lunes, 19 de septiembre de 2022

El depredador sexual egipcio absuelto

 Joaquín Mª Aguirre Romero (UCM)

Otro fuerte revés para las mujeres egipcias en su intento de frenar los abusos masculinos de los que son objeto con asiduidad. En estos años hemos podido recoger aquí diferentes maneras de librarse los acosadores, violadores, etc. Ha habido casos de todos los tipos y las mujeres han tenido que soportar, además del acoso callejero, para el que crearon redes de avisos para detectar los puntos de agresiones a tener que coger taxis llevados por mujeres.

Pese a los intentos de presentar una imagen favorable a las mujeres, una imagen de modernidad, lo cierto es que la calle es de los acosadores. En su momento se llegó a hablar de un "acoso" como forma terrorista, ya que no es solo un hecho aleatorio, sino muchas veces una forma sistemática de reducir a la mujer, de reducir sus pretensiones de igualdad, de acceso del mercado de trabajo, de su movilidad, en una palabra, de ser dueña de su propio destino.

El gobierno de al-Sisi solo es aparentemente "moderno". No toca las raíces tradicionales, que comparte con los que dominan las calles. Puede que los islamistas organizados estén fuera del sistema, pero desde luego los tradicionalistas siguen aspirando al control social en el que poder controlar  a las mujeres es parte esencial. Las mujeres son la auténtica revolución egipcia y no están dispuestos a renunciar a sus privilegios.

Hace apenas unos días se ha producido la tercera muerte desde junio de joven estudiante asesinada por resistirse a contraer matrimonio con aquellos que lo exigían. Tres muertes de estudiantes universitarias que no se plegaron a los imperativos de ser las esposas de sus asesinos. Los tres casos son los conocidos, los que salen a la luz, cosa que no siempre ocurre. Lo importante del caso es la juventud de los asesinos, algo que nos muestra que las costumbres pueden ser viejas pero los criminales se renuevan. Por muchos intentos de representar una imagen moderna ante el mundo no es más que una forma de escenificación de algo que no tiene final, el control sobre las mujeres.

En Egyptian Streets podemos leer, con el titular "Egyptian Court Acquits Ahmed Bassam Zaki From ‘Misusing’ Social Media Charges", la siguiente noticia que reproducimos en su integridad:

The Cairo Economic Court of Appeal acquitted Ahmed Bassam Zaki, on Monday, 13 September, of ‘misusing’ social media, according to local media reports.

Zaki was sentenced to three years in prison in December 2020 by the Economic Court for charges of misusing social media, and eight years in prison by the Cairo Criminal Court on charges of sexually assaulting and blackmailing three girls in April 2021.

In early 2020, Egypt’s Public Prosecution charged Zaki with sexual assault, harassment and blackmail. According to authorities, Zaki sexually abused and extorted three underaged girls, and pressured them and threatened to leak intimate and private details about them.

Between 2016 and 2020, Zaki allegedly used social media platforms and instant messaging applications to sexually assault women. Accusations against Zaki first surfaced July 2020, with the circulation of testimonies from over 50 women and girls claiming that the defendant has sexually abused them. The testimonies, which were all published by Instagram initiative Assault Police, included detailed accounts of rape, statutory rape, child molestation, sexual and physical violence, blackmail and extortion, as well as sexual harassment and assault.

Egypt passed a law in August 2020, which gives victims the right to anonymity to protect the identity of the victims – encouraging more women to report sexual assault so legal action can be taken.

Zaki’s case catalyzed a #MeToo movement in Egypt, with a network of Eyptian women speaking out against men for sexual harassment cases on social media platforms. Since 2020, a number of Egyptian women have come forward, pursuing legal action against their abusers.

The approval of Zaki’s appeal has sparked a flurry of fear for Egypt’s women, as his three year- sentence overturn can undermine the #MeToo movement that has been ongoing for two years.*

La noticia se suma a otras anteriores en las que un tribunal sentencia para evitar los escándalos internacionales mientras que otro, poco después, libera al acusado basándose en cualquier circunstancia por absurda que pueda ser.

Los testimonios de esas cincuenta mujeres contra el acusado no han servido de mucho, pues tendrá el respaldo de familia pudiente capaz de acercarse a jueces, policías y medios, que les permitirán sacar al que abusó precisamente amparándose en la conciencia de su "superioridad social", sus contactos en las alturas.

En Egipto, como se mostró en un escándalo mayor, el de Fairmont Hotel, las violaciones de los "chicos bien" y de las irregularidades de todo orden que permitieron que escaparan.

Estas cosas son frecuentes. Cuando el estallido ocurre, se recurre a estas componendas para evitar escándalos y contener la indignación. Después acaban celebrándose juicios liberadores, se retiran las acusaciones, se rebajan las penas, etc.

El artículo insiste en el problema central: la pérdida de confianza del movimiento "#MeToo" en Egipto. Todos estos casos son un foco de desmoralización para los que lleguen. Son mensajes enviados a las mujeres de que su causa no triunfa, que el violador, el acosador siempre sale ganando si tiene los apoyos suficientes en la sombra. Esto es, además, una forma de fomentar el crimen contra las mujeres ya que el perpetrador sabe que saldrá impune, que no habrá condena real.

El tercer caso de asesinato de mujeres jóvenes de este verano hizo que el cuerpo del asesino apareciera en una cuneta, como víctima de suicidio, algo no demasiado creíble. La Policía lo encontró. Los casos como los de este "depredador sexual" forman parte de otro mundo, el de los privilegiados sociales, el de los que han aprendido desde niños que pueden hacer lo que quieran con las mujeres. Ellos son la casta poderosa en la que se sostiene el poder, el Estado mismo, a través de sus pilares, los empresarios, los jueces, los militares, la alta burocracia, es decir, los que consideran a los egipcios como súbditos y a las mujeres como posesiones.

 Las mujeres saben ahora que están más indefensas, que los ataques les salen más baratos a estos que han sido calificados como "depredadores sexuales". Saben que las probabilidades de condena a sus atacantes disminuyen y que hay menos eficacia en las denuncias. malos mensajes todos ellos para la lucha de las mujeres por sus derechos y su vida.

2021

* Farah Rafik "Egyptian Court Acquits Ahmed Bassam Zaki From ‘Misusing’ Social Media Charges" Egyptian Streets 13/09/2022 https://egyptianstreets.com/2022/09/13/egyptian-court-acquits-ahmed-bassam-zaki-from-misusing-social-media-charges/

2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.