sábado, 31 de mayo de 2014

Ironías de Europa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El artículo publicado ayer en el diario El País por el economista jefe de La Caixa, Jordi Gual, titulado "El malestar de Europa", dentro de los análisis generales que se están realizando de las pasadas elecciones, se cierra con las siguientes conclusiones:

Es irónico. El voto favorable a la renacionalización de competencias crece en Europa, en parte como rechazo a los pobres resultados económicos del continente. Sin embargo, es precisamente la nacionalización de facto de muchas de las políticas clave de la Unión la que está conduciendo a la UE a una crónica e insostenible situación de bajo crecimiento y bajo empleo.
Serán necesarias dosis enormes de liderazgo y creatividad para dar la vuelta a esta situación. Se empieza a instalar en el imaginario colectivo la idea de que Europa no es tanto la solución, sino el problema. Va a ser difícil cambiar esta narrativa, pues, al fin y al cabo, son muchos los interesados, en todos los Estados miembros, en que la integración no avance, no fuera a poner en peligro su privilegiada situación.*


A la vista de su análisis, lo que se está produciendo es un desvío de las responsabilidades hacia Europa. Los gobiernos de los países, mediadores con sus propios electorados, realizan una explicación interesada de lo que supone Europa para cada uno. De hecho hay una cierta contradicción perceptiva entre lo expresado en el primer párrafo y lo que se recama en el segundo. La "renacionalización de competencias" la están realizando los propios "líderes", es decir, los gobiernos que las reclaman y aplican.
La instalación, como señala Gual, en el "imaginario colectivo" de la idea de que "Europa es el problema" no es un proceso causal. Es el resultado de la erosión producida por las luchas internas en los distintos países de la Unión Europa, las competencias locales por el poder.
Cada estado tiene una visión distinta de Europa. No son las mismas las de Inglaterra, Alemania, Francia, Polonia o cualquier de otro. Cada país ha llegado a la Unión con una idea de Europa y unas expectativas de futuro. Ningún país habría pedido el ingreso en la Unión si pensara que le iba a ir peor. Aquí el lenguaje nos traiciona, porque no son los "países" los que "piensan". Lo que hay es, vamos a llamarlo así, una "opinión pública", dinámica, cambiante, que reacciona en función de lo que se les explica y anima en sus propios contextos.

El sentimiento "euroescéptico" o "eurófobo" es algo más que desconfianza hacia una Europa que sea incapaz de resolver ciertos problemas que se le plantean. Ha sido recogido por grupos que van más allá y que animan descontentos de otro orden. Por la derecha y por la izquierda, populistas nacionalistas y radicales, han canalizado sus proyectos minoritarios para recoger el descontento provocado por la falta de soluciones. Han responsabilizado de los problemas a aquello contra lo que se dirigen, Europa. Al Frente Nacional francés de Marine Le Pen, por ejemplo, le da igual que Europa funcione o no; está contra ella porque considera que enajena a "Francia" en su soberanía. Le beneficia que funcione mal porque así su discurso puede calar más hondo, pero es el mismo cuando Europa funciona bien. Son dos armas distintas las que apuntan hacia el corazón de la idea de Europa: la nacionalista y la radical. Es lo que han mostrado las elecciones europeas con el crecimiento del antieuropeísmo tanto de izquierdas como de derechas.
El arma nacionalista apunta su odio hacia Europa porque entiende que disuelve su concepción orgánica y romántica de las naciones. Los antisistema lo apuntan a su estructura económica y social que consideran que está al servicio de los intereses del capital. Para unos es la Europa de los "burócratas" sin alma ni patria; para otros es la "Europa de los mercaderes".


Efectivamente, como señala Gual, se necesitarán "dosis enormes de liderazgo y creatividad" para convencer a muchos europeos de la necesidad de Europa. La Unión Europea está condenada a la eficacia constante para evitar la amenaza permanente de los antieuropeos, el peligro constante de retroceder a posiciones que la harían inviables. La renacionalización de competencias sería un factor que afectaría al conjunto. La tentación no es exclusiva de los dos enemigos de la idea de Europa, sino de los que se encuentran entre ambos, únicos responsables del estado, mejor o peor, de la Unión porque están en el poder. Son los verdaderos responsables de que avancen estas formas peligrosas de populismo que han sacado los colores a países como Francia.
Se debate ahora si estos resultados serán extrapolables a elecciones nacionales o son "simplemente" un voto de castigo a Europa o, pero, un voto de castigo a los gobiernos descargando el golpe en la cabeza europea. Sea por los motivos que sean, lo cierto es que el Parlamento europeo queda compuesto, para vergüenza de algunos, por grupos poco presentables y, sobre todo, obstruccionistas del propio progreso de la idea de Europa. A ellos lo único que les interesa  —y así lo han manifestado— es la desaparición europea. Difícilmente se podrá avanzar así.


La mejor forma que tiene Europa de progresar es la cooperación que haga que se reduzcan desequilibrios y avanzar en la cuestión identitaria, es decir, afrontar lo económico y lo cultural como dos caras de una misma realidad. Mientras Europa se vea como un entramado económico manejado por una burocracia al servicio de intereses oscuros o un elemento de disolución de las personalidades nacionales, se mantendrá el caldo de cultivo de los movimientos en contra.
La cuestión clave es ¿quién lidera en esa dirección? ¿Cómo se mantiene un planteamiento de competencia sin uno de rivalidad? ¿Cómo se aúnan países con distintos potenciales en un mismo escenario? ¿Cómo evitar que Europa se convierta en el chivo expiatorio de los problemas locales? La única forma de hacerlo es que Europa camine en una reducción de las diferencias, en mayores dosis de solidaridad. Para esto se tendrá que enfrentar a los intereses de los que prefieren una Europa desregulada en la que crezcan las diferencias y las oportunidades para que unos se beneficien de otros. No será fácil hacerlo. Por ese camino no hay mucho futuro. Será fácil que crezca esa sensación de que estar unidos nos perjudica.


¿Liderazgo y creatividad? Sí, pero también grandes dosis de solidaridad, ética y cultura que guíen el proceso de integración y consolidación. No caigamos en el error de que todo es cuestión de comunicación. Transmitamos ilusión europea y no ilusionismo. Ese "liderazgo" debe ser hacia un objetivo claro de resolución de problemas. Para eso hay que identificarlos con claridad y perspectiva de conjunto, no como cuestiones parciales. A la Europa "rica" se le vende que los demás son parásitos, los PIIGS; a la Europa "pobre" se le vende que los ricos no les dejan crecer. Esto también es "liderazgo" y "creatividad", pero usados contra Europa.
Europa, como ya dijimos hace tiempo, se demuestra andando en la buena dirección. La ironía señalada por Jordi Gual en su artículo es que los problemas del crecimiento de Europa se deben a las acciones nacionalistas más que a las europeístas, pero se lee al revés. La vida está llena de ironías de este tipo, sin duda. La cuestión está en quién saca provecho de ellas. 
Hay muchos interesados dentro y fuera de Europa en que la unión no avance por muy variados motivos, económicos y políticos. Hace falta, en efecto, más liderazgo verdaderamente europeo.




* Jordi Gual "El malestar de Europa" El País 30/05/2014 http://elpais.com/elpais/2014/05/29/opinion/1401365266_819918.html







viernes, 30 de mayo de 2014

El banquete indigesto o el regreso del canadiense excéntrico

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El corresponsal en Londres de The New York Times, Roger Cohen, se hace eco de unas observaciones realizadas por el canadiense Mark Cartney, el que fue nombrado Gobernador del Banco de Inglaterra, en una conferencia sobre "Capitalismo inclusivo". Cohen ha titulado su texto como "Capitalism Eating Its Children", de forma expresiva y sintética de los planteamientos de Cartney. En su momento llamamos la atención sobre su nombramiento porque establecía algunas diferencias con el discurso habitual, que tiende a ser nulo o técnico sin entrar en cuestiones de más amplio calado social o filosófico. Titulamos aquella entrada reflejando la llegada del canadiense a su puesto en Londres como "Un canadiense excéntrico" (8/08/2013).
Tras una entrada retórica acumulando tópicos sobre lo que debería ser la vida palaciega de un gobernador del Banco de Inglaterra, Cohen rompe el efecto con las palabras de Cartney: “Just as any revolution eats its children,” [...] “unchecked market fundamentalism can devour the social capital essential for the long-term dynamism of capitalism itself.”* La City cruje en sus cimientos.

Lejos de aquellas bonitas frases electoralistas de Sarkozy sobre la "refundación del capitalismo", Cartney se deja de florituras y advierte desde lo que nunca debería dejar de ser la Economía, como bien sabía Adam Smith, una ciencia moral. Antes se solía invocar a Marx para advertir de los peligros del capitalismo; se puede recurrir a Smith tranquilamente para lo mismo, pues cualquier sistema que pierde su sentido de la finalidad de la acción acaba cayendo en lo que Cartney señala, en un "fundamentalismo", en este caso, de mercado.
Como "ciencia social", la Economía describe el funcionamiento económico y trata de establecer sus comportamientos para comprenderlo. Como "ciencia moral", en cambio, debe avanzar guiada por un impulso corrector determinado por fines establecidos por los valores. Describir y comprender procesos son dos funciones de la Ciencia; actuar o guiar la acción, en cambio, surge de nosotros, de nuestros valores e intereses. Si la Economía solo busca la riqueza de unos pocos o simplemente usa su conocimiento para que ese hecho se produzca mediante el establecimiento de las condiciones necesarias y favorecedoras, habrá perdido su condición de ciencia moral. 
Los que calificaron la crisis como esencialmente "fiduciaria" partían de una crisis moral, pues no otra cosa es la pérdida de la confianza. El abuso de confianza es precisamente esa quiebra en la que cuando uno cree que están trabajando en su favor, resulta finalmente que aquel en quien confiamos lo está haciendo en el suyo propio. Eso ocurrió con los millones de personas por todo el mundo que fueron arrastrados en la confianza de que ese estaba actuando en su provecho y no en el de otros.


La crisis de la confianza se puede extender más allá de la economía y se percibe exactamente igual y por los mismos motivos en la vida política, como acabamos de comprobar. Los millones de personas que han cambiado su voto en estas elecciones europeas lo han hecho también por una crisis de confianza, por la creencia que el voto que dan no repercute en su beneficio, sino que es usado para el de unos pocos. Coincido con los que apuntan a que tras la crisis económica y política existe una crisis moral que desemboca en las pérdidas de la confianza y las búsquedas de nuevos troncos a los que agarrarse en la riada de la historia.
La base de la sociedad es siempre la confianza. No puede construirse nada estable sin ella porque todo acaba en recelo. La complejidad de nuestras sociedades modernas, sus crecientes niveles de interacción, hacen que la confianza sea necesaria para la representación. Nuestras sociedades son "representativas", delegadas. Necesitamos la confianza en aquellos en los que delegamos, ya sean banqueros, abogados, políticos o dentistas; necesitamos saber que están de nuestro lado tras sus fachadas sonrientes y no que nos están usando para su propio provecho. Hasta el momento, lo mal repartido de las consecuencias de las crisis últimas y el crecimiento de la desigualdad apuntan a lo contrario.


La necesidad de resolver la crisis moral subyacente para poder resolver las demás es acuciante y a eso es lo que apuntan las turbulencias políticas que se observan por gran parte del mundo, en países estables que ven crecer su agitación social, como formas alentadas desde la percepción de la injusticia o el engaño. Pero no será sencillo porque en el enfrentamiento entre los que tienen mucho que perder y los que cada vez tienen menos que ganar es inevitable.
Señala Roger Cohen desde Londres:

[...] six years after the crisis, the core problem has not gone away: The deep unease and anger in developed countries about the ways globalization and technology magnify returns for the super-rich, operating in a world of low taxation and lax regulation where short-term gain becomes a guiding principle, even as societies become more unequal, offering diminished opportunities to the young, less community and a growing sense of unfairness.
Anyone seeking the source of the anger behind populist movements in Europe and the United States (and the Piketty fever) need look no further than this. Anti-immigration, anti-Europe movements won in European elections because people feel cheated, worried about their children. As Bill Clinton noted a couple of hours before Carney’s speech, the first reaction of human beings who feel “insecure and under stress” is the urge to “hang with our own kind.” And the world’s greatest challenge is defining “the terms of our interdependence.”*


La ira es el resultado visceral de esas percepciones de que no se puede confiar. Estalla por todas partes porque las ocasiones se multiplican con la observación del desequilibrio, de lo fácil que resulta desregular el mundo para que unos tengan más margen de maniobra y lo difícil que resulta, en cambio, intentar regularlo para protegerse de los vaivenes del desastre o la ruina. Gran parte de la indignación política (o con los políticos) proviene de ese desequilibrio percibido como injusticia.
Mientras Cartney habla de "low taxation" y "lax regulation" escucho ahora en las noticias televisivas cómo el parlamento catalán decidió ayer rebajar los impuestos del juego del 50 al 10% para favorecer la implantación de casinos. La gente pide fábricas y traemos casinos. La promesa —siempre inflada— de 50.000 empleos hace bajar la guardia. Esa rebaja del 40% hará más ricos a los ricos. Los pobres podrán ir al casino a probar suerte con lo que les deje los mini sueldos de sus empleos de temporada. El crecimiento de la radicalidad no necesita, como bien señala el Gobernador del Banco de Inglaterra, muchas más explicaciones.


Sin moralidad social, sin un sentido de la responsabilidad hacia todos, de unos con otros, difícilmente se puede construir una sociedad más próspera. Pero, ¿a quién le importa eso de la prosperidad? Perdidos en los mares de las cifras, auténtica niebla, se oculta el objetivo final que no es la supervivencia individual sino la de nuestros lazos, nuestros vínculos más allá de la explotación y el parasitismo, dos formas desiguales de relacionarnos. La idea de un capitalismo devorando a sus hijos, como titula Cohen su artículo, no es nueva, desde luego. Schumpeter ya señalaba que el éxito del capitalismo (es decir la aplicación de sus propias normas hasta el final) conllevaría su propia extinción. La idea desnuda y obscena de la riqueza debe ser vestida con la prosperidad de lo social, es decir, con la mejora del conjunto de la sociedad. Cualquier riqueza que cause más pobreza o dolor es una aberración en sí misma, de ahí la necesidad del reequilibrio y la redistribución. Para eso nos dotamos de instituciones y representantes, que actúen en nuestro nombre para acercarnos a lo que pensamos es justo; para el egoísmo individual, en cambio, no hace falta nada, solo que les desregulen.
Compartimos las palabras de Mark Cartney que Cohen nos hace llegar:

“Prosperity requires not just investment in economic capital, but investment in social capital,” Carney argues, having defined social capital as “the links, shared values and beliefs in a society which encourage individuals not only to take responsibility for themselves and their families but also to trust each other and work collaboratively to support each other.”*


La crisis política a la que nos enfrentamos viene de la pérdida de confianza en que se esté actuando de forma adecuada para el conjunto de la sociedad, que se busque realmente su prosperidad y no solo la de algunos aprovechados. La aspiración, efectivamente, debe ser a sociedades "prósperas" y no simplemente "ricas", que suelen estar cada vez peor repartidas. La idea de "prosperidad" es sobre todo "moral"; surge de un sentido del conjunto de esos lazos y responsabilidades que nos mantienen unidos.
El problema es que se nos inculca cada día un malsano sentido egoísta que ve a los otros como obstáculos de la felicidad y objeto de mi beneficio. Lo peor de todo no es el egoísmo, sino que se nos acabe convenciendo de que es bueno para todos. No hay banquete más indigesto que tus propios hijos, aunque te lo preparen grandes genios de la gastronomía.


* "Capitalism Eating Its Children" The New York Times 29/05/2014 http://www.nytimes.com/2014/05/30/opinion/cohen-capitalism-eating-its-children.html?action=click&contentCollection=Opinion&module=MostEmailed&version=Full&region=Marginalia&src=me&pgtype=article


jueves, 29 de mayo de 2014

El bipartidista o a dos manos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Que una persona realice una travesía política personal dedesde FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) al PP pasando por el PSOE, y que lo único que se le mantenga constante son sus tendencias al mangoneo, no deja de resultar sorprendente para cualquier estudioso de la naturaleza humana. Evolución exterior, constancia interna.
Leo el artículo con la trayectoria política del señor Blasco, ahora milagrosamente condenado, y me quedo verdaderamente anonadado. Lo de milagrosamente no es una ironía, porque el señor Blasco tiene la suerte de que no le pillen como otros tienen la suerte de que les toque varias veces seguidas la Lotería, desafiando las leyes de la probabilidad. Seguro que si se pusiera a ello, también desafiaría las de la gravedad, la genética, tal como ha desafiado las relativista de la Economía. No desespero de que poco después de su ingreso en prisión nos llegue la noticia de que, como un globo, se lo llevó el viento flotando sobre la cárcel en la que podrá descansar al fin o, si lo prefieren, seremos los demás los que descansemos de él. Dicen que le llamaban "el conejo"; no sé si por el "de la suerte", por lo tenía en la chistera o porque era dentón.


Nos cuenta el diario El País, a modo de resumen de lo que más que una "carrera" política es un "Gran Slam" lleno de trofeos, conseguidos a fuerza de coraje, persistencia, desfachatez y un aprovechamiento por parte de los demás de su cualidad innata para la supervivencia:

Blasco dirigió casi todas las consejerías de la Generalitat. Fue un estrecho colaborador de tres presidentes valencianos, y se especializó en asesorarles en materias delicadas. Alcanzó su cima de poder cuando el expresidente Camps se vio amenazado por su implicación en el caso Gürtel. El expresidente lo nombró entonces portavoz parlamentario y titular de las carteras de Solidaridad y de Justicia.
La carrera política de Blasco ya pareció acabada hace 25 años, cuando los socialistas lo expulsaron del Gobierno valenciano y del partido entre sospechas de que había aceptado sobornos a cambio de facilitar negocios urbanísticos.

El veterano político (acaba de cumplir 69 años) fue, sin embargo, absuelto tras la anulación de los pinchazos telefónicos que sostenían la acusación. Después de un periodo de ostracismo, Blasco fue reclutado por Eduardo Zaplana, elegido presidente valenciano en 1995, para la causa popular. Zaplana explotó la habilidad política de Blasco, así como el profundo conocimiento que tenía de la estructura autonómica y de su gran rival, el PSPV-PSOE.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, lo destituyó como portavoz en las Cortes Valencianas en 2012, después de que fuera imputado en este caso. Fabra no forzó, sin embargo, su salida del Grupo Popular en el Parlamento autonómico hasta que la juez lo sentó en el banquillo de los acusados, hace un año, y el propio Gobierno valenciano, personado en el procedimiento, solicitó para él 11 años de prisión.*

Me gustaría saber, ya puestos, a qué llama el redactor "materias delicadas", aunque algunas se han sabido, porque no estamos ya para tanto eufemismo. Estos señores, que han pasado por tantos sitios y han tomado tantos carajillos después de comer, atesoran información, que es lo que les hace tan valiosos, porque no es posible que pasen de esta manera por los distintos puestos como el gorila ese del test de atención, que te pasa por delante y no se da cuenta nadie.


Creo que el señor Blasco reúne todos los requisitos para que se comprenda lo qué no debe ser un político en este país (ni en ninguno) y que sin embargo ha podido ser gracias a que los que no ingresan en prisión siguen cortando cintas (ahora menos) y haciendo discursos entre aplausos o silbidos, según toque. Treinta años, dos partidos, cuatro presidentes.. es demasiado. Para la historia queda un sonrojante álbum fotográfico de paseos, sonrisas y achuchones con todos los políticos y prebostes de la región infinita y más allá.
Rafael Blasco es el cántaro que va a la fuente; el lobo ignorado que gritan los pastores, no que viene sino que se va; el mal samaritano que se queda con lo destinado a los que necesitan más ayuda. En fin, el compendio vivo de lo que no debería haber en política.


No sé que hacía con los del FRAP, pero seguro que se ocupaba de comprar algo, desde detonadores a chalecos salvavidas por si tenían que lanzarse a un río después de un atentado. Lo que hizo con los socialistas se quedó en el aire por una escucha indebida que algún juez anuló como prueba, nos dicen. Pero un cosa es que se anulen unas conversaciones y otras que tengas la obligación de volverte sordo. Lo de los sobornos mal escuchados debió quedar como musiquilla de fondo, pero, como la gente es como es, seguro que alguien vio en estas cosas cierto atractivo.


Los gobiernos cambiaban de signo, pero él no cambiaba de costumbres y no sé si de despacho. Quizá se quedaba sentado esperando a que llegaran los otros y ya se quedaba. No sé, me resulta inexplicable que este señor, con este historial, haya sido capaz de manejar los fondos de una consejería llamada "solidaridad" y que de más de un millón de euros solo lleguen a Nicaragua unos pocos miles. Pero, nada, ahí está.
Luego se quejan algunos de que la gente esté enfada con el bipartidismo. Blasco ha sido el político bipartidista por excelencia; se llevó a dos manos con dos gobiernos y cuatro presidentes. "El bipartidismo c'est moi". Tener durante 30 años a un señor así al lado y que nadie se dé cuenta, no dice nada bueno de nuestros bipartidistas ni de su vista, oído u olfato. Ojo clínico, cero. Algunos le han llamado un "animal político"; sí, pero parásito y carroñero. 
El problema no es que haya dos partidos; es que acepten a gente como esta.


* "Ocho años de cárcel a un exconsejero de Camps por fraude en ayudas al desarrollo" El País 27/05/2014 http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/05/27/valencia/1401210511_911218.html






miércoles, 28 de mayo de 2014

Las elecciones interminables o la ampliación egipcia

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La prolongación de la doble jornada electoral en Egipto a un tercer día no es un buen mensaje. La función de unos comicios es detectar en primer lugar cuántos votan, después cómo se reparten los votos. Cuando se publican los resultados, unos ganan y otros pierden, pero previamente sabemos cuántos han querido estar dentro y cuántos fuera del sistema. Las especialísimas circunstancias históricas en las que se celebran las elecciones añaden un elemento más para la discusión o, como mínimo, la interpretación. Si siempre es complicado analizar la abstención en unas elecciones, aquí lo es más. O quizá menos, según se mire.
Y es ese problema hermenéutico sobre el que se centra todo. En realidad, si las cifras de intención de voto que se han ido dando eran correctas, el 95% para Al-Sisi y el 5 restantes para Sabahi, no se trataba de unas elecciones sino de una especie de plebiscito en el que el candidato oficial utiliza al otro como excusa democrática. La ausencia de candidato más allá del voluntarioso nasserista, reducido al mínimo en su campaña, apoyado por un puñado de fieles, acusado incluso por el hecho de presentarse de estar al servicio de los Hermanos Musulmanes, serviría para sostener una elección que todos daban por hecha. El único rival real era la abstención y esta ha ganado implícitamente  al tener que ampliar un día más las votaciones para conseguir que la gente vaya a las urnas.
Los responsables de campaña de los dos candidatos han protestado oficialmente ante la ampliación decidida por la Junta Electoral. Ahram Online explica:

Egypt's electoral committee has rejected legal complaints lodged by the election's two contenders against its decision to extend the country's presidential vote to a third day.
The Presidential Elections Commission (PEC) announced on Tuesday night that polling would be extended until Wednesday. The two-day vote was originally scheduled to conclude on Tuesday but was lengthened in response to calls by "large swaths of the people" that were not able to cast their ballots during scheduled hours, a statement by the PEC said.

"We do not abide by the desires of the candidates. We are following the popular wishes," the PEC's secretary Abdel-Aziz Salman told private satellite TV channel CBC. Salman said that "two representative of a popular delegation" came to the committee's headquarters to request more opportunities to vote.
The teams of both presidential contenders, former army chief Abdel-Fattah El-Sisi and leftist politician Hamdeen Sabahi, have expressed their opposition to the decision.*


Las Juntas Electorales no "siguen los deseos del pueblo", sino las normas que se dictan para todos, entre las que se incluyen obviamente las fechas para votar. Luego se va a votar o no. Normalmente las ampliaciones de las jornadas electoral se producen porque se forman largas colas ante los colegios que hacen necesario mantenerlos abiertos, ya sea por la afluencia masiva o porque se han producido incidencias extraordinarias en la apertura o durante la jornada que han impedido votar. En Egipto ya son dos días los que se dedican a las elecciones. El tercero no se produce porque haya una gran afluencia de votantes, sino justo por lo contrario. Es otro mal síntoma.
Esta ampliación no dará más legitimad a lo que salga de las urnas sino más bien lo contrario, permitirá descalificar los resultados, sean cuales sean, dentro y fuera del país, ponerlos bajo sospecha. Por unos pocos votos (esperemos que no aparezcan millones de votantes) se habrá perdido mucho crédito. Para la oposición, los que no participan, será una muestra de los efectos de haber dejado fuera a una parte de electorado; para los descontentos será una forma más de mostrar su rechazo a las formas en que avanza el proceso político.


Distingo entre "oposición" y "descontentos" porque creo que es necesario diferenciar entre los que están dentro del sistema —los que apoyaron la caída de Morsi— y los que están fuera, que son los que cayeron con él. Los opositores están contra todo lo que salga de esas urnas a las que niegan legitimidad porque para ellos "su" presidente se encuentra encarcelado. Los descontentos son los que han ido perdiendo confianza desde el 30 de junio, la multitudinaria manifestación de Tamarod pidiendo a Morsi su abandono y nuevas elecciones. Para los descontentos, lo que ahora se les da no es lo que entonces pedían. Han manifestado su desacuerdo y algunos lo han pagado. 
Están también los "opositores descontentos camuflados", como los salafistas del Partido Nour, en el que los dirigentes piden votar, para seguir dentro del sistema, mientras que sus bases llaman al boicot, alineándose con los islamistas fuera del sistema. Nunca se deja de aprender con ellos.
La falta de una voluntad política real de llevar a Egipto hacia una democracia que se parezca a las que los son ha hecho que parte de los que se defendieron de los intentos de islamizar el país por el gobierno de los Hermanos Musulmanes, una grande y variada masa social, no esté de acuerdo con el camino recorrido desde entonces. Evidentemente los expulsados del poder y sus seguidores eran abstencionistas natos y no se podía esperar de ellos que fueran a las urnas a respaldar a ninguno de los dos candidatos en liza.
La mayoría de los que respaldan la candidatura de Al-Sisi y creadores de la "sisimanía" quedan ahora reflejados en las urnas. Y el resultado, hasta el momento, no ha convencido a las propias autoridades. En vez de analizar con realismo lo que supone —un descontento—, se prefiere intentar esconderlo para mantener una ficción de un respaldo masivo, algo que, a la vista de los resultados, será muy difícil de mantener.


Se han cerrado centros comerciales, casi se decretada fiesta, se ha hecho gratuito el servicio de metro, etc., con la intención de movilizar a la gente hacia las urnas. Parece que no ha servido, por lo que se buscan explicaciones externas a la propia política, como por ejemplo, el calor. Yo he estado en El Cairo con 45 grados y no creo que ese sea el problema para ir a votar.

Entre los descontentos, especialmente importante es el de los jóvenes. La fuerza principal que hizo la revolución de 2011 en defensa de su futuro, harta del inmovilismo del régimen anquilosado, ha ido abandonando el proyecto, en el que ven una repetición de su pasado. Tienen la sensación de que no se dirigen al futuro sino al mundo que querían dejar atrás. Los encarcelamientos de prominentes participantes en las revueltas, de jóvenes que se enfrentaron al régimen de Mubarak, no han sido la mejor forma de convencer a nadie de que Egipto se encaminaba hacia un futuro democrático real, sino a un escenario en el que la disidencia o la protesta se paga.
En el diario independiente Mada Masr, una ciudad que califica en su titular como "pro-Sisi", que padeció los brutales atentados islamistas recientemente, se analiza el descontento o desinterés en el proceso electoral de los jóvenes. La revista recala en una librería que se ha convertido en centro de actividades:

The owner, Ashraf Wagdy, a 50-year-old psychologist, has made his bookstore a cultural center of sorts, a space friendly to political activists and artists alike. He was an avid protester in 2011 and 2012, and supports Sabbahi.
Wagdy says he’s noticed a marked shift in the youth who frequent his bookstore. Instead of politics, many are investing their time and energy in music and art.
Wagdy claims that he was one of the youngest people at the polling station when he went to cast his vote for Sabbahi earlier in the day. The youth don’t really have an impetus to vote, he says.
While no official figures are out, the polling stations seem to be dominated by elderly and female voters so far.
In Wagdy’s view, one reason the youth sat this one out is their disillusionment with the dire economic situation.
“The youth today are caught between the Islamists and the military,” he says, and react by rejecting both.**


El dato llega de más puntos de información. Euronews sondea desde El Cairo a jóvenes sentados en una terraza. Todo está decidido, esto es un "espectáculo", dice uno de los preguntados. No ha ido a votar ni creo, por su actitud, que piense hacerlo, aunque se amplíe la jornada electoral. Tras entrevistar a otros jóvenes de Mansura—unos dan su nombre, otros prefieren el anonimato—, el artículo de Mada Masr se cierra con palabras del librero: “The youth don’t see that there is a political solution,” Wagdy says. “They see that the political door is closed for them. But what else is there? We don’t know.”**

Lo peor que le puede pasar a Egipto es dar de nuevo la espalda a su juventud, su mayor valor y el único futuro posible, real. La historia del joven inventor, un muchacho de diecisiete años, que comentamos hace unas semanas, que ha ganado con su invención —unas gafas inteligentes para ser usadas por persona tetrapléjicas y controlar un ordenador con la mirada— el derecho a ir a concursar a la fase mundial en los Estados Unidos, se convierte en una fábula oscura. El joven es detenido en mitad de una revuelta y acusado de haber participado en la quema de un coche de policía, algo que él niega rotundamente. Pronto se forma el escándalo: el joven es un "genio" informático que ha ganado su derecho a acudir a la fase final del concurso internacional de Intel a Los Angeles. El joven pierde su vuelo a Estados Unidos pero, ante la presión, se le permite salir en el siguiente. ¿Quién se atreve a evitar que un egipcio pueda ganar un premio mundial? Cuando el joven llega a Estados Unidos y participa, con su pasaporte controlado desde su llegada, notifica que pide asilo ante el temor de ser encarcelado a su vuelta. "Yes I am afraid to return back [to] Egypt, who is not afraid nowadays?"***, ha señalado Abdallah Assem en su página de Facebook, como recoge la prensa egipcia. 
Ahora se dividen entre los que lo consideran un traidor que abandona su país llevándose su talento, un criminal huido o los que le dan la razón porque es la única forma de que su genio sirva para algo. No son historias nuevas. Mucho del verdadero potencial de Egipto se aburre y se va; por eso es esencial que los jóvenes se sientan implicados en un proceso en el que ahora no encuentran demasiado sitio, como nos contaban en Mansura.


La participación de miembros del antiguo régimen de Mubarak en las elecciones al frente de las campañas en lugares como Alejandría no ayuda mucho. El diez de mayo, el diario Ahram Online daba la noticia de la renuncia del jefe de campaña de Al-Sisi en Alejandría:

The coordinator of presidential candidate Abdel-Fattah El-Sisi's campaign in Alexandria, Mostafa Kadry, resigned Saturday in protest at what he described as the dominance of remnants of the Mubarak regime in the campaign.
Kadry told Al-Ahram Arabic news website that his decision came due to the presence of 17 figures allegedly remnants of the toppled regime of Hosni Mubarak in the campaign backing the ex-minister of defence.
"When I complained about their presence to members of the Cairo-based official central campaign in a meeting Friday, I was surprised to find that they saw no harm in their presence in the campaign," said Kadry, who added that his decision came out of faith that "the presence of Mubarak's loyalists in the official campaign contradicts with what El-Sisi announced as a refusal of the return of the former regime."****

Lo que pensó él me imagino que lo habrán pensado muchos otros ante la misma visión. Muchos tienen la sensación de que estos años han sido no de avance hacia una democratización real sino una forma pendular con puntos en Morsi y Al-Sisi.
Es una muy mala noticia la abstención hasta el momento superior al 63%. Es mucho peor a que Abdel Fatah Al-Sisi solo hubiera conseguido el 50% de los votos con las urnas llenas. Significa que aunque consiga ese 95% augurado, no tendrá lo que buscaba no una elección sino un baño electoral de multitudes. Esta actitud revela un problema de fondo de la forma de hacer política al egipcia, esa necesidad de caudillaje mesiánico con que se revisten todos los que llegan al poder. Lo tratamos aquí hace mucho tiempo precisamente bajo la idea de "llamada", de compromiso con la historia. No basta con el hecho de ganar unas elecciones porque la gente quiera que tú les gobiernes, que es la normalidad vulgar de la democracia. Es algo diferente, que necesita del halo, de haber tenido sueños en la infancia en los que te indicaban tu destino, como el propio Al-Sisi manifestó haber tenido. No se trata de que te voten, sino de que te reconozcan como el "enviado" y te aclamen. Esta mentalidad que se ha aplicado a más de un dirigente egipcio forma parte de su idiosincrasia y es uno de sus principales obstáculos para alcanzar la normalidad, pues desemboca en fidelidades que convierten a los líderes en incuestionables y en traidores a los que los cuestionan.
Los países no se arreglan besando las fotos de los candidatos, sino creando las condiciones de concordia y crecimiento necesarios para garantizar la estabilidad que posibilite la tranquilidad del día a día. Ninguna de las dos cosas se ha conseguido. El aumento de la represión se ha llevado por delante con la Ley anti protestas en la mano a los que protestaban contra ella. Con lo que al final no queda más que todo convertido en violencia con la excepción de aquellos que se manifiestan a favor. En ese momento todo parece unánime, arrollador, pero cuando se va a las urnas, la caída a la realidad de las cuentas se hace inapelable.


La abstención ya fue mayor de lo deseado cuando se votó la constitución —no sé si hacía calor o no— aunque no tanto como ahora. No fue menor a la islamista, pero defraudó las expectativas de obtener unas cifras que justificaran muchas cosas que no se tenían que haber producido, precisamente para realizar un proceso de estabilizar la sociedad egipcia.
Ahora se paga con la abstención los errores estratégicos cometidos. Por mucha retórica que se emplee, el futuro democrático de Egipto, como el de cualquier país moderno y civilizado, no pasa por el mesianismo sin por la perfectibilidad, el convencimiento de que podemos hacer las cosas mejor que el que nos lo prometió la última vez. El mismo error del islamista Mursi y sus acólitos de querer hacerse con el país tras ganar unas elecciones y llevarlo a puntos de no retorno islamistas, negando el pan y la sal a los demás, su derecho a existir, se estará cometiendo si se sigue construyendo el futuro de forma personalista. Y parece un mal del que Egipto no parece querer librarse.
Más grave será el caso cuando se planteen unas elecciones legislativas para las que el poder no tiene alternativa porque no existe un partido. Se creará entonces, de nuevo, una corte con aquellos que han adulado lo suficiente al líder como para merecer su confianza. En estos momentos, no hay un partido tras el futuro presidente, solo aparato electoral. De ahí la preocupación de algunos, como el director de campaña de Alejandría, al verse rodeado por miembros del partido de Hosni Mubarak.


Como siempre, deseo que lo que se hace en Egipto sirva para el bien de Egipto, para su progreso y satisfacción. Sin embargo, saltan las dudas sobre si este es el camino más adecuado. Creo que eso es lo que quieren decir al no acudir a las urnas una parte muy importante de la población. En Egipto es difícil encontrar un día que haga frío para realizar la elecciones.

* "Egypt's PEC rejects candidate's complaints against vote extension" Ahram Online 27/05/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/102362/Egypt/Politics-/Egypts-PEC-rejects-candidates-complaints-against-v.aspx
** "In pro-Sisi Mansoura, embittered youth avoid the polls" Mada Masr 27/05/2014 http://www.madamasr.com/content/pro-sisi-mansoura-embittered-youth-avoid-polls
*** "Young inventor says he won't come back to Egypt" Ahram Online 20/05/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/101810/Egypt/Politics-/Young-inventor-says-he-wont-come-back-to-Egypt.aspx
**** "El-Sisi's campaign in Alexandria run by Mubarak loyalists: Resigning coordinator" Ahram Online 10/05/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/0/100913/Egypt/0/ElSisis-campaign-in-Alexandria-run-by-Mubarak-loya.aspx







martes, 27 de mayo de 2014

El votante y el logopeda o échale la culpa a Babel

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo ha dicho María Dolores de Cospedal. Van a tratar de mejorar en la comunicación con los ciudadanos —dice— porque les parece que tenemos algún problemilla y no entendemos bien. Es exactamente la misma tesis que llevó al desastre a Pérez Rubalcaba, la misma explicación comunicativa en la que quien tiene el problema de no entender son los ciudadanos y no los políticos. No sé qué nos pasa a los ciudadanos que parecemos aquejados de dificultades en la comunicación y nos llevan de la mano al logopeda después de cada campaña electoral. El diagnóstico es siempre el mismo: los votantes están aquejados del mal babélico, la confusión cíclica de las lenguas, ante la desesperación de los políticos, que se ven incapaces de transmitirnos sus logros o de que aceptemos sus educadas y prolijas explicaciones, que todo lo aclaran, pero que nosotros somos incapaces de entender.
Recogen en el diario El País, como parte de la resaca hermenéutica electoral de los populares, las declaraciones de Cospedal:

La número dos del PP, María Dolores de Cospedal, admitió en una larga comparecencia ante los medios que los responsables de la formación “deben hacer un esfuerzo para recuperar a ese votante, un esfuerzo de pedagogía, de comunicación más intensa; tanto el partido como el Gobierno”. “Es una asignatura pendiente”, reconoció antes de recalcar que “hay cosas que tienen que mejorar”. Varios cargos populares criticaron la gestión de la campaña electoral de Miguel Arias Cañete, aunque Cospedal quitó hierro a la polémica por las palabras machistas del candidato, limitándose a destacar que “seguramente” se produjo algún fallo en la forma de “exponer Europa”, y defendiendo que los dirigentes del PP “se exponen mucho en los medios”. ¿A qué se debe la caída? La secretaria general lo atribuyó casi todo a la crisis y a los recortes del Gobierno, aunque, preguntada sobre la repercusión del caso Bárcenas, mantuvo: “Causas puede haber muchas, y el asunto al que usted se refería también es una causa”.*


¿"Los responsables de la formación"? ¿Que "se exponen mucho en los medios"?  Lo del "esfuerzo de pedagogía", la "comunicación intensa", etc. nos hace ver que estamos de nuevo ante la ceguera política más abstrusa. Pérez Rubalcaba y el PSOE han necesitado de dos desastres electorales y llegar ahora al peor resultado de su historia para tirar la toalla e intentar hacer algo antes de su desaparición. Lo de Cospedal nos deja asombrados. Pero ¿qué hay que hacer para que lo entiendan? ¿Cuántos votos tienen que perder? ¿Cuántas pitadas tienen que escuchar? Lo hemos entendido todo; no tenemos problemas de comprensión, más bien al contrario. Esto no es un problema de campaña, es un problema de legislatura, por decirlo así.
Pensar que los ciudadanos somos tontos, que no entendemos, y que en lo que hay que invertir es en comunicación, en cosas sencillitas para que las entendamos, a estas alturas es de una falta de visión política muy grande. Todavía están la urnas calientes y ya nos mandan de nuevo al logopeda.
Es un clamor la necesidad de renovación de los partidos políticos que han tenido el poder en España durante cerca ya de cuarenta años. La generación que llegó no solo se quedó sino que se releva a sí misma en cuanto que tiene ocasión y les dejan. Es lo que ha tratado de hacer el PSOE presentándolo como "renovación" y le ha salido mal. Y no es solo un problema de "caras", sino de algo más profundo, de distancias y de funcionamiento. Se está pidiendo otra cosa, otra forma de entender la política, de practicarla y de responder de ella.

La ciudadanía no se siente próxima a la clase política, a la que considera privilegiada,  endogámica e incapaz de asumir sus responsabilidades. España tiene una extensa red política que ha ido inundando las instituciones que, al politizarse, han perdido su independencia. No las han hecho más eficaces, sino más sumisas, por lo que se han ido acumulando desastres y desprestigios.
Cada uno se ha apalancado en sus feudos, con mínimas renovaciones. Allí se perpetúan mientras tengan el apoyo de los jefes, que a su vez les exigen fidelidad. El que se mueva, no sale en la foto. Ya saben. Y así, todo quietos, sonrientes, viviendo las ejecutivas como si fuera el bautizo de un sobrino.
Después de una fuerte pérdida de diputados europeos y de cinco millones de votos entre los dos, ni PP ni PSOE son capaces de afrontar la realidad de la situación y siguen aplicando las viejas recetas de culpar a los ciudadanos de no entender. Son víctimas trágicas de la incomprensión ciudadana. De lo único que son responsables los ciudadanos es de tener una paciencia que deja corta a la del santo Job.
Al comentar la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba y sus planes, El País señala:

[...] la dirección del PSOE quiere que la salida a su grave crisis y la búsqueda de la renovación se haga desde el aparato del partido y no desde las primarias abiertas a la sociedad.
“Puede ser el último error de Alfredo”, aseguró a este periódico uno de los posibles aspirantes a las primarias.**


Tampoco han aprendido, por más que se lo digan. El origen del mal en ambos partidos está haber destruido la conexión social, haberse convertido en balsas a la deriva, viviendo de los recursos que hayan podido almacenar. De vez en cuando recalan en algún puerto, se abastecen y siguen viaje. Nos miran con un catalejo. Están desconectados y solo recurren al eufemismo y a la demagogia. ¿Ideas?, muy pocas; es más fácil el eslogan y la descalificación.

La trayectoria histórica de los partidos ha sido pasar de tener asambleas de barrio a no poder pisar los barrios porque les insultan los vecinos. Los partidos son ministerios gogolianos en los que se hace una vida diferente a la que hacen los demás mortales. Los aparatos centrales organizan la vida y distribuyen a sus acólitos por sedes provinciales y regionales. A su alrededor pululan los que buscan el amparo y beneficio del poder. Con este sistema, lo único que se ha hecho es volver a la España caciquil que denunció Costa. Esta realidad es la que salta cada vez que quedan al descubierto los entramados políticos empresariales que nos escandalizan y avergüenzan. ¿Que nos son todos así? Eso no es excusa, porque deberían ser los primeros en demostrarlo atacando de raíz sus propios males. Y no lo hacen. El ejemplo de lo ocurrido en Navarra hace unos meses ha sido claro. No les interesaba abordar un caso claro de abuso por temor electoral. Espero que se hayan arrepentido de no hacerlo.
Pero siguen sin entenderlo. Ello solitos son los que acaban con el bipartidismo por aburrimiento, porque los demás han aprendido la lección y se limitan a recoger a los descontentos, a los damnificados o simplemente a los que nos están dispuestos a seguir votando a partidos que no se libran de sus propios impresentables. El problema no es el bipartidismo en sí, sino que los dos partidos no cumplan con las expectativas ciudadanas. Eso es lo que quiere decir la pérdida de cinco millones de votos. No es la crisis ni las medidas, no es el desgaste del gobierno; aquí se desgasta más la oposición. No es el gobierno sino el desgobierno de los partidos lo que se rechaza.



Hubo un tiempo en el que los partidos trataban de atraer a gente valiosa, atraer experiencia social para enriquecer sus ideas, para que no quedaran fuera de la realidad. Ahora la personas valiosas prefieren sumarse a proyectos con ilusión que integrarse en maquinarias burocráticas que buscan perpetuarse. No se trata de salir a la calle a contarnos nada, se trata de que los partidos no pueden ser funcionariales, tienen que ser todos ellos ciudadanos y de los ciudadanos, no pueden percibirse como una casta reinante amparada en un bipartidismo sentimental y angustiado. No somos nosotros los que nos tenemos que dinamizar, sino ustedes. La sociedad lleva ya varios años dinamizándose. Eso es lo que les muestran las urnas para su sorpresa.
No, no necesitamos que nos lo expliquen mejor. Lo tenemos claro. ¿Por qué no, en vez de pensar que somos nosotros los sordos trabajan unos días con la hipótesis de que los sordos son ustedes? No nos manden a sus logopedas políticos, que no nos pasa nada.
  

* "Rajoy minimiza la caída pero anuncia un plan de dinamización del PP" El País 26/05/2014 http://politica.elpais.com/politica/2014/05/26/actualidad/1401115024_871047.html

** "Rubalcaba tira la toalla y convoca en julio un congreso extraordinario tras la debacle" El País 26/05/2014http://politica.elpais.com/politica/2014/05/26/actualidad/1401102768_248408.html