lunes, 30 de abril de 2018

El algoritmo y la burbuja


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En Retina, la sección en la que se debaten temas tecnológicos (Inteligencia Artificial, en este caso), M. Victoria S. Nadal plantea algunas cuestiones pertinentes sobre los famosos "algoritmos", palabra omnipresente cuando se trata ahora de las redes y de lo que ocurre en ellas. Los algoritmos son programas en los que entran los datos, son tratados por la secuencia de acciones programadas y nos dan un resultado conforme a aquello para lo que estaban construidos. Un algoritmo muy sencillo serviría, por ejemplo, para filtrar los datos de una comunidad, seleccionar a las mujeres primero, seleccionar quiénes son madres después, y finalmente enviarles un mensaje de felicitación en el próximo "Día de la Madre". Podría completarse con un proceso similar en el que seleccionaría quiénes son sus hijos e hijas y les propondría regalos en su "muro". Podría ser más complejo y analizar los gustos de las madres, manifestados a través de sus "likes" o la información buscada en Google y seleccionar propuestas de regalos para ofrecérselas a los hijos. 
Esta es la versión bonita. Sabemos que hay otras que lo son menos, como la versión realizada por Cambridge Analytica, en donde ya no se trata de regalar sino de captar votos para unos candidatos "presionando" a los electores gracias al conocimiento acumulado sobre ellos por sus datos recogidos. De unas condiciones simples, como las expresadas, se puede pasar a otras más complejas y de mayor profundidad en cuanto al descubrimiento de las intenciones. El grado de complejidad de los algoritmos aumenta por la potencia de cálculo y los datos disponibles, que son cada vez más.
La autora del artículo se centra en un aspecto, la relación entre lo que se ofrece y lo que no se ofrece:

El contenido y la publicidad personalizada llegan con la promesa de ofrecerte servicios que se adaptan a tus gustos y necesidades. Pero, a cambio, el algoritmo filtra cantidades inmensas de información que te estás perdiendo porque cree saber qué es lo que te interesa leer. Al tamizar el contenido que nos llega a través de las redes sociales, están también limitando nuestra visión de la realidad. En esta situación, ¿cómo puedes pensar por ti mismo cuando un algoritmo filtra lo que lees?*



Es una buena pregunta. En realidad, existe un punto en el que los algoritmos dan el paso de ofrecernos "lo que buscamos" a hacernos buscar lo que "ellos quieren". Esto se produce como efecto a medio y largo plazo con el hecho apuntado por M. Victoria S. Nadal. En teoría, la selección iría dejando fuera todo aquello que considera está alejado de nuestros intereses y nos pasaría a ofrecer más de lo mismo con ligeras variantes. Una vez detectado el deseo, se tiende a la saturación. Piense en ese camarero que le pone ya directamente lo que usted ha tomado en anteriores visitas sin preguntarle. Al final se nos ha sustraído la capacidad decisión.
Todos los esfuerzos de las redes son para ofrecernos contactos y lugares que nos pueden gustar. Para ello nos han estudiado. Pero esto tiene un aspecto importante: no encierra en nosotros mismos sin dejarnos evolucionar hacia otras ideas. La exposición a aquello con lo que estamos de acuerdo nos saca de la realidad, una realidad a la que debemos estar abiertos para poder convivir. Lo que se fomenta, de esta forma es la intransigencia y el alejamiento del diálogo.
Se señala en el artículo:

Paradójicamente, la Red nació para conectarnos y darnos un acceso más amplio a información más diversa, lo que podría ayudarnos a desarrollar un pensamiento más crítico y generar nuevas inquietudes. Sin embargo, con el trabajo sin descanso de los algoritmos filtrando información para nosotros, el universo al que tenemos acceso en internet se va reduciendo poco a poco y cada vez es más necesario buscar proactivamente nueva información.
El activista Eli Pariser ya avisaba de esta burbuja que crean los filtros en 2011. "Lo que hay dentro de la burbuja que te rodea depende quién eres y qué te gusta. Pero tú no eres quien decide directamente qué entra en esa burbuja, lo hacen los algoritmos", explica Pariser. "Y lo más importante: no vemos todo lo que se elimina". Al final se refuerzan nuestras ideas preconcebidas y caemos en el error de creer que todo el mundo piensa igual que nosotros. Además, seguir solo a cuentas con las que estamos de acuerdo reafirma nuestras ideas, pero hace que nos perdamos otros puntos de vista que podrían llevarnos a conclusiones distintas y más enriquecedoras.*

Quizá parte de la constante radicalización que estamos viendo en muchos campos, la virulencia de la reacciones, se deba a ese efecto doble de aislamiento y refuerzo. Nos hace alejarnos de otros puntos de vista (el algoritmo nos lo sustrae) e intensifica aquellos que deberían gustarnos (el algoritmo nos los ofrece como preferentes). Este doble movimiento tiene que tener, por fuerza, un efecto sobre las personas.

Lo peor es que, al no ser conscientes del funcionamiento, creemos que realmente la información que se nos ofrece es la única existente. La otra se ha borrado de nuestros mapas informativos por considerar que sería "ruido" para nosotros.
La llamada "Economía de la Atención" percibe el mundo de la información como un gigantesco escenario en el que se lucha por el principal bien: nuestra atención. Se trata, pues, de descubrir —por eso compiten— como captar nuestra atención. Pero también compiten por otra cosa, eso que han llamado "fidelización", que no es otra que vincularnos a determinados productos, servicios, ideas o personas mediante esas llamadas a la atención. La inversión en captarnos es grande y su éxito es mantenerla.
La empresa de "Inbound Marketing" InboundCycle expresa así sus objetivos de fidelización:

La fidelización o lealtad del cliente con nuestra empresa es hoy en día un factor fundamental para la buena marcha de un negocio, ya que de lo contrario no podremos beneficiarnos de ventajas como:
·       Retener clientes, que es siempre mucho más económico que conseguir nuevos, puesto que no es necesario poner en marcha acciones de marketing muy costosas, las cuales no siempre garantizan el retorno de la inversión.
·       Con la fidelización de clientes se consiguen, obviamente, más ingresos, que luego pueden utilizarse para cubrir gastos fijos o emprender nuevas líneas de negocio.
·       El cliente fidelizado no acude a la competencia, lo que nos ayuda a debilitarla.
·       Por otro lado, de los clientes fidelizados tenemos información muy valiosa que nuestros competidores desconocen, lo que nos sitúa en una situación ventajosa.
·       Permite aumentar tanto el ticket medio como la frecuencia de compra.
·       El cliente fidelizado tiende a convertirse en un "evangelista" de nuestra marca, es decir, nos va a recomendar en cuanto tenga ocasión.*


Si hacemos un ligero traslado de lo económico a lo político o social, los efectos son claros y se acercan a lo temido en el artículo de Retina- El País. El "inbound marketing" se centra en el control del cliente y haciendo que el entorno que se le ofrece desde una marca haga invisible las demás. "El cliente fidelizado no acude a la competencia, lo que nos ayuda a debilitarla", se nos dice. Se trata de levantar una barrera invisible que haga, mediante la inmersión en los procesos que establecemos, que lo distinto parezca tan negativo y alejado que no lo deseemos. Y ahí es donde, en política, entran las "fake news" en danza.
La manipulación para mantenernos dentro de la burbuja creada debe ser eficaz. Para eso se usa el desprestigio, la estigmatización, la difamación, etc. del otro. De esta forma nos reafirmamos en lo que se nos ha reforzado positivamente.
Lo que creemos espacios libres en las redes no lo son tanto.  El avance de la sociedad digital se basa en la observación y análisis de nuestros movimientos. No somos conscientes de cómo trabajan para captar nuestra atención e influir en nosotros en toda una serie de decisiones económicas o políticas.
Esto es lo que dice buscar desde el "inbound marketing", una etiqueta creada en 2005, que nos sirve para explicar los tipos de procesos y estrategias de los que somos centro:

El inbound marketing se diferencia de otras estrategias de marketing por algunos aspectos clave que conforman la metodología:
1. Buyer persona
Una estrategia de inbound marketing se centra en el buyer persona, una representación ficticia del cliente ideal. Ayuda a comprender mejor al cliente y hace más fácil la tarea de encontrar contenido o acciones que lleguen y satisfagan sus necesidades. En el inbound marketing, no queremos conocer "por encima" a nuestro cliente, queremos saber hasta el último dato posible sobre él.
2. Marketing de contenidos
A partir del punto de dolor del buyer persona, se crean contenidos que le aporten valor y que le ayuden a tomar su decisión de compra. Por otro lado, a las empresas, les permite ganar visibilidad a los buscadores y disponer de alicientes para generar una base de datos.
3. Segmentación
El inbound marketing acompaña al usuario durante su proceso de compra y le ofrece información de valor teniendo en cuenta la fase del proceso de compra en la que se encuentra (awareness, investigation, decision, action) y su perfil.
4. Marketing automation
Consiste en la utilización de un software informático para realizar ciertas tareas específicas de forma automatizada. Gracias a la implantación de la automatización del marketing, nos aseguramos la entrega del mensaje idóneo al público correcto en el momento perfecto.
5. Análisis
Al ser una metodología especialmente digital, el inbound marketing permite analizar las acciones puestas en marcha y la respuesta de los usuarios. Gracias a ello, se generan dinámicas de mejora continua de los resultados. ***


La estrategia puede servir perfectamente (con las variaciones de las empresas en cuanto a los modelos) para definir las acciones que se realizan. Una vez detectado el simpatizante o interesado, se genera una serie de acciones envolventes que se corrigen en función de las del propio sujeto. Es toda una técnica de "doma", de estímulos positivos y negativos, que le llevan a la fidelización.
El final nos deja transformado en adeptos a algo: un producto, una idea o una persona.  La automatización permite seguirnos, detectar nuestros movimientos, interpretarlos y redirigir hacia el "objeto de deseo".
La idea de que frente a la idea de libertad de decisiones, estas están limitadas por los procesos de ocultación de aquella información que nos pueda distraer o hacer cambiar de opinión, alejándonos de nuestras posiciones nos puede parecer excesiva. No lo es tanto. Los gobiernos autoritarios tienen mucho interés en tener sus propias redes por algo. La burbuja aislante entonces es total. Los refuerzos positivos (buenas noticias a nuestro favor) y negativos (malas de los demás) cumplen la función de acercarnos, alejarnos y reforzarnos en las ideas.
Se nos empujará a que conectemos con personas que sean "similares" a nosotros. Ellos actuarán como refuerzo y haciéndonos sentir como parte de "algo más grande". Ya no estaremos solos, sino en un grupo, cabalgando sobre el flujo constante de información.
El artículo nos da un par de consejos para evitar quedarnos dentro de la burbuja, aunque después de nos habla de su poca eficacia. Este es su final:

Aunque estas son algunas ideas efectivas para combatir el efecto de los algoritmos, lo cierto es que es una lucha perdida. Por eso, algunos entendidos apuestan por solucionar el problema desde dentro y proponen diseñar algoritmos que nos muestren no lo solo lo que creen que queremos ver, sino las cosas que tenemos que ver aunque no nos guste. "Si lo algoritmos van a seleccionar el contenido, si van a decidir qué vemos y qué no, tenemos que asegurarnos de que no solo se guían por la relevancia, sino que también nos muestran cosas incómodas, estimulantes e importantes, otros puntos de vista", explica Pariser. "No se puede tener una democracia que funcione si los ciudadanos no acceden a un buen flujo de información, por eso necesitamos que los programadores incluyan cierta ética en los códigos que están escribiendo".*

La democracia no se vende en supermercados ni se suscribe uno. Lo que hacen precisamente son formas poco democráticas en la medida en que recortan nuestras posibilidades de elección. Pero siempre tendrán un tecnicismo que les disculpe. Al fin y al cabo, nos dice todos: lo hacen para mejorar nuestra "experiencia".
Más allá de lo económico, en lo político se plantea problemas muy serios . La estabilidad de nuestras democracias es incierta con manipulaciones que llevan a la creación de bloques de intransigencia e ignorancia, que nos dicen lo que queremos escuchar más allá de cualquier otra versión. Si esperamos, como señala el activista Eli Pariser en el texto, un arranque de ética por parte de los que realizan los algoritmos o los plantean, podemos esperar sentados. No creo que sea esto lo que haya que hacer. Lo más probable es que se acabe produciendo una guerra de algoritmos, cada una con una función contraria. Es lo que suele ocurrir.


Al final de todo tenemos un problema filosófico real: aquello que los antiguos llamaron "amor por la verdad", por lo cierto o al menos que vive en agonía por ello. Los siglos anteriores han tratado de enfrentarse a esta carencia, pero nunca han dejado de señalar que aspiramos a un mejor conocimiento. Nuestros dos últimos siglos, por el contrario han hecho de las carencias un negocio. Aprovechan nuestras limitaciones humanas para manipularnos de manera más o menos elegante para llevarnos al amplio huerto.
Vivir en una burbuja no es bueno. Cuanto más abiertos estemos a las diferentes perspectivas de la vida podremos ser mejores críticos y, por ello, tomar mejor nuestras decisiones. Si la principal herramienta de conocimiento que tenemos en estos momentos —en cuanto que es la mayor concentración de información que la Humanidad ha tenido— la usamos centrándonos solo en pequeñas parcelas creadas para mantenernos en su interior no nos hacemos ningún favor a nosotros mismos.
Las técnicas para mantenernos en la burbuja son muchas, variadas y en evolución constante. Son una forma de nueva ignorancia provocada para poder controlar a las personas y dirigir sus acciones, . De nosotros depende detectarlas acciones que realizan para mantenernos "fidelizados".
Que la tendencia sea a reducir nuestro espacio informativo para no perturbar nuestra atención es preocupante. Obliga al usuario de las redes a combatir penalizando aquello que se le ofrece. En el campo comercial es grave pero lo es mucho más en el ideológico, pues implica que se nos condena a vivir en una selección informativa realiza por otros "interpretando" lo que nos puede interesar y tratando de fidelizarnos. Lo ocurrido con Cambridge Analytica y las consecuencias que veamos en ello será determinante para el futuro. Se abre un camino complejo, lleno de finas líneas fronterizas con lo admisible. Trasladar la cuestión a la ética de la parte que 
Lo dicho de los regímenes que se cierran a la información es preocupante. Lo que hacen es una doble burbuja, la exterior (aislándolos de la información del mundo) y la interior (creando una selección doctrinal de información). 
Quizá no sea una paradoja que al tener más información seamos más manipulables; quizá sea una consecuencia lógica que manifiesta la voluntad de poder, donde las metáforas se imponen haciéndonos ver el mundo a través de otros ojos.


* M. Victoria S. Nadal "Cómo educar a los algoritmos para que no elijan la información por ti" Retina - El País 30/04/2018  https://retina.elpais.com/retina/2018/04/26/tendencias/1524759010_020184.html
** "Fidelización de clientes: ventajas y principales estrategias para lograrla" Inboundcycle https://www.inboundcycle.com/diccionario-marketing-online/fidelizacion-clientes
*** "Inbound Marketing: qué es, origen, metodología y filosofía. Los 5 pilares del inbound marketing" 22/03/2018 https://www.inboundcycle.com/inbound-marketing-que-es

domingo, 29 de abril de 2018

Las mentiras estratégicas


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cada día es más difícil "saber", obtener un conocimiento cierto sobre algo. Hay tantas mentiras que apartar en cada caso que nos hemos hecho adictos a lo atractivo, a lo intenso, a lo emocional, más que a lo verosímil, a lo cierto. Solo así se puede explicar la facilidad de los rumores infundados, de las mentiras hechas a medida, de la construcción medida de lo falso. ¡Es tan barata la mentira, el primer arma!
La mentira se ha convertido en un recurso de bajo coste que mantiene la intensidad receptiva, una "irritación" constante que crea adicción. De las mentiras infantiles a las del presidente de los Estados Unidos, el más mentiroso de su historia, según el marcaje realizado por instituciones dedicadas a contarlas cada día. De la mentira estratégica a la venganza personal; de la mentira política a la comercial. Nuestros viejos filósofos se retuercen en la tumba arrepintiéndose de habernos definido como racionales y aspirantes a la verdad, palabra demodé para ingenuos, idealistas o perdedores.
¡Verdades las justas y en su campo!, parecen decir algunos. Desde que la Ciencia se hizo complicada y dejó de ser evidente —el Big Bang, el ADN, la Física cuántica...— la mentira se ha hecho verosímil y asequible, lo que explica su éxito. Hay que ser experto o requiere mucho esfuerzo comprender el conocimiento que la Ciencia nos aporta.
El País publica hoy un artículo titulado "“Tramas secretas” de la UE y otras 678 mentiras que alimentaron el Brexit". Nos señala:

Que la Unión Europea obliga a pintar las ambulancias de amarillo “en contra de las tradiciones británicas”, que prohíbe “juguetes infantiles ruidosos”, que silenciará “las gaitas escocesas” o hasta que borrará a “Gran Bretaña del mapa”. Estos son solo algunos de los bulos que ha desmentido Euromitos, el blog que desde 1992 publica la oficina de representación de la Comisión Europea en Reino Unido para contrarrestar informaciones que fomentan la eurofobia difundidas en ciertos medios de comunicación británicos. Algunas son disparatadas, como la supuesta prohibición de Bruselas de comer los pasteles presentados en concursos de repostería. Otras desinforman sobre cuestiones más serias, como el pago de impuestos. Pero todas ellas tienen algo en común: si hay algún mal, la culpa es siempre de la Unión Europea.*


Los británicos votaron un cambio de rumbo en su historia rodeados de mentiras y cánticos patrióticos. Hoy se debaten entre la rabia callada y la queja apesadumbrada. "Brexit es Brexit" parece ser la única conclusión a la que llegaron, una tautología que evitaba explicaciones a lo ya complicado.
La mentira no es un invento nuevo, desde luego. La novedad está en la gran cantidad de medios para propagarla, su institucionalización, la enorme cantidad de recursos que se le dedican sin pudor y el atractivo laboral que tiene para muchos en distintos campos.
La época que estamos viviendo creo que no tiene precedentes. Ha habido épocas oscuras, de ignorancia, pero no se puede encontrar una época con tan enormes avances científicos y tecnológicos, tantas herramientas a nuestra disposición para el conocimiento, y un desprecio mayor por las verdades y los hechos.
Al construir una sociedad de la información, no nos hemos preocupado de los efectos de la mentira circulando por sus entramados de forma constante. La historia de la humanidad es la de el progreso de nuestras formas de comunicación, de las formas almacenar y transmitir nuestra palabra. Las artes de la memoria, la escritura, la imprenta, los medios eléctricos y ahora los digitales nos han permitido guardar información creando una memoria colectiva, interconectada, y poder construir sobre ella nuestro conocimiento del mundo.


La socialización de los medios, reservados tradicionalmente a las elites, nos ha traído una enorme batalla por la "influencia", una forma de "poder" de un orden distinto al de la fuerza. Tradicionalmente, la ignorancia ha sido la mejor arma para tener controlados a los pueblos. Ya no funciona así. La manipulación por la desinformación es mucho más eficaz en un mundo semi-ilustrado. Hemos pasado del adoctrinamiento para blindar la ignorancia a la sutileza de las mentiras que hacemos propias a través de la manipulación. Eso ha provocado un aumento del fanatismo. Es la base sobre la que trabajan los populismos, que vuelven a los viejos mitos emocionales de la sangre y la raza.
La tendencia a romper el universo global de la información para protegerse de la información exterior y promover la propia es ya un hecho en diversos países que reivindican el monopolio de la información en el espacio propio y crean plataformas (legales o escondidas) para exportar desinformación o mentiras funcionales que modifiquen la situación de los países y los desestabilicen.
Las mentiras del Brexit son un pequeño (aunque trascendental) ejemplo. Las mentiras estratégicas se esconden entre miles de ellas, muchas zafias o absurdas. Son una forma de camuflaje que intenta modificar nuestros filtros, ir modulando la credulidad que lleva a la aceptación de otras más sutiles. La mentira nueva se afianza con nuestras formas de procesamiento de la información, introduciéndonos en escenarios de lo posible modificados. Aceptamos poco a poco mentiras que van encajando dentro del contexto receptivo en el que hemos pasado a vivir. Nos bombardean para que aceptemos la verdad de lo dicho y para transformarnos en agentes de difusión. Pasamos a formar parte de una cadena de rumores; nos convierten en difusores aprovechando nuestros propios lazos.


Los ocurrido con Cambridge Analytica y Facebook no es más que la punta de iceberg. Las guerras son ya guerras con desinformación intensiva (Siria y las armas químicas que nadie utiliza); las paces, también. Es la respuesta al predominio tecnológico occidental y al encogimiento del mundo fruto de la globalización. Los que pensaron que el control de las redes y medios garantizaba el control global de los contenidos se encuentran con que las redes que han creado se han convertido en fuentes de desinformación y trabajan contra ellos. La lección norteamericana: la mayor democracia del mundo presidida por un mentiroso aupado al poder por su enemigo tradicional usando sus propias armas tecnológicas.
Nota: los sellos iniciales de la República Centroafricana son falsos.


* "“Tramas secretas” de la UE y otras 678 mentiras que alimentaron el Brexit" El País 29/04/2018 https://elpais.com/elpais/2018/04/28/hechos/1524940594_944017.html




sábado, 28 de abril de 2018

Más juicio


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo decíamos ayer: la segunda víctima son las instituciones. Hay que ser cuidadoso y medir las palabras, pero como decía el poeta Yeats, no se puede separar el bailarín de la danza. Pero es esencial separar el respeto a las instituciones con las críticas a una sentencia que no ha dejado a nadie satisfecho.
La demagogia viene cuando son los políticos, con los que tampoco estamos muy contentos de forma general, los que quieren ponerse al frente de la pancarta reivindicativa. Su función no es esa. Ellos son los máximos responsables de la erosión institucional, como acabamos de ver en un caso reciente.
Podemos tirar los dardos contra la sentencia, los jueces o la justicia. La sentencia es criticable, los jueces forman parte de un sistema en el que se puede apelar, y la Justicia un bien que todos debemos proteger. Lo decíamos: una cosa es criticar una sentencia y otra arremeter contra la Justicia; una cosa es repudiar lo hecho por Cifuentes y las personas que le regalaron un título y otra cargarse el sistema educativo, negando todo lo que hay en él. Hemos visto ambas cosas. Es muy español aprovechar las heridas para hacer maximalismo.
Señalan en el diario El Mundo:

La comunidad judicial recibió ayer alarmada la «virulenta» respuesta social a la sentencia de La Manada. Portavoces de las asociaciones, magistrados y miembros del Consejo General del Poder Judicial consideraron «preocupantes» y «excesivas» las críticas lanzadas contra los tres miembros de la Audiencia de Navarra que juzgaron el caso.
La indignación con la decisión de considerar lo sucedido como abusos sexuales y no como agresión (violación) se reflejó en nuevas manifestaciones en muchas ciudades, con lemas como No es abuso, es violación y Estos jueces no nos representan. También en las redes sociales. Como ejemplo, en la plataforma Change.org la solicitud de inhabilitar a los magistrados rebasó el millón de adhesiones.
El alud de críticas desembocó a que a media tarde el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, emitiera un comunicado defendiendo al tribunal y centrando los reproches en los dirigentes políticos, a los que reprochó que pongan en riesgo la confianza en el poder judicial.
«Todas las decisiones judiciales están sin duda sometidas a la crítica pública y [...] debe respetarse el derecho a la libertad de expresión», afirma la nota. «Ahora bien, cuando las críticas consisten en descalificaciones emanadas de personas que ostentan responsabilidades públicas, se compromete gravemente la confianza que nuestro sistema de justicia merece de los ciudadanos».*


Hay muchas formas de demostrar desacuerdo con una sentencia que va más allá del caso concreto. Yo lo hice ayer de la forma que considero más adecuada, escribiendo. Otros lo habrán hecho de otra manera. Pero advertía que hay que tener cuidado al intentar cazar al ratón con no destruir la casa.
Van a ser los jueces los que —así terminaba ayer— los que nos dejen la Esperanza de poder confiar en el sistema de la Justicia, cuyo problema proviene de una serie de conceptos que queda lo suficientemente difusos como para que se pueda producir una discrepancia tan amplia. Uno de los contertulios televisivos de la mañana de RTVE señalaba, con razón, que lo que más le había preocupado era la propia divergencia entre los expertos en derecho en la interpretación de un concepto para encuadrar un hecho, es decir, la "intimidación".
Cualquiera que trate con el lenguaje sabe que esto ocurre, que si bien muchos hechos son encuadrables fácilmente otros no lo son tanto. El escándalo y la indignación populares se han producido por la poca duda que le merece a la sociedad el hecho de la intimidación, que hubiera considerado el hecho como "violación" y no como "abuso sexual". Como señalaron los propios abogados de la víctima, no era una cuestión tanto de que creyeran o no en lo que contó, sino en si se había producido intimidación o no.
La preocupación de los jueces es justa. Es respuesta a otra preocupación justa. Cuando se ve un desacuerdo de tal categoría entre unas instituciones y la sociedad es preocupante y se debe tratar de ver dónde está el problema.
Unos quieren verlo en la mentalidad de unos jueces que consideran "retrógrados"; otros van contra el sistema judicial al que consideran parte del "patriarcado"; otros, en tercer lugar, va a por la indefinición de la ley en ciertos supuestos. Otros una mala sentencia.
La cuestión es que llueve sobre mojado. La sentencia se produce en mitad de una imparable ola de reivindicaciones sobre los abusos sexuales, violaciones, etc. producidos en los Estados Unidos primero y el resto del mundo después. Cada caso es un caso distinto, pero la indignación y la rabia se acumulan en las mismas cabezas y se traslada la sensación de complicidad, de silencio encubridor de las empresas o instituciones. Esto vale para Hollywood o para la Academia sueca. Todo esto forma un intenso rechazo que aflora en cada una de las situaciones que vamos viviendo en la sociedad. La indignación crece y se acumula.


El diario ABC** ofrece un repaso de las reacciones internacionales, que van del error de The Guardian, que habla de "absolución" a la información detallada de la BBC, pasando por medios franceses, alemanes, etc. Asociaciones de mujeres del mundo también critican la sentencia y a personalidades con visibilidad mediática como las actrices Jessica Chastain o Rose McCoogan (firmes activistas del #metoo) les resulta increíble que no se considere una "violación" que cinco varones arrinconen a una chica de 18 años ebria en un portal, la violen en grupo mientras lo filman para presumir de ello.
Sí, es difícil, muy difícil entender esta sentencia. La esperanza es que esto se enmiende en las apelaciones porque si se queda así, vamos a tener varios problemas sociales amplios y duraderos. No solo es una agresión sexual machista contra una mujer, sino la percepción de que la justicia es insensible a esta cuestión social.
Los jueces dirán que juzgan con las herramientas que la sociedad les da. Pero la sociedad les está diciendo que no están de acuerdo con ello. También a los legisladores,  los políticos, a quienes les toca retocar las leyes para que se ajusten a la percepción social de lo justo.


El artículo de El Mundo recoge las respuestas desde la judicatura a lo ocurrido en el juicio, en las calles y en otras instituciones:

El comunicado de [Carlos] Lesmes resalta el «minucioso» trabajo del tribunal, recuerda que las discrepancias se pueden resolver mediante recursos y, finalmente, afirma que los jueces son lo que las protestas niegan que sean: «El más importante baluarte para la protección y defensa de todas las víctimas».
Antes de que se pronunciara el presidente del CGPJ, responsables de las asociaciones judiciales habían reaccionado al contenido de la sentencia y a las críticas al tribunal. El portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), Celso Rodríguez, lamentó los ataques «tan inmediatos», sin haber leído una sentencia «que no es un churro, que no son tres ideas al azar, sino que está bien construida, aunque se pueda discrepar sobre lo que dice de la intimidación».
«La calle ha reaccionado con una dimensión pocas veces conocida. Es la reacción más virulenta e impulsiva contra una sentencia que recuerdo», afirmó.
El portavoz de la asociación judicial mayoritaria -que es magistrado de la Audiencia de Madrid y juzga con frecuencia ataques a la libertad sexual- quiso resaltar que el tribunal sí creyó a la víctima. «En las manifestaciones hay carteles de Yo sí te creo. La Audiencia también le ha creído y lo ha expuesto en la sentencia. El debate no puede ser ese».
Celso Rodríguez también lamentó que dirigentes como los ministros de Justicia, Rafael Catalá, y de Defensa, María Dolores de Cospedal, plantearan la reforma de la ley. «No tendríamos que cambiar el Código Penal por las manifestaciones. Eso no es una política coherente», dijo, poco antes de que fuera el propio portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, el que se sumara a esa opción.
Desde la asociación Francisco de Vitoria, su portavoz, Raimundo Prado, criticó una reacción de «desproporcionada» que refleja «una falta de educación general y cultura democrática que recuerda a la ley de linchamientos del Oeste».
Desde la progresista Jueces para la Democracia (JpD), su portavoz, Ignacio González Vega, declaró a Efe que «es legítimo que la sociedad se indigne» pero que «la crítica pública debe estar fundamentada con un cierto rigor» y no basada en «falacias o falsedades».
Por último, el Foro Judicial Independiente, resaltó que la sentencia estaba «trabajada», y redirigió parte de la crítica a una legislación «mal redactada».
Tres de las asociaciones -se quedó fuera JpD- emitieron más tarde un comunicado contra las «descalificaciones que, excediéndose del ámbito de la libertad de opinión, suponen un ataque desmedido frente a quienes han resuelto en conciencia». Aunque el comunicado critica que no hubiera una reacción más rotunda del Consejo, coincide con el de Lesmes en apuntar especialmente hacia «quienes tienen una posición de responsabilidad frente a la sociedad, especialmente desde un cargo público».*

Como puede apreciarse, en las repuestas críticas de los jueces hay varios factores. Hay un factor importante: los jueces están para defendernos incluso de los propios jueces, pues para eso está el sistema de recursos. No son enemigos, viene a decir, por más que no nos gusten las sentencias.
En segundo lugar, se puede discrepar sobre la interpretación de lo que significa "intimidación", lo que también nos lleva a las apelaciones y a las divergencias entre los jueces, como la propia sentencia pone de manifiesto.
En tercer lugar, no dejarse manipular o incurrir en errores distorsionantes. Ayer citábamos al propio abogado de la víctima diciendo que "el tribunal sí la creyó", en contestación a una pregunta en televisión. Hay que tener cuidado con las ideas previas. Las pancartas con el "Yo sí te creo" nacieron para otras situaciones, aquellas en las que se pone en duda la palabra de alguien. No es el caso. Si alguien las tiene en casa de antes, estupendo, pero no son apropiadas. Aquí el centro del problema sigue siendo el concepto de "intimidación", demasiado ambiguo y por ello interpretable. Si no se está de acuerdo en cómo se ha interpretado, entonces recurso. Es lo que ha hecho el fiscal del caso.
Las críticas a la "falta de educación" quizás estén fuera de lugar, pues no es la función de las personas ser expertas en derecho. Los que se han manifestado lo han hecho en su mayoría con un sentido de la injusticia que los magistrados deberían también valorar. La indiferencia absoluta ante lo que se considera un error judicial debe tomarse también como una señal social de preocupación por ciertos temas.



Ha habido muchas veces manifestaciones, pero —como señalaba uno de los citados— nunca se había visto algo así. Si los ciudadanos deben tener una mejor educación sobre el mundo jurídico, siempre será loable poder contar con el Poder Judicial para que nos enseñe. La indignación tiene motivos. Otra cosa es que haya errores también en las reacciones en cuanto al mecanismo o funcionamiento. Si los jueces se pueden equivocar, la calle también. Es tarea de los medios ayudar haciendo la menor demagogia posible y difundiendo las voces de especialistas en el campo para que la opinión pública esté mejor informada.
Creo que, por encima de otras consideraciones, se ha hecho bien en mandar un mensaje de respuesta a la sentencia, que es también un mensaje en sí misma. La participación ha sido importante por más que muchos hayan estado mal informados de lo ocurrido. Esa es parte de la queja de los jueces, pero deben valorar la enorme sensibilidad social en estos temas.
Las acusaciones entre unos (mal interpretada) y otros (mal redactada) solo hacen ver que es necesario trabajar mucho en este sentido. Los delitos que tienen que ver con las agresiones sexuales están muchas veces llenos de matices complejos que una legislación ambigua o demasiado interpretable complica.
Lo lamentable es que los debates no se centren en estos aspectos esenciales para la vida social y se centren en cuestiones muchas veces absurdas para disfrute de los políticos. En las cuestiones sobre la violencia sexual los mensajes tienen que ser nítidos y debatidos por los legisladores y la judicatura. Decir ahora que "está mal redactada la ley" es tarde; se debe hacer antes. No solo hace falta justicia, sino buenas leyes. La una necesita de las otras para poder funcionar.
El juicio de "la manada" puede servir para mejorar la justicia y, sobre todo, ofrecer la reparación moral a quien se ha visto atacada, llevada a un juicio y finalmente defraudada porque lo que le quitan de "intimidación" a unos se le pone a ella. Todos queremos una justicia mejor, con leyes que representen el sentir de la ciudadanía y sentencias con las que podamos identificarnos. Para ello el sistema debe funcionar.


España ha salido a la calle y ha mostrado su enorme sensibilidad contra la violencia de género, algo por lo que se lleva luchando décadas para salir del machismo tradicional. El compromiso social e institucional está probado sobradamente. No dejamos de ver manifestaciones en puertas de instituciones como repulsa ante este tipo de actos o de asesinatos machistas Por ello hay que tener cuidado con los casos que actúan como jarros de agua fría. Hay que seguir avanzando con paso firme.
Debemos reflexionar, como sociedad, sobre por qué estos depredadores sexuales tienen un concepto de "diversión" en el que acorralan jóvenes y las violan en grupo, lo graban y se sube a las redes sociales. La pregunta se vuelve hacia la sociedad que produce este tipo de individuos capaces de encontrar "placer", "diversión" y "orgullo" con estas prácticas. Quizá estamos mandando mensajes contradictorios sobre los valores. y sobre lo importante. 
Yo, como muchos, quiero sentirme orgulloso de tener una justicia con cuyas sentencias pueda identificarme. Se dice que siempre se aplican las leyes, en la duda, a favor de los acusados. La cuestión está en que los únicos que han tenido dudas sobre la "violación" han sido los que han redactado la sentencia y, más lejos, el magistrado del voto particular.
El proceso sigue y esperemos que hacia la luz. Lo necesitamos todos. Más juicio.


* "Alarma entre los jueces ante la "excesiva" reacción por la sentencia de La Manada" El Mundo  28/04/2018 http://www.elmundo.es/espana/2018/04/28/5ae37750268e3e94468b45b7.html
** "La prensa internacional también se hace eco de la sentencia a «La Manada»" ABC 27/04/2018  http://www.abc.es/sociedad/abci-prensa-internacional-tambien-hace-sentencia-manada-201804272134_noticia.html

viernes, 27 de abril de 2018

El fardo


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hace tiempo que no nos dan un respiro. Esta España de Puigdemones, de Cifuentes, de asesinos de niños, mujeres desaparecidas, de cuerpos encontrados, de manadas cazadoras... Cargamos con el fardo repleto de miserias que ya ni el fútbol, ¡bálsamo de todo!,  alivia. La espalda encorvada de tanta carga, los riñones doloridos, el alma desmadejada.
Sin salir de una ya estamos en otra. No pedimos distracciones, entretenimiento; pedimos soluciones, justicia, cordura, eficacia. Aquellos de los que deberíamos esperarlo, las instituciones, van cayendo como fichas de dominó en el descrédito, el cuestionamiento. Unas por su propio peso y otras por los intereses de quienes gustan de sacudir árboles para recoger los frutos. Ahora le toca a la justicia.
Una sentencia preocupante abre otra vía de justa indignación. Es una muestra más de la divergencia constante entre las instituciones y los ciudadanos, de un estado de distanciamiento constante que nos lleva a un sentimiento de no pertenencia, de no reconocerse.
La sociedad pedía ejemplaridad ante lo que es un fenómeno preocupante y los jueces no han sabido interpretar el miedo de la sociedad a que se haya abierto un puerta (otra) a la violencia machista. La semántica siempre es complicada, especialmente en los juicios y hoy tenemos al país manifestándose en las calles, con lógica indignación, pidiendo que se revise la semántica ya que los hechos están claros. Aquí falla el "etiquetado".
Los jueces han tenido imágenes y relatos, han visto actitudes, planificación, reincidencias. Y han aplicado unos criterios interpretativos con los que la práctica totalidad de la población parece discrepar. La palabra que leo entre las opiniones populares sobre la sentencia es "náusea", con la que se refleja ese sentimiento visceral que ha provocado.
La sentencia que ha sacado a cientos de miles de personas a las calles de las ciudades plantea muchas cuestiones sobre el funcionamiento interpretativo. Como una obra abierta, se suman las interpretaciones en un tipo de delito que condena a los violadores o les disculpa. Cada disculpa es, en este tipo de delitos, un reproche a la víctima: no se defendió lo suficiente, no gritó lo que debía, estaba donde no debía estar, su ropa no era la adecuada, bebió más de la cuenta, etc.
Una sentencia es una señal, un mensaje a la sociedad. Aunque no se pretenda "ejemplar" sin duda socialmente lo es. Antes se exponía a los criminales públicamente en las plazas; hoy son las sentencias las que se difunden y las que sirven para marcar los límites de lo tolerable en la sociedad. Lo que se sentencia hoy son los límites del día siguiente, aquello a lo que atenerme, la línea que puedo o no puedo cruzar y el coste de cruzarla. La gente piensa que a la "manada" le ha salido muy barata y a la sociedad muy cara.


Un abogado señalaba hace unos minutos en un programa televisivo algo importante: cree que los jueces han creído a su cliente. En lo que han discrepado los magistrados (con un extenso y controvertido voto particular, absolutorio para los acusados) es en cómo interpretar lo que tenían delante. Está claro que la distancia entre sus interpretaciones y las sociales es enorme.
Los más exquisitos dirán que la gente se deja llevar por las emociones, por los juicios mediáticos paralelos, etc. que los jueces, en cambio, han de distanciarse y ser ecuánimes, profesionales, estrictos en el cumplimiento y aplicar sus conocimientos a la interpretación de los hechos y de las leyes.
Se señala en el editorial del diario El País de hoy:

La distinción legal, no siempre fácil de establecer, conduce a la hiriente cuestión de cuánto se tiene que resistir una persona para evitar ser violada sin jugarse ni la integridad física ni la vida y para que, al tiempo, se le reconozca como víctima de tan grave asalto a su libertad sexual y sus agresores no queden impunes. En este caso límite se ha descartado la violencia, pero la ausencia de intimidación resulta difícil de comprender. La propia sentencia indica que la joven sintió un “intenso agobio y desasosiego”, “que le produjo estupor y le hizo adoptar una actitud de sometimiento y pasividad”. La mera situación, sin mediar amenaza, fue intimidatoria para la denunciante, sola, en un oscuro portal, rodeada de cinco tipos corpulentos dispuestos a tener sexo con ella.
Solo los jueces tienen todas las evidencias del caso, pero esta sentencia indica que quizá no se ha considerado en su justa medida la intimidación en un caso de agresión sexual; el punto más débil de la argumentación judicial. En todo caso, este hecho marca un antes y un después y ha provocado un necesario debate social del que convendría desterrar opiniones apresuradas y demagógicas. Las mujeres no tienen por qué sentirse menos seguras por esta sentencia ni los agresores sexuales quedan impunes. La condena impuesta en primera instancia así lo confirma.*


Desde hace horas, las pantallas se han llenado de juristas, de profesionales del Derecho —abogados, fiscales, jueces, profesores— intentando explicar los sutiles matices en cosas que son interpretaciones sui generis de estados internos, voluntades, miedos, etc. ¿Se debe pensar en ellos los que han de juzgar, cuando se sufre una agresión sexual, medir los gritos, los gestos, etc. ¿"Jolgorio"? Por más que se esmeran todos, nadie acaba de entender que no se considere "intimidación" lo que la mujer sufrió.
La pregunta sobre la resistencia ante la violencia no es baladí pues, de no enmendarse, implica que hay que arriesgarse a morir para que se considere una "violación". Corre tras esto un tufillo a viejos conceptos sobre la virtud y su defensa, de crítica con moralina a resista un poco más y póngalo más fácil para todos.
Lo que se jugaba la sociedad española era mucho. No es un delito esporádico: es un riesgo común cada fin de semana, cada fiesta popular, cada día. La metáfora de la manada no es metáfora; es lo que son. Son depredadores uniformados: músculo, barba recortada y cejas depiladas, pagados de sí mismos, narcisistas, con poco espacio para otra cosa que no sea ego.
Tendremos que seguir viviendo con nuestros fardos de miserias a los hombros, arrastrándonos de un escándalo a otro. Es tristeza decepcionada, anhelo de un rayo de luz que nos dé esperanza de futuro en un país que pesa cada día más en el alma.
Leo una noticia de septiembre pasado en BBC-Mundo con el titular "La niña uruguaya de 10 años que filmó su propia violación varias veces para que los adultos le creyeran":

"Debería avergonzarnos a todos".
Eso dijo la fiscal uruguaya Mariela Núñez sobre el "muy doloroso" caso que tiene a su cargo: el de una pequeña que fue abusada por el padre de una amiga.
Lo que hace que este caso sea particularmente estremecedor y que esté conmocionando a la sociedad uruguaya, es que la niña "se sometió voluntariamente al abuso para obtener una prueba para que los adultos creyéramos en ella", según denunció Núñez.**


La historia es tan clara que vale como monstruosa fábula moral. Habrá alguien que interprete que la niña se dedicaba a producir películas porno. El mundo del Derecho es complejo; la vida también. Solo la esperanza en que alguien nos creerá, que alguien compartirá nuestros dolores y alegrías, que remediará lo injusto, nos mantiene en pie y juntos. Sin esa creencia volvemos todos a la selva, al reino de las manadas.
Si dejamos de creer en nuestras instituciones, en nuestros representantes, recelamos de nuestra justicia, de nuestra educación... ¿qué nos queda? La situación demanda cambios urgentes para poder devolver la esperanza, que algo más que la confianza.
Acaban de anunciar que la fiscalía recurrirá la sentencia y pedirá "violación". Algo es algo. Esperanza, algo que alivie el camino diario con el pesado fardo de España a los hombros.


* "Polémica sentencia" El País 27/04/2018 https://elpais.com/elpais/2018/04/26/opinion/1524767528_961949.html
** "La niña uruguaya de 10 años que filmó su propia violación varias veces para que los adultos le creyeran" BBC-Mundo http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-41449459

jueves, 26 de abril de 2018

El chiste del 99%


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hace exactamente un mes, en pleno proceso electoral egipcio, Amro Ali se preguntaba desde los titulares en Mada Masr "Why do authoritarian regimes love elections?". Más allá de la situación egipcia y la universalmente reconocida farsa electoral, la pregunta tiene muchas respuestas por las diferencias existentes entre las situaciones. El caso egipcio ha sido una muestra de una forma peculiar de entender el proceso electoral: sin oposición democrática, con los aspirantes a candidatos detenidos, con la movilización del estado y las empresas en apoyo de un candidato del que dudar implicaba un acto de traición, etc.
Sí, los regímenes autoritarios "aman" las elecciones, que les sirven para mantener una aparente legitimidad que les permite salir por el mundo y ser abrazados por otros dirigentes. Las viejas figuras de los dictadores que evitan las elecciones ya no son pertinentes en un mundo de relaciones públicas, de medios globales y demás parafernalia. Vivimos en el "gran plató del mundo" que hubiera asombrado a Calderón de la Baraca como metáfora hecha realidad. Ya nadie quiere ser visto de forma feroz, sino amable, sonriente, en un mundo lleno de cámaras pendientes de ellos las 24 horas del día, los 365 del año.
El artículo de Amro Ali termina con una anécdota con la que el autor quiere representar sus tesis sobre los peligros de las elecciones demasiado aseguradas:

Biographers of former President Gamal Abdel Nasser noted that he was obsessed with jokes being made about him and was briefed daily about the latest jokes in circulation. Egyptian humor seems to spare nothing, including ancient Egyptian statues who changed confessions about which historical dynasty they were from — under Nasser’s torture. According to writer Anthony McDermott, one account narrates how Nasser, unusually, intervened in a particular instance in the 1960s when mocked for his near hundred percent referendum victories. The jester in question was brought before Nasser, who reprimanded him and reminded him of his achievements and popularity by adding, “And remember, I was elected by 99 percent of the electorate.” The man replied, “I swear, this was not one of my jokes.”
If this anecdote can perhaps illuminate something, it is that the peak charade — the “election” — in a regime’s lifespan can often be its most vulnerable moment.*


La anécdota en sí misma es un hecho convertido en chiste o un chiste convertido en hecho, como prefieran. Lo significativo para mí es que muestra dos formas de afrontar las elecciones, muy importantes para el ego del dirigente autoritario, y absolutamente risibles para el ciudadano llevado ante él para explicar sus bromas.
La respuesta de una mayoría del pueblo egipcio ha sido la abstención, un para qué votar. Han comprendido muchos que votar formaba parte de la perversión de la democracia que los autócratas vergonzantes representan. Cuando el voto no tiene sentido, votar lo tiene menos. Los analistas que se han atrevido han ido más allá de constatar la abstención y han señalado la alta cantidad de votos nulos, votos que han mantenido el acto de votar pero no se han dirigido a nadie. Son votos que el propio votante anula.


Ahram Online, curiosamente, ha incluido el más detallado análisis de las estadísticas egipcias. En ellas se revela el enorme peso de los votos nulos:

On the third day of elections, wary of the possibility of being fined LE500, large numbers of the poor headed towards voting stations.
The number of spoiled votes came as a surprise — a record breaking 7.2 per cent of the total vote, or 1.766 million ballot papers.
The number of spoiled votes surprised all parties, the pro-Sisi camp and the opposition as much as the Brotherhood. The voters exercised their right to spoil their votes without being encouraged to do so by any political group.
The pro-Sisi camp and the opposition both struggled to determine what such a large proportion of spoiled ballot papers could mean. Some media hosts managed to claim the spoiled votes expressed support for Al-Sisi and news outlets published ballot papers on which “I love you, Sisi” was written in an attempt to explain the unprecedented number.
Newspapers, including some from the West, showed images of ballot papers on which voters had written the name of Mohamed Salah, the famous Egyptian footballer.
The number of null votes could be seen as a creative way the middle class found to deliver a message to both the regime and opposition.
Some 1.766 million voters agreed — without any prior consultation — to spoil their votes. They were not members of any party or organisation, and acted without being called to do so in the media or on social networks.
Indeed, it could be argued the large number of spoiled ballots indicates the conscience of the 25 January and 30 June revolutions remains alive and that expressing discontent while maintaining stability, safety and development was important to a large number of voters.
Port Said topped the list of spoiled votes with 15 per cent of its total ballots cast, followed by Suez with 14 per cent, the governorates of the Red Sea, North Sinai and South Sinai, and then Cairo and Alexandria with more than nine per cent of the total votes cast spoiled.
The governorate of Port Said has always been first to send political messages to the regime. Port Said is Egypt’s richest governorate, and one conclusion we can draw from this fact is that the spoiled ballots increase in cities where there is a higher level of education, greater wealth and a stronger middle class.
There were far fewer spoiled votes in rural areas.
It is also worth noting that the number of spoiled votes increased significantly on the third day of elections.
The individual voting station to record the largest number of spoiled votes cast was New Minya, with more than 19 per cent.
The polling station is located in a neighbourhood dominated by the educated middle class, most of whom work in stable government jobs or the private sector.**


Creo que es un interesante ejercicio interpretativo de los resultados más allá de las cifras de los votos de apoyo a al-Sisi. Esos votos mayoritarios explican mucho menos que los nulos. Si la abstención siempre es complicada de interpretar unitariamente, los votos nulos son una señal más clara para el régimen y muestran un mensaje más legible, como el propio autor señala.
La interpretación de que esos cerca de dos millones de votos pertenecen a una clase media formada que considera que la revolución de 2011 no se ha transformado en hechos, si bien rechaza la inestabilidad, puede acercarse a la realidad de las intenciones.
Esos casi dos millones de votos no está de acuerdo con el régimen instaurado y en su deriva y desea manifestarlo de una forma diferenciada. No habiendo una opción de voto que lo permita, la única salida es sacrificar los votos convirtiéndolos en nulos.  El votante queda por encima del voto.
La vida política egipcia ha quedado fragmentada entre dos grandes y ambiguos conceptos: "estabilidad" e "inestabilidad". Para unos el primer concepto incluye la represión, la ausencia de diálogo y llamar "terrorista" a todo el que discrepe, incluye el militarismo, perseguir a periodistas, escritores, reformistas, ateos, homosexuales, considera normales torturas, desapariciones, detenciones de varios años en espera de juicio, acusaciones absurdas, etc. La idea de "inestabilidad" se asocia erróneamente con los derechos humanos, la democratización, la libertad de expresión e información.


Las labores de manipulación han conseguido convencer (a muchos de forma fácil) que una dictadura es buena si no molestas mucho, que solo los que se buscan problemas están en peligro, mientras que los que dicen sí a todo pueden vivir con cierta sensación de tranquilidad.
Entre la abstención y el voto nulo, el régimen egipcio está preocupado. Intentan resolver parte de la cuestión convirtiendo en partido lo que ahora son grupos de apoyo parlamentario al presidente. Lo que pretenden conseguir es la estabilidad de los 30 años de Mubarak. Creando un partido desde el poder, se puede crear una red clientelar nítida que al velar por los intereses del presidente vele por los suyos propios. Están ahora en ello y fabricando, como ya hemos señalado, una oposición que aparezca como parte de un sistema bipartidista. Como no es real bipartidismo sino solo una ingenua y vergonzante división artificial de los apoyos, está destinada al fracaso por más que tenga una apariencia democrática.
Sí, los regímenes autoritarios aman las elecciones porque las ganan siempre. Al ex director de Al-Masry Al-Youm le costó el puesto una ambigua frase en la que expresaba la "motivación" extra añadida por el gobierno a los votantes. El guión de la película democrática exige que la gente vaya a votar de corazón y no por dinero, comida o cualquier otro bien. Pero las imágenes de camiones de reparto que algunos medios publicaron eran bastante explícitas.
Cuanto más artificial y dirigida sea la fantasía democrática del régimen, más costará acercarse a la realidad, porque habrá que "sacrificar" muchas piezas para que todo encaje. La obsesión de los autócratas egipcios por ganar con el 99% de los votos no tiene nada que ver con la democracia sino con lo que ellos consideran que esos porcentajes les permiten. Se usan los votos para pisotear los derechos y libertades. Y cuando te quejas, te recuerdan que es lo que has pedido.


* "Why do authoritarian regimes love elections?" Mada Masr 25/'3/2018 https://www.madamasr.com/en/2018/03/25/opinion/u/why-do-authoritarian-regimes-love-elections/
** "Egypt Presidential Elections 2018: Unravelling the statistics" Ahram Online 13/04/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/297549/Egypt/Politics-/Egypt-Presidential-Elections--Unravelling-the-stat.aspx