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domingo, 7 de febrero de 2016

John Kerry y los amigos teócratas o cuidado con la semántica

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los conflictos en el mundo musulmán están haciendo que haya que medir mucho las diferencias entre las palabras y en los múltiples sentidos que puedan tener para unos y otros. Las guerras se dan también a través de los conceptos y el control del lenguaje es esencial desde el principio de los conflictos, pues muchas veces son la traducción a actos violentos de lo que anteriormente han sido debates y críticas. Las palabras importan. Y las palabras y sus sentidos son en gran medida el resultado de las interpretaciones interesadas que hacemos de ellas. A veces, los grupos en conflictos no luchan tanto por un territorio como por imponer un determinado sentido ante los demás.
Kerry se ha metido él solo en un asunto muy delicado cuando ha usado una de las palabras claves desde hace siglos en el mundo musulmán: "apostasía". La publicación Alwababa titula " Kerry called Daesh apostates: Here's what real ex-Muslims had to say about that" y así nos los contaba:

The US secretary of state, John Kerry, sparked controversy on Tuesday after referring to Daesh as “apostates” while speaking in Rome. His unusual word choice did not go unnoticed, and it was not long before both Muslims and non-Muslim scholars, journalists and political commentators were voicing their opinions on why it was problematic.
“Daesh is in fact nothing more than a mixture of killers, of kidnappers, of criminals, of thugs, of adventurers, of smugglers and thieves,”  Kerry said. “And they are also above all apostates, people who have hijacked a great religion and lie about its real meaning and lie about its purpose and deceive people in order to fight for their purposes.”
A senior US official accusing a group of people of being “apostates” is pretty much unheard of. An apostate, according to the Merriam-Webster dictionary, is “someone whose beliefs have changed and who no longer belongs to a religious or political group.”
Leaving one’s faith can be a very difficult and dangerous decision, especially in the Islamic world where laws concerning apostasy can be particularly harsh, with some countries imposing the death penalty as punishment for the crime.
Charges of apostasy are often used by Daesh—the very group Kerry was referring to in his comments—to justify the killing of those who disagree with them.
Some have argued that Kerry ought to stay away from the word as it is used often by extremists, while others have suggested that he may have called them “apostates” in order to justify US military action against them—so as not to be accused of killing Muslims.
However there is another group of people very critical of Kerry for calling the extremist group apostates: Real ex-Muslims.*


John Kerry es víctima de lo que podríamos llamar la "teoría excluyente de Estado Islámico". Dicha teoría sostiene que el Estado Islámico no tiene nada que ver con la "religión musulmana" y, por ello, aplicar el calificativo de "apóstatas" a sus militantes tiene su lógica. Esta teoría es completamente absurda; no tiene nada que ver con la realidad, sino con el deseo y la diplomacia. Por desgracia las cosas no son como nos gustaría que fueran, sino como son dentro de nuestros límites y condicionamientos interpretativos. Pero lo cierto es que ningún conflicto se ha solucionado de esta manera.
Desgraciadamente y por poco que le guste a John Kerry, el Estado Islámico es una consecuencia religiosa de una doctrina llevada al extremo. Un apóstata es otra cosa, alguien que abandona una religión y no alguien que acusa a los otros de pervertirla. El Estado Islámico es un hecho cien por cien religioso. Perverso, si se quiere, pero religioso.


Es una consecuencia de la "evolución hacia atrás", de la involución hacia posturas "puristas" que rechazan la vida moderna, la convivencia con otras religiones y tratan de vivir como en los primeros siglos del Islam. La base de estos movimientos involucionista es el pensamiento "salafistas", que significa "antepasados", a los que se tiene por modelos a los que se debe imitar y seguir. Esto no es apostasía, que es lo que se ha considerado siempre el mayor peligro y a los que se ha perseguido con saña por unos y otros, por las doctrinas oficiales imperantes.
El Estado Islámico, Boko Haram, Al-Sabaabh (los "jóvenes muyahidines"), etc. no son apóstatas, sino todo lo contrario. Precisamente son ellos los que consideran fuera de la religión verdadera a los que no siguen la vida tal como ellos la entienden. El estado Islámico hace lo mismo que los románticos europeos que idealizaron la edad media o los neoclásico que lo hicieron con el periodo greco-latino. Pero mientras que en Occidente fueron movimientos estéticos, aunque con bastantes connotaciones políticas, no pasaron de ser fenómenos temporales y, especialmente, terrenales. Sí hubo movimientos cristianos integristas, bastante retrógrados en los político, que se rebelaron contra el modernismo y la laicidad que se iba imponiendo. Cada periodo de apertura ha traído en las iglesias movimientos integristas que han tratado de recuperar las formas antiguas, como intentaron los integristas de Monseñor Lefebvre en los años setenta se rebeló contras las modernidades del Concilio Vaticano II, desobedeció a la jerarquía católica de entonces, acabó nombrando obispos y fue finalmente excomulgado, que no es lo mismo que ser "apóstata". Lefebvre reivindicaba la "autenticidad" sus posturas considerándose el depositario de la "verdadera" forma de entender la religión cristiana frente a los otros, que la distorsionaban y llevaban al desastre. También tenía una serie de connotaciones políticas que surgieron cuando fue la extrema derecha reaccionaria la que acogió las propuestas de Monseñor Lefebvre, que casaban bien con sus propuestas anti modernas. Lefebvre y sus seguidores acabaron siendo una secta marginal y diciendo misas privadas en latín.


A nadie se le ocurriría calificar a Lefebvre y a sus seguidores como "apóstatas" y, menos aún, considerarlo como un fenómeno al margen de la religión. El Estado Islámico es el intento de fundar un "estado" —en un espacio físico, real— que siga las enseñanzas básicas del Corán, incluidas la "letra pequeña" y en sentido literal, por decirlo de esta manera.
La "Teoría excluyente" no se sostiene en ningún sentido. Trata de no ofender a los que tienen "otra" visión del islam, que para cada uno los otros son formas heréticas que deben ser combatidas. El islam aspira a una unidad completa por lo que el aspecto interpretativo es crucial. Las escuelas interpretativas legales están contadas y la aparición de nuevos conflictos hermenéuticos no se acepta fácilmente porque es un reprochar continuo a los otros que están equivocados frente a la interpretación verdadera propia. Se trata de que se siga a los verdaderos creyentes y se abandone a los falsos. Esto, como es obvio, es un semillero de conflictos en los que cualquier acercamiento hace surgir grupos de fanáticos e intransigentes que consideran que para los otros no hay más salida que conversión o la muerte.
¿Qué tienen que ver los "apóstatas" en esto? La verdad es que nada. La apostasía es el no estar ni con unos ni con otros, sino fuera de la religión, aunque no necesariamente fuera de la cultura. La apostasía es la del que renuncia, la del que deja de ser "musulmán" y pasa por definición a ser el enemigo de todos simultáneamente. Por eso es lo más temido y lo más difícil de sobrellevar en unas sociedades en donde se miran unos a otros de forma constante.


El mundo islámico tiene dos cuentas pendientes: la convivencia entre grupos sin verse como enemigos históricos y el tratamiento de los apóstatas. Por esos se señala en el artículo que la condena puede ser a muerte en muchos países que se rigen por leyes islámicas. No se concibe que se pueda abandonar la religión musulmana. Es el acto de traición mayor. Por eso es posible que en un país como Egipto el gobierno diga es casi una cuestión salomónica perseguir a los enemigos terroristas y a los ateos, porque ambos quieren destruir el islam. El asunto lo hemos tratado aquí cada vez que se producen las detenciones de personas acusadas de apóstatas por manifestar su libertad de conciencia. Pero eso no existe en la tradición musulmana.
El flaco servicio que ha hecho el ¿error? de John Kerry es permitir que países de gobiernos intransigentes metan en el mismo saco al que abandona la religión y al terrorista del Estado islámico. Y esto tiene sus consecuencias graves.


La queja de los que son perseguidos, encarcelados o ajusticiados por abandonar la religión (y los millones que no se atreven a ello) es justa.

We reached out to some of those former Muslims to see what they had to say about John Kerry’s controversial word choice.
Maryam Namazie is an Iranian-born former Muslim. She is an author, campaigner for human rights and secularism, and spokesperson for the Council of Ex-Muslims of Britain.
“The use of the term [...] legitimises the concept of apostasy that leads to the murder and imprisonment of so many freethinkers (ex-Muslim, Muslim and non-Muslim) not just in Syria and Iraq but also Saudi Arabia, Iran, Afghanistan and elsewhere,” she told Al Bawaba, via email.
“Apostasy from Islam is a “crime” punishable by death in more than ten countries; in many more it’s a prosecutable offence. Even in the west, where apostasy is not deemed a crime, many face threats and intimidation.
“Kerry and western governments would do well to concern themselves with challenging Islamism rather than using the Islamist narrative to defend Islam and their many theocratic friends.”*

Los Estados Unidos no mantienen relaciones con personas o países, sino con gobiernos ("gobiernos amigos" o "enemigos"). Y esto está empezando a ser profundamente preocupante para la propia democratización de estos países de igual forma que para su convivencia interna. El párrafo final encierra la clave de la cuestión. Estados Unidos (no solo ellos) ha dejado fuera a millones de personas que reivindican algo que los norteamericanos y los occidentales disfrutan: la libertad de conciencia y de religión. Se saltan su propia doctrina interna de que creer o no creer es un derecho de la persona y aceptan por sus propios intereses estratégicos la visión de esos regímenes  sus "amigos teocráticos". Eso significa que los que están fuera de esa visión teocrática no tienen a nadie que les defienda y sí sin embargo que todos les persigan.


Llamando "apóstatas" a los terroristas religiosos del Estado Islámico, Kerry ha metido en el mismo saco teocrático a las personas que son perseguidas porque no desean o no tienen la fe musulmana. Estados Unidos ha tenido que alienarse de su propio pensamiento liberal, asumiendo su propio integrismo religioso (que lo tiene), para tener amigos como Arabia Saudí, un régimen oscurantista y retrógrado pero que tiene sus posaderas sobre inmensas bolsas de petróleo. Tiene toda la razón Maryam Namazie al quejarse de error terrible de Kerry y sus efectos.
Hay más quejas:

Imad Iddine Habib is the founder of the Council of Ex-Muslims of Morocco.
“Al-Azhar, the well-known Sunni religious authority, refused to consider them Kuffars/Apostates and for once I agree with them,” he said.
“Calling DEASH (sic) apostates is absurd. We, real apostates, believe in Universal Human Rights, secular democracy and stand up for enlightenment values against the religious-right. Many of us have been jailed and even killed for merely advocating and expressing our views.
“Considering DEASH (sec) as an isolated ideology from other mainstream Islamist ideologies is the elephant in the room. DAESH is part of larger right-wing political movement that instrumentalises violence, Human Rights, Democracy, wars, politics, education and anything else for their own agenda."*

Es realmente peligroso. Gran parte de los excesos que se están viendo en países que persiguen a los que reclaman la democratización de los países árabes se basan en el uso de la doctrina puesta en marcha por George Bush en su momento para justificar la invasión de Iraq y otras medidas que han ido recortando en nombre de la seguridad las libertades. Han hecho bien en Francia en poner límites a los estados de excepción tras los atentados para evitar que se conviertan en recortes de libertades. Lo dicho por John Kerry es un paso más y peor en un mundo que está usando la excusa del Estado Islámico y de la seguridad antiterrorista para hacer limpieza de demócratas dentro de sus países. Los ejemplos son muchos y aquí vemos muchos de ellos en nuestros escritos.


Los regímenes teocráticos usan de la religión para mantener su poder de forma absoluta y alejadas de los mínimos exigibles desde la perspectiva de los Derechos Humanos. Como bien señala Imad Iddine Habib, son ellos, los "apóstatas", los que están del lado de los derechos y las libertades individuales y generales, no los reaccionarios amigos saudíes o los enemigos del Estado Islámico.
Decir que el Estado Islámico no tiene nada que ver con la religión (la "teoría excluyente") y decir que los del estado Islámico son "apóstatas" son dos teorías complementarias y explosivas. Estamos asistiendo, provocado por el Estado Islámico, a un resurgir de la ortodoxia religiosa que aprovecha el fenómeno para deshacerse de sus críticos y usar la religión como forma de control social. Con la excusa de enseñar las verdaderas caras de la religión, se está avanzando en el totalitarismo. Aquí consideramos a menudo los ejemplos de Egipto, con el uso que el gobierno está haciendo de la religión a través de la universidad de Al-Azhar (que cita Imad Iddine Habib). La creación de unidades de psicólogos para combatir el ateísmo en Egipto es una muestra de esa consideración como enfermedad o delito de las personas que se salen de la religión para vivir su propia vida al margen.


Cuando tratan de explicar cuáles son sus posturas, en cambio, son atacados y censurados dentro y fuera. Está ocurriendo un caso similar al que ocurrió con los intelectuales que escapaban de los países bajo el régimen soviético. Cuando llegaban a Occidente eran acosados y muchas veces silenciados por los que estaba a este lado de las fronteras Es lo que le ha ocurrido a la propia Maryam Namazie cuando intentó dar una conferencia en la Universidad de Warwick, en Reino Unido. Rápidamente se movilizaron las fuerzas contra ella:

A high-profile secularist has been banned from speaking at a university for fears she will offend Muslims.
Activist Maryam Namazie was due to make a presentation to Warwick University's Student Union on October 28, having been by the Warwick Atheists, Secularists and Humanists (WASH) group.
The group was contacted by the union to be told that her speech had been cancelled after 'a number of flags' were raised.
[...]
She was stunned that her talk was cancelled by the student union.
'They're basically labelling me a racist and an extremist for speaking out against Islam and Islamism,' she said.
'If people like me who fled an Islamist regime can't speak out about my opposition to the far-right Islamic movement, if I can't criticise Islam, that leaves very [few] options for me as a dissenter because the only thing I have is my freedom of expression.
'If anyone is inciting hatred, it's the Islamists who are threatening people like me just for deciding we want to be atheist, just because we don't want to toe the line.'
'To try to censor me, does a double disservice to those people who are dissenting by denying people like me the only opportunity we have to speak.'**


La maniobra se repite y se podrían citar muchos ejemplos de personas que han tenido que esconderse una vez que abandonan el Islam como religión y sus países. Que los islamistas les persigan, entra dentro de lo lógico, pero que lo hagan fuera de sus países con la complicidad de los gobiernos occidentales es lo que no tiene más lógica que la del miedo y la hipocresía.

Los países que son insensibles a las queja sobre sus violaciones de los derechos humanos, como Arabia Saudí o Irán, son extremadamente sensibles en cambio a las críticas de aquellos que desde dentro pueden dar una visión diferente a la que los gobiernos como los de Kerry o el Reino Unido se niegan a dar para no enfadar a los amigos y socios petroleros. Si Italia ha sido capaz de tapar su patrimonio histórico, sus señas de identidad, para no molestar los pudorosos ojos del piadoso visitante iraní, qué no ocurrirá con aquellos que llegan hasta nosotros con el único equipaje del dolor de abandonar sus países y la libertad de conciencia.
Mejor haría John Kerry en exigir a los países el ejercicio de la convivencia entre religiones y entre creyentes y no creyentes, reivindicar el fin de las teocracias y las persecuciones religiosas y de ateos. Cuando se habla de la protección de las minorías, se piensa más en las minorías cristianas —que siempre encuentran defensores lógicamente fuera— que en unos desprotegidos apóstatas, palabra que sigue despertando connotaciones negativas aunque en muchos países sean la mayoría. Solo que ya nadie les llama así.
Las personas que han dejado de creer no sienten la necesidad de unirse más que cuando se encuentran en entornos agresivos para su descreimiento. En el caso del islam, la cuestión tiene hondas consecuencias no solo para las personas, sino para legitimación usada por el propio poder y las instituciones para el control social. Cuestionar la religión es cuestionar el poder y a quien lo detenta. No es solo una cuestión de creer o no, sino del efecto dominó que se produce.
Estamos completamente de acuerdo con el consejo que The Washington Post le da a John Kerry desde sus titulares: debería callarse. O saber lo que dice y sus efectos.





* "Kerry called Daesh apostates: Here's what real ex-Muslims had to say about that"  Albawaba 5/02/2016 http://www.albawaba.com/news/kerry-called-daesh-apostates-heres-what-real-ex-muslims-had-say-about-801688
** "Secular activist who fled Iran’s repressive regime banned from speaking at university in case she ‘incites hatred against Muslims’"  Daily Mail 26/09/2015  http://www.dailymail.co.uk/news/article-3250216/Maryam-Namazie-banned-university-talk-case-offends-Muslims.html