Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
conflictos en el mundo musulmán están haciendo que haya que medir mucho las
diferencias entre las palabras y en los múltiples sentidos que puedan
tener para unos y otros. Las guerras se dan también a través de los conceptos y
el control del lenguaje es esencial desde el principio de los conflictos, pues
muchas veces son la traducción a actos violentos de lo que anteriormente han
sido debates y críticas. Las palabras importan. Y las palabras y sus sentidos
son en gran medida el resultado de las interpretaciones interesadas que hacemos
de ellas. A veces, los grupos en conflictos no luchan tanto por un territorio
como por imponer un determinado sentido ante los demás.
Kerry
se ha metido él solo en un asunto muy delicado cuando ha usado una de las
palabras claves desde hace siglos en el mundo musulmán: "apostasía". La
publicación Alwababa titula " Kerry
called Daesh apostates: Here's what real ex-Muslims had to say about that"
y así nos los contaba:
The US secretary of state, John Kerry, sparked
controversy on Tuesday after referring to Daesh as “apostates” while speaking
in Rome. His unusual word choice did not go unnoticed, and it was not long
before both Muslims and non-Muslim scholars, journalists and political
commentators were voicing their opinions on why it was problematic.
“Daesh is in fact nothing more than a mixture
of killers, of kidnappers, of criminals, of thugs, of adventurers, of smugglers
and thieves,” Kerry said. “And they are
also above all apostates, people who have hijacked a great religion and lie
about its real meaning and lie about its purpose and deceive people in order to
fight for their purposes.”
A senior US official accusing a group of people
of being “apostates” is pretty much unheard of. An apostate, according to the
Merriam-Webster dictionary, is “someone whose beliefs have changed and who no
longer belongs to a religious or political group.”
Leaving one’s faith can be a very difficult and
dangerous decision, especially in the Islamic world where laws concerning
apostasy can be particularly harsh, with some countries imposing the death
penalty as punishment for the crime.
Charges of apostasy are often used by Daesh—the
very group Kerry was referring to in his comments—to justify the killing of
those who disagree with them.
Some have argued that Kerry ought to stay away
from the word as it is used often by extremists, while others have suggested
that he may have called them “apostates” in order to justify US military action
against them—so as not to be accused of killing Muslims.
However there is another group of people very
critical of Kerry for calling the extremist group apostates: Real ex-Muslims.*
John Kerry es víctima de lo que podríamos llamar la
"teoría excluyente de Estado Islámico". Dicha teoría sostiene que el
Estado Islámico no tiene nada que ver con la "religión musulmana" y,
por ello, aplicar el calificativo de "apóstatas" a sus militantes
tiene su lógica. Esta teoría es completamente absurda; no tiene nada que ver
con la realidad, sino con el deseo y la diplomacia. Por desgracia las cosas
no son como nos gustaría que fueran, sino como son dentro de nuestros límites y
condicionamientos interpretativos. Pero lo cierto es que ningún conflicto se ha
solucionado de esta manera.
Desgraciadamente y por poco que le guste a John Kerry, el
Estado Islámico es una consecuencia religiosa de una doctrina llevada al
extremo. Un apóstata es otra cosa, alguien que abandona una religión y no alguien
que acusa a los otros de pervertirla. El Estado Islámico es un hecho cien por
cien religioso. Perverso, si se quiere, pero religioso.
Es una consecuencia de la "evolución hacia atrás",
de la involución hacia posturas "puristas" que rechazan la vida
moderna, la convivencia con otras religiones y tratan de vivir como en los
primeros siglos del Islam. La base de estos movimientos involucionista es el
pensamiento "salafistas", que significa "antepasados", a
los que se tiene por modelos a los que se debe imitar y seguir. Esto no es
apostasía, que es lo que se ha considerado siempre el mayor peligro y a los que
se ha perseguido con saña por unos y otros, por las doctrinas oficiales
imperantes.
El Estado Islámico, Boko Haram, Al-Sabaabh (los "jóvenes
muyahidines"), etc. no son apóstatas, sino todo lo contrario. Precisamente
son ellos los que consideran fuera de la religión verdadera a los que no siguen
la vida tal como ellos la entienden. El estado Islámico hace lo mismo que los
románticos europeos que idealizaron la edad media o los neoclásico que lo
hicieron con el periodo greco-latino. Pero mientras que en Occidente fueron
movimientos estéticos, aunque con bastantes connotaciones políticas, no pasaron
de ser fenómenos temporales y, especialmente, terrenales. Sí hubo movimientos
cristianos integristas, bastante retrógrados en los político, que se rebelaron
contra el modernismo y la laicidad que se iba imponiendo. Cada periodo de
apertura ha traído en las iglesias movimientos integristas que han tratado de
recuperar las formas antiguas, como intentaron los integristas de Monseñor Lefebvre
en los años setenta se rebeló contras las modernidades del Concilio Vaticano
II, desobedeció a la jerarquía católica de entonces, acabó nombrando obispos y
fue finalmente excomulgado, que no es lo mismo que ser "apóstata".
Lefebvre reivindicaba la "autenticidad" sus posturas considerándose
el depositario de la "verdadera" forma de entender la religión
cristiana frente a los otros, que la distorsionaban y llevaban al desastre.
También tenía una serie de connotaciones políticas que surgieron cuando fue la
extrema derecha reaccionaria la que acogió las propuestas de Monseñor Lefebvre,
que casaban bien con sus propuestas anti modernas. Lefebvre y sus seguidores
acabaron siendo una secta marginal y diciendo misas privadas en latín.
A nadie se le ocurriría calificar a Lefebvre y a sus
seguidores como "apóstatas" y, menos aún, considerarlo como un
fenómeno al margen de la religión. El Estado Islámico es el intento de fundar
un "estado" —en un espacio físico, real— que siga las enseñanzas
básicas del Corán, incluidas la "letra pequeña" y en sentido literal,
por decirlo de esta manera.
La "Teoría excluyente" no se sostiene en ningún
sentido. Trata de no ofender a los
que tienen "otra" visión del islam, que para cada uno los otros son
formas heréticas que deben ser combatidas.
El islam aspira a una unidad completa
por lo que el aspecto interpretativo
es crucial. Las escuelas interpretativas legales
están contadas y la aparición de nuevos conflictos hermenéuticos no se acepta
fácilmente porque es un reprochar continuo a los otros que están equivocados frente a la interpretación
verdadera propia. Se trata de que se siga a los verdaderos creyentes y se
abandone a los falsos. Esto, como es obvio, es un semillero de conflictos en
los que cualquier acercamiento hace surgir grupos de fanáticos e intransigentes
que consideran que para los otros no hay más salida que conversión o la muerte.
¿Qué tienen que ver los "apóstatas" en esto? La
verdad es que nada. La apostasía es el no estar ni con unos ni con otros, sino
fuera de la religión, aunque no necesariamente fuera de la cultura. La
apostasía es la del que renuncia, la del que deja de ser "musulmán" y
pasa por definición a ser el enemigo de todos simultáneamente. Por eso es lo
más temido y lo más difícil de sobrellevar en unas sociedades en donde se miran
unos a otros de forma constante.
El mundo islámico tiene dos cuentas pendientes: la convivencia
entre grupos sin verse como enemigos históricos y el tratamiento de los
apóstatas. Por esos se señala en el artículo que la condena puede ser a muerte
en muchos países que se rigen por leyes islámicas. No se concibe que se pueda
abandonar la religión musulmana. Es el acto de traición mayor. Por eso es
posible que en un país como Egipto el gobierno diga es casi una cuestión
salomónica perseguir a los enemigos terroristas y a los ateos, porque ambos
quieren destruir el islam. El asunto lo hemos tratado aquí cada vez que se
producen las detenciones de personas acusadas de apóstatas por manifestar su
libertad de conciencia. Pero eso no existe en la tradición musulmana.
El flaco servicio que ha hecho el ¿error? de John Kerry es
permitir que países de gobiernos intransigentes metan en el mismo saco al que
abandona la religión y al terrorista del Estado islámico. Y esto tiene sus
consecuencias graves.
La queja de los que son perseguidos, encarcelados o
ajusticiados por abandonar la religión (y los millones que no se atreven a
ello) es justa.
We reached out to some of those former Muslims
to see what they had to say about John Kerry’s controversial word choice.
Maryam Namazie is an Iranian-born former Muslim.
She is an author, campaigner for human rights and secularism, and spokesperson
for the Council of Ex-Muslims of Britain.
“The use of the term [...] legitimises the
concept of apostasy that leads to the murder and imprisonment of so many
freethinkers (ex-Muslim, Muslim and non-Muslim) not just in Syria and Iraq but
also Saudi Arabia, Iran, Afghanistan and elsewhere,” she told Al Bawaba, via
email.
“Apostasy from Islam is a “crime” punishable by
death in more than ten countries; in many more it’s a prosecutable offence.
Even in the west, where apostasy is not deemed a crime, many face threats and
intimidation.
“Kerry and western governments would do well to
concern themselves with challenging Islamism rather than using the Islamist
narrative to defend Islam and their many theocratic friends.”*
Los Estados Unidos no mantienen relaciones con personas o
países, sino con gobiernos ("gobiernos amigos" o
"enemigos"). Y esto está empezando a ser profundamente preocupante
para la propia democratización de estos países de igual forma que para su
convivencia interna. El párrafo final encierra la clave de la cuestión. Estados
Unidos (no solo ellos) ha dejado fuera a millones de personas que reivindican
algo que los norteamericanos y los occidentales disfrutan: la libertad de
conciencia y de religión. Se saltan su propia doctrina interna de que creer o
no creer es un derecho de la persona y aceptan por sus propios intereses
estratégicos la visión de esos regímenes
sus "amigos teocráticos". Eso significa que los que están fuera
de esa visión teocrática no tienen a
nadie que les defienda y sí sin embargo que todos les persigan.
Llamando "apóstatas" a los terroristas religiosos
del Estado Islámico, Kerry ha metido en el mismo saco teocrático a las personas que son perseguidas porque no desean
o no tienen la fe musulmana. Estados Unidos ha tenido que alienarse de su propio
pensamiento liberal, asumiendo su propio integrismo religioso (que lo tiene),
para tener amigos como Arabia Saudí, un régimen oscurantista y retrógrado pero
que tiene sus posaderas sobre inmensas bolsas de petróleo. Tiene toda la razón
Maryam Namazie al quejarse de error terrible de Kerry y sus efectos.
Hay más
quejas:
Imad Iddine Habib is the founder of the Council of
Ex-Muslims of Morocco.
“Al-Azhar, the well-known Sunni religious
authority, refused to consider them Kuffars/Apostates and for once I agree with
them,” he said.
“Calling DEASH (sic) apostates is absurd. We,
real apostates, believe in Universal Human Rights, secular democracy and stand
up for enlightenment values against the religious-right. Many of us have been
jailed and even killed for merely advocating and expressing our views.
“Considering DEASH (sec) as an isolated
ideology from other mainstream Islamist ideologies is the elephant in the room.
DAESH is part of larger right-wing political movement that instrumentalises
violence, Human Rights, Democracy, wars, politics, education and anything else
for their own agenda."*
Es realmente peligroso. Gran parte de los excesos que se están
viendo en países que persiguen a los que reclaman la democratización de los
países árabes se basan en el uso de la doctrina puesta en marcha por George
Bush en su momento para justificar la invasión de Iraq y otras medidas que han
ido recortando en nombre de la seguridad las libertades. Han hecho bien en
Francia en poner límites a los estados de excepción tras los atentados para evitar
que se conviertan en recortes de libertades. Lo dicho por John Kerry es un paso
más y peor en un mundo que está usando la excusa del Estado Islámico y de la
seguridad antiterrorista para hacer limpieza
de demócratas dentro de sus países. Los ejemplos son muchos y aquí vemos muchos
de ellos en nuestros escritos.
Los regímenes teocráticos usan de la religión para mantener
su poder de forma absoluta y alejadas de los mínimos exigibles desde la
perspectiva de los Derechos Humanos. Como bien señala Imad Iddine Habib, son
ellos, los "apóstatas", los que están del lado de los derechos y las
libertades individuales y generales, no los reaccionarios amigos saudíes o los
enemigos del Estado Islámico.
Decir que el Estado Islámico no tiene nada que ver con la
religión (la "teoría excluyente") y decir que los del estado Islámico
son "apóstatas" son dos teorías complementarias y explosivas. Estamos
asistiendo, provocado por el Estado Islámico, a un resurgir de la ortodoxia
religiosa que aprovecha el fenómeno para deshacerse de sus críticos y usar la
religión como forma de control social. Con la excusa de enseñar las verdaderas
caras de la religión, se está avanzando en el totalitarismo. Aquí consideramos
a menudo los ejemplos de Egipto, con el uso que el gobierno está haciendo de la
religión a través de la universidad de Al-Azhar (que cita Imad Iddine Habib).
La creación de unidades de psicólogos para combatir el ateísmo en Egipto es una
muestra de esa consideración como enfermedad o delito de las personas que se
salen de la religión para vivir su propia vida al margen.
Cuando tratan de explicar cuáles son sus posturas, en
cambio, son atacados y censurados dentro y fuera. Está ocurriendo un caso similar
al que ocurrió con los intelectuales que escapaban de los países bajo el
régimen soviético. Cuando llegaban a Occidente eran acosados y muchas veces
silenciados por los que estaba a este lado de las fronteras Es lo que le ha
ocurrido a la propia Maryam Namazie cuando intentó dar una conferencia en la
Universidad de Warwick, en Reino Unido. Rápidamente se movilizaron las fuerzas contra ella:
A high-profile secularist has been banned from
speaking at a university for fears she will offend Muslims.
Activist Maryam Namazie was due to make a
presentation to Warwick University's Student Union on October 28, having been
by the Warwick Atheists, Secularists and Humanists (WASH) group.
The group was contacted by the union to be told
that her speech had been cancelled after 'a number of flags' were raised.
[...]
She was stunned that her talk was cancelled by
the student union.
'They're basically labelling me a racist and an
extremist for speaking out against Islam and Islamism,' she said.
'If people like me who fled an Islamist regime
can't speak out about my opposition to the far-right Islamic movement, if I
can't criticise Islam, that leaves very [few] options for me as a dissenter
because the only thing I have is my freedom of expression.
'If anyone is inciting hatred, it's the
Islamists who are threatening people like me just for deciding we want to be
atheist, just because we don't want to toe the line.'
'To try to censor me, does a double disservice
to those people who are dissenting by denying people like me the only
opportunity we have to speak.'**
La maniobra se repite y se podrían citar muchos ejemplos de
personas que han tenido que esconderse una vez que abandonan el Islam como religión y sus países. Que los
islamistas les persigan, entra dentro de lo lógico, pero que lo hagan fuera de sus países con la
complicidad de los gobiernos occidentales es lo que no tiene más lógica que la
del miedo y la hipocresía.
Los países que son insensibles a las queja sobre sus violaciones de
los derechos humanos, como Arabia Saudí o Irán, son extremadamente sensibles en
cambio a las críticas de aquellos que desde dentro pueden dar una visión
diferente a la que los gobiernos como los de Kerry o el Reino Unido se niegan
a dar para no enfadar a los amigos y socios petroleros. Si Italia ha sido capaz
de tapar su patrimonio histórico, sus señas de identidad, para no molestar los
pudorosos ojos del piadoso visitante iraní, qué no ocurrirá con aquellos que
llegan hasta nosotros con el único equipaje del dolor de abandonar sus países y
la libertad de conciencia.
Mejor haría John Kerry en exigir a los países el ejercicio
de la convivencia entre religiones y entre creyentes y no creyentes,
reivindicar el fin de las teocracias y las persecuciones religiosas y de ateos.
Cuando se habla de la protección de las minorías, se piensa más en las minorías
cristianas —que siempre encuentran defensores lógicamente fuera— que en unos
desprotegidos apóstatas, palabra que sigue despertando connotaciones negativas
aunque en muchos países sean la mayoría. Solo que ya nadie les llama así.
Las personas que han dejado de creer no sienten la necesidad
de unirse más que cuando se encuentran en entornos agresivos para su
descreimiento. En el caso del islam, la cuestión tiene hondas consecuencias no
solo para las personas, sino para legitimación usada por el propio poder y las
instituciones para el control social. Cuestionar la religión es cuestionar el
poder y a quien lo detenta. No es solo una cuestión de creer o no, sino del
efecto dominó que se produce.
Estamos completamente de acuerdo con el consejo que The Washington Post le da a John Kerry desde sus titulares: debería callarse. O saber lo que dice y sus efectos.
*
"Kerry called Daesh apostates: Here's what real ex-Muslims had to say
about that" Albawaba 5/02/2016
http://www.albawaba.com/news/kerry-called-daesh-apostates-heres-what-real-ex-muslims-had-say-about-801688
** "Secular activist who fled Iran’s repressive regime banned from speaking at university in case she ‘incites hatred against Muslims’" Daily Mail 26/09/2015 http://www.dailymail.co.uk/news/article-3250216/Maryam-Namazie-banned-university-talk-case-offends-Muslims.html