domingo, 31 de enero de 2021

Abogados de Trump a la fuga

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)




Nuevos problemas para Trump. El expresidente se enfrenta a un doble problema, el segundo impeachment y a sí mismo. Lo que antes eran abandonos de los miembros de su administración y su staff, ahora es un peligro ante la perspectiva de la llegada al senado. Un Trump que ha sido capaz de decir a todo el mundo lo que debía hacer porque él lo sabía todo cuando estaba en la Casa Blanca, se enfrenta ahora a un serio problema si cree que puede decir a los abogados lo que deben hacer para su defensa.

El conflicto que Trump tiene con la realidad no es fácil si no se es presidente y él ya no lo es. Desde el principio, el peor enemigo de Trump ha sido Trump. No lo ha sido solo por lo que hacía o decía, sino por ese deseo malsano de tratar que los demás acepten sus fantasías como auténticas. Lo ha hecho y lo sigue haciendo. Pero no es lo mismo contar sus fantasías ante sus seguidores que una defensa en el Senado, donde le van a llevan la contraria unos y otros no se van a atrever ya a respaldarle una vez perdido el poder. Se observa así la magnitud del problema.

En la CNN se nos ofrece hoy mismo una primicia, el abandono a unos pocos días de sus abogados defensores:

 

Former President Donald Trump's five impeachment defense attorneys have left a little more than a week before his trial is set to begin, according to people familiar with the case, amid a disagreement over his legal strategy.

It was a dramatic development in the second impeachment trial for Trump, who has struggled to find lawyers willing to take his case. And now, with legal briefs due next week and a trial set to begin only days later, Trump is clinging to his election fraud charade and suddenly finds himself without legal representation.

Butch Bowers and Deborah Barbier, who were expected to be two of the lead attorneys, are no longer on the team. A source familiar with the changes said it was a mutual decision for both to leave the legal team. As the lead attorney, Bowers assembled the team.

Josh Howard, a North Carolina attorney who was recently added to the team, has also left, according to another source familiar with the changes. Johnny Gasser and Greg Harris, from South Carolina, are no longer involved with the case, either.

No other attorneys have announced they are working on Trump's impeachment defense.*

 


El empecinamiento en seguir dentro de su fantasía es malo para él, pero también es malo por contagioso para los Estados Unidos. Puede que Trump solo intente convencer a los que no puede, mientras que refuerza a aquellos que ya lo están y cuyas acciones solo le pueden complicar la vida. La cadena Euronews informa en estos momentos que las fuerzas de seguridad norteamericana están aumentando la vigilancia y protección de sus legisladores ante el creciente peligro que suponen aquellos "patriotas" que se han creído las mentiras de Trump. Las amenazas ya las han padecido los representantes republicanos que votaron a favor del impeachment

Intentar sostener ante el Senado que "le han robado las elecciones" no es solo ir contra el presidente Biden, sino hacerlo contra todas las instituciones de la democracia norteamericana, de las cámaras a los juzgados, de los gobiernos federales al Tribunal Supremo y los miles de funcionarios estatales y federales intervinientes en el proceso electoral. La fantasía de Trump hunde la democracia, la convivencia y la credibilidad de la propia presidencia. ¿Cuántas "fantasías" de Trump han sido llevadas al extremo en su mandato? Los miles de mentiras contabilizadas por los sistemas de "fact check" están ahí. La gran duda ha sido siempre sí realmente se las creía. Si las cree es un enfermo; si no las cree, un necio. Puede que sea las dos cosas, que la fabrique y las crea. ¿Por qué no?




El sentido de la realidad en Trump está determinado por su concepto del poder. Trump no ha sido ni es político en cualquiera de los sentidos habituales. Ni siquiera un "mal político" en el sentido tradicional. Para Trump la política es un territorio que se conquista y no se abandona, donde todo vale; es el poder. Trump no entiende de alternancias o relevos, solo de conquistas y reconquistas, del asedio y del morir en las murallas resistiendo, de la venganza. Todo ello lo reconoce con sus palabras y lo proclama con sus actos.

Ha tenido desplantes para hacerse una fotografía de grupos, ha corrido sin pudor para ponerse al frente de un grupo, ha dado codazos si era necesario. Hay fotos y vídeos de su mala educación, esa que le hacía ser siempre el centro, el primero.

Lo que ha hecho no tienen precedentes porque él mismo no tiene precedentes en estos niveles de la política, en la presidencia. Habría que buscar en pueblos, pero es difícil que llegue más arriba porque ese control que él ha logrado ha sido fruto de una situación específica, de una confluencia de factores que, afortunadamente, no es fácil que vuelvan a coincidir. Oportunidades y patologías juntas, ignorancia y osadía.




Nadie ha creído que pudiera  hacer lo que ha hecho, llegar tan lejos, destruir tanto. Solo se ha sentido a gusto entre dictadores, entre los que no le hacían reproches ni le ponían trabas. Ha estado contento entre los aduladores, pero tampoco ha empatizado con nadie. Podía descalificar a la misma persona a la que alababa unas horas antes solo por llevarle la contraria o no repetir sus puntos de vista ante otros.

La noticia de la CNN, repetida por The New York Times y The Washington Post, nos muestra un Trump que no acepta a nada ni nadie, solo, convencido, persistente. Si la realidad no coincide con sus palabras, peor para la realidad.

¿Está cavando su final? Mientras los abogados tratan de seguir la línea de la inconstitucional del impeachment, que no cuestiona su actuación, sino el derecho a cuestionarla, a Trump esto le parece una concesión a sus enemigos, detractores o simplemente personas que no ven lo mismo que él. Los abogados tiran la toalla, abandonan a quien les arrastra a la locura y al ridículo. Un abogado puede asumir muchos puntos de vista, pero hay un límite.



¿Confía en su sentido de la realidad o en el compromiso del Partido Republicano? Desde luego, muchos republicanos votarán a su favor, por la absolución, creando una enorme brecha en el sentido de la democracia en los Estados Unidos y perdiendo absolutamente la credibilidad exterior. Demostrarán que si son incapaces de juzgar a uno de sus miembros con justicia, ¿cómo van a hacerlo con los demás? ¿Cómo se va a negociar lo más mínimo con unas instituciones de un país con esa percepción, con ese grado de ceguera partidista? El mundo, con Trump o sin él, será el lugar donde no es posible construir conjuntamente, sino solo obedecer a quien posee la fuerza. Poco podrá hacer Biden ante esto.

Los republicanos quieren centrarse en la recuperación de las cámaras en las próximas elecciones parciales, especialmente del Senado. ¿Es la insistencia en Trump el camino? No está claro, pero sí que se considera que mucho del voto republicano es ahora "trumpista". Muchos necesitan de su apoyo para las reelecciones que les permitan permanecer en sus asientos. Por una vía o por otra, la distorsión de la política, de sus objetivos naturales, se ha producido.

Los abogados se van; unos políticos le siguen en la enorme expansión de la mentira, la crean o no; otros comienzan a distanciarse o se alejan dejando claro el por qué lo hacen: ese ya no es su partido, sino el de Trump, el de las "teorías de la conspiración", el de la otra realidad, la "alternativa", un mundo enfermizo de mentiras y autoritarismo.

Trump sigue dividiendo. Muchas guerras quedan abiertas. 



*  Gloria Borger, Kaitlan Collins, Jeff Zeleny and Ashley Semler, "First on CNN: Trump's impeachment defense team leaves less than two weeks before trial 31/01/2021 https://edition.cnn.com/2021/01/30/politics/butch-bowers-deborah-barbier-trump-impeachment-team/index.html

sábado, 30 de enero de 2021

De la fábrica al brazo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Lo llaman ya "la guerra de las vacunas" y no ha hecho más que empezar. Algunos consideran un héroe a Boris Johnson porque, después de haber fallado estrepitosamente en el control de la pandemia, se ha hecho con el control de las vacunas. No se sabe muy bien cómo, pero dicen que con malas artes y hablan de la conexión británica de una de las empresas, que es anglo-sueca, la AstraZeneka. La empresa, según apunta la Unión Europea, ha sido capitalista para contratar y nacionalista para repartir.

La respuesta europea ha sido fulminante: una ley para impedir que las vacunas que se fabrican en el continente salgan para donde no deben, es decir, al otro lado del canal, hasta que aquí no esté entregada la parte que se había pactado y financiado. ¿Piratas de la vacunación surcan el Canal?

Aprovechando la ligereza que les ha dado el Brexit, los británicos ha seguido su propia política, lo que no exime el incumplimiento de la empresa ni el que lo hayan contratado antes. Los plazos son los plazos y la farmacéutica amplía la mala fama del sector precisamente por estos juegos con la salud y la enfermedad. ¿Han engañado a la Unión Europea? ¿Se están desviando vacunas a Reino Unido indebidamente? Y algo peor: ¿está pasando algo raro con las vacunas que sobran? Porque, sí, las sospechas de que se esté creando un mercado negro de vacunas empieza a recorrer las páginas de la prensa.



Los "adelantados" españoles, los que no esperan a que les toque el turno y se saltan el protocolo, pueden quedarse en nada si sale a la luz un mercado negro de vacunaciones, mucho más rentable que la venta al por mayor y, sobre todo, si se crea un estado alto de demanda al restringir las vacunas disponibles. Una simple cuestión de mercado: cuantas menos vacunas haya disponibles, más aumenta su precio de mercado.

En La Vanguardia, Marta Ricart titula su artículo de forma directa: “¿Tienes la vacuna? Pagaré. Ponle precio”. El texto hace referencia a las llamadas y presiones a los centros hospitalarios preguntando por las vacunas por parte de aquellos que ven lejana la fecha del pinchazo, por algún motivo, ya sea por su grupo dentro de la sociedad o porque tiene muchas ganas de lanzarse a la calle a romper el mundo. Las respuestas que algunos dan a los centros cuando les preguntan por la urgencia, escribe la periodista, son de todo tipo, desde el que quiere viajar por el mundo (mala excusa en estos momentos) a los que dan por respuesta “no voy a aplazar mis planes personales por la pandemia”*, señala. Escribe Ricarte en el artículo:

 

La vacuna contra la covid es un bien preciado, objeto de mercadeo al más alto nivel mundial, entre gobiernos y multinacionales farmacéuticas, y parece que algunos querrían llevarlo también a una escala menor. “¿Tenéis la vacuna de la covid?”. Es una de las preguntas que escuchan casi cada día en el Centro de Atención al Viajero Internacional del Hospital Clínic de Barcelona. Reciben estas semanas consultas sobre el fármaco, no saben si por ignorancia de cómo funciona la vacunación o, en algunos casos, por arrogancia, porque más de uno ha insistido: “pagaré”. O “¡dime un precio!”, “¡ponle precio!”, cuando los sanitarios contestan que no la tienen. También hay quien dice “pagaré para que me pongas en la cola”.

“Casi es una suerte que no dispongamos de la vacuna, porque la presión podría ser tremenda”, comenta una sanitaria del centro, que confiesa que le indigna esta postura de “quienes quieren saltarse cualquier turno”. Dos compañeros coinciden. “Aunque tuviésemos la vacuna, ¡cómo vamos nosotros a ponerle precio! Explicamos que la vacunación de la covid la hace la sanidad pública de manera gratuita, pero que irá llegando a la población por grupos de prioridad de riesgo”, añaden. Hay mucha desinformación, se quejan. ¿No se han enterado algunos de los planes de vacunación? Hay a quienes no les convencen las explicaciones. O no se quieren dar por enterados.*

 


A nadie se le escapa que el valor se centra en la escasez. Si las vacunas o la vacunación (son dos cosas distintas) se retrasan más de lo esperado, el mercado ya existente se ampliará con efectos imprevisibles. Qué efecto tenga esto en las personas es lo que está por ver. El aumento del porcentaje de personas que se quieren vacunar ha ido aumentando, lo que es otro factor a tener en cuenta sobre la creación de expectativas.

Si no se controlan las vacunaciones y se siguen produciendo "malos ejemplos", este factor tendrá efecto sobre las personas, que consideran sus cumplimientos revisándolos.

Me temo que no se están teniendo en cuenta todos los efectos del anuncio de las vacunas, un factor evidentemente positivo, pero junto a otro de carácter restrictivo, como son la lentitud en la distribución y el orden de vacunación. Por poner una comparación, es como el que toma relajantes y estimulantes simultáneamente. La existencia de la vacuna me excita y la falta de vacunación me frena. Eso tiene consecuencias.

Creo que se está dejando crear unas expectativas sobre la vacunación que pueden ser muy problemáticas para el comportamiento futuro. Podemos encontrarnos con una sociedad dividida: la vacunada —libre para todo— y la sin vacunar —un grupo de parias, limitados en su vida y actuaciones, mirados mal por el resto—, algo de lo que ya tenemos ejemplos sobrados a lo largo de este tiempo largo que llevamos sometidos a los peligros del coronavirus y del comportamiento irresponsable, discriminatorio y egoísta de algunos. Las ideas de "pasaportes" tienen como función establecer barreras entre unos y otros. De esta forma, piensan alegremente, se podrá dejar entrar, circular, etc. a unos y marginar a otros hasta que estén vacunados. ¡Sorprende la alegría con la que algunos perciben el mundo!




La ralentización de las vacunaciones va a crear nuevos problemas y actitudes que es necesario prever y evitar antes que sea demasiado tarde. La pandemia, lo hemos dicho, hace salir a la luz demasiados problemas y defectos, carencias y vicios, a la vez. No solo es una enfermedad; es un detonante del comportamiento social llevado al extremo, desvelador del comportamiento humano, individual y social. Es algo que los anuncios, los eslóganes, los discursos políticos no logran camuflar.

El miedo, por un lado, y el egoísmo, por otro, en ocasiones combinados son aspectos que producen alteraciones en el comportamiento. Los psicólogos están detectando tendencias colectivas de agresividad, de agorafobia en unos y de claustrofobia en otros, de falta de empatía. Los incidentes de enfrentamientos que se producen en distintos puntos de España por jóvenes que no renuncian a sus botellones o celebraciones privadas —que también se producen por Europa o Estados Unidos principalmente— tienen un componente nihilista que ya marcaba a una generación que no encuentra su sitio debido a las crisis económicas y, en muchos casos, familiares. Ese nihilismo se está volviendo agresivo y forma parte de esa respuesta generacional de rechazo hacia lo instituido.

Me comentaban hace unos días el caso de una especie de ataque de pánico de una mujer cuando les notificaron que debían volver a teletrabajar. Los hogares se están convirtiendo en espacios de conflictos porque muchos no están psicológicamente para una convivencia continuada, lo que les altera. No digamos ya si existen malos tratos o su temor. Los encierros han dado lugar a un problema real en este sentido, con un aumento de las cifras de violencia en el interior de los hogares. No es de extrañar que se produzca este rechazo a estar en casa o a teletrabajar en muchos casos. La vacuna se percibe entonces no solo como una cuestión relacionada con la salud, sino como un elemento que puede liberarnos de situaciones problemáticas.



Pero mucho me temo que de nuevo se están creando unas expectativas que se pueden volver contra las vacunaciones al hacerse a este ritmo tan lento y esta jerarquización protocolaria para decidir quiénes. Los saltos del turno de vacunación, el "descuido" de dosis que van a parar a no se sabe dónde, la sospecha de que pronto pueda haber un mercado negro, etc. pueden convertirse en factores que alteren la presunta tranquilidad del proceso de vacunación. Aquí no va a esperar nadie con una sonrisa que "le toque", como estamos viendo, sino que van influir muchos factores.

Desde hace días, en una cadena española de televisión, he escuchado a algunos comentaristas "relativizar" la idea del "protocolo", decir que "no es una ley", que es algo que algunos han establecido por su cuenta, etc. Se ha producido en el momento en el que muchos se han saltado ese protocolo, mostrando lo fácil que es saltarlo o, lo que es lo mismo, la falta de control sobre las mismas. Si alguien, como es el caso, se puede llevar vacunas a su casa para ponérsela a su marido, es que no todo está tan claro como debe. Se nos mostraron imágenes de cómo Ejército y Policía escoltaban las primeras vacunas llegadas... ¿Y después, una vez en el hospital o lugar donde se depositaran? ¿Cualquiera podía llamar a decir que se la pusieran?



Creo que la condena social a los que se han aprovechado de cargo o cercanía a las vacunas —de políticos a militares, de gerentes a parientes— ha sido clara. Esto no significa que todo se arregle, sino más bien que se hará con más cuidado, se temerán algunos.

Son preocupantes los mercados negros, las estafas inevitables, los incumplimientos empresariales y las lentitudes por burocracia, falta de medios y personal. Todos estos factores, junto con la presión mediática y las restricciones crecientes son un cóctel que puede ser, como suele decirse, explosivo. ¿En qué términos? Eso es lo que está por ver. Puede que sanitarios, sociales, políticos y económicos, por pares o a la vez. 

La pandemia es el fenómeno total y global. Se está haciendo creer que esto se acaba en el pinchazo, pero solo comienza otra fase. El coronavirus y sus efectos va a estar mucho tiempo con nosotros. Cuanto antes modifiquemos nuestra percepción, antes podremos ir cambiando todo aquello que sea necesario. Ya no son tiempos de simples pausas, sino de necesarias acciones preventivas en distintos frentes, del modelo económico (que no puede ser tan frágil y dependiente) a la inversión en sectores dique, que actúen previniendo los efectos en el caso en que esto, cuyo desarrollo desconocemos en gran medida, decida quedarse.

 


* María Ricart “¿Tienes la vacuna? Pagaré. Ponle precio" La Vanguardia 30/01/2021  https://www.lavanguardia.com/vida/20210130/6209915/tienes-vacuna-pagare-ponle-precio.html

viernes, 29 de enero de 2021

Trump y el huevo de la serpiente

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Los peores augurios parecen cernirse sobre la democracia norteamericana. El Partido Republicano ha elegido el peor camino, el de la senda del trumpismo. ¿No han entendido todavía a dónde les lleva a ellos y a dónde lleva al país el modelo que Trump ha normalizado en la vida política? ¿Es tan difícil verlo? Probablemente una de las consecuencias más acusadas de la era Trump sea la desconexión del mundo real y el adentramiento en una peligrosa fantasía política y social basada en formas de prédica del desastre, en llevar a la gente hasta el extremo, rompiendo las reglas de la convivencia.

¿Ha perdido tanto el rumbo la política, el sentido de lo común en favor de la consecución del poder? Es necesario reformular los principios y bases de la política misma para intentar comprender las perversiones que la aquejan desde su propio interior, tratar de comprender su progresiva transformación bélica y la ostensible extensión a la ciudadanía, que comienza a enfrentarse.

Trump es un fenómeno que no puede ser ignorado dentro ni fuera del país. Lo que ocurre en Estados Unidos no se queda en Estados Unidos. Los efectos de una súper potencia son incontables y de carácter sistémico. En el interior, Trump está a punto de arrastrar al país llevándolo a una división sin precedentes, como se ha observado por múltiples analistas, desde la Guerra Civil.




En esta situación ha jugado un papel esencial el mecanismo del "colegio lectoral". Ya ocurrió cuando resultó elegido con menos votos que su contrincante. Pero lejos de suponer esto un freno, supuso la profundización en los fenómenos de radicalización, llevando a la sociedad al enfrentamiento constante, incluso con casos como el asalto de Capitolio, hecho que simbolizará el cambio de rumbo de la convivencia norteamericana, ya anticipado por múltiples sucesos que recibieron el apoyo directo e indirecto de Trump, del racismo a la violencia policial; de la intimidación armada a los gobernadores que no secundaban sus políticas (como en Michigan) a las actuales amenazas a los senadores republicanos que han votado a favor del impeachment.

Trump, que carece de sentido político, tiene voluntad de poder, que es algo muy distinto. No se considera un "representante" porque carece de ese sentido del deber, de la escucha y de la humildad necesaria para ello.

Las instituciones democráticas las percibe como un obstáculo y, en la mejor tradición fascista, ha desarrollado una "conexión emocional" con algo llamado "pueblo", que representa su alter ego colectivo. Esa "masa" que le sigue lo hace porque le refuerza sus frustraciones, le marca sus enemigos y le da las soluciones que satisfacen ambas. Su personalidad autoritaria y egocéntrica le enfrenta a toda institución, como ha podido comprobarse, que no pueda manipular y poner a su servicio.

En la CNN leemos, de mano de Stephen Collinson: 

 

In an extraordinary comment on Thursday, House Speaker Nancy Pelosi warned of the enemy "within" in an apparent reference to some pro-Trump Republicans.

"We have members of Congress who want to bring guns on the floor and have threatened violence on other members of Congress," Pelosi said.

Given the urgency of getting every American -- regardless of party -- a vaccine before the pandemic mounts another deadly wave, it might have been expected that the Republican House leader would be locked in negotiations.

But Kevin McCarthy was in Florida, paying homage to the ex-President, paving the way for Trump's political comeback and effectively launching the 2022 midterm election campaign.

The make-up session means McCarthy is pinning his hopes of winning the House majority next year on the Trump base and an aggressive political effort by the former President. Far from being ostracized for trying to destroy democracy, Trump is yet again dictating its future.

Trump is still a hero to his base, but since he just comprehensively lost a national election, McCarthy is taking a gamble. In the shorter term, his genuflection means that with the House GOP in thrall to the former President and his vengeful instincts, Republicans will be even less ready to work with Biden on critical efforts to respond to the pandemic.*

 


La ceguera republicana es enorme, peligrosa y contagiosa. Los que apuestan por la continuidad con Trump y el trumpismo a la vista de los enormes resultados electorales están jugando con fuego y con una esperanza secreta en muchas de sus mentes, capitalizar el trumpismo tras Trump. Es una baza arriesgada tanto para el partido como para el país y, por ello, para el resto del planeta que volverá a estar sometido a chantajes y amenazas, el único lenguaje que Trump entiende desde el poder y la fuerza que le da estar al frente de los Estados Unidos. Trump es la fuerza; eso es lo que exalta y lo que utiliza. Y eso es terriblemente peligroso en un mundo global y sometido a desafíos planetarios.

Creo que la política de Trump es belicista y que en cualquier momento puede estallar, pues esa es la demostración de fuerza que busca para que nadie se oponga a su estrategia. Para él y los que le sigan no tiene sentido unos Estados Unidos poderosos sin demostración de ese poder. Trump ha buscado el conflicto "ejemplar", es decir, aquel que demuestre a otros, dentro y fuera, el poder norteamericano y las consecuencias de desafiarlo. Eso conecta bien con esa masa violenta y frustrada que le sigue, a la que ha convencido que ha sido una forma de parasitismo lo que ha hecho que otros se desarrollen "robándoles" el control del mundo, su destino como potencia.



Si el partido republicano no se regenera —y tiene todas las trazas de no hacerlo— la política norteamericana dejará de ser para volver a la violencia contra los diferentes, considerados enemigos que hay que exterminar. El grito de "¡USA!", con el que se asaltó el Capitolio y se vejaron las instituciones y personas son una muestra del tipo de "grandeza" que Trump ha alentado desde su absoluta indiferencia por la política, las instituciones y los resultados electorales.

Una vez más: Trump es el aglutinador de las múltiples corrientes de descontento, ignorancia y prepotencia: de los anti globalización a los anti vacunas; de los negacionistas de las vacunas a los teóricos de la conspiración de todos los pelajes; de los "proud boys" y el KKK a la exoneración mediante indulto de mercenarios criminales condenados por la justicia. Con Trump, la política norteamericana es un aquelarre. Pero es un negocio, tanto político como económico, y muchos no quieren renunciar a él ni al poder que otorga. Atrae, de esta forma, a lo peor hacia la política, del violento al ambicioso, de mercenario al mentiroso. Por eso es esencial la actitud dentro del partido republicano, pero cada día con menos esperanzas de cambio si los trumpistas lo arrasan en su beneficio.



Sigue siendo un problema que se vea como un fenómeno "norteamericano", pues es el resultado de una serie de factores comunes en las democracias avanzadas. No es un caso de "tercermundismo", como algunos señalan. Es el huevo de la serpiente. Los que conocen el filme de Bergman saben de su análisis del ascenso del nazismo en Alemania. Las consecuencias las conocemos todos. 

Los nuevos riesgos parece que se ignoran y los viejos peligros se olvidan. Es el peor escenario.

 


 * Stephen Collinson "Trump's legacy of mistrust sends Congress into total war" 29/01/2021 https://edition.cnn.com/2021/01/29/politics/donald-trump-republicans-joe-biden-coronavirus/index.html

jueves, 28 de enero de 2021

Los mítines milagrosos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



La irritación causada por la decisión del gobierno catalán de permitir la celebración y acceso a los mítines de la campaña tiene toda la lógica y es quizá una de esas gotas que hacen rebosar el vaso de la paciencia. La respuesta popular es siempre la misma ante las diversas cámaras televisivas de los diferentes canales cuando les preguntan: "O sea ¿que no puedo salir a comprar, pero sí puedo ir a un mitin?" "O sea ¿que en casa no nos podemos reunir más de cuatro y en un mitin más de tres cientos sí?"... "O sea" es la forma que antecede a la percepción de este nuevo agravio que llueve sobre el mojado de los que se han vacunado cuando no les tocaba. El "o sea" se vuelve un poco más complicado cuando se combina: "o sea, ¿que ellos se vacunan y a nosotros, que estamos sin vacunar, nos piden que vayamos a los mítines?" Demasiadas preguntas. Cuando la gente se pone a atar cabos, comienza el peligro.

¿Qué les pasa a los políticos? ¿Realmente pierden cualquier atisbo de sentido común enmarañados en sus luchas? ¿Viven en su propia burbuja, pierden contacto con el mundo real y todo gira a su alrededor?

Si hay alguien que debería tener los pies en el suelo, ser empático con los que les rodean, comprensivo con los problemas sociales... son precisamente los políticos, cuya función moderna es resolver problemas. Pero la lucha continua por el poder, la distorsión del cálculo constante de cómo conseguirlo o el evitar perderlo, creo que les distancia de los demás, que muchos de ellos pierden el rumbo.



¿Cómo se le ocurre a alguien que se pueda asistir a los mítines, con la que está cayendo, con los indicadores de la pandemia disparados? Pues se le ha ocurrido al que, estando en el poder, tiene la mayor responsabilidad sobre todo. Acabarán de nuevo en los tribunales, que al final se convierten en árbitros a su pesar de la vida política.

Hay varios motivos para esta ocurrencia, desde luego. Está, por un lado, el narcisismo político, la necesidad de ser contemplados, escuchados, cargar las pilas con el aplauso devoto. Pero hay otro motivo del que no se habla: las campañas son un gran negocio. Parte de los apoyos clientelares que reciben los partidos procede de ese dinero que se mueve en campaña, que si se hace online, como aconsejan el sentido común y los expertos epidemiólogos, se pierde. Puede que alguno lo llame "mover la economía", pero la verdad es que los movimientos siempre van en la misma dirección. Solo en alquileres de locales para mítines, los pagos a los que mantienen el apoyo logístico, transporte, los materiales realizados para promoción, etc. ya suponen una importante cantidad que dejaría de "moverse". Las campañas tradicionales cuestan bastante dinero y dejar de gastarlo puede herir algunas "sensibilidades".

Lo que el ciudadano de a pie no entiende es que todo empiece a estar prohibido menos ir a los mítines. ¿Tiene la palabra política carácter milagroso y produce inmunidad? ¿Hay que ir a escuchar un primer mitin e ir a un segundo unos días después para que tenga efecto permanente la inmunidad al coronavirus?

Retomo una idea: hacemos demasiado caso a los políticos; tampoco es fácil esquivarlos. Somos como morosos del voto perseguidos por el cobrador del frac político. Los políticos se nos cuelan por todas las vías y por todos los canales. No puedes ni dejar abierta la ventana cuando toca un buen día porque tienes a las caravanas de los partidos pasando por debajo de tu ventana con el himno puesto y anunciándote el mitin de la tarde una y otra vez. Se nos cuelan en los buzones, llenándolo de propaganda. Hasta el correo electrónico te llega sin que lo pidas, en una batalla perdida porque son ellos quienes hacen las leyes que les regulan.



Como la idea de "campaña" se ha difuminado, dejando de ser el tiempo dedicado a la política alrededor de la fecha de las elecciones, estamos bombardeados todo el año, las veinticuatro horas del día. No hay escaparate mediático que no utilicen. Los partidos son ya medios que gestionan su propia emisión de información y se buscan los huecos en los otros medios, que se pliegan a su servicio o favor. La simbiosis entre partidos políticos y medios produce una fuerza de la que solo se puede escapar mediante la "desconexión". La fragmentación del espacio mediático lleva a la intensificación del mensaje, que se esparce a través de todo posible canal. Sabemos del interés en las tecnologías que detectan la eficacia mediática mediante la personalización. La compra de toda esta información que se nos saca a través de las cookies, una avalancha de la que se habla muy poco (¿qué significa ese "nosotros y nuestros socios"? que nos recibe en cualquier sitio), tendrá un destino claro en la política. Para ello se multiplican las empresas dedicadas al análisis de datos, con cuyos resultados se orientan y orientan sus campañas.



Hace mucho tiempo que los asistentes a los mítines solo son utilizados como fondo, como público para mostrar rostros entusiastas, reacciones cálidas, movimientos afirmativo de cabeza. Forman parte de la escena tradicional del género audiovisual del mitin, algo que se distribuirá posteriormente a través de diferentes canales televisivos, imágenes en los periódicos, discursos en la radio, tuit y demás. Demasiado cálculo comunicativo. ¿Por qué no hacer como en los estadios deportivos para tapar las gradas vacías? ¿Por qué no aplausos enlatados, público digitalizado, avatares de militantes...?

La maniobra del gobierno catalán ha suscitado la protesta de los propios partidos, que han denunciado este despropósito. La campaña tendrá que ser online, utilizar los múltiples canales disponibles. Autorizar la movilidad que se restringe para ir a los mítines es una temeridad y una irresponsabilidad por parte de quien lo hace, cuya obligación es velar por la salud general.

El caso de las elecciones catalanas deja demasiado en evidencia este egoísmo político. Es lógico que sean "egoístas" porque la mayoría no tienen otra cosa. Y en la oposición se reducen los gastos.

 


miércoles, 27 de enero de 2021

El efecto Trump

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Trump sigue presente. Estaba anunciado y él mismo lo declaró, regresaría. La cuestión es el concepto de "irse". ¿Qué quiere decir "irse"? Sí, ha salido de la Casa Blanca, pero eso es tener una visión muy roma de la política y de los espacios en los que se está realmente. Probablemente, muchos vieran el problema en la ocupación de la presidencia, pero ese no era el problema, sino un problema de los muchos creados por Donald Trump.

Los enfoques de los problemas dicen mucho sobre nuestra capacidad (quizá incapacidad) de resolverlos. Los seguimos viendo como "puntos" en vez de verlos como "campos". Es la vieja física causal de la política y su geometría simple. Por el contrario, un fenómeno como el de Trump desencadena toda una serie de efectos interactivos, abriendo situaciones de enorme complejidad.

En todo este tiempo hemos insistido en la observación del partido de los republicanos. Observar solo a Trump es ignorar los efectos de la piedra al hundirse en el lago, quedarse en el objeto y no en lo que desencadena, que, sin embargo, es lo que queda visible cuando el objeto empieza a hundirse bajo la superficie crispada.

Trump es la suma de sus efectos sobre todo lo que le rodeaba y rodea, de sus efectos primarios y secundarios. Hay un Trump estático, que puede ser descrito en cada momento, y un Trump dinámico, cuyos efectos se producen y modifican en el tiempo en función de sus respuestas a las reacciones del entorno que él mismo provoca.

De los muchos efectos que ha provocado, sus interacciones con el partido republicanos son de gran interés para la política norteamericana y mundial y ahora están en primer plano, expuestas, con motivo de la participación de los senadores en la votación de segundo impeachment.

En la CNN, leemos el artículo firmado por Michael Warren con el títular "The Republican Party is at war with itself as it charts its post-Trump future":

 

A cold war is underway within the Republican Party as its members begin to navigate how former President Donald Trump and his legacy fit into the GOP's future.

Some in congressional leadership have signaled their desire to move the party beyond Trump by impeaching and convicting him. Allies of the former President, on the other hand, are proclaiming their loyalty to him in conservative media and in state and local party organizations. Still other Republicans remain fearful of the power Trump may yet wield in GOP primaries or see electoral possibilities in embracing a version of his populist-conservative approach.

The result is a Republican Party in a fight with itself over who will determine its path forward -- and, more crucially, who should be kept from the levers of power in the GOP. For the moment, party unity is giving way to recriminations, a culmination of the longstanding dispute between the party's grassroots and its leadership class that was mostly put on hold during Trump's presidency, when few Republicans dared to cross him.

"Republicans are entering the wilderness and looking desperately to point blame," said Erick Erickson, the conservative commentator and radio host. "They're going to have to make room for each other or let the Democrats run over them in the midterms."

Disunity could present a more existential threat to Republicans. In his final days in the White House, Trump raised the idea of starting a new political party, a senior Trump adviser told CNN. While others around him dismissed this scheme to launch a "patriot party" as unserious, the potential of a split among right-of-center voters looms for Republicans.*

 


Esta situación era previsible desde hace mucho tiempo e iba evolucionando en función de los efectos de Trump sobre los votantes republicanos, donde el partido fue perdiendo influencia. Trump es un peligro para los propios republicanos desde que se fue creando su propia influencia, consiguiendo un apoyo diferenciado, divisorio, del propio partido. Trump se aseguró su fuerza, aun perdiendo las elecciones. De esta forma, secuestraba al partido que, como se señala en el artículo de Michael Warren ve peligrar su estatus en dos puntos: a) el peligro de la división con la creación de un partido alternativo y b) la amenaza a los candidatos republicanos que buscan la reelección y que pueden verse menospreciados por Trump perdiendo votos esenciales.

Un "político republicano" trataría de afianzar al partido para beneficiarse del efecto. Trump no actúa así. Trump puede destruir con total tranquilidad el partido republicano con tal de conseguir su objetivo personal. Trump no es ni ha sido ni será ·hombre de partido", sino persona que hace girar a su alrededor la política. Él es la ideología. Trump solo quiere adulación y obediencia. Los que respeten esta regla recibirán su apoyo. Los que no  lo hagan, su ira.

La pérdida de las elecciones y la Casa Blanca ha cambiado los objetivos de Trump, en cuyo punto de mira se encuentran ahora el partido republicano y la candidatura a la reelección.



El voto del segundo impeachment, es decir, la posibilidad real de invalidar su presencia en unas futuras elecciones favorece en realidad a los republicanos más que a los demócratas, que tendrían un oponente debilitado al que recriminar su pasado. Si Trump sale liberado por los votos de los senadores republicanos, estos habrán votado por la muerte de su propio partido. Podemos considerar que es un voto bajo el "síndrome de Estocolmo", que es un voto resultado de la radicalización republicana o que es un cálculo partidista para no ser atacados en sus propias reelecciones por las "bases" de Trump. Pero el efecto será el mismo.

No por ser más radical se puede votar más de una vez. Los votos de Trump en el futuro difícilmente pueden aumentar. Es probable que haya llegado al tope y que sea un descenso más o menos lento lo que se produzca. Sí es más probable que conforme se vaya produciendo la radicalización previsible entre sus seguidores, esto produzca una reducción y abandono.

Si finalmente el partido republicano se divide y aparece uno nuevo con el trumpismo como base, eso se volverá contra el partido republicano, que probablemente necesite, como mínimo, perder las próximas elecciones, las de dentro de cuatro años, para sanearse internamente y sacudirse los efectos de Trump.

Lo que ocurra con los votos republicanos en el senado es decisivo para Trump pues, como hemos señalado, afectarían a sus posibilidades personales y esto es esencial en una persona como Trump, cuyo narcisismo le impide trabajar para otro a menos que lo pueda controlar satisfaciendo su ego. Pero es más decisivo para el partido republicano, que se juega su futuro. Necesita de una renovación que le libere de Trump. Que medio estados Unidos siga a Trump y su populismo, su visión del mundo y de cómo manejarlo, es una perspectiva aterradora.

Trump es vengativo —él mismo lo considera un rasgo importante de su personalidad, un principio de actuación— por lo que irá tras los que le abandonen y considere enemigos, obstáculos o traidores. La cuestión es la fuerza disponible para hacer cumplir sus venganzas. ¿Se puede repetir lo ocurrido en el Capitolio, el asalto del día 6 de enero?

Todo parece indicar que los republicanos salvarán de nuevo a Trump en el segundo impeachment. Desaprovechan la ocasión de desprenderse de él para el futuro y, además, se hacen responsables de lo que este pueda hacer en la vida política, algo que ahora comprende de la calle al Capitolio.

 


* Michael Warren "The Republican Party is at war with itself as it charts its post-Trump future" CNN 26/01/2021 https://edition.cnn.com/2021/01/26/politics/republican-party-future/index.html



martes, 26 de enero de 2021

En los 10 años de la Primavera egipcia

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Ayer, 25 de enero, se cumplió el décimo aniversario del levantamiento en Egipto, el posterior a lo ocurrido en Túnez, con la revuelta producida un mes antes. Un aniversario es solo un momento para el recuerdo y para comprobar cómo se recuerda, qué queda en nosotros de aquellos acontecimientos, cómo han cambiado o no el espacio en que se produjeron.

Túnez está hoy en el punto de mira. La crisis económica, la corrupción, los efectos de la pandemia —tanto sanitarios como económicos—, pero sobre todo la falta de soluciones a los problemas reales de la gente.

Los estados de la zona son construcciones artificiales cuya función es la más de la veces el control de la población, más que su desarrollo. Las diferencias sociales son abrumadoras, pero son incluso mayores las de las mentalidades que se establecen ante la disparidad de visiones de la vida, de su sentido, organización y control. Las élites no ven los estados desde una perspectiva nacional, sino desde la perspectiva de una burocracia controladora que sostiene un aparato mayormente corrupto, basado en los clanes, en las redes familiares o en los grupos religiosos.

En Egipto, el movimiento del 25 de enero fue un grito —como el de Túnez— surgido de un crimen y una injusticia. Hacía falta de la combinación de un elemento aglutinador —las pancartas con "We Want Facebook"— como el acceso a las redes sociales y el sentido de injusticia y rabia capaz de circular por ellas, para que se produjera el estallido social. Son gotas que colman los grandes vasos de la paciencia, un sentimiento que se transforma políticamente en aceptación jerárquica del poder, donde los que mandan, mandan siempre porque es su destino. Los que están por debajo tratan de sobrevivir molestando lo menos posible a los que ostentan el poder, crean sus propias redes de protección y pelean por conseguir favores, las migajas que los poderosos arrojan para que el pueblo vea su mano generosa un día, implacable otros.




Túnez, Libia, Egipto, Siria... eran entonces países con sus redes de poder y sus redes de supervivencia. La aparición de una estructura comunicativa basada en las redes sociales, los teléfonos móviles y los canales de TV satélites permitieron la vertebración, por primera vez, de un movimiento de respuesta y resistencia en las calles. ¿Hacia dónde?

Es esta pregunta, en mi opinión, reside la clave del funcionamiento de ese espacio a presión en el que se ha de levantar cada cierto tiempo la tapa para que no reviente todo. El caso de Egipto es claro: es el propio Ejército el que "jubila" a Hosni Mubarak para salvar algo mayor, el "estado", pero no en un sentido "político", sino como un entramado de intereses que mantiene el control del conjunto para sacarle el máximo provecho, creando una estructura de explotación escalonada. El poder corrupto se ejerce por tramos. Pueden ser las manzanas de un barrio, controladas por un policía corrupto —como nos mostraba el magnífico filme de Yusef Chahine "¿El caos?" (Heya fawda? 2007), el último de su carrera cinematográfica— o los contactos empresariales para vender productos a Israel.



Me llamó la atención que al producirse el levantamiento en Túnez, el gobierno francés ofreciera el envío de tropas y material antidisturbios. No ha cambiado mucho el sentimiento. La Primavera Árabe se murió por falta de ayuda, porque los que se levantaron con pretensiones de sacudirse unos regímenes corruptos pronto se vieron solos. Eso desarmó a los pocos demócratas que estuvieron al lado de la gente. Digo "al lado" y no "al frente" porque uno de los enormes dramas es la soledad democrática de muchas personas cuyas vidas oscilan oscilan entre ser encarceladas por los gobiernos o ser asesinados por los integristas islámicos de diverso pelaje.

El drama lo podemos ver en la actualidad ultraconservadora egipcia donde una feminista puede ser considerada "terrorista" y encarcelada por atentar contra los "valores sagrados de las familias egipcias", donde la crítica supone el arresto o la desaparición por "difamar a Egipto" desde un escenario, como le ocurrió a la cantante Sherine.

El poder egipcio ha aprendido a mantener un equilibrio entre los que se acogen a su sombra y los que eligen el otro lado, el islamista, con gran poder social y económico, que une a los parias y a élites económicas que les controlan. Saben que nunca va a desaparecer la amenaza y han aprendido a rentabilizarla, tanto por la ayuda exterior como porque su estabilidad pasa a ser un asunto crucial en la zona y, más allá, para Europa.

¿Pero cómo lo ven ellos? Los diez años no han dado para mucho. En la silente prensa egipcio de la actualidad, son escasos los testimonios y valoraciones que vayan más allá de la condena estándar: su valor es el del inicio, posteriormente se torció por los islamistas y gracias al "golpe de timón" militar, el pueblo recuperó su voz. La versión oficial es que el "pueblo" fue "obedecido" por los militares, incluso en las matanzas. De esta forma se ha creado una mitología, una narrativa satisfactoria que hace cuadrar la explicación con la realidad.

 


Por otro lado, lo que se trata de mantener en el recuerdo vivo, en el día a día de lo que fue entonces considerada como la "Revolución de los Jóvenes". Frente al "padre Mubarak", unos jóvenes se lanzaron a pedir futuro. Dos actos aceleraron todo: la muerte del joven torturado y arrojado a la calle como animal en Alejandría por la Policía en Alejandría, que es el acontecimiento "oficialmente" reconocido, pero también otro importante: la perspectiva social de que a los treinta años de gobierno de Hosni Mubarak bajo la "ley especial", se hablaba de dejar paso en el poder a su hijo Gamal, algo que difícilmente era soportable por muchos. Querían salid de la oscuridad en la que vivían, sin futuro, sin palabra, con la mirada fija en el suelo. El lema "¡Levanta la cabeza, eres egipcio!" conectaba con ese sentimiento de miedo y vergüenza en el que se vivía.

Leo en Egyptian Street un breve artículo que trata de recoger lo que fue con el titular "Marking 10 Years Since Egypt’s January 25 Revolution":

 

Today marks 10 years since the start of Egypt’s January 25 revolution.

This time 10 years ago, people of all ages and from all backgrounds gathered in the country’s squares, alleys, streets and boulevards to protest for bread, freedom and social justice. For some, the revolution continues to live in their hearts and minds. For others, the revolution was the darkest moment in Egypt’s modern history.

Today, countless articles will be written, statements will be made and tweets will be sent debating the outcome of the 18-day uprising that managed to overthrow the 30-year-rule of former President Hosni Mubarak and the current political, social and cultural landscape: was the revolution successful? To what extent were those calls for bread, freedom and social justice heard? Is life in Egypt better today than prior to the events of January 25?

These are questions that will continue to be debated for many decades to come. The pain, the loss, the hope, the unity. However, there is one beautiful outcome of the January 25 revolution that is undebatable and undeniable: the uprising sparked a wave of initiative, creativity and innovation.

Today, #Egypt’s population – especially its youth – are among the most creative in the world, taking initiative like never before. Gone are the days of waiting for ‘someone else’ to take action. The revolution showed the courage of Egyptians to stand up and take matters in their own hands.

Young, courageous Egyptians are shaping, improving and building their communities on their own initiative, pouring their hearts and souls into innovative and sustainable ways to tackle social, economic, cultural and even political challenges. Though the path to do so is not always easy or even safe, if bread, freedom and social justice have not yet become a reality, it is Egypt’s youth who will undoubtedly make it so.

Today, we celebrate Egypt’s youth and remember those who gave everything towards a better future for all Egyptians.*

 


En su brevedad, el artículo dice varias cosas ciertas y solo contiene una inexactitud: no ha habido miles de artículos analizando la Primavera egipcia.

Han sido los jóvenes, efectivamente, los que aprendieron una dura lección, que se tendrían que buscar la vida por ellos mismos, desarrollar sus iniciativas y tratar de mantenerse lejos del poder. Los intentos del régimen de hacerse con el control de los jóvenes ha sido burdos, como esas "jornadas mundiales" que servían a los jóvenes oficialistas para escuchar las palabras paternalistas del presidente Sisi en sus concentraciones lejos de El Cairo, en los lugares turísticos que le servían de promoción y tranquilidad. Era demasiado burda la maniobra, demasiado obvia. Los jóvenes de Egipto, con enormes dosis de creatividad, aprendieron pronto a separarse para poder cumplir sus objetivos vitales. No siempre es fácil pues el poder lo quiere todo y le molesta el protagonismo.

El reciente caso de la creación de aplicaciones de denuncia contra los impunes ataques sexuales contra mujeres a manos de las minorías económicas, de los hijos del régimen, ha despertado la indignación de muchos. La iniciativa ha partido de jóvenes, de estudiantes, que aplican su ingenio y conocimiento, su valor, a denunciar lo que los medios, silenciados por vía del miedo o de la compra, no se atreven a sacar a la luz.

 


En el estatal Ahram Online, se reproducen dos artículos sobre el aniversario. En el primero de ellos, firmado por Gamal Abdel-Gawwad Soltan** y titulado "The Arab Spring: Opportunity missed or disaster averted?"*** nos centra inicialmente en el problema básico para hacernos un recorrido por lo que sucedió con los países que se lanzaron a la calle:

 

The Arab Spring made it clear that in Arab politics there are too many Islamists and too few genuine democrats of a secular, leftist and liberal kind.

In Syria, militant Islamists marginalised the moderate Free Syrian Army (FSA) as well as the liberal intellectuals of the Syrian National Coalition (SNC) in the years after the Arab Spring protests began. The Islamic State (IS) group, with its capital in the city of Raqqa in northern Syria, provided a graphic illustration of the threats of militant Islamism in the Middle East.

In Yemen, the Sunni Islamist Islah Party led the protests against former president Ali Abdullah Saleh. In a later stage, the Shiite-based Houthi Movement occupied most of Northern Yemen, including the capital Sanaa, and since then Yemen has been embroiled in civil war.

In Libya the situation is complete chaos. Forces of tribalism, Islamism, regionalism, nationalism and ethnicity intermingled to produce the Libyan Civil War. Ironically, while the Islamists lost in the elections in Libya, they continue to exercise veto power over the political process in the country. In the Libyan House of Representatives elections in June 2014, the Islamists won only 30 seats out of the 200 contested. But they refused to recognise the results, challenging them in court and ultimately violently storming the House itself, forcing its relocation to the city of Tobruk 2,000 km east of the capital Tripoli.

In Egypt, the regime of former president Hosni Mubarak imposed heavy restrictions on political parties and civil society, but exerted only marginal control over mosques, which were turned into platforms for Islamist funding, organisation and mobilisation.

When young people led the 25 January Revolution and successfully breached the wall of silence in 2011, the Islamists took advantage of this opening, stormed the broken walls, and then marginalised any non-Islamists. The Muslim Brotherhood subsequently won the parliamentary and presidential elections, but failed to establish a broad-based government.**

 


 La frase que abre la cita describe una situación real —pocos genuinos demócratas, demasiados islamistas—, pero no entra demasiado en el por qué de ambas. La represión del poder siempre vio como enemigos intelectuales a los demócratas y como enemigos físicos a los islamistas. Por decirlo claramente, los demócratas no suelen poner bombas, ni cortar cabezas. Tienden a convertirse en líderes intelectuales, hablan para el conjunto del sistema y quieren sistemas en los que quepan todos aquellos que no tiendan a excluirse ellos mismos. Los islamistas son lo contrario: el programa ya lo tienen —la base religiosa—, lo que les garantiza que solo tienen que convencer a las masas de quiénes son sus enemigos, los que se oponen a la voluntad de Dios. Los islamistas viven de la ira y de redirigirla hacia los objetivos adecuados, contra los que quieren eliminar.

Las mentiras y engaños de los islamistas en Egipto se descubrieron en cuanto llegaron al poder. No tenían intención de gobernar más allá de lo de siempre,  dejando atrás sus falsos programas, con los que engañaron a mucho haciéndoles creer que no tenían intención de acceder al poder (mentira) y después que gobernarían para todos (otra mentira).

Bastó con dejarles hacer sus planes, para que la gente se arrojase de nuevo en brazos del Ejército, del que se huía con el levantamiento. Lo más sorprendente del Ejército egipcio es cómo supo hacer creer al país que ellos no tenían arte ni parte en la dictadura de Mubarak ni en la corrupción reinante. Hay estudios sobre la manipulación informativo nacionalista del Ejército, la creación de una figura heroica (que se responde poco con la realidad) tras el levantamiento de los Oficiales Jóvenes, que dio salida a la creación de la república egipcia tras siglos de tutelas, ocupaciones y demás imposiciones exteriores. El Ejército supo administrar y repartir el pan, por decirlo así, acostumbró a la gente a apiñarse tras los camiones militares recibiendo todo aquello que faltaba. Era lo suficiente como para mantenerlo alejado de la imagen de corrupción. La realidad, en cambio, muestra cómo la economía egipcia está controlada por las empresas militares, cómo participan en los negocios de forma oscura. Quizá habría que reformular la frase de la cita, pocos demócratas, muchos militares y muchos islamistas, para completar el mapa egipcio.

La pregunta que se lanza desde el título —¿oportunidad o desastre?— podemos considerar que se contesta con un párrafo hacia el final:

 

The following indicators can illustrate this. Between 2010 and 2019, Tunisian GDP declined by 12 per cent from $44.05 to $38.8 billion. Per capita income declined by 18 per cent from $4,130 to $3,370. With a lower political-liberties ranking and twice Tunisia’s rate of population growth, Egypt’s GDP increased by 34 per cent in the same period from $218.98 to $303.09 billion. Per capita income in Egypt increased by over 13 per cent from $2,370 to $2,690.**

 

La conclusión es clara: con una dictadura se vive mejor, se gana más. Los números son muchas veces una forma de repartir mal para que todo parezca mejor. ¿Se consuelan los egipcios marginados, silenciados, encarcelados, desaparecidos, etc. con los datos que nos ofrecen? Lo dudo. Egipto ha perdido a muchas personas creativas, emprendedoras, liberales, etc. por no apuntarse a ese carro conservador, cada vez más integrista, que supone el Egipto actual. Dudo mucho que consuelen más que a los que quieren ser consolados, que, por supuesto, están muy por encima de esas cifras. Son los favorecidos del régimen, los que dice que sí a todo y todo lo aprovechan.

Las denuncias contra Egipto vuelan desde muchos ámbitos, no solo los derechos humanos, que ya es un campo amplio. El país, gobernado por aquel al que Donald Trump llamó "su dictador favorito", se ha beneficiado precisamente de la inestabilidad que les rodea, aprovechando lo que podríamos llamar la "inestabilidad de hierro", que no es otra cosa que asegurar la represión para que acudan los capitales inversores y el turismo.



Por eso hemos insistido tanto en la busca del silencio de los medios por parte del régimen. No se trata solo de los medios egipcios, sometidos a un control férreo, sino también del enfrentamiento constante con los medios internacionales, a los que se acusa de mentir sobre Egipto y servir a los intereses de la Hermandad Musulmana, Turquía, Irán, que son las tres piezas —junto a un global "occidente"— responsables de la "mala imagen" egipcia en el exterior.

Hoy mismo, Diaa Rashwan, director del Servicio Estatal de Información egipcio, se queja en Ahram Online del mal trato mediático dado a Egipto en el exterior:


Head of the State Information Service (SIS) Diaa Rashwan said on Monday the agency monitors via its nine offices worldwide everything raised about human rights in Egypt by foreign media outlets and all 1,500 foreign correspondents in the country.

Rashwan made the remarks during a meeting of the House of Representatives’ Human Rights Committee to debate the SIS’s role in confronting claims of international organizations and foreign media about human rights in Egypt.

During the meeting, chaired by MP Tareq Radwan, the SIS head noted that there have been positive and negative points over the past four years.

The total of what has been accomplished in Egypt is ignored externally, which, he said, is considered a negative matter as well.

The criticism leveled against Egypt’s construction phase in such a transitional period that follows two revolutions entails a huge injustice, Rashwan said, noting that the foreign media depends on individual sources, and listens to those who always complain without receiving an Egyptian response.

In this regard, the SIS head underscored the importance of giving an Egyptian response, emphasizing that most of the time lack of rapid action on any allegations turns them into facts.

Rashwan cited the Human Rights Watch’s report on alleged cases of torture in Egypt’s prisons, adding that the prosecutor general launched a relevant investigation and demanded that the organization presents the evidence it has.

The result was that no evidence has been presented, and therefore the investigation was closed, he said.***

 


Se olvida Rashwan en continuo lamento de lo que suele ocurrir a los que denuncian. No deja de ser curioso que mencione el más claro de todos los casos, el de las torturas y muertes en las cárceles. Pero ¡qué se puede esperar de un gobierno al que se deja en evidencia con un caso como el de Giulio Regeni, secuestrado, torturado y asesinado! La falta de colaboración, la negación descarada de lo evidente, etc. han caracterizado al gobierno egipcio en cualquier investigación. Solo son diligentes sus jueces en la liberación de los policías acusados de torturas o directamente de asesinatos, como el de Shaimaa Al-Sabbagh. Los juzgan si el escándalo es grande, para volverlos juzgar pocos meses después, cuando ha pasado el escándalo y liberarlos. Se podría seguir aportando casos, pero todo es falso para el gobierno egipcio, conspiración, envidia.

El último de los artículos, el segundo mencionado en Ahram Online, es un conocido politólogo, Amr El-Shobaki, de tendencia liberal que ilustra muy bien el sentimiento que se ha ido adueñando para hacer concordar la realidad y el deseo. Finalmente han preferido seguir la corriente a mantener algo en lo que no creen.



La idea de El-Shobaki es que la idea inicial era buena y justa, "reformista", pero que los islamistas intentaron una "revolución" propia, no las reformas que la gente quería. Recuerdo en su momento las discusiones con amigos egipcios sobre "si había que parar" tras la dimisión de Mubarak o "había que seguir" hasta que cambiara el régimen. El matiz era algo más que matiz y pronto se vio la diferencia entre los que ya "habían tenido bastante" y aquellos que consideraban que el viejo régimen ya "había durado demasiado".

El-Shobaki se apunta así al oficialismo faraónico. Fueron los "revolucionarios" los que destruyeron las posibilidades "reformistas" que el régimen dejaba abiertas. La verdad es que eso era más de lo mismo, el mismo perro con distinto collar, algo por lo que los jóvenes principalmente no querían pasar. Recuerdo los conflictos entre unos y otros. Los que habían vivido (y viven) a la sombra protectora del régimen, metidos en sus estructuras y entramados, de universidades a empresas, la casta que se creó a la sombra de Mubarak no quería perder lo que habían conseguido en décadas de aceptación silenciosa.

El final del artículo está lleno de ese sentido propietario del pueblo, donde un grupo decide qué se hace, quiénes participan, en qué condiciones, etc.

 

The scene of young men and women cleaning Tahrir Square after the fall of former president Hosni Mubarak was unprecedented in the history of popular revolutions. It was a declaration that the protests had ended and that rebuilding must now begin. It also epitomised the true energy of the revolution and was consummately reformist. As the majority of the demonstrators withdrew from the city streets, they reaffirmed their confidence in the Egyptian armed forces, chanting that “the people and the army are hand in hand.”

When Mubarak stepped down on 11 February 2011, Egypt was ready to reach a consensus over an alternative from within the establishment or even the old regime, as long as this could be brought about through a consensual process and elections. Such a route would have strengthened the chances of a reformist alternative.

Unfortunately, while this option was eminently feasible, the Muslim Brotherhood’s thirst for power intervened. In one of the group’s reversals of position, it decided to field a candidate for president, fully aware of the consequences. When this closed and secretive ideological group entered the elections, it refused to obtain the necessary permits and comply with electoral laws. In short, it considered itself to be above the law.

Another development contributed to the derailing of the Egyptian experience. After Mubarak stepped down, the revolutionary coalitions opted to sustain their marches and protest demonstrations. This permanent mobilisation and occupation of city streets and squares alienated broad swathes of public opinion, which wanted to see an end to anarchy and lawlessness. As public opinion turned against the protesters, the discourse of the “need for stability and a return to normal” prevailed.

Finally, a revolution is an exceptional event to which peoples are driven when they are no longer able to tolerate oppression and marginalisation. After a revolution has taken place, the task should be to build democracy, justice and the rule of law and not “revolutionary councils,” “revolutionary courts” and emergency laws.

The 25 January Revolution in Egypt indicated powerful aspirations that have not yet been attained. These aspirations are towards a reformist, democratic and civil alternative, not one that shields itself behind the language of revolution, religion or patriotism while granting itself extraordinary privileges and the right to exclude opponents and opposing views.

The alternative that Egypt expects should seek to reform the institutions of government, not to destroy or to take revenge against them. It should work to broaden democracy and the rule of law. That was the true spirit of the January Revolution, and it is one that has not completed its mission yet.****

 


Convertir la limpieza de las calles por parte de los jóvenes egipcios, algo que recuerdo perfectamente, como una bendición al régimen anterior, es un ejercicio hipócrita que alguien debería recordarle a El-Shobaki algún día. Los jóvenes dieron ejemplo de civismo, no de aceptación de un régimen que les había dejado fuera. Pensar que el problema de Egipto era Mubarak es solo una maldad más de las muchas acumuladas para enterrar lo que supuso.

No se pueden ignorar ni las maniobras por parte de los servicios de inteligencia entre los manifestantes ni la posterior actividad de los mismos en la agitación que ocurrió con el derrocamiento de Mohamed Morsi, un pésimo político y gobernante, al que le tocó por eliminación encabezar las listas, después que los jueces egipcios fueran eliminando uno tras otros a los candidatos islamistas. Posteriormente lo harían con los candidatos reformistas, nasseristas y ex islamistas que trataron de disputarle la presidencia a al-Sisi. No se hable, por favor, de los jueces y la justicia egipcia, de su imparcialidad.

A la maldad islamista, hay que sumar la torpeza interesada por parte del Ejército y del aparato del Estado, la burocracia poderosa, etc. que se vio amenazada por un movimiento que surgía desde abajo. Era mejor soltarle un poco de cuerda, dejar que se cansara, para que todo siguiera igual. Nuevas caras y más de lo mismo. Había que fabricar un héroe para satisfacer la mitomanía personalista egipcia.

Si vemos los cuatro textos en su conjunto, tenemos una percepción de estos años. Lo que ha quedado es parte de ese impulso y creatividad que ha logrado sobrevivir en un país faraónico, donde hay pocos demócratas, muchos islamistas y mucho militares.

El 25 de enero, diez años después, sigue mostrando que se incumplió aquella ilusión, que ha sido taponada con propaganda constante, con el culto a la personalidad de un presidente que seguirá y seguirá, que era militar y dijo no gobernaría un  militar, que aseguró que no quería presentarse a la presidencia, pero que se presentó, se volvió a presentar y ha modificado los textos legales para poder seguir haciéndolo. La excusa es que el espíritu de Anwar El-Sadat se le apareció en sueños y le exigió que lo hiciera. Él, obediente, lo hizo. Su rostro está presente por todas las calles de Egipto, por las salas y despachos. La sisimanía fue un hecho que llegó, en el pudoroso Egipto, hasta la ropa interior. Fue el hombre al frente de los Servicios de Inteligencia durante el levantamiento de 2011; fue el ministro de Defensa durante el golpe de Estado, el "no-coup"; es el presidente. Es lo que El-Shobaki llamaría un "reformista" para la eternidad, gran invento egipcio. ¡Lo de siempre!



Se trata, desde la propaganda, de cimentar el mito de que Egipto se hundiría sin los militares. Los propios militares lo hace cierto con su actitud., con el bloqueo de las iniciativas sociales, de los grupos políticos. Solo es bueno lo que perpetúa la situación. Todo lo ocurrido en la Primavera, dice, han sido desgracias, destrucción... solo Egipto se salva del caos de otros países. Pero no es un "milagro", solo lo que se ha querido crear y creer.

Quedan en pie los sueños de los jóvenes. Sufrieron en Tahrir del acoso y violación a las mujeres manifestantes a las cargas de los policías. Las jóvenes sufrieron exámenes de virginidad por los médicos militares. Fueron enviados contra ellos tanquetas y camellos. Eran arrastrados y muchos desaparecieron. Trataron de proteger a los periodistas del mundo para que vieran lo que allí ocurría frente al hostigamiento y ataque a los corresponsales. Los periodistas lo contaron, lo fotografiaron, les entrevistaron. Por eso la queja del director del SIS es solo una broma sin gracia.




Sirva este artículo de recuerdo, tras diez años, de todos aquellos que se dejaron vida e ilusiones en la Plaza de Tahrir y por todo Egipto, a los que llamaron primero "mártires" y luego "traidores", "enemigos de Egipto", "sicarios extranjeros"... Algunos murieron después, como Shaimaa al-Sabbagh, de un tiro en la cabeza y por la espalda, llevando flores a los mártires. Por eso ofende la idea de que no supieron ser "reformistas".

Para todos los que un día quisieron un Egipto mejor y no el Egipto de siempre. ¡Mis mejores deseos siempre!


 * "Marking 10 Years Since Egypt’s January 25 Revolution" Egyptian Streets 25/01/2021 https://egyptianstreets.com/2021/01/25/marking-10-years-since-egypts-january-25-revolution/ 

 ** Gamal Abdel-Gawwad Soltan "The Arab Spring: Opportunity missed or disaster averted?" Ahram Online 24/01/2021 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/399202/Opinion/The-Arab-Spring-Opportunity-missed-or-disaster-ave.aspx

*** "'Foreign media ignores accomplishments in Egypt,' SIS head says" Ahram Online - MENA 26/01/2021 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/399625/Egypt/Politics-/Foreign-media-ignores-accomplishments-in-Egypt,-SI.aspx

**** Amr El Shobaki  "The 25 January Revolution: Aspirations vs reality" Ahram Online 24/01/2021 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/399203/Opinion/The--January-Revolution-Aspirations-vs-reality.aspx