martes, 31 de julio de 2018

El ciudadano modélico o construyendo el carácter

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los retos que se plantea el gobierno egipcio son cada vez más dificultosos. No contentos con intentar superar la crisis económica, que no es fácil, o vencer el malestar que las medidas para sofocarla produce, que lo es mucho menos, han decido afrontar el reto supremo: cambiar el carácter de los egipcios.
Algo así se intuía en el empeño en las escuelas japonesas en las que se espera que se formen samuráis del futuro. La pena es que lo elevado de la matrícula anunciada las haga tan exclusivas. Pero que no quede por probarlo. Un toque japonés para las élites egipcias será suficiente.
Para el pueblo liso quedan los planes anunciados por el primer ministro. Egypt Independent lo recoge con el titular "Madbouly Cabinet Focused on Building an ‘Egyptian Character’" y nos muestra sus principios y objetivos:

During the 6th ever National Youth Conference, Prime Minister Mostafa Madbouly opened the first session titled, ‘The Strategy of Building the Egyptian Person’, by outlining that character building would be the primary concern of the new cabinet. Such character building would be done, according to the PM, by reforming healthcare and education, strengthening cultural identity and placing a larger emphasis on sports.
When talking about the new mission, Madbouly justified it by saying that “After four years of working on security and stability, our goal is to launch the ‘Egypt Takes Off’ programme, [which involves] building the Egyptian character to improve the standard of living for citizens through housing projects and eliminating slums, followed by economic development to create jobs and activate the system of entrepreneurship.”
The PM took care in saying that the ‘Egypt Takes Off’ programme will be done with overhaul of the education system, another sign on Egypt’s increased emphasis on youth. Ministers of Youth and Sport, as well as the Minister of Education also talked about the growth of infrastructure for their respective fields. They both talked about the growth in infrastructural spending in both of their respective fields, touching on the expected increase in public universities as well as new programmes for physical education.*


La Sexta Conferencia Nacional de la Juventud se recordará como el momento en el que se presentó este gran proyecto en el que, mediante la educación y la gimnasia, el pueblo egipcio encontró finalmente el rumbo para poder ser él mismo gracias al diseño de sus gobernantes.
La falta de humildad siempre ha sido uno de los rasgos más característicos de los dirigentes egipcios, quienes consideran que son capaces de moldear a las personas y decirles cómo deben ser.
En grandes líneas, el proyecto se puede entender así: 1) el carácter de los egipcios es defectuoso; 2) las autoridades tienen la obligación y la capacidad de diseñar un nuevo carácter; y 3) dicho plan debe ser desarrollado como premisa para la transformación de Egipto y que se acaben los problemas derivados de sus carencias o defectos.
En el siglo XVIII hubo algo llamado el "despotismo ilustrado", cuyo principio general era "todo por el pueblo, pero sin el pueblo". Las dosis de paternalismo que emanan del proyecto muestran claramente cómo se percibe a la gente y, especialmente, cómo se perciben ellos mismos como reformadores impenitentes, con la capacidad de decidir cuáles son las características que las personas deben tener para cuadrar en la idea del "buen egipcio" y de la "buena egipcia".
Tenemos ya algunas pistas de cómo son estos ciudadanos "perfectos" cuyo carácter saldrá del laboratorio de ideas del régimen. Lo sabemos de forma directa e indirecta. Sabemos, en primer lugar, que están excluidos los "ateos" o "reformistas", ya que el régimen los persigue y encarcela. También se excluyen las personas críticas, por igual motivo. Cualquier también los homosexuales o cualquier otra divergencia en este sentido porque van contra la ley de Dios. Tampoco son buenos ciudadanos aquellos a los que no les gusta tener militares en el gobierno porque separa al pueblo egipcio de su Ejército y eso es imperdonable y antiegipcio.


Los que tienen alguna preocupación por los Derechos Humanos tampoco forman parte del proyecto porque anteponen estas cosas occidentales al pragmatismo de la seguridad. ¿Feministas? Ni hablar, porque el egipcio es partidario del orden familiar y si la mujer empieza a tomar las riendas acabamos mal. Las feministas fuera porque forman parte del plan occidental de acabar con Egipto y el Islam.
¿Y los revolucionarios? Solo los del 30 de junio, que son los que le pidieron a los militares, casi de rodillas, que les libraran de Morsi y los suyos. Lo acaba de recordar el presidente en la Sexta Conferencia cuando le han preguntado, según nos cuenta Daily News Egypt. Cuando alguien del público, algún estudiante díscolo, le preguntó si los militares habían conspirado contra el gobierno de la Hermandad Musulmana, estas ha sido las palabras del presidente devolviendo la pregunta: “I want to ask you a question. Please let me ask. Can you remember who called the army before 30 June to intervene and save the state, you”.** Palabras para la Historia,, palabras que todos los egipcios deben recordar. El presidente debería recordar también que no fueron los egipcios los que llamara al ejército, sino que pedían la salida de Morsi y la convocatoria de elecciones. Fue cuando Morsi se negó, cuando el Ejército le dio plazo para hacerlo ante el temor a que se desencadenaran incidentes muy graves, hablando de "guerra civil". En cualquier caso, la pregunta del presidente y su respuesta no contesta a lo que se le preguntó, que quedará para los historiadores.


Los "buenos egipcios", en cambio, son los que sí creen que el Ejército les salvó y que estarán a salvo mientras el Ejército esté al frente del país. También son buenos musulmanes, alejados del Estado Islámico y especialmente de la Hermandad Musulmana, producto nacional creado allí en los años 20 y después exportado a los demás países. Los buenos musulmanes son los que siguen a Al-Azhar. Puede haber buenos cristianos coptos, pero esos son egipcios que deben seguir al Papa de turno, que siempre estará agradecido porque evitan que los masacren con frecuencia. También caben, pues, los "buenos coptos" en este proyecto de transformación en ciudadanos virtuosos y gimnásticamente bien entrenados.
Egyptian Streets recoge las esperanzas del presidente si todo, educación y deporte, funcionan como deben y lo importante que esto es para el mundo en su conjunto:

President Al-Sisi also reaffirmed this focus on building Egyptian character, talking about how the cause is central to humanity: “The challenge of building human character is the challenge of all humanity.” He also wanted to clarify this development in policy, saying that We do not want to “reclaim” the Egyptian character per se but to work develop it to keep up with the time.”
Al-Sisi anticipated possibly push-back at upcoming policies, asking the audience “Are we ready to pay the price for reform and to rectify this situation, or not?… Do you want real education or do you want your kids to just get ‘degrees’? A real education reform is a harsh long trip that requires sacrifices from students, teachers and parents.”*

Los egipcios llevan con humildad y resignación esta responsabilidad que tienen con el mundo. Según el presidente, lo que ellos hagan es esencial para la Humanidad. Este discurso es una constante de este régimen providencialista. La retórica usada forma parte del paternalismo con el que se mece la cuna: los egipcios son únicos, Egipto es la madre de la Humanidad, un regalo de Dios al mundo. Hasta se consagra en el preámbulo de la constitución enmendada de 2014. Todo esto, evidentemente, no es más que una forma de asegurarse la sumisión por responsabilidad. Se justifica, además, la trayectoria del país sorteando conspiraciones, envidias y demás obstáculos. Mientras Egipto esté en pie, el mundo seguirá rodando. Son los enemigos de Dios y de la Humanidad los que conspiran contra ellos. No hay exageración. Al-Sisi aprovecha el gran defecto social, la vanidad, para adular y convencerlos de lo esencial de su tarea.
El truco se descubre pronto tras toda esta retórica del "carácter" al que hay que dar forma:

The government might be gearing up to undertake new reforms under the guise that they are protecting the Egyptian character, with Al-Sisi asking if “Are you ready to accept bad manners in TV, cinema and theatre under the pretext of “freedom of creativity” or do you want good morals? There is a thin line between the two.”
Egyptian arts are heavily censored, whether it in theater performances, films or songs.
Thought the sweeping educational and healthcare reforms aimed at building an identity sounds like a good shift in policy for the government, ultimately, many Egyptians citizens wonder at what price.*

La "buena moral", por supuesto, la decidirán los gobernantes, absolutistas medio ilustrados. A diferencia de la "ilustración" occidental que, como Kant señaló, buscaba la independencia de la persona, lo que se busca aquí es precisamente lo contrario: una sociedad sumisa ante un modelo impuesto bajo el subterfugio de la moral, la religión y el patriotismo mal entendidos, bajo el temor del desastre y el caos.


La mención junto a las pretensiones de los efectos de la censura y la represión debe ser mencionada aunque sea en esa solitaria línea con que lo hace el periodista. No puede obviarse en este caso. Es el modelo moral el que sirve de excusa para ambas.
La tradición autoritaria egipcia es profunda. Sus gobernantes, en realidad, desprecian profundamente al pueblo, al que consideran ignorante o desviado. Toda su retórica moralista no es más que el disfraz del control social, del mantenimiento del sistema bajo su mano.
Las revoluciones egipcias se evaporan por el camino porque carecen precisamente de un ideal humanista, centrado en el desarrollo de las personas y su libertad para decidir su vida. La palabra "libertad" siempre les resulta incómoda, conspiradora, frente a un modelo que busca la obediencia al general o al muftí, la policía de la esquina o al funcionario de la ventanilla, verdaderos amos en sus niveles.
Cuando los egipcios han querido ser libres, se les acusó de ser conspiradores, traidores, vendidos a fuerzas extranjeras. Cuando las personas educadas alcanzan el nivel de comprensión suficiente para entender el funcionamiento del sistema, se les acosa, persigue o se las manda al exilio. O se está con el régimen y se tienen los privilegios o las amenazas al que saca los pies del tiesto son constantes. El régimen ha convertido sus instituciones, de las universidades a las embajadas, en filtros mediante los cuales pueden jugar con tu futuro si no aceptas el juego o te limitas a guardar silencio, algo que muchos hacen.
La pregunta de al-Sisi —“Are you ready to accept bad manners in TV, cinema and theatre under the pretext of “freedom of creativity” or do you want good morals?— encierra la clave del régimen. La respuesta dada por Mohamed Mohsen, el periodista de Egyptian Streets, deja claro cuáles son las consecuencias de esa "buena moral" que se ofrece como alternativa, adulando además la vanidad del egipcio.
La libertad no es un "pretexto", la creatividad tampoco. Las divergencia de opiniones o la crítica, como le recordaron el otro día no son el "mal", sino que forman parte de las aspiraciones de una sociedad que vive su propia vida bajo sus deseos y no los de un régimen que decide qué es bueno o malo, que es creativo o perverso. Los militares, de Nasser a al-Sisi han sido paternalistas. El pueblo es el hijo que necesita ser corregido constantemente por la autoridad del padre Ejército o el padre Al-Azhar o la acción de ambas, como pretende al-Sisi.
Desde hace tiempo, se vieron las intenciones de al-Sisi y su régimen, al menos de su retórica para mantener su control. La idea del "gobernante virtuoso" la hemos repetido muchas aquí y se sigue desvelando en cada intervención. No hay más futuro que el que aparece ante sus ojos, en sus sueños proféticos.


Ya en noviembre de 2015 Egypt Independent nos informaba: "Taking after Sadat, President Abdel Fattah al-Sisi met on Wednesday with the Scholars Council of Egypt to discuss the ethics of Egyptian society, for which the council suggested to form a committee for the development of morality and conscience among citizens."*** Ya se pusieron entonces las semillas de esta pretensión moralista del presidente. Debería aplicarse a gran parte del estado. Pero el estado, ejército, jueces, administración, etc. son ya perfectos. Es el pueblo el que debe aprender.
La pretensión de crear un "carácter" específico para los egipcios va más allá de la ingenuidad, es prepotencia y mesianismo. Es la confirmación de que la clase dirigente egipcia no tiene intención de abrir el régimen a las libertades ni a la diversidad, sino avanzar en la uniformización de la sociedad eliminando cualquier asomo de divergencia, en las instituciones o las calles. Se explican la creación de una "oposición modélica" y de un "partido oficial modélico". Todo va en ese sentido de crear un sistema artificial en donde no reinará la moral sino la hipocresía social. No son ciudadanos libres lo que se quiere sino leales súbditos al régimen, orgullos de que se les diga cómo tienen que ser.
El mensaje que ha transmitido en la Sexta Conferencia Nacional no puede ser más evidente. Los jóvenes ya saben el futuro que les espera.


* "Madbouly Cabinet Focused on Building an ‘Egyptian Character’" Egyptian Streets 29/07/2018 https://egyptianstreets.com/2018/07/29/madbouly-cabinet-focused-on-building-an-egyptian-character/
** "Army did not conspire against Muslim Brotherhood’s regime: Al-Sisi" Daily News Egypt 29/07/2018 https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2018/07/29/army-did-not-conspire-against-muslim-brotherhoods-regime-al-sisi/
*** "The ethics of Egypt: from Sadat to Sisi" Egypt Independent 26/11/2015 https://www.egyptindependent.com/ethics-egypt-sadat-sisi/




lunes, 30 de julio de 2018

La retro renovación

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La llegada de Pablo Casado a la dirección del Partido Popular plantea algunos interrogantes preocupantes. Cualquier cambio en los partidos es saludado como un salto hacia el futuro, hacia una victoria que se muestra como inevitable. La victoria interna presagia la victoria exterior; quien gana, ganará. El mundo es de los jóvenes y eso ya es una garantía. Así lo afirman los tópicos recurrentes y manidos que se han producido con cada una de las varias defenestraciones reales o simbólicas en los partidos españoles en los últimos tiempos.
Que los jóvenes lleguen con ideas "nuevas" es mucho suponer, más bien un estereotipo sobre el liderazgo político. No voy a cometer el error simplista de pensar que los jóvenes carecen de experiencia y que los viejos atesoran sabiduría. No, la realidad nos dice que los jóvenes llegan con la capacidad de exigir porque no cargan con los errores del pasado del que carecen, y que los viejos cargan con el lastre de sus errores, de los que no se pueden librar. Ser "joven" puede ser un argumento, pero no una solución. Lo mismo es válido para la experiencia de la vejez.
Lo preocupante de Casado no es la falta de sabiduría del que carece de experiencia, sino los efectos de los tópicos sobre la política que ha acumulado en tan poco tiempo. Enseguida le han salido cantores que pretenden llevarle por el camino de los nacientes derechismos de Europa (el otro día le mentaban al líder austriaco) y ese no es buen camino para nadie.
La prensa de hoy recalca el discurso de Casado sobre la inmigración, teñido de "realismo político", nos dice, aunque "no sea políticamente correcto" expresarlo. Los políticos que presumen de decir lo que no es "políticamente correcto", eligen una mala senda. Los populistas se presentan como "no políticos", como "uno de los nuestros", alejados de los vicios de la "clase" en la que muchos, sin embargo, se han criado desde su más tierna adolescencia, como es el caso de Pablo Casado.


Radicalizar el mensaje del Partido Popular a costa de la inmigración me parece un inmenso error de planteamiento, más en estos tiempos en que se le va a jalear desde diferentes puntos para que lo haga. Hoy el espectro mediático lo ha interpretado como un preocupante populista antiinmigración (El País) o en un "salvapatrias" (ABC). El Mundo, por su parte, recoge informaciones de los grupos de activistas sociales que le califican como "lepenista" a la española. Hay para todos los gustos.
Una cosa es el beneficio electoral que te lleva al gobierno y otra el desvío hacia el extremismo, que tiene sus costes sociales negativos. La democracia no es una forma de asalto al poder, sino de mantenerlo abierto a la sociedad para la convivencia. Por ello las soluciones extremas solo acaban matando la democracia ya que, como vemos en Polonia o Hungría, por poner dos ejemplos cercanos, se usa el poder pare obtener más poder.
La solución que Casado daba el otro día para poder tener mayoría absoluta sin tener mayoría absoluta, regalar 50 diputados de "bono" al que ganara, además de una barbaridad, es tergiversar los resultados de las urnas que si dan mayoría pues muy bien; pero que si no la dan, hay que lidiar con ello. Eso es ser político realmente, ser capaz de manejarse con lo existente.
Preocupantes han sido las manifestaciones hechas sobre el funcionamiento interno del partido popular: una sola voz. Parece que Pablo Casado tiene algún tipo de fijación obsesiva con las mayorías o, lo que es lo mismo, la manía de quererlo todo controlado y silenciar las discrepancias. Es sana la divergencia cuando es leal.


Los partidos políticos no pueden ser monolíticos. Y deberíamos acostumbrarnos a que sean el primer escalón en los debates. Se antepone aquí el penoso argumento de la consabida unidad para alcanzar el poder. Las discrepancias, debates, críticas, etc., nos dicen, debilitan al partido y se pierde eficacia comunicativa. Aquí la "comunicación política", como tarea, ha hecho mucho daño, pues les ha convencido que lo mejor para alcanzar el poder (siempre esa es la meta, nos dicen) es la unidad sin fisuras. Las "fisuras", es decir, las variaciones dentro de los partidos, son precisamente las garantías de la diversidad.
Con partidos más abiertos y variados, por ejemplo, es más fácil detectar la corrupción y sacarla a la luz. Los intereses entrelazados dificultan que esto ocurra, como el propio Partido Popular ha experimentado en carne propia.
Que la primera (o la segunda) medida interna de Casado como presidente del Partido Popular sea decir que no quiere corrientes o grupos no es bueno. Es tratar de imponer la uniformidad allí donde debe haber riqueza de ideas y contrastes. Si los propios partidos no son capaces de diálogo interno, ¿cómo va a hacerlo en la política nacional? Se explica así la petición del bono de los 50 diputados al que gana. Es la forma —como vimos el otro día— de no tener que dialogar con nadie.


Convertir un partido político en un espacio de unanimidad no solo es negativo para los partidos, lo es para la sociedad en su conjunto, que pierde detalle en la representación. Internamente, lleva a acallar cualquier voz disidente o crítica con los postulados oficiales. También crea un problema de liderazgo, que se eterniza.
El aislamiento del que tanta veces se habla de los líderes políticos españoles tiene que ver mucho con esta falta de diferencia y de escuchar opiniones diversas. Al final, solo escuchan a los que les dicen lo que quieren escuchar. Miren lo que ocurre en democracias como la británica, la alemana o la francesa; hay divergencias y hasta conflictos. No se barre debajo de la alfombra.
Una sociedad democrática necesita partidos democráticos, capaces de basarse en el diálogo. Esa teoría, esgrimida por Pablo Casado (y muchos otros) de se discute cuando no hay más remedio y después, ¡todos a una! es de lo más pedestre, democráticamente hablando. Uno no hace política para renunciar a lo que piensa o para estar callado en su propio espacio. 
Otra cosa es la lealtad, que no debe ser nunca sumisión o abandono de lo propio.




domingo, 29 de julio de 2018

La presión sobre la prensa extranjera en Egipto


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Tras el golpe propagandístico de la 6ª Conferencia Nacional de la Juventud, que se inició ayer, tras las promesas del futuro a los jóvenes, la realidad se impone en su crudeza. El régimen no puede imponer al mundo la misma percepción que construye en el interior. Pese a los esfuerzos, lo que se ve desde fuera no es lo mismo. El alcance de la maquinaria de propaganda es insuficiente y las embajadas no tienen poder suficiente para cambiar la percepción de medios e instituciones, que critican al régimen.
Para conseguir reducir la salida de información negativa o crítica, el régimen de al-Sisi cuenta con diversas estrategias. La primera —hemos tenido ocasión de verlo aquí en diferentes ocasiones— son los monumentales enfados del Ministerio de Asuntos Exteriores, con Shoukry al frente y su activo portavoz. Son ellos los que lanzan las protestas internacionales contra los medios o países que se atreven a discrepar de la visión egipcia. Se muestran indignados ante lo que consideran es una conspiración contra Egipto. En realidad, esta hecho más para el consumo interior, para que los egipcios vean que el régimen está sometido a acoso por oscuras fuerzas manejadas por sus enemigos, la Hermandad, junto con sus valedores, Qatar, Turquía y, según toque, Irán y Occidente.
El régimen de al-Sisi tiene que mantener la idea heroica, la idea de que han sido "salvados" por el Ejército de una conspiración para destruirles. Es ese miedo el que hay que mantener para que crezca la imagen del "salvador", cabeza visible de un Ejército que se convierte en la imagen de una entidad fusionada, pueblo y ejército. Para esto se desarrolló la llamada "sisimanía", programada para crear la imagen del "enviado", alentada por el propio al-Sisi al hablar del "sueño profético" en el que el asesinado presidente Sadat  le había "pedido" que se presentara a la presidencia. Es importante recordar que el golpe recibió el apoyo de todas las fuerzas políticas en la confianza de que se cumpliría lo que el pueblo mayoritariamente había solicitado, elecciones generales y, evidentemente, un presidente que no fuera militar a la cabeza del país. Pero, como sabemos, se incumplieron las dos cosas: se celebraron primero las presidenciales, lo que le permitió gobernar por decreto y diseñar una ley electoral que le beneficiara posteriormente debilitando a los partidos políticos, cuya representación se perdía, y favoreciendo a los viejos amigos del régimen y caciques locales. El régimen volvía.


Ya entonces era fundamental el papel de los medios. Y Egipto se ha construido durante décadas sobre un sistema de adulación del poderoso. Los medios que apoyaron al régimen fueron incrementando su poder, alentados desde arriba y comenzó la caza de los independientes una vez que no aceptaron la propuesta de dejar las manos libres, es decir, no criticar, al Ejército, la Policía y los jueces, los instrumentos necesarios para la "limpieza" del país. Desde entonces hasta ahora, la prensa es un obstáculo, con el agravante de ahora la información fluye por muchos otros canales, entre otros, las redes sociales.
En las últimas semanas hemos visto la oposición a un sistema institucional, a base de Consejos reguladores, diseñado para la represión de la prensa, de medios y profesionales. Incluso, se han equiparado las redes sociales, por lo que cualquiera que dé información desde una página web puede ser juzgado si se considera que está actuando como un medio y expande "difamaciones". La idea de "noticias falsas" ha sido magnificada con la idea de "difamación" que no solo contempla la falsedad sino el ánimo de atacar a Egipto, es decir, formar parte de la conspiración.
Ayer comentábamos la nota del Ministerio de Asuntos Exteriores británico en la que recomienda a los turistas nacionales que no "comenten negativamente" aspectos de Egipto, lo que puede ir del problema del tráfico al mal estado de una habitación en un hotel. Una turista libanesa ha sido condenada a pena de cárcel por hacerlo, iracunda después de haber sufrido acoso en la calle.


La pieza que no consigue encajar el régimen es la prensa internacional. Ha tratado de cortar sus fuentes de información, que solían ser los activistas de la ONG sociales y de derechos humanos. Lo ha hecho mediante una ley que considera "conspiradores", pagados por países extranjeros, a cualquiera que recibe donaciones desde el exterior.
El periódico Mada Masr también lo ha sido. Este último publicó ayer un artículo sobre el trato dado por las instituciones de control a la prensa extranjera en Egipto. Lo firma Heba Afify y lleva el título "Permits, penalties and paranoia. Foreign media under Rashwan's State Information Service":

Diaa Rashwan, head of the State Information Service (SIS), the government body tasked with overseeing foreign media in Egypt, is outspoken about his belief that the Egyptian state is in open conflict with the international press.
“We are facing the fiercest foreign media smear campaign that Egypt has encountered throughout its modern history,” Rashwan said in a television interview on the privately owned Al-Haya television station in February. He went on to detail the steps the SIS is taking in response, including issuing written reports denouncing “offensive” coverage and summoning journalists for closed-door discussions.
Over the last few years, and particularly since Rashwan was appointed SIS head in June 2017, working conditions for foreign reporters in Egypt have gone from being difficult to a grueling daily battle with authorities, as international journalists are forced to endure an increasingly suffocating bureaucracy, public shaming, backroom intimidation and the looming threat of deportation.
The SIS is an oversight body established in 1954 that defines its role as “the nation’s main informational, awareness and public relations agency” and closely monitors foreign media activities in Egypt. Although initially formed under the now disbanded Information Ministry, it has been operating under the office of the presidency since 2012.
Rashwan’s tightened grip on the foreign press comes in the context of a wider state crackdown on all media, which dramatically intensified following the military-backed ouster of President Mohamed Morsi in 2013 as part of a campaign to silence any and all opposition voices. Authorities have since taken unprecedented measures against press freedoms in an effort to control the narrative about Egypt, both at home and abroad.
Egyptian journalists working for local media outlets have borne the brunt of the state’s repression. Local reporters have been forcibly disappeared, prosecuted and imprisoned; critical voices have been purged from the airwaves; and the public prosecutor has called for legal action over what he calls “fake news,” saying the “forces of evil” are undermining the Egyptian state. While the foreign media has generally been spared from the state’s worst abuses, authorities are increasingly targeting international correspondents in a variety of ways, creating a pervasive climate of harassment and intimidation.
Half a dozen foreign journalists in Egypt spoke to Mada Masr about the unprecedented challenges they face in reporting from the country. They all asked to remain anonymous for fear that revealing their identity would attract further harassment from authorities.*


La descripción del panorama es desoladora. Sigue siendo imposible entender la pretensión del régimen de mantener un silencio de dictadura en un mundo abierto como el actual en el que los accesos a la información son imposibles de frenar. Ni prohibiendo aplicaciones ni creando sus propias redes sociales, como se pretende con su Facebook, etc. podrá conseguirlo.
El papel de los medios internacionales es importante desde el momento en el que los medios locales se encuentran cercados con la estructura diseñada por el régimen de al-Sisi, cuya mentalidad militar no se ha visto modificada por quitarse el uniforme. Egipto es visto como un espacio militarizado en el que solo se debe escuchar una voz. La pretensión es ingenua, pero lo es más pensar que el favor internacional se va a recuperar con el silencio impuesto y la represión social, que se ha ampliado cada vez a más grupos de riesgo político. La situación no solo es poco inteligente sino poco favorecedora. Solo trae condenas y los aplausos son pocos, pese a ir por delante siempre con el papel esencial de Egipto contra el terrorismo internacional. Ese es el argumento, pero a nadie se le escapa que los países lo falaz del argumento. Por protestar por las subidas de los precios ya caes dentro de la acusación de ser miembro de la Hermandad, como ocurrió con las protestas por las subidas del Metro de El Cairo.
Algún corresponsal español en Egipto fue advertido tiempo atrás, de que era mejor que regresara y otros que tenía sede en El Cairo, informa desde la periferia. Lo ocurrido con Giulio Regeni debe pesar en el ánimo de algunos. Además de su tesis doctoral, Regeni escribía artículos sobre la situación egipcia para el diario italiano Il Manifesto. Su cuerpo apareció, tras las presiones de Italia, torturado.


Han sido puestos en la frontera algunos periodistas y a otros no se les ha dejado entrar. La campaña electoral para la presidencia se hizo bajo la amenaza de monitorear la información de cada periodista en sus países para comprobar si informaban "profesionalmente" o no. Al director de un medio nacional —como comentamos en su momento— le costó el puesto un titular de portada señalando que se presionaba a la gente para ir a votar para evitar la abstención. Nada más cierto, pues la Junta Electoral amenazó con multas importantes a los que no fueran a votar tras ver los resultados de la primera jornada. También eso esa expandir falsas noticias o difamación.
Recordemos los "21.000 rumores" solo en un trimestre, la cifra dada por el presidente hace unos días para justificar la situación egipcia. Esos rumores son propagados, claro está, por los medios falaces y los conspiradores. Así crece el egipcio, con la creencia de que todo es una conjura contra ellos, una conspiración que abarca todo el planeta y todos los siglos, pasado, presente y un futuro que depende de respaldar al régimen salvador de sus enemigos.
El artículo de Heba Hafify en Mada Masr se cierra con la constatación de la futilidad de la idea rectora:

Ultimately, however, while foreign journalists’ work has been hampered by new restrictions, intimidation, and continuous vilification by both state and private media institutions, the government’s efforts to control the narrative presented to foreign audiences have largely backfired. The media crackdown has become a big story in and of itself and is commonly cited, both by international media organizations and human rights advocacy groups, as a glaring example of the regime’s repressive and undemocratic ways.*

Se cosecha precisamente aquello que se trata de evitar. Pese a ello, creo que gran parte del esfuerzo está destinado al control del interior, a aislar a los egipcios que no creen que este sea el camino. El régimen exhibe músculo porque no tiene más salida una vez que se ha comenzado este camino. No se trata de la verdad o de la mentira, sino del poder de imponer el discurso y la narrativa inherente.


Tampoco debe descartase el móvil de la "eficacia".  Los desvelos de los funcionarios encargados del control y la censura son formas de promocionarse ellos mismos ante los ojos superiores. Hacer méritos es un móvil importante en un régimen que paga a los fieles y persigue a los críticos. Si todo se hace en nombre del "patriotismo", mejor. Esto llevaría al exceso constante pues cada cierre, bloqueo o detención serviría como forma de promoción interna.
Frente a ellos, están todos aquellos buenos periodistas egipcios que siguen con el arriesgado empeño de tratar de decir lo que ven y piensan. Los medios independientes están permanentemente expuestos a las arbitrariedades de las instituciones, que les acusan de difamación a las primeras de cambio. Como veíamos ayer en palabras del editor de Al-Borsa, "no toda crítica o disidencia son el mal".  Dicen en Mad Masr que los periodistas que se quedan en Egipto para informar lo deben hacer por su gran amor a la "historia". El riesgo que corren es grande y los obstáculos a su trabajo incontables.
La idea de ponerle puertas al campo de la información solo es posible como ceguera. Egipto, como cualquier país que sufra el acoso terrorista, tiene el respaldo y la solidaridad de la comunidad internacional. Pero no es esto lo que hay sobre la mesa, sino el uso del "terrorismo" como excusa para deshacerse de toda oposición.


* Heba Afify "Permits, penalties and paranoia. Foreign media under Rashwan's State Information Service" Mada Masr 26/07/2018 https://www.madamasr.com/en/2018/07/26/feature/politics/permits-penalties-and-paranoia/

sábado, 28 de julio de 2018

Preguntas al presidente


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El presidente egipcio Abdel Fatah al-Sisi suele prodigarse poco, pero una de las ocasiones que ha quedado instituida es "su" conferencia con los jóvenes que se celebra semestralmente. Los jóvenes son importantes para al-Sisi por dos cosas: la mayoría de las sociedades árabes son muy jóvenes y la mayoría ha dado la espalda al régimen tras la frustración enorme producida por el aplastamiento de la Revolución del 25 de enero.
La juventud de las poblaciones árabes es un hecho demográfico y no admiten mucha contestación. Aunque políticamente se quiere recortar el número de hijos, el único valor en una sociedad cimentada sobre la familia, en la que unos tiran de otros y, especialmente, sirven para atar a la mujer joven al matrimonio y cargarla de hijos antes de llegar a los veinte años. Es una forma patriarcal de control tradicional. En este coinciden toso, islamistas y tradicionalistas, que ven que la mujer trae problemas cuando estudia o se independiza.
Los jóvenes dieron la espalda en las úñtimas elecciones presidenciales quedándose en su casa. Los resultados preocupan porque, por ley de vida, el futuro es suyo y será diferente cuanto más se les escatime el presente. Y aquí el presente se parece demasiado al pasado.

La preocupación del régimen llevó a crear una muy publicitada Conferencia Nacional de la Juventud, que es una especie de catequesis compartida entre los jóvenes afectos al régimen y el presidente. Comenzando en 2016 y a mediados de mayo se celebró la 5ª, y ya está en marcha la sexta que se inaugura hoy, en la Universidad de El Cairo esta vez, tal como nos cuenta Ahram Online. Pero la mayoría de los jóvenes no están dispuestos a escuchar la retórica paternalista del sistema sobre que ellos son el futuro, cuando lo que les apetece —mira por donde— es ser el presente.
El 25 de julio, Daily News Egypt publicó una carta abierta de Hussein Abd Rabo, editor de la publicación Al-Borsa, diario de la misma empresa. Lo que hace en su escrito es dirigirle las preguntas que no le van a hacer; plantearle lo que en un acto propagandístico de este tipo no suele darse y que, sin embargo, muchos necesitan saber. Para que no haya dudas, el texto está clasificado con un solo "tópico", el nombre del presidente, y su título es "President Al-Sisi’s difficult dialogue":

Within days, a new session of the Youth Conferences will be held. President Abdel Fattah Al-Sisi will attend and participate in the conference. The upcoming conference may be difficult and held at a critical time. The question is why?
The conference will be the first appearance of Al-Sisi after the decisions made to increase the prices of electricity and fuel. The past period included a long absence of the president, who would be seen every week either before the opening of a project or to inspect opened projects. During these appearances, he would direct some messages to the people.
Hence, Egyptians are waiting for the president’s appearance to justify to them the reason for these increases and when they will be over, as well as when citizens will reap the fruits of the reform programme.
Answers require transparency and bold decisions to address the negative effects of the reform programme and achieving justice in distributing burdens on all segments of the society, each based on their abilities to handle these burdens. As for the expected heated discussions, many questions require clear answers related to policies and timings. No one needs general or unclear answers anymore. We need to understand why there is a delay in improving the quality of the services offered to citizens despite the technological revolution and why we do not utilise it. Until when will we remain unable to solve the mystery and allow this deadlock to control the political scene as we approach the parliamentary elections next year and local elections that we do not know when will be held and according to which election system. No one knows where the youth who participated in the presidential qualification programme are for the leadership positions in all sectors of the state.*


Las cuestiones que se plantea en el escrito vienen a decir ¡basta de vaguedades! y vamos a hablar de los problemas; menos retórica patriótica y más preocuparse por el estado de los ciudadanos, que son los que están pagando la crisis. Cuando se les ocurre quejarse (protestar es otro nivel) se les acusa de ser poco sufridos.
Las arengas patrióticas están muy bien para los patios de los cuarteles, pero con ellas no se come. Los egipcios ven y calculan: el presidente ha comenzado su segundo mandato y son muchos los sacrificios que hacen y muchas las palabras que reciben. Pero no ven la prosperidad prometida, solo el lujo al alcance de los que se lo pueden permitir, como la nueva capital. El ejército ya ha construido allí viviendas de lujo, algo que ha servido para que protesten los empresarios de la construcción que ven en ello competencia desleal. Pero ese ha sido siempre el éxito del ejército.
Los cálculos que hacen no solo los económicos, sino los políticos, que tampoco salen. La idea de hacer otro partido nacional oficial, como Mubarak, y fabricarse una oposición de cartón piedra alrededor de Moussa y cuatro más no deja de ser un chiste de mal gusto.
La repetición cada pocos meses del espectáculo juvenil no deja de ser una maniobra de relaciones públicas que, por mucho que pregunten y les den talleres, no sirve para aclarar el futuro de los millones de jóvenes que no están presentes allí.
Tras plantear una serie de cuestiones —incluido lo ocurrido en el Mundial de Fútbol—, el editor de Al-Borsa entra en cuestiones más peliagudas:

No one knows who will run in the next presidential election three years from now. Unfortunately, we are still living in the phase where this is a semi-country. Yes, the country’s institutions and stability are back, but the institutions lack efficiency, and there is no security. Citizens are subject to looting and violence. Children are still getting kidnapped, and corruption is everywhere.
Mr president, what I propose is a dialogue you would not hear in a conference. A dialogue on coffee shops, transportation, and homes. People are waiting for so much from you. It was you who decided to take this responsibility, but you and the army decided to take it alone and the burden is too big to be carried alone and the challenges are growing.
Why you do not let the people participate in carrying that responsibility with you? Talk to them and let them talk to you so the dialogue can be mutual and the consequences would be handled by everyone rather than you alone.
Mr president, you have accomplished so much work during the first presidential term, and this cannot be denied, but achieving loyalty and instilling it is more important than building a bridge or a road. Open the door for political parties and civil society inquisitions. Allow them to present their ideas and discuss them with you for the sake of public interest. Not everyone who criticises or opposes you means evil.
Mr president, the people have chosen and supported you because they found someone to save the country at a difficult time, so all segments of the society who are standing beside you want to see this scene again, but this time in a national dialogue for all segments and classes.*

La carta no cuestiona la legitimidad, sino el callejón sin salida que supone marginar a la sociedad del proceso. A ella solo se apela para el sufrimiento de los sacrificios, pero poco más. Los que han tenido el poder lo siguen teniendo. Nada de esto ha cambiado. Solo que la apatía del régimen de Mubarak se ha sustituido por las fanfarrias militares y el patriotismo de ego subido que permiten una retórica hueca.
Lo que se le pide al presidente es que se abra a la sociedad. Pero eso no es sencillo en un régimen que ha perdido la práctica en esto. El respaldo dado al gobierno no puede ser un cheque en blanco e indefinido. Los sacrificios requieren explicaciones y, sobre todo, ejemplaridad, algo que no ven en demasía.


Es difícil que el diálogo social se produzca porque todos los pasos que se perciben van en sentido contrario: silencio mediático, marginación de los partidos realmente opositores democráticos, expulsión del parlamento de los parlamentarios díscolos, control de las ONG, más represión callejera, censura, con el agravante de que se han incluido nuevas formas de presión para mantener esa idea de que son los guardianes morales de la ortodoxia, como ocurre con las persecuciones a la comunidad gay, los ateos o cualquier otro que se salga del patrón oficial del "buen egipcio" y de la "buena egipcia" tal como han sido definidos.


Como bien señala el periodista, no toda crítica u oposición representa el mal. Sin embargo así lo entiende el régimen. La preocupación —como se viene viendo desde hace mucho— es crear una doble apariencia de miedo y obediencia. El miedo a la destrucción de Egipto, como Siria, Yemen o Libia, es lo que se esgrime y el Ejército, se dice, es el único que puede salvarles. Sin el Ejército, el caos; sin un militar al frente del país, el caos. Una vieja canción que muchos países conocen bien. Los egipcios pagarán toda su vida que en los años cincuenta unos oficiales se sublevaran y, con la excepción de un año, siguieran en el gobierno desde entonces. El poder no lo perdieron nunca ni lo quieren perder.  Ha habido tiempo para mejorar las cosas, pero el régimen ha producido tantos intereses en su desarrollo de décadas, que es difícil desprenderse de esa clase que se ha hecho con el control y a la que se debe obediencia.


El editor de Al-Borsa ha sido respetuoso. Pedir diálogo social y político no es mucho cuando se está viendo claramente restablecer otra pseudo democracia. La cuestión se centra en el relevo de al-Sisi para el siguiente mandato. ¿Seguirá o se aducirá estado de necesidad y se mantendrá otros treinta años como los que pasó Hosni Mubarak gobernando con una ley de excepción infinitamente prolongada?
Estas son muchas de las preguntas que muchos egipcios temen hacer y hacerse. Pero es el futuro que está en la esquina.

* "President Al-Sisi’s difficult dialogue" Daily News Egypt 25/07/2018 https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2018/07/25/president-al-sisis-difficult-dialogue/





viernes, 27 de julio de 2018

El Cairo Confidencial, género y realidad


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El diario estatal Ahram Online nos recordaba ayer el décimo aniversario de la muerte del director de cine egipcio Youssef Chahine. Lo hace con el título calificándolo desde el titular como "The perpetual rebel". Por una de esas casualidades de la vida, ayer dediqué la noche a ver la película "El Cairo Confidential", también conocida como "The Nile Hilton Incident", de director de nacionalidad sueca pero de origen egipcio, Tarik Saleh. Llevaba tiempo pendiente de su salida a la venta y ayer mismo la encontré recién salida al mercado. La película se estrenó en algunas salas con muy buenas críticas y ha cosechado importantes premios, entre ellos en Valladolid y el festival de Sundance. De alguna forma, la película se convirtió en mi mente en un pequeño homenaje a la memoria de ese rebelde perpetuo que fue Chahine, en especial a la una de sus últimas películas "¿El caos?" (Heya Fawsa, 2007), que en alguna ocasión hemos mencionado aquí.

Chahine no llegó a vivir la Primavera Árabe de 2011 ya que falleció en 2008, siendo esta película prácticamente su testimonio directo sobre el mundo que le rodeaba. Allí donde había elegido fórmulas simbólicas, alegorías, sobre la represión autoritaria del régimen de Hosni Mubarak poder para poder expresarse, en "El caos" se enfrenta directamente a un microcosmos realista, el barrió, controlado por un policía corrupto que es dueño de la vida y destino de todos. Por él pasa tu éxito o fracaso; él decide si prosperas o desapareces. El pueblo acaba enfrentándose a él y todavía quedaba la posibilidad de un juez justo que salvara el futuro.
Tarik Saleh sí ha visto la Primavera Árabe egipcia y sus consecuencias posteriores, el regreso de un régimen sin purgar disfrazado de salvamiento frente al "caos" del que ya nos hablaba Chahine en su obra. Lo hacía entonces y lo hace ahora Saleh porque el argumento de la dictadura es siempre el mismo: un el autoritarismo disfrazado de "orden" y la libertad caricaturizada como "caos".
La película de Tarik Saleh se mueve más dentro de la escritura de género. Sin embargo, si andadura se escapa al género para incidir en la historia gracias a los detalles que son agregados en escenas con pequeños personajes, como la escena del taxista en la que se retrata a la perfección el personaje que despotrica contra el régimen y su brutalidad y se vuelve servil cuando ve que se trata de un policía al que transporta.
La película de Saleh es una cuenta atrás hacia la revolución, va confluyendo en el tiempo (al 25 de enero de 2011) y en el espacio, hacia la Plaza del Tahrir. Es algo que debe tener presente cualquier espectador que no se quede en la trama. Hay películas que nacen como películas, pero otras —como es el caso— están ancladas en los hechos que configuran su entorno histórico. El que vea esta película deberá tener refrescados los acontecimientos que se van sucediendo en paralelo a la trama: el levantamiento en Túnez, la muerte de Khaled Said, torturado y muerto por la Policía de Alejandría. La trama de la historia se sostiene sobre la trama de la Historia.
La película se inicia con la pantalla con la imagen defectuosa de un televisor. En ella vemos durante unos instantes el rostro de Alaa Al-Aswani, el escritor y columnista (y dentista), autor de El edificio Yacobián, una novela esencial para entender el entramado de la sociedad mubarakista, tal como Balzac hizo con su Pensión Vauquer, en El Padre Goriot. La aparición de unos segundos de Al-Aswani nos remite al clima y al tono de la película, al realismo de la Historia y sus acontecimientos. Los artículos de Al-Aswany terminaban con un "¡la democracia es la solución!", ironizando sobre la alternativa de los islamistas "el islam es la solución". Son detalles que muestran el mimo y la precisión con la que la película está construida. Igual detalle se muestra en el uso de la música, con el clásico "Ahram" de Abdel Halim Hafez con el que caracteriza la melancolía del policía y otras piezas que nos llevan al interior de los personajes.

Los personajes están bien dibujados a lo largo de la escala social, de los inmigrantes sudaneses despreciados a las capas más altas del poder. Es un mundo presidido por retratos de Hosni Mubarak.
La película capta bien la gran diferencias entre el mundo de la calle y el de los ricos todopoderosos. Muestra la vida de los privilegiados del régimen con una clase policial corrupta en primera línea, pero también la corrupción como forma generalizada de vida. No hay justicia, no hay leyes. Solo una norma: el poder es libre. Se trata de sobrevivir, de desplazarse hacia los márgenes para no ser arrastrados por la fuerza violenta e irrefrenable de un sistema que ha permitido —como nos mostraba Chahine en "El caos"— que la sociedad esté dividida en pequeñas parcelas controladas por violentos corruptos cuya única obligación es responder haciendo partícipes de los negocios a sus superiores. Es el dinero el que lo mueve todo y la violencia la que lo resuelve. Con la escena del levantamiento del cadáver en el hotel comprendemos perfectamente ante qué régimen estamos, quienes son las personas que lo controlan y cuál es su función. En esa simple escena, Tarik Saleh concentra con mano precisa lo que vamos a ver desarrollado.
Las concesiones al género "negro policial", sus propios tópicos, no tapan la realidad del mundo que se nos describe. Está en esas pequeñas frases —"cárgalo a la cuenta de la habitación"— más que en las frases del género.
Pese al centro del protagonista, la película es coral y panorámica. Refleja personajes a lo largo de la escala social, en un mundo sin piedad y de explotación. Nos muestra desde los inmigrantes bajo un puente a los lujosos apartamentos en los que viven los más privilegiados. Es un mundo en el que se reza en las calles y en el que existen los prostíbulos de lujo en el que se encuentran egipcios, saudíes y jordanos disfrutando de música, mujeres y bebidas.
En una entrevista en el diario ABC en abril con motivo del estreno, Tarik Saleh decía:

«Las autoridades me han dicho que si vuelvo allí, me arrestarán. Sé que no voy a poder volver a Egipto después de esta película y la gente me pregunta si me ha merecido la pena. Puede ser que no, pero sentía que tenía que hacer esta película. Porque ese es mi trabajo como director de cine: contar las cosas que sé que tengo que contar».**



Es lo que las autoridades suelen decir ya como una costumbre. El régimen egipcio actual sigue sin poder encajar su propia historia y procedencia. En realidad, apenas ha cambiado nada de lo que podemos ver porque no se ha querido cambiar nada. Hosni Mubarak no cayó en un sentido estricto. Más bien fue relevado para evitar que el Ejército tuviera que realizar una masacre que impidiera la continuidad del poder. La debilidad del régimen quedó en evidencia cuando perdieron las elecciones frente a los islamistas al año siguiente. Creían que podrían controlar la maquinaria del estado para sacar adelante a Shafiq, al candidato oficial del régimen, un militar, con lo que lo único que hicieron fue facilitar el acceso de los islamistas al poder. Muchos los votaron con la creencia de que iba a cambiar algo, pero los cambios solo fueron en la línea de islamizar a la sociedad y al estado, lo que llamaron la "hermanización". Las consecuencias de la pérdida del poder (más bien de la presidencia, ya que el poder real siempre ha estado en manos del Ejército y Policía) fueron las maniobras que llevaron al golpe de estado del 30 de junio de 2013 tras un año en el poder. Lo que ocurrió en ese tiempo, del "25 de enero" al "30 de junio" da para muchas películas.
El destino de la película de Tarik Saleh en Egipto ha sido rotundo. El 25 de noviembre de 2017, Egypt Independent informaba:

Egyptian-Swedish thriller film “The Nile Hilton Incident” was allegedly prevented by police from being screened  at Cairo’s Balcony Heliopolis venue on Friday, according to witnesses at the scene.
The incident occurred just a few weeks after the film had been scheduled to screen at Egypt’s ‘Panorama of European Film Festival’ but was removed from the program due to “involuntary circumstances”.
Zawya Cinema, where the film was to be screened, released a statement explaining that “the film screening was cancelled for circumstances beyond our control”.
According to a witness who spoke to Egypt Independent, police personnel were stationed at the gates of the venue asking people for their IDs, while prohibiting them from entering.
Released in 2017,  the film revolves around an Egyptian officer investigating the murder of a woman who was murdered by a businessman in one of Cairo’s hotels. The detective exposes connections between the businessman and high-ranked political officials. As the leading character, police officer Noureldin (played by Fares Fares), follows the thread that leads to the culprit, the film highlights the wide networks of corruption within which the Egyptian police force operated, protecting the criminals who were behind the murder.***


En este sentido, esta actitud es la demostración palpable de que el mundo que la película describe sigue siendo el mismo. Los asesinatos de Shaimaa al-Sabbagh, la mártir de las flores, y del doctorando italiano Giulio Regeni, ambos en fechas sucesivas de las conmemoraciones de la Revolución del 25 de junio  confirma que el formato elegido para la historia de Egipto, el thriller, sigue siendo válido. Egipto sigue siendo una "jungla de polvo", por parafrasear el título de Burnett, un clásico del género.
En la entrevista de ABC, Saleh se pregunta, al explicar la trama, cómo podía un policía investigar un crimen en un ambiente como aquel, de corrupción, barreras y silencios. La pregunta sigue teniendo respuestas.
Lo sorprendente es cómo la sociedad egipcia (al menos una parte) ha conseguido racionalizar todo aquello, lo que les contaba Youssef Chahine, lo que les cuenta Tarik Saleh, convenciéndose de que todo es "difamación", palabra a la que el régimen ha sacado brillo acallando con ella cualquier acusación.

Ayer, Egyptian Streets publicaba la noticia de las advertencias del Ministerio de Exteriores británico a los turistas que viajen a Egipto:

The official Foreign Advice section of the UK’s profile on Egypt has updated its list of advice and suggestions to warn its citizens from expressing their negative opinions.
”Publicising strongly negative opinions about Egypt or making political comments, including about the President or security forces, can cause trouble with the authorities. In some cases, derogatory comments on social media have led to custodial sentences,” reads the advice from the official website.
The page also features general advice concerning LGBT, street photography, alcohol consumption and observance of religion in Egypt.
Earlier this month, the Egyptian Misdemeanor court sentenced Lebanese tourist Mona al-Mazbouh  to eight years in prison for posting a Facebook video defaming Egypt, as stated by her lawyer on Reuters. The court’s decision will still be appealed on July 29.****


Si Egipto se niega a verse retratado a través del arte, como ocurre con el cine, la literatura, etc. o los medios de comunicación (más de 500 medios bloqueados o cerrados, leyes restrictivas de control, etc.), tendrá que irse acostumbrando a notas como estas, más eficaces que cualquier otra descripción extensa que se pueda realizar. La advertencia británica a sus turistas es clara.
El cine de Saleh se acerca a esa voluntad de describir la sociedad egipcia que tenían Chahine o, en literatura, Yúsuf Idris o Naguib Mafouz, el premio Nobel, contra quien se atentó. La clase alta egipcia, pagada de sí misma, no gusta de las críticas, no le gusta que se remuevan los lodos sobre los que está cimentada, de los que salen periódicamente los olores de las cloacas. Tampoco a los islamistas les gustan las críticas o retratos. Cuando llegaron al poder empezaron a ajustar cuentas con los artistas y películas que les habían retratado de forma crítica o caricaturesca, como ocurrió cuando llevaron a juicio a Adel Imam, el célebre actor.
Mal salida tiene una sociedad cuya intransigencia es absoluta desde uno y otro lado, si es que nos son los mismo con distintos uniformes y creencias según toque. Mal salida tiene una sociedad que tapa la boca de los críticos, los encierra o los hace desparecer entre aplausos o en silencio, según interese en cada momento. Mal salida tiene una sociedad en la que un policía te puede decir dónde debes vivir, con quién te debes casar o en dónde debes trabajar porque se considera con plena autoridad para ello. La sociedad que asume el autoritarismo como norma y normalidad no tiene buena salida. Y lo que veíamos en la película de Chahine, en la de Saleh y en la realidad misma es la prepotencia de un sistema que dice actuar como un padre, si bien un padre tirano como los que reflejó Mafouz, un patriarca dueño de tu vida y de tu muerte.
Hoy sabemos cómo acabó aquello que la película nos muestra en sus escenas finales. El 25 de enero se celebra la revolución que trató de arruinar el día de fiesta nacional de la Policía. Extraña e irónica coincidencia. Hoy solo se celebra el día de la Policía el 25 de enero. Todo queda dicho.
Animo a todos a que vean esta estupenda película, que la vean con los ojos de la historia y del gusto por el buen cine.



* "Remembering Egyptian filmmaker Youssef Chahine: The perpetual rebel" Ahram Online 26/07/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/5/32/308578/Arts--Culture/Film/Remembering-Egyptian-filmmaker-Youssef-Chahine-The.aspx
** "Tarik Saleh, el grafitero proscrito en Egipto que triunfa en el cine" ABC 02/04/2018 https://www.abc.es/play/cine/noticias/abci-cairo-confidencial-pelicula-tarik-saleh-201803300059_noticia.html
*** "Police reportedly prevents screening of ‘The Nile Hilton Incident’ in Heliopolis venue" Egypt Independent 25/11/2017 https://www.egyptindependent.com/police-reportedly-prevents-screening-of-the-nile-hilton-incident-in-heliopolis-venue/
**** "UK Warns Travelers of Expressing Negative Opinions on Egypt" Egyptian Streets 26/07/2018 https://egyptianstreets.com/2018/07/26/uk-warns-travellers-of-expressing-negative-opinions-on-egypt/