus variantes de todo tipo de souvenirs que la mantengan en el recuerdo de súbditos y turistas deseosos de participar de estos rituales.

Las televisiones abren y cierran sus programas con conexiones en directo a cualquier hora para que veamos cuánto quieren los británicos a la familia real, incluso en aquello territorios que quieren separarse de la Corona, como Escocia. Conectan en directo a las seis de la mañana para mostrarnos que hay gente haciendo cola desde hace horas para pasar junto a la reina que se les ha ido.

La reina Isabel ha hecho el último favor a la sociedad británica: la comercialización de recuerdo, la necrofilia del gasto, el convertirse en "trending topic" en redes y demás. Hace unos días recogíamos aquí el lamento de los que no han visto satisfechas las ventas esperadas de Javier María, pese a haberle añadido eso del "candidato eterno al Premio Nobel" que empezó a circular como coletilla: Algunos incluso maldijeron al Nobel señalando que no habérselo concedido era una mancha en su historial, que rebajaba la categoría del Premio. ¡Esto del marketing es duro cuando no sale como esperaban! No todo el mundo va a ser Almudena Grandes, con ese enorme tirón de ventas post mortem! No sabemos mucho de cómo ha evolucionado lo de Salman Rushdie desde que se ha recuperado. Sería interesante crear algún proyecto investigador sobre los niveles de ventas en estos casos de fallecimientos, atentados y demás factores de incremento de ventas estableciendo las variables, la duración, formas de promoción, etc.

Está claro que la muerte es un negocio bien explotado que se debe estudiar entre las promociones del marketing en las escuelas del ramo. En lugar preferente, claro, deben estar los funerales de la reina Isabel. Las imágenes que han circulado como de dentro del ataúd han puesto el listón muy alto en esto de marketing necrofílico. Menos mal que a nadie se le ha ocurrido (lo siento si doy ideas) montar algo como con la momia de Lenin en Moscú. Es la diferencia entre el culto a la personalidad del dictador ruso y el culto al bolsillo capitalista.

Respecto a la transmisión en directo desde el interior del ataúd de la Reina, nos dice en el Verifica de RTVE.es que es falso y explican:

Se está difundiendo en redes un vídeo que muestra una supuesta señal en directo de la BBC en la que se ofrece una vista del interior de un ataúd como si correspondiera al de la reina Isabel II. Es falso. Las imágenes no son reales ni han sido grabadas por la cadena pública británica. El vídeo es un extracto de una escena de humor de un programa satírico de una televisión neerlandesa.  

“BBC también puso una cámara dentro del ataúd y periódicamente transmite desde allí”, afirma un tuit. “Pero, han puesto una cámara en el ataúd??? (sic)”, se preguntan desde otra cuenta de Twitter. Ambos mensajes están acompañados de un vídeo de 24 segundos con más de 320.000 visualizaciones en el que una voz en off relata en inglés que las imágenes corresponden al traslado del ataúd de la Isabel II desde el castillo de Balmoral hasta Edimburgo. En la grabación, subtitulada en neerlandés, vemos imágenes auténticas del cortejo fúnebre de Isabel II mezcladas con otras que muestran supuestamente el interior de un féretro mientras se escuchan risas. La falsa imagen del interior del ataúd ofrece un aspecto similar al que tienen las cámaras de visión nocturna en tonos verdes y muestra la parte posterior de un busto femenino que lleva un collar. El vídeo muestra un rótulo rojo en el que leemos BBC Extra que copia los colores corporativos y la imagen de marca de la televisión pública británica. *

Un principio claro: toda realidad es falsa; toda imagen es verdadera. No se puede entender el mundo de otra manera. La "verdad" de la imagen es la que le confiere la mirada y el deseo de que lo sea. Nos pasamos el día fabricando imágenes que son para el consumo. La imagen permanece; la realidad se desvanece en el tiempo, queda solo como recuerdo. Y para eso está el souvenir, la taza, el poster, el selfie...

Quizá la función de la Reina no era gobernar, sino servir de referencia comercial, atraer a los turistas, a los fans de las islas o de cualquier otro sitio. Hace mucho que la monarquía inglesa (como otras europeas, pero sin llegar a este glamur británico) es pasto de portadas, de series televisivas, de artículos y películas... de todo lo que se pueda comercializar.

No basta con morirse, como nos demuestra el olvido de muchos, apenas unos segundos en los telediarios, un recuadro en las noticias, un triste obituario, etc. Nos dicen que muchos de los que hacen horas y horas de cola no son británicos, que pasaban por allí. Pero la cola les hace un poco británicos, un poco monárquicos, un poco no se sabe muy bien qué. Cuando regresen a casa, a sus países republicanos, les preguntarán qué vieron en su visita a Reino Unido. Y ellos contarán cómo les fue en la cola, enseñarán la taza de 40 euros con el retrato de la reina Isabel y alguna banderita que pondrán en lugar preferente en sus lejanos hogares. Serán un poco británicos para toda la vida, marcada por esa cola inesperada.

Creo que el más preocupado por todo esto es el estirado Carlos, ya Carlos III, del que se dice que el otro día dio la mano sin guante al público que estaba en primera fila. Supongo que le costó. Puede que pase a la Historia así. Sabe que no va batir las colas de su madre, ni siquiera las de Lady Di. ¡Qué molesto! Es probable que tampoco circulen imágenes falsas del interior de su ataúd llegado el momento, aunque podrían ser verdaderas si así sube la audiencia. Verdaderas o falsas, en su caso da igual. Los medios ya especulan sobre los países que pasarán a ser repúblicas tras la muerte de la reina. Carlos III les parece poco. 

* "La BBC no ha emitido imágenes desde el interior del ataúd de la reina Isabel II, es falso" Verifica RTVE 15/09/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220915/bbc-camara-ataud-reina-isabel/2402288.shtml