Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Me
sorprende la sinceridad y rotundidad del artículo firmado por Samuel A. Pilar
en la web de RTVE.es. Su tema, los incendios forestales —esta vez en Asturias—
es un ejemplo de un tipo de informaciones único que se han convertido en un
estándar: siempre se dice que son "intencionados", pero nunca se
menciona quién puede estar detrás.
Sobre ello hay una especie de pacto de silencio, de no señalar a nadie, más allá de esas sospechas sobre la intencionalidad. Es como un tabú informativo que afecta a todos los medios. Muchas veces me he preguntado si detienen a alguien alguna vez. Apenas ocurre. Precisamente cuando se trata de una negligencia —es decir no intencionado—, es cuando sí sabemos quiénes lo han causado. Se nos habla, a veces, de campistas que preparan inadecuadamente un fuego, pero no es esto lo que inquieta, sino esos "múltiples focos simultáneos", de los que se nos habla en la mayoría de las ocasiones. De ellos casi nunca se habla. El fuego devora a sus causantes en las informaciones hasta que el siguiente se produce y arrasa nuevas hectáreas. Por eso sorprende la ruptura de ciertos tabúes en la información de RTVE.es.
El comienzo del artículo ya nos da algunas pistas. Comienza de forma genérica, como los demás, echando la culpa a la negligencia y abandono institucionales, pero pronto señala directamente:
Asturias ha sufrido la peor oleada de
incendios desde 2017, con aproximadamente 11.000 hectáreas arrasadas
después de más de diez días de fuego. El hecho de que se llegasen a
producir hasta 135 focos de manera simultánea lleva a pensar que la
mano del hombre ha estado detrás de la mayoría de ellos. "Asturias no
arde, la queman", ha asegurado el presidente de la comunidad, Adrián
Barbón, quien ha insistido en que "son acciones organizadas" y
"los culpables no van a quedar impunes". Sin embargo, aunque apenas
hay duda de que la mayoría de estos fuegos son
intencionados o negligentes, es precisamente el Gobierno del Principado el que
ha recibido mayores críticas.
Cientos de personas han participado este lunes en
Oviedo en una concentración organizada por una veintena de colectivos
ambientales asturianos para denunciar la falta de medios humanos y materiales
destinados la prevención y extinción de incendios. Los manifestantes
han reprochado al Gobierno autonómico que su labor en este sentido
ha sido "ineficaz durante los últimos años". La califican
de "negligente e incompetente", y creen que "da impunidad a
quienes pretenden quemar el monte". Además, apuntan a un culpable claro:
"El 80% de los incendios en la comunidad autónoma tienen origen en la
generación de pastos".
Otro de los aspectos que critican con mayor dureza es que la Ley de Montes de Asturias, aprobada en 2017, permite usar de forma inmediata para pasto las zonas quemadas, algo que no sucede en el resto de España. E igualmente denuncian que el nuevo plan forestal de la comunidad autónoma apuesta por incrementar la superficie de eucaliptos y coníferas, cuando son árboles que convierten "el monte en una bomba incendiaria por su alta combustibilidad".*
¿Es posible? ¿Es posible que la negligencia sea una forma de (no) actuar de la que se benefician otros sectores, según se apunta por los informantes en la noticia?
Pensamos que, en ciertos sectores, remamos todos en la misma dirección, pero podría no ser así. Podría ser que se trate de una guerra no declarada —por escandalosa— pero real entre dos tipos de economía, algo que si se enunciara directamente crearía un rechazo evidente y un problema de opinión que probablemente se traduciría en un rechazo.
En el artículo se va profundizando en las opiniones de expertos en el tema que apuntan prácticamente en la misma dirección:
Una reprobación compartida por el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, quien declara a RTVE.es que "la política asturiana ha sido muy confusa con respecto al tema forestal", al mismo tiempo que contrapone esta gestión a la de Galicia, la región española que sufre con diferencia un mayor número de fuegos. "Galicia llegó a tener 10.000 incendios al año, pero ha bajado a 3.000, que siguen siendo muchos, pero es un descenso impresionante", explica, para dejar claro que "eso no ha ocurrido en el noroeste de Castilla y León, ni en Asturias ni en Cantabria". "La Xunta de Galicia ha hecho una combinación de políticas bastante inteligente que han ido desactivando ese problema con muchas medidas, incluso represivas", valora.
Para este ingeniero de montes, que también es profesor de la Universitat Politècnica de València, en el noroeste peninsular "hay un problema acantonado de uso del fuego muy potente, incluido el norte de Portugal, que no se da en el resto de España". Y apunta a que viene de largo, ya que cree que "está muy vinculado a culturas celtas muy ganaderas, que han usado tradicionalmente el fuego para imponer ese uso ganadero tan generalizado".
Rojas indica que esta situación está agravada en buena medida por el "hundimiento del mundo rural", donde "mucha agricultura y ganadería extensiva está sostenida por jubilados". "Toda la vida ha existido la tradición de quemar con fuego controlado en primavera lo que molesta a la ganadería, pero antes eran jóvenes y muchos, y esta práctica se hacía con suficientes efectivos y con más cuidado. Además, había mucha menos biomasa, porque se gestionaba mucho más intensamente el monte -leñas, pasto...-", sostiene.*
A la suma de factores e intereses, se le suman las faltas de voluntad y de recursos. ¿Ven los ganaderos asturianos los bosques como un problema y no como algo que hay que evitar? En un entorno más amplio, el "campo", la "naturaleza" se puede ver como algo que es necesario "proteger", pero ¿ocurre en Asturias lo mismo? Esa apelación a una "cultura céltica" del incendio como explicación, como método ¿es real? ¿No nos pilla demasiado lejos esa excusa milenaria? ¿No ha habido alternativas o sencillamente es la de dejar de mirar para no perjudicar a un sector poderoso? La pregunta puede ser más concreta: ¿cuántos detenidos ha habido en Asturias por los incendios de los últimos años? ¿La "cultura celta" incluye la "impunidad"? ¿Se les ha ido la mano a algunos?
A lo largo del artículo se van acumulando "problemas", de la existencia de animales salvajes que atacan al ganado y los precios de los pastos.
Para el profesor de la Universidad de Oviedo Arturo Colina, las causas detrás de esta proliferación de incendios "son múltiples". "Normalmente se atribuye a ganaderos para la generación de pastos, pero hay diversas razones, no solo es esa. Por ejemplo, esta explicación no tiene sentido en el monte Naranco, porque allí apenas hay ganadería", manifiesta a RTVE.es. Durante la última oleada de incendios, al menos una docena de focos se localizaron en este monte, situado en las inmediaciones de la capital asturiana, y llegaron a quemar una cuarta parte de su superficie vegetal.
"Puede ser en parte para la regeneración de pastos, pero el conflicto con el lobo también es importante, puesto que ha originado un malestar grande, así como los daños que genera el jabalí", precisa, para apuntar a otro factor que a su juicio es relevante: la renaturalización de los paisajes, puesto que "son tierras que ya no se utilizan para pastos o para cultivos, y como ya no hay esa presión, avanza en ellas la naturaleza".*
¿Qué significa, desde el punto de vista de la economía regional ese "avance de la naturaleza"? Conforme vamos leyendo va quedando claro que el concepto de "naturaleza" no significa lo mismo para unos y otros, que hay un concepto ecológico enfrentado a otro económico. Ese conflicto es el que normalmente se aparta del foco mediático y queda muchas veces en el aire.
Hablar de "terrorismo" ¿es un victimismo retórico u obedece a razones claras de aprovechamiento por parte de algunos? Las apelaciones a detener a los responsables ¿son reales o son solo una forma de cubrir el expediente frente a una opinión pública reticente a la "política celta" de los incendios como forma de expansión de los pastos?
Hay un momento en el artículo en el que después de lanzar la piedra se esconde la mano:
No obstante, deja claro [Eduardo Rojas] que "esta actividad agrícola y ganadera de jubilados es muy respetable, y además mantiene una parte importante del territorio", pero la califica como "un peligro para los incendios". "No es que quieran quemar 1.000 hectáreas, es que se les escapa", puntualiza.*
¿Qué significa "respetabilidad" en estos casos? ¿Hay una "cultura de jubilados" y otra de "jóvenes", más sensible a la ecología? La huida de los jóvenes del territorio, tal como parece darse a entender, ¿es un factor determinante de los incendios?
Las preguntas —todas ellas inquietantes— dan lugar a respuestas nebulosas, pero que apuntan hacia ciertas causas y a ciertos abandonos que podrían entenderse como interesados. Sobre todo, la cuestión de las políticas eficaces anti incendios en las comunidades próximas y que no se practican en Asturias. ¿Es cierto que la cultura del incendio es una forma de vida que la opinión pública no considera ya aceptable y hace necesario crear esta especie de fatalidad interesada contra la que se hace poco? Son muchas, quizá demasiadas, las preguntas que surgen.
Los incendios "incontrolados" proliferan en esta "cultura céltica" del fuego. No hay que irse tan lejos ni dotar de pedigrí a lo que hoy una gran mayoría considera nefasto. La misma plantación de árboles que prenderán más rápidamente, como se ha señalado, podría ser otro negocio de reposición-incendio de mayor rapidez que el ofrecer soluciones a largo plazo para aquello que solo se contempla a corto plazo. ¿Por qué plantar árboles que arden tan rápido?
La expresión "lo que molesta a la ganadería", ¿tiene límites? Esa "renaturalización", ¿es un loco proyecto de jóvenes que viven en las ciudades y desconocen la realidad del campo? ¿Es una "moda" frente a la "tradición" milenaria del incendio?
Vuelvo a mis preguntas iniciales, ¿dónde están esos detenidos, esos sobre los que caerá el peso de la ley en Asturias, los que "no quedarán impunes", según anuncian sus autoridades? Es poco probable que aparezcan, según lo visto. Por delante tenemos una larga temporada de incendios en los que se ganarán pastos de forma inmediata al no existir, como se nos dice, limitaciones temporales para utilizarlos como tales. En otros lugares se han puesto limitaciones temporales por ley para poder usarlos como pastos. ¿Por qué aquí no?
En estas condiciones, hablar de "soluciones" puede parecer ironía.
* Samuel A. Pilar "¿Quién está detrás de la ola de incendios en Asturias?: "El noroeste de España tiene un problema con el uso del fuego"" RTVE.es 5/04/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230405/ganaderia-oleada-incendios-generacion-pastos/2435711.shtml