domingo, 30 de septiembre de 2018

¡Fuera Mickey!

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De nuevo me sorprende Egipto con una noticia que nos trae Egyptian Streets. Lo hace con el titular "Egypt Governor: Replace Disney Figures With Military Martyrs in Kindergartens"* (28/09/2018) y el texto de la noticia explica la iniciativa, una más, de lavado de cerebro militarista que los egipcios están viviendo, aplaudido por unos y en silencio por otros.
Que se cambien las decoraciones de las salas de las guarderías infantiles implica, más que un salto, una confirmación de cuál es el camino elegido por este régimen que no quiere que se vuelva a producir una Primavera egipcia como la de 2011.
La situación egipcia se construye sobre una enorme omisión: ¿contra quién se levantaron en 2011? El hecho de que el detonante fuera la muerte del joven Khaled Said a manos de la Policía del régimen, que no le perdonó que denunciara su participación en el narco tráfico en su ciudad, Alejandría sigue siendo tergiversado. El mismo ejército que sostenía a Hosni Mubarak y a su régimen se ha mostrado en dos ocasiones como "salvador", la primera cuando salva al régimen al decapitarlo en una operación de auto cirugía —eso fue sacar a Mubarak— que todavía dura. El pueblo egipcio debe "agradecerle" a su ejército que no arremetiera contra ellos (y se lo pensaron mucho) y olvidar que los militares eran el sostén del régimen decapitado. 
La gran falacia ha sido hacer creer que las libertades que se pedían entonces se han ganado, cuando el régimen es actualmente mucho más represivo que lo era el de Mubarak, que por pura laxitud no se encargaba de perseguir más que aquello que le cuestionaba directamente, dejando espacios no de libertades sino de indiferencias. El otro hecho por el que los egipcios deben dar las gracias —como le gusta recordar al presidente al-Sisi— es el golpe de estado, el "no-coup", que sacó a los Hermanos Musulmanes del poder, y que los militares y el discurso oficial egipcio considera una "rectificación" positiva de la deriva del régimen posrevolucionario.


Desde ese momento, todo lo que tuviera que ver con el levantamiento de 2011, un movimiento popular contra el autoritarismo, es considerado peligroso. Solo debe haber una voz, la oficial del régimen, que se debe cimentar en una idea, la "unión del pueblo y su ejército" bajo una sola mano y un solo discurso.
Lo que no parece dispuesto el régimen es a abandonar el papel del ejército, en el que se amparan todos aquellos que tienen algo que perder. Los discursos se han ido volviendo cada vez más militaristas, como hemos tenido ocasión de contar aquí a través de múltiples noticias —de la Feria del Libro de El Cairo a las series televisivas de Ramadán— en las que se ha resaltado la campaña propagandística de los militares para no verse cuestionados.
Pueblo, Estado y Ejército se presentan como caras de un mismo ente cuya unión está mantenida por el nacionalismo y la religión. Al-Sisi ha elaborado un "populismo de estado" cuyos márgenes democráticos son imposibles. Los episodios generados por las elecciones presidenciales —una gigantesca farsa en la que se seleccionó al candidato opositor entre los leales mientras se encarcelaba a los posibles candidatos— dejan claramente a la vista las enormes carencias del régimen en cualquier cosa que se pueda parecer a una democracia. El parlamento adolece de los mismos problemas, con un sistema electoral hecho para debilitar a los partidos, que necesitan del poder para tener entidad. El próximo paso —crear una oposición dentro de los favorables— no hace sino dejar en evidencia al sistema.


El episodio de sustitución de Mickey Mouse por los héroes es revelador; ya no son los mártires de la revolución, sino los rostros de los militares. Los uniformes entran por los ojos de todos desde la infancia, convertidos en figuras paternalistas, proveedoras de las necesidades del pueblo al que asisten con las mercancías que venden y reparten desde los camiones militares, traídos directamente desde las fábricas en la que producen según las carencias o según los negocios en exclusiva y sin pago del IVA.

Los egipcios siguen viviendo bajo esa imagen, reforzada de forma conductista en la que lo bueno se asocia con los uniformes y lo malo con la diversidad. La maniobra de considerar el estallido popular de 2011 como una forma negativa lleva hacia un autoritarismo que se ve cada día más elaborado y envolvente.
Al amparo de los discursos de la seguridad, el régimen no da un solo paso hacia la famosa hoja de ruta prometida hacia la democracia. Tan solo refuerza su papel de control del país a través del afianzamiento del papel de ejército y de un régimen férreo. Hacia el exterior, los discursos son justificativos de las acciones interiores y se basan en la idea de la necesidad de reforzar el apoyo antiterrorista. De esta forma, el gobierno egipcio insiste en que está protegiendo al mundo del terrorismo mientras que aprovecha para hacer la limpieza interna de toda la oposición democrática, política y mediática, de la que se va deshaciendo.
La conversión de las guarderías infantiles en una especie de "espacios chavistas" a la egipcia se hace sobre la ya omnipresente imagen del presidente al-Sisi en todos los rincones. No debe haber espacio sin rellenar por el todo (el ejército) y la parte (el presidente). Todo lo que los egipcios asocien con lo positivo debe ir asociado con ambos. Lo negativo, en cambio, debe serlo con las conspiraciones internacionales, los terroristas, etc. Nadie debe dejar de besar la mano presidencial.


No hace mucho contamos aquí la instauración del canto del himno y el izado de bandera en los hospitales, lo que no deja de ser un despropósito porque suelen ser zonas de silencio. Todavía no se han producido curaciones milagrosas al escuchar el himno o no nos han informado de ellas.
Como curiosidad, recordemos que fue un meme de al-Sisi como Mickey Mouse en Facebook lo que dio con su autor en la cárcel, lo que sirvió para convertirlo en muy popular. Fueron tres años de condena en 2015. Pronto los niños dejarán de sentir esa tentación.





sábado, 29 de septiembre de 2018

El argumento falaz

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo escuchamos una y otra vez, casi siempre en boca de autócratas, de dictadores. Es el argumento de la no injerencia. Erdogan lo acaba de usar —una vez más— cuando Angela Merkel ha señalado las profundas discrepancias con Turquía en materia de libertad de expresión y derechos humanos. Erdogan ha apelado a la independencia de la justicia en Turquía y a su derecho como país a no ser molestado por sus decisiones.
El argumento de la injerencia es a la vez antiguo y moderno. Implica una conciencia global de ciertas cuestiones. Hubo una época, hasta no hace mucho realmente, en que las relaciones internacionales no se molestaban en estas cosas y reinaba un interés de cada uno y lo único que se trataba de imponer era no tocar las zonas de influencia de las potencias. El mundo estaba mucho más fragmentado y no había esta conciencia que pretendemos universal de los Derechos Humanos.
La doctrina sobre su respeto es reciente e irregular. Surge sobre todo de la presión de las opiniones públicas y por eso está tan vinculada a las libertades de prensa y de expresión, que son las capaces de despertar las conciencias dentro y fuera del país.
Cuando un país no dispone de libertad de prensa ni de expresión, las presiones se trasladan al exterior, desde donde se inician las campañas en favor de los derechos de la ciudadanía y se centran en los casos de detenciones arbitrarias o "con todas las de la ley".


El "error", más bien lo hipócrita, del argumento de la injerencia es hacer creer que la justicia es independiente y que las leyes son justas. Las leyes no las hacen los jueces, solo las aplican. Los casos de Turquía son muy evidentes y han llevado a la cárcel a miles de personas y han provocado los despidos de miles y miles de personas acusadas de lo mismo, pertenecer a una imaginaria red, los gullenistas. Todo ello ha servido para que Erdogan haga una enorme purga en el estado y en la sociedad que ha eliminado a jueces, funcionarios, militares, profesores, periodistas, etc. con la excusa de que conspiraban contra él, la persona que ha convertido Turquía en un estado autoritario perpetuándose en el poder, según denuncian todos las asociaciones de Derechos Humanos y de Periodistas del mundo.
El argumento, como decimos, se suele hacer girar sobre la independencia de la justicia. Por ello suele ser el primer sitio que se purga. Una vez que controlas los jueces y controlas el parlamento, hacer leyes y hacerlas cumplir es una forma de decir que no se interfiere y que todo es "legal". Puede serlo, pero eso no excluye que sea injusto o que vaya contra las normas aceptadas por la comunidad internacional.
Y es lo que ocurre con muchos países. La forma de autoritarismo se ha hecho más "burocrática" y "legalista". Es la forma de hacer ver que no se tiene nada que ver con lo que ocurre. Vemos la noticia de que el gobierno nicaragüense va a "prohibir" las manifestaciones. Eso deja fuera de la ley y convierte en delincuentes a los que se manifiesten. Es lo mismo que ocurrió (y ocurre) en Egipto, otro país aquejado de los mismos vicios gubernamentales, en donde manifestarse es considerado delito, tanto como ser ateo, homosexual, donde se cierran medios alegando que ha aparecido un gay en un programa o donde quejarse de problemas puede ser considerado "difamar al país", etc.


Siempre es el mismo argumento: todo es legal y nadie debe interferir en las cuestiones de un país. Es lo mismo que ha llevado al gobierno de Arabia Saudí, uno de los más retrógrados del planeta, a romper relaciones y retirar sus estudiantes, ciudadanos hospitalizados, etc. en Canadá cuando el gobierno de Justin Trudeau se interesó por una serie de activistas detenidas y que tienen doble nacionalidad saudí y canadiense. En un caso similar al del periodista germano turco por el que el gobierno de Merkel mantiene un contencioso con Erdogan.
España ha hecho un flaco servicio a la democracia global al anteponer la venta de unas fragatas a la poco ética venta de bombas a Arabia Saudí. El argumento del gobierno español ha sido esperpéntico: la precisión de la bombas, por lo que no matarán "inocentes". Que un gobierno democrático use el argumento dando la razón por matar correctamente a un país que está en un guerra porque se considera una potencia que debe controlar la zona, nido de terroristas (la mayor parte de los participantes en el 11-S eran saudíes) y exportador de ideología religiosa retrógrada a los países vecinos, no deja de ser un despropósito vergonzante.


El retroceso en la defensa de los Derechos Humanos está encabezado por los Estados Unidos, donde ya no solo se violan en su interior (leyes de inmigración y separación de familias y aumento del racismo) sino que se pisotean en el exterior argumentando que un amigo es un amigo haga lo que haga, elevando el cinismo pragmático a rango de política internacional. Así, el presidente Trump puede ir abrazando dictadores y ponderando su "buen trabajo" en función de los intereses de los Estados Unidos perdiendo de vista una política internacional conjunta. El unilateralismo es también ceguera política ante las dictaduras y los regímenes autoritarios.
Dentro de las leyes de la acción y reacción políticas, el aumento del autoritarismo es la consecuencia de una demanda global de libertades y derechos. En ello tiene mucho que ver la solidaridad que un mundo próximo e interconectado provoca. Somos más sensibles a lo que ocurre en otras partes, conocemos directamente a las personas que sufren y padecen el autoritarismo. Más allá de los medios, que tienen su propia agenda y espacio, ha surgido toda una red de solidaridades y apoyos a través de ONG y de asociaciones de ayuda que han conseguido tener su propia voz gracias a las posibilidades que procuran las nuevas tecnologías de la comunicación.
Esto explica también los intentos de cortar las posibilidades de comunicación por medio de leyes y órganos especiales, la persecución de disidentes y discrepantes en las redes sociales, una mayor vigilancia sobre las comunidades de expatriados —vigilados desde las embajadas, que han de elaborar censos y controlar a los residentes mediante amenazas a ellos y a sus familiares—, la creación de muros a la información mediante bloqueos y firewalls, cierres de páginas, etc. Cada vez es más frecuente leer noticias sobre medidas represoras en muchos países, que han aumentado el nivel de intransigencia, vigilancia y control.


El argumento de la no injerencia no es para tiempos globales y estos lo son. Los obstáculos son los radicalismos de corte populista y nacionalista porque definen como "enemigos del pueblo" o de la "patria" a todos los que son críticos y abogan por su discriminación, encarcelamiento y silencio. Cuando se resisten o actúan en petición de solidaridad, es cuando los gobiernos autoritarios se rasgan sus vestiduras y entonan agrios lamentos sobre la independencia de los países, sobre su soberanía, etc.
Pero no hay soberanía que justifique la represión de las personas en un mundo interconectado, que tiende constantemente lazos culturales, económicos, defensivos, etc. La idea de que los gobiernos o los estados son "propietarios" de sus ciudadanos, como algunos señalan, no es sostenible y es una nueva forma de "feudalismo de estado". 
Las personas son portadoras universales de derechos. Los derechos no es algo que uno lleve en los genes; su existencia final depende del reconocimiento de otros. Si no son reconocidos, si no pueden ser puestos en acción, no son más que papel mojado frente a los sistemas autoritarios. Cuando los países vivían aislados y sin una opinión pública real, el cuestionamiento era difícil. Pero hoy sabemos la situación de cada uno es conocida y el apoyo es necesario en un mundo que necesita cada vez más armonía en los derechos y no enormes diferencias.
En la página de Amnistía Internacional relacionadas con los periodistas en Turquía se recogen las declaraciones de Çağdaş Kaplan, editor de la publicación online Gazete Karınca:


“Trabajar con la amenaza constante de ser detenido y condenado hace la vida muy difícil, pero el periodismo es nuestra profesión. Tenemos que ejercerla. Hay una verdad perfectamente visible en Turquía, pero también hay un intento de ocultarla a la sociedad. Alguien tiene que hablar de ella y eso es lo que nosotros tratamos de hacer”.*


Esa es la realidad y la función de la prensa, hablar de ella bajo la presión y con el peligro de desaparecer en el intento de hacerla visible. 
Hay que recordar estas cuestiones que distancian un estado democrático, por muy imperfecto que sea, de uno autoritario, por muy perfecto que se crea.  


* Amnistía Internacional "Turquía: “Para los periodistas, Turquía se ha convertido en una mazmorra” 3/05/2018 https://www.amnesty.org/es/latest/news/2018/05/turkey-for-journalists-turkey-has-become-a-dungeon/





viernes, 28 de septiembre de 2018

La esperanza es el espejo o rematar al mensajero

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En un mundo mediático y de amplificación de los efectos de los medios es natural que se sienta la tentación del poder desde unos y otros. Poder de los medios y poder del poder, que se ve enfrentado a una crisis constante. Vivir en crisis mediática parece ser el signo de los tiempos.
La complejidad de los sistemas sociales ha aumentado merced al aumento de las interacciones entre los agentes intervinientes en términos de flujos de información. La estabilidad es algo casi imposible por gobiernos debilitados por el fraccionamiento de los cuerpos electorales, que  muestran una tendencia a la fragmentación, con la irrupción de nuevas siglas y grupos que modifica el mapa político y electoral. No solo eso. El aumento de grupos políticos hace aumentar también las interacciones negativas, es decir, los choques y enfrentamientos, ya que deben luchar contra la oposición (los diferentes) y los afines (los semejantes que les disputan el puesto político). Esto hace que la crítica llegue a niveles en los que se debe emplear más tiempo en la defensa de la plaza que en la gobernación de la misma.
Ya no existen los picos calientes de las campañas y los valles de los tiempos intermedios, de mediana intensidad. Todo se ha vuelto campaña en una sociedad interconectada e instantánea.


La noche mediática ha sido de conexión mundial con la audiencia directa de horas para la aceptación de un juez para el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Casi todas las cadenas internacionales lo han dado sin interrupción. No lo ha hecho Televisión Española, que sigue la política de no interrumpir su programación a menos que un asteroide vaya a impactar con la tierra y sea después de los deportes.
La tensión política en todos los países se ha disparado; igualmente la situación crítica internacional. Las crisis han llegado para quedarse. Por más que se escuchen voces pidiendo calma, moderación, es una batalla perdida porque el medio es el mensaje. Los políticos usan los medios para conectar con las electo-audiencias, una híbrido entre electoral y mediático. A su vez, los cuerpos sociales están conectados entre ellos y reciclan las informaciones que les llegan o producen otras nuevas que son recogidas por los medios y se vuelve a poner en marcha el circuito.
La política está inmersa en este juego de la necesidad de producir noticias para mantenerse en primera posición, pero eso la hace más vulnerable porque las noticias negativas son mucho más contundentes y aceleradas que las buenas noticias. Una buena noticia apenas atrae atención, mientras que un acontecimiento negativo, por mucho menos trascendente que pueda ser en términos objetivos, causa un violento choque mediático. Hasta el presidente Trump se ha visto tapado por las noticias del juez sometido a escrutinio público por la acusación de asalto sexual en su juventud. Se juntan en esa noticia la trascendencia que tiene para el sistema judicial y político tener un juez conservador como es el propuesto para el Tribunal Supremo, con la notoriedad de los casos de agresiones sexuales en el momento del #metoo y demás movimientos de defensa de las mujeres. Los medios norteamericanos han estado calificando la audiencia como un "evento histórico" y lo cierto es que ha tenido una audiencia mundial, como atestiguan las conexiones de todo el planeta. El caso, además, tiene un efecto detonante en las discusiones sociales favorecidas por las redes.


Cualquier información adquiere una notoriedad casi instantánea si es negativa. Es necesario hacer muchas cosas y muy bien para compensar el efecto de las cuestiones negativas. Puede ser injusto, pero es lo que es. Eso no es solo un efecto perverso de la información, sino el resultado de las propias agencias políticas, mediáticas y sociales. Se habla mucho de las agendas mediáticas, pero lo cierto es que hoy con la posibilidad de producción y difusión de informaciones en las redes sociales y su conexión con los propios medios, todo el mundo tiene agenda. Es el resultado y el efecto de la politización informativa de la sociedad.
Cualquier incidente (un atasco en el metro el otro día, por ejemplo) hace que decenas de viajeros saquen sus teléfonos móviles e inunden el mundo de fotos y vídeos mostrando la situación. Es una acción política, sin duda, una acción política que provoca unas reacciones entre aquellos que las ven y los que las reenvían. Esas fotos y esos vídeos son mensajes políticos con unos efectos determinados, por los que se acabarán pidiendo responsabilidades a alguien en una cadena en ascenso.


La política española padece varios males encadenados. El primero es precisamente una situación parlamentaria de extrema inestabilidad debido al bajo número de diputados disponible y a que la alianza que sacó al PP del poder no tenía más fin que ese, teniendo que discutir todo lo demás desde el primer día. En segundo lugar, se ha concretado en un relevo generacional mucho más preocupado por el uso de las redes sociales intentando llegar a los grupos más sensibles y reactivos. Estar en la oposición es duro, pero es más divertido, al menos desde el punto de vista comunicativo. Por otro lado, la oposición es variable y circunstancial, en consonancia con lo dicho en el primer punto. Unos días se te oponen unos, otros días y otros y, finalmente, todos cuando tengan que poner sus apuestas electorales sobre la mesa.
Visto todo lo anterior, la noticia que ha provocado la ministra Calvo, según nos cuenta el diario El Mundo:

El Gobierno considera la proliferación de las falsas noticias, conocidas como fake news, y que tan presentes se han hechos en los últimos tiempos, como el argumento suficiente para apostar por una regulación de la libertad de expresión de los medios de comunicación. Por una estrategia de intervención, dejando el camino de la autorregulación. Así lo ha expresado la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, durante la inauguración de la XVI Jornada de Periodismo de la APE (Asociación de Periodistas Europeos).
"Estamos ante el viejo dilema de la autorregulación o la regulación. Esa vieja frase en la que hemos vivido de que la mejor ley de prensa es la que no existe, ¿por qué?", se ha preguntado la vicepresidenta. En su exposición, muy crítica con el panorama actual de los medios de comunicación y su negocio, y ha pedido que "asuman sus responsabilidades sociales, que no son difusas".
En este sentido, la apuesta del Ejecutivo es clara: regular el sector de los medios. Al menos, abordar el debate para llegar a una norma. Su propuesta coincide en el tiempo cuando se han destapado diversas informaciones que han puesto en jaque a miembros del Gabinete de Pedro Sánchez y que, incluso, han conllevado la dimisión de ministros.
"Cuando la democracia coloca el foco sobre el control de todos, como ciudadanos de un Estado de derecho, el control de quienes asumimos cargos públicos, faltaría más que decidiéramos que en el siglo XXI no va a existir control en los dos platillos de la balanza", se ha quejado la vicepresidenta del Gobierno. A su juicio, "el negocio ha irrumpido en unos niveles de delicadeza y sutilidad de lo ético, político y democrático que es un tema capital".
Para justificar su posición de intervenir en el sector de los medios, ha explicado que en Europa este debate ya está en marcha. "Europa lidera el rumbo. Algunos países en nuestro contexto europeo están empezando a tomar decisiones de regulación, de intervenir. Se lo está planteando Francia, Alemania, Reino Unido o Italia. Están abandonando el famoso pretexto de que la mejor ley que regular la libertad de expresión y el derecho a la información es la que no existe. Debemos tomar decisiones que nos protejan", ha sido su reflexión.*


No está demasiado fina la ministra cuando, efectivamente, trata de regular los que le están criticando. Especialmente duro es escuchar esto a quienes han estado rechazando la existencia de leyes mordaza.
No son los países democráticos los que están pidiendo regulaciones, sino los que está sancionando la Unión Europea, como Hungría y Polonia. En un país democrático, los Estados Unidos, el único que habla de la prensa como enemigo es el presidente Trump, el más autoritario y manipulador de los existentes.
Lo único que ha hecho la ministra Carmen Calvo es volver a recargar las redes, los medios y la oposición política de razones en su contra. El problema de España no son los medios, es el sr Villarejo y lo que ha hecho con total impunidad durante años, amparado en buenas amistades y cargos.
No se puede sostener desde la oposición que sacar los trapos sucios del PP es un acto democrático y de libertad de prensa y sostener lo contrario cuando se está en el poder y las informaciones que surgen de tus compañeros de ejecutivo no te gustan o favorecen.
Tampoco hay que meter en un mismo saco las informaciones de un chantajista que las que puedan estar apareciendo sobre las cuentas, negocios o cualquier otro tipo de circunstancia de los compañeros de gabinete.
La cuestión de las grabaciones tiene tres niveles muy diferentes: el de la legalidad de la obtención (que sería una cuestión judicial), el de los contenidos (que es una cuestión mediática y política, ya que unos la sacan y otros la reciben) y finalmente la cuestión oscura, a quién favorecen, que es una cuestión muy distinta.


Ninguna de las tres tiene que ver con lo que dice la ministra Calvo, que debería ser más sensata y comedida en lo que puede ser entendido como una pérdida de papeles por un lado, pero también como una amenaza, por otro.
El ejecutivo de Pedro Sánchez tiene una enorme debilidad parlamentaria, pero no tiene por qué tenerla ideológica, es decir, no tiene entrar a plantear cosas absurdas al perder los nervios.
Cada vez es más difícil gobernar por los motivos señalados anteriormente. Hay que tener sistemas de defensa. Pero la mejor defensa es elegir bien a los miembros de un gabinete, no dejar que lleguen alto los sinvergüenzas que trepan por los partidos, no hablar más de la cuenta en ningún sitio, etc.
Los medios españoles no han dado "falsas noticias" en ninguno de los casos. Pueden equivocarse en muchas cosas o tener intenciones partidistas, algo evidente, pero había un fundamento sobre el que investigar y una obligación de hacerlo. ¿Que hay intereses políticos detrás? ¡Por supuesto! Pero es en eso en lo que han convertido entre todos los partidos la política, en una especie de pelea en el fango, un estercolero cada vez más dependiente de los golpes de opinión, sacudidas mediáticas que cuando les favorecen son demandas sociales y, cuando no, síntomas de lo mal que funciona el mundo.
No quiero que este país entre en la lista de los recortadores de libertades, de los maldecidores de medios, etc. Prefiero que intenten ellos renovarse a golpe de titular correctivo que fingir que todo va bien a golpe de silencio.
Como señalaba un comentarista esta misma mañana, el problema es que te acusen de lo mismo que has denunciado cuando eres opositor. Es el reciclado del más de lo mismo pero con otro color.
Los mensajeros ya tienen bastante problemas en esta nueva situación para tener que ponerse a discutir ahora con la ministra Calvo, cuyas palabras mucho me temo dejarán huella en todos los medios como de vocación mordaza. Ha ido, además, a decirlo a un encuentro de periodistas europeos, lo que no deja de ser soberbia, provocación o ambas cosas.


Los medios son reflejo de lo que somos, hacemos y decimos. Se producen en un contexto de mejor o peor salud pública. Son espejo a lomos de un asno (ni a caballo llegamos) reflejando en su bamboleo el mucho fango y lo poco de cielo azul que nos queda.
La ministra debería ocuparse de su ámbito, ocuparse de regenerar la política, de que los suyos actúen bien para poder hablar sobre ejemplaridad. Cuando la vida política y social esté transparente, sin nadie que defraude, robe, mienta, insulte, hable de más, vaya en malas compañías, falsifique su currículum o su vida, etc. entonces podrá culpar al espejo. Pero no es el caso. Mucho menos meter por medio a la Unión Europea, que está sancionando países por atacar a los medios e imponer mordazas.
Ahora toda la esperanza, con todo, está en el espejo. Lo otro es rematar en el suelo a los medios de un tiro en las libertades, que es lo que nos queda, por más que políticos, informadores o ciudadanos abusen de ellas. Romper el espejo es precisamente lo que hacen los que se niegan a verse reflejado en él.
Como escribió Oscar Wilde en el prólogo de su Retrato de Dorian Gray, es la rabia de Calibán, el horrendo personaje shakesperiano, enfadado por ver su fealdad reflejada y pero también su enfado cuando no se ve en el espejo. Él se refería al siglo XIX y a su relación con el realismo, pero la idea es clara. Hoy ese realismo es el de los medios. Queremos salir y salir guapos en los medios. Pero hay lo que hay.


* "El Gobierno apuesta por regular la libertad de expresión de los medios" El Mundo 27/09/2018 http://www.elmundo.es/television/2018/09/27/5bacaf75468aebb25f8b463b.html



jueves, 27 de septiembre de 2018

El aleteo de una mariposa en Iowa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La paranoia de Donald Trump va creciendo en intensidad. Conforme avanza su mandato, Trump necesita de explicaciones que nada explican, pero justifican su fracaso histórico. Trump en un capitán Acab al que le ha desaparecido el mar bajo su barco y mira frustrado las velas en busca de viento. Y el viento en su barco en secano se llama conspiradores.
No hace muchos días, Trump anunciaba que eran los demócratas norteamericanos los que conspiraban junto a Rusia para aguarle las elecciones de dentro de unas semanas. Si los republicanos perdían, lo que parece probable por sus actuaciones, serían sus rivales aliados con las fuerzas exteriores de rusos e iraníes. Y ahora le toca el turno a China.
Amanda Mars, desde el diario El País, explica:

Son tantos los sospechosos ahora en Washington, que dándolos por ciertos, resultaría interesante saber en qué direcciones remarán: si la temida Rusia seguirá apoyando a Trump y compensará un ataque chino. O qué partido tomará Corea del Norte, con cuyo líder, Kim Jong-un, planea reunirse de nuevo en breve. Lo que el mandatario tiene claro es que Pekín va en su contra. "Lamentablemente, nos hemos enterado de que China ha estado intentando interferir en los próximos comicios de 2018”, dijo Trump en Nueva York, que esta semana acoge la Asamblea General de la ONU. “No quieren que yo o que nosotros ganemos porque soy el primer presidente que ha desafiado a China en comercio”, aseguró ante los gobernantes.*


Planteado en estos términos, si se trata de no querer que gane Trump las elecciones, la conspiración es universal, material y espiritual, multirracial e interconfesional, en lenguas vivas y muertas, planetaria e intergaláctica... Pero eso para Donald Trump es la confirmación de su propia grandeza histórica.
Mientras todos hablan de lo pequeño de lo corto de sus ideas o de lo pequeño de sus manos y pene (Stormy Daniels), él se ve ya colocado en una ampliación del Monte Rushmore, tallado en piedra para peregrinación de la humanidad futura.
Pero, por ahora y debido a los excesos, la pirotecnia política de Trump no está consiguiendo demasiado protagonismo. Si su deseo era atraer la atención para desviarlo del verdadero problema, no lo consigue.
Si vemos la página de entrada de The New York Times, nos daremos cuenta que la mayor parte de los artículos que se nos proponen son referidos a los escándalos producidos por su candidato al Supremo, Brett Kavanaugh. La estrategia de Trump para atraer la atención, usando a China, en este caso, no le ha funcionado. Es lo que suele ocurrir cuando los demás comienzan a comprender tus pautas.


Ya no les es fácil conseguir marcar la agenda mediática mediante sus intervenciones y sus tuits explosivos. La agenda de los medios, por el contrario, busca golpear allí donde ve la debilidad de sus actos y propuestas.
China es una distracción. La falta de argumentos es absoluta y lo que se invoca ridículo. Y la conspiración invocada es la siguiente:

Yet Mr. Trump did not back down. After the meeting, he asserted in a tweet that the Chinese had placed an ad in The Des Moines Register and other papers, designed to resemble a news article, that highlighted the economic costs of Mr. Trump’s trade battle with China.
“That’s because we are beating them on Trade, opening markets, and the farmers will make a fortune when this is over!” he wrote.
The Chinese government, like others, has for years paid to publish newspaper supplements that portray its spin on the news.
Before a subsequent meeting with Prime Minister Shinzo Abe of Japan, Mr. Trump said, “I don’t like it when they attack our farmers,” referring to China.
He added, “They are trying to meddle in our elections, and we’re not going to let that happen, just as we’re not going to let that happen with Russia.”**


Es la versión Trump del efecto mariposa, en donde se sustituye el suave aleteo por el anuncio en el Des Moines Register, el periódico de Iowa citado por Trump como un instrumento de interferencia de China en la elecciones de mitad de mandato que se han de producir y en la que muchos creen que se puede producir un vuelco que haría perder el control de las cámaras al presidente complicándole el gobierno. Pero Trump no necesita que nadie le complique el mandato porque se lo complica él solo.
En esta absurda manera de gobernar a la superpotencia con un Acab de secano persiguiendo ballenas blancas, Trump necesita este tipo de desafíos para poder salir al paso de las grandes batallas que son sus intervenciones públicas. Presentarse ante las Naciones Unidas y dar su discurso es un desafío para una persona que solo ha traído soledad y rechazo para los Estados Unidos y ha visto grandeza en ello.
Los propios norteamericanos se deben sentir cada vez más frustrados por esa manifestaciones ya que los argumentos que su presidente suele dar, tanto en política nacional como sobre todo en política internacional, son cada día más retorcidos, perversos e irreales.
El propio diario citado, el Des Moines Register, se ha visto obligado a contestar a Trump. Tras citar a distintas autoridades en Ciencias Políticas del mundo universitario, el diario concluye:

Carol Hunter, the Register's executive editor, said the China Daily placement was not surprising, given that "trade is a big issue right now, and Iowa is at the epicenter of potential damage."
Hunter said the insert met the Register's standard criteria for advertising.
The New York Times, the Washington Post and other newspapers have run similar China Daily inserts.
The supplement was clearly marked as a product of China Daily, an official publication of the People's Republic of China, and neither Register news nor advertising staff had a role in its creation, she said.
"Certainly, it gives China's perspective. But that's what advertisers do," Hunter said. “I think Iowans are smart enough to see this for what it is: It’s an advertiser buying access to an audience. The Register happens to offer a sophisticated audience that’s interested in trade and politics.”
China's insert in the Register is attracting the president's attention because of Iowa's "very real potential for economic damage and its role as a swing state in presidential politics," Hunter said.***


Que al gran empresario le tengan que explicar estas cosas no deja de causar sonrojo. Pero el sonrojo es un estado permanente en las caras de los norteamericanos desde que Trump accedió a la Casa Blanca.
El querer que Trump salga del poder no es una conspiración, es un clamor universal. 


* "Trump acusa a China de tratar de interferir en las elecciones legislativas" El País 26/09/2018 https://elpais.com/internacional/2018/09/26/actualidad/1537969975_145895.html
** "Trump Accuses China of Interfering in Midterm Elections" The New York Times 26/09/2018 https://www.nytimes.com/2018/09/26/world/asia/trump-china-election.html
*** "Citing ad in Des Moines Register, Trump accuses China of meddling in U.S. elections" Des Moines Register 26/09/2018 https://eu.desmoinesregister.com/story/news/politics/2018/09/26/donald-trump-des-moines-register-ad-attack-china-meddling-united-nations-president-election/1434194002/

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Antes y después, con y sin

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Habrá observado seguramente una serie de "noticias" que aparecen con frecuencia en nuestra prensa digital, una suerte de bochornosas comparativas. Me refiero a ciertos juegos con imágenes tomadas de distintos fondos (internet ya tiene unos cuantos años en activo) que son comparadas con otras en un juego de "antes" y "después" o también de "con" y "sin".
La del primer tipo suelen estar centrada en el paso del tiempo y nos muestra imágenes de personas conocidas con diferencias de años. Nos muestran rostros juveniles y rostros avejentados, con las marcas de la temporalidad, que no suelen favorecer a nadie. Este primer grupo se encuadran también las víctimas de las operaciones de estética. Cuanto más cruel sea el destrozo, mayor visibilidad del contraste.
Las del segundo grupo, "con" o "sin", centran su ingenio en mostrar personajes, casi siempre mujeres, maquilladas y sin maquillar, resaltando las diferencias.
Por decirlo desde el principio, este tipo de prácticas me parecen una forma de denigrar a las personas y, por tanto, de envilecimiento del periodismo y del medio que las acoge en sus páginas digitales y las difunde. Son un síntoma más de que ya vale todo en los medios, que se han visto arrastrados por el mundo sin ley de las redes sociales en un movimiento en busca de audiencias.
En este sentido, la red es cada vez más un circo romano en el que se ceban con carnadas a unas masas hambrientas de productos ínfimos, pero que satisfacen su poco exigente gusto.


Hace unos años se teorizaba desde los medios sobre cómo iban a disponer de inmensas audiencias por todo el mundo, millones de posibles espectadores, lectores, etc. a los que se iba a llegar con un  mensaje periodístico. Lo ocurrido ha sido exactamente lo contrario. Son las "micro-masas" —la antigua masa combinada con lo micro de la personalización del medio— las que se han llevado el gato del contenido al agua. Las empresas ya no producen contenido de calidad más que en muy honorables casos. Más bien sucede lo contrario: se alimentan reciclando la basura que la propia red escupe hacia el exterior. En vez de "civilizar" la red, es decir, a los lectores, se han dejado arrastrar por el mal gusto y la zafiedad hacia este tipo de prácticas.
Es un síntoma más de una batalla perdida. Lo malo es que esta pérdida es social, es decir, de todos. Es una reducción de los niveles básicos de civilidad, de aspiración a mejorar el conjunto, en favor de un espíritu destructivo y jacobino que se siente poderoso subiendo y bajando su pulgar, no en vano el gesto que definía al circo romano. ¡Gran acierto icónico de Facebook!


En las ciberutopías ilustradas, las que presidieron los años previos a la expansión de las redes, todavía se especulaba con la posibilidad de una universalidad de la cultura. Todo aquello se ha ido disolviendo en una sinrazón instrumental.
Los medios han renunciado a ser didácticos e ilustrados y han pasado a ser especulares, es decir, a mostrarse ante sus lectores como espejos stendhalianos en el camino del embrutecimiento. Con ello, la Prensa renuncia a sus orígenes y a su función. El "infotainment" es la formulación que adquiere peso ampliándose en todos los ámbitos.
Esto ha producido, además, un efecto sistémico en el que los productores de contenidos deben adaptarse a la nueva forma de los mensajes. El "antes y el después" y el "con y sin" son solo dos ejemplos de cómo se ha producido esa degradación en la que son los productos de los públicos los que son consumidos masivamente en este sistema de reproducción sociomediática.
La relación de los medios tradicionales (y profesionales) con la redes fue muy ambigua desde el principio. Creo que nunca llegaron a entender el poder absorbente de las redes, el carácter desestabilizador de los micromedios y cómo la pérdida de lectores, oyentes, etc. arrastrando la publicidad, les iba a cambiar irremisiblemente. Hoy la mayor parte de los medios está en crisis, lo que es preocupante para ellos. Pero la crisis del Periodismo que ha traído es mucho más preocupante. En efecto, socialmente la desaparición de los medios no tendría por qué cambiar su función, que podía haber sido cumplida por otros medios. Sin embargo, no es lo que ha ocurrido.


Lo que ha ocurrido es que la trivialización social de los contenidos ha tenido un efecto sobre las redes, pero también los propios medios, que se han convertido en alimentadores de este nuevo Leviatán polimorfo.
El papel de formación de la opinión pública ha desaparecido y es la opinión pública la que da forma a los medios que deben dar lo que les piden. La idea del 4º Poder parece casi un sarcasmo hoy en día.
Los efectos son demoledores no solo sobre la idea de medio y de periodista profesional, sino que ha transformado todo aquello que usa la red como mediación, es decir, prácticamente todo: la política, la educación, la cultura...
El político con ideas ha sido sustituido por el seductor descarado que usa sus habilidades o las de sus equipos de comunicadores tecnólogos; el intelectual y el erudito lo han sido por el "influencer"; los foros públicos de debate por el ingenioso chat banal. La racionalidad dialogante se ve transformada en la emocionalidad insultante como manifestación de lo que se ha llamado la "economía de la atención", que la busca a cualquier coste en medio de una cacofonía general.

Las formas radicales y populistas son más proclives al uso de la red, más acorde con sus personalidades y características, que otras formas moderadas y dialogantes. Más que el encuentro, se busca el encontronazo, momento de furia teatral, de escenificación del desaire.
Los ejemplos de la falta de sensibilidad son constantes. El "antes y después" y el "con y sin" son simples ejemplos. Son muestras de falta de sensibilidad ante las personas, que se convierten en motivo de espectáculo. El ciberbulling es otra muestra clara. Supone el riesgo de todos y cada uno de poder ser arrastrados a las redes a través de un vídeo grabado por un teléfono o unas fotos para escarnio instantáneo y universal. Los ejemplos podrían multiplicarse y lo tenemos todos los días. El anonimato permite aflorar la maldad sin riesgos. Un clic y has arruinado la vida de una persona. Eso da poder. Y el poder es mayor cuando no se tienen escrúpulos.
Nos hemos adentrado en una era nueva en donde lo más pequeño puede ser amplificado hasta extremos universales, reproducirse millones de veces, un mundo donde nada desaparece y todo puede volver. La expresión "derecho al olvido" no deja de ser un sarcasmo en las condiciones actuales.
Hay una verdadera obsesión por la imagen que nos convierte en víctimas potenciales de las miradas que nos enjuician constantemente y nos llevan al banquillo universal. Lo exterior prima sobre cualquier otra dimensión. Lo peor es que este enfoque está condicionando la vida pública y la privada cambiando la relación.


Los medios profesionales deberían reaccionar por su propia capacidad crítica. Sin embargo, la primacía de lo que vende, de lo que atrae, actúa como un anestésico haciendo que se sumen a la atracción antes que resistirse. En unos años podemos tener una mundo inviable, paralelo a la realidad a la que condiciona.
El problema va más allá de las "noticias falsas", pues se trata de la creación de un mundo falso, un mundo de apariencias en el que solo vale lo que puede captarse con una cámara y verse en una pantalla. Un mundo falto de sinceridad pues todo lo que se dice, todo lo que se hace está destinado a ser consumido como imagen.  Y eso afecta a las fotos o a los currículos, que se retocan, ya sea con el bisturí o con el maquillaje. Todo forma parte del mismo fenómeno del aparentar ser lo que no se es ante los demás que no nos valoran por lo que somos sino por lo que parecemos o aparentamos.
Somos la leña con la que se alimenta la hoguera. 



martes, 25 de septiembre de 2018

El poder destructivo de los rumores

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las falsas noticias tienen consecuencias verdaderas, reales. Y estas pueden ser graves, según las circunstancias y lugares. Los bulos y rumores que antes circulaban siempre han formado parte de nuestras sociedades, en las que algunos han comprendido el valor de lo viral, es decir, aquello que se distribuye y comparte. Las redes sociales no han creado nada en este sentido, sino que han intensificado la potencia del fenómeno "viral". Por otro lado, también ha aumentado la verosimilitud de la mentira gracias a la creación de medios, como la fotografía, las grabaciones de sonido o de vídeo. Lo que antes eran rumores, "andar en dimes y diretes", como rezaba la expresión popular, hoy va más allá de la palabra y adopta la apariencia de lo verosímil circulando a través de las redes sociales como fotos o vídeos.
El choque más explosivo se produce cuando las modernas tecnologías se encuentran con sociedades altamente reactivas a los bulos o, si se prefiere, a las "fake news". Lo que antes tenía una reacción local, ahora puede acabar en una incontrolable situación que puede acabar con decenas de muertos. Aquí hemos comentado los efectos que tienen los bulos egipcios sobre los secuestros de muchachas musulmanas por cristianos o la retención de muchas cristianas que desean convertirse al islam. Lanzados intencionadamente, buscan explosiones sociales que se producen con incendios y asaltos a iglesias, con muertos de por medio en muchas ocasiones. Esto ocurre hoy con la mediación de los rumores digitales, cuya velocidad de transmisión en sociedades altamente orales, es enorme. Cuando se detecta el rumor, la falsa noticia, sus efectos pueden ser imparables y los que deseaban desestabilizar y crear un tumulto han conseguido hacerlo.
La agencia Reuters nos traía, en mayo de 2016, uno de los casos más graves de estos años en Egipto, en donde un rumor desencadenaba una revuelta. Lo hacía con el titular "Egypt Muslims attack Christian woman, houses after affair rumour".* Los que deseaban crear un conflicto religioso, sabían perfectamente cómo hacerlo:

CAIRO (Reuters) - Hundreds of Muslims have set fire to homes of Christians in southern Egypt and stripped a 70-year-old woman naked after rumours her Christian son had an affair with a Muslim woman, the local church and witnesses said.
The Christian man fled with his wife and children on May 19, said Ishak Ibrahim at the Egyptian Initiative for Personal Rights. His parents went to the police, fearing for their lives.
The next day, around 300 Muslim men set fire to and looted their house in the southern province of Minya and stripped the mother naked out on the street. They also set fire to and looted six other houses, eyewitnesses told Reuters.*



La rapidez del rumor y la reacción violenta inmediata hacen que sean difíciles de frenar. Este tipo de casos está creando situaciones graves en las que las consecuencias pueden ser imprevisibles. El rumor es como una piedra en el agua, pero las ondas que se crean pueden alcanzar la violencia del tsunami.
El acceso a las nuevas tecnologías en sociedades orales, campesinas en la mayoría de los casos, hace que se produzca una peligrosa mezcla en donde los peligrosos de los bulos se amplifican.
La BBC nos trae una historia ejemplar en este tipo de acontecimientos. Es una historia de la India actual, un país que posee las características precisas para que se produzcan los males de las noticias falsas. Mientras que en el urbano occidente se producen noticias falsas con pretensiones de cambiar las elecciones o en Egipto para provocar  reacciones sectarias religiosas, en la India los objetivos son otros.
El artículo de la BBC, firmado por Soutik Biswas, tiene por título "The Indian policewoman who stopped WhatsApp mob killings" y nos cuenta una historia sobre esta combinación de las tecnologías con sociedades con una estructuras sensibles a los rumores.
El texto comienza contándonos el extraño comportamiento de algunas poblaciones en las que la gente se recogía temprano y se encerraba en sus casas, una situación inusual para la época del año. Los niños desaparecían de las calles y no salían hasta el día siguiente. La policía local de la zona que se nos describe comenzó a mandar informes a sus superiores sobre el anómalo comportamiento de la gente.

Back in the district town of Gadwal, the local chief of police, Rema Rajeshwari, listened to her puzzled constables.
"They said life in the villages had come to a virtual halt after sundown. They said they had never seen anything like this before," Ms Rajeshwari told me.
For the next few days, policemen tried to find out what was happening.
What they discovered was startling. Most villagers had received a video and an audio recording on WhatsApp that had kept them on tenterhooks.
There was a grisly - and evidently doctored - video of a man being disembowelled. And there was an audio recording in the local Telugu language where a male voice said a gang of tribes people, who were involved in highway robberies and burglaries decades ago, had returned, this time, to "steal" human organs.


El miedo a ser secuestrados y acabar sin órganos era suficiente para mantener a las personas recluidas en sus casas, evitando la vida en el exterior. El rumor tenía la forma de un vídeo falso que se da por bueno a través de las redes sociales, de Whatsapp, una herramienta que se ha superpuestos a través de los grupos locales a la estructura social de la zona. Los lazos entre las personas se han reforzado y hecho instantáneos gracias a la tecnología que permiten los teléfonos, las redes y los programas que permiten transmitir informaciones.
Cuando la Policía comenzó a registrar los teléfonos de las personas se encontró con decenas de mensajes de este tipo, falsos relatos —apoyados en evidencias realistas, como fotos o vídeos— que aseguraban los inexistentes sucesos atroces, las más peligrosas amenazas, como esta: «"The child kidnappers are coming to our villages," the message said. "They will throw stones at your door. Don't step out and let your children out. Please circulate this and make it viral."»**
Los mensajes siembran el terror cuando se les da la credibilidad. Los aldeanos de las zonas más empobrecidas, faltos de instrucción, tienen sus ventanas al mundo a través de algo que ha sustituido a las formas orales tradicionales, el teléfono móvil, su puerta de entrada de información sobre el resto del mundo y al que se le da la máxima credibilidad.


El problema está en las reacciones que provoca el miedo. No solo se encerraba la gente por temor. Pocas cosas hay tan irracionales como las reacciones al miedo. Soutik Biswas, el autor, cuenta en el artículo cómo ese estado de miedo se transformaba en ira cuando creía haber encontrado a los autores de los crímenes. Cualquier persona no conocida que pasara por la zona pasaba automáticamente a ser sospechosa. El deseo de acabar con la situación hizo que se produjeran intentos de linchamiento de personas inocentes que simplemente estaban en un lugar poco adecuado. La tensión del miedo provoca las paranoias y lanza contra el extraño en su deseo de "justicia" y liberar tensiones.
Los que crean las tensiones saben en qué áreas o temas trabajar el miedo: "More than 54,000 children were abducted across India in 2016-17, but when police checked the records, they found no recent history of kidnappings in these parts."** Pero, nos cuentan, no había informes sobre desapariciones en la zona. Pese a ello, "the phones kept ringing".
Lo interesante es que la Policía de la zona no se limitó a esperar que se produjeran los disturbios, es decir, los intentos de linchamientos o la retención de sospechosos, sino que actuó en el terreno de la información.


En las guerras de información —y esta lo era— se combate con información. El fuego corta el fuego. Es aquí donde entra la estrategia que permitió frenar los rumores y hacer ver a la gente que no todo lo que llegaba a sus teléfonos eran hechos ciertos, sino que mucho era falso.
El artículo se cierra contándonos las acciones emprendidas por la Jefa de la Policía:

Ms Rajeshwari says the village policemen worked continuously with elders and village council leaders to raise awareness about fake news. The constables added themselves to village Whatsapp groups to keep a watch on the material being shared. The village drummer - a modern-day town crier who performs at weddings, funerals and makes public pronouncements - was mobilised to go around and talk about rumours. Policemen formed cultural groups and travelled to villages, singing songs and performing skits that they had composed about the dangers of fake news.
Beginning a month later, in April, mobs went on to lynch at least 25 people across India after reading the same false rumours spread on WhatsApp. India's government asked WhatsApp to act urgently to halt the spread of "irresponsible and explosive messages".
Far away, in more than 400 villages of Telangana, where the same rumours had sparked tensions earlier in the summer, no lives were lost.
Facts were getting heard, and rumours were being buried.


La estrategia fue la de vigilar la información y contrarrestarla desde dentro, a través de la vigilancia en los grupos de distribución, por lo que el mismo camino recorrido por el bulo, lo recorría rápidamente el desmentido. Pero no solo se trataba de las redes sociales. La estrategia incluye las formas tradicionales de comunicación, del pregonero del pueblo a las canciones interpretadas por los policías convertidos en grupos folclóricos dando recitales por los pueblos. A los que les parezca naif, les recordaremos que es una máxima importante hablar en el lenguaje en que va a ser mejor entendido. Usar los canales orales o ir a los centros de prestigio, a los ancianos líderes de las aldeas, es una buena estrategia, ya que la "autoridad" de la información es clave para su credibilidad.
Lo interesante es que la Jefa de Policía, la Sra. Rajeshwari, diversificó sus acciones para hacerlas más eficaces, lo que implica un conocimiento profundo de la psicología social y de las reacciones ante la información.
Las falsas noticias no son una cuestión única de las elecciones o de una Rusia desestabilizadora. Son un arma social que se usa a menudo con fines diferentes, personales o colectivos.
En julio pasado, La Vanguardia se hacía eco del problema de las falsas noticias en la India y de los contactos entre su gobierno y la dirección de Whatsapp para tratar de encontrar alguna solución, dado el uso peligroso de la herramienta de comunicación en el país.


WhatsApp ha anunciado recientemente en su blog oficial un par de novedades que contribuirían a la limitación de la capacidad de distribución de mensajes problemáticos: desde la etiqueta “Reenviado” que ahora acompaña los mensajes que no son originales, a la limitación de la cantidad de mensajes que se pueden reenviar desde una cuenta, especialmente dura en la región de la India: no más de 5 mensajes simultáneos por chat y usuario.
Estas iniciativas, sumadas a diferentes campañas de sensibilización y educación sobre las noticias falsas e incluso un concurso de ideas con premios en metálico para destinar a su desarrollo, están probándose escasamente eficaces y el asunto cada vez toma un cariz más urgente.
Esta misma urgencia es la que está convirtiendo la India en el ejemplo extremo del potencial peligroso de las llamadas fake news y el banco de pruebas ideal para empezar a poner soluciones sobre la mesa a un problema que afecta a nivel mundial.***



A las empresas de tecnología no les interesa lo más mínimo esta asociación negativa de su nombre con hechos violentos. Todas las medidas que se tomen para evitar el problema o limitar su alcance pueden ser probada. India es, como se señala, un campo de pruebas.
Queda preguntarse a quiénes benefician. Eso es más complicado, pues no siempre quedan claros sus fines más allá de la creación de caos y conflictos sociales. A veces buscan desprestigiar a las propias herramientas utilizadas. Hay muchos interesados en cerrar redes aludiendo a su "peligrosidad". Buscan con ello aislar a los países o grupos, evitando la pérdida de la influencia. No sabemos cuál es la intención de expandir los bulos sobre los secuestros de niños, el robo de órganos o cualquier otra circunstancia. Cabe, incluso, pensar en que muchos de ellos son resultado de la mera irresponsabilidad de algunos; en otras ocasiones, en cambio, son calculadas para crear un conflicto o desencadenar reacciones explosivas, como ocurría en la noticia egipcia, destinada a crear conflictos religiosos.
La nueva tecnología está ahí. Pero la comunicación ha estado siempre, como las mentiras, los bulos, los rumores, las difamaciones, antes de que existieran los dispositivos que hoy las distribuyen. Hoy llegan más lejos, más rápido que nunca.  



* "Egypt Muslims attack Christian woman, houses after affair rumour" Reuters 25/05&2016 https://af.reuters.com/article/topNews/idAFKCN0YH24B
** "The Indian policewoman who stopped WhatsApp mob killings" BBC 25/09/2018 https://www.bbc.com/news/world-asia-india-45570274
*** "WhatsApp y la India lideran la lucha mundial contra las Fake News" La Vanguardia 26/07/2018 https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20180726/451104235175/whatsapp-india-fake-news-lucha-estrategia-servicio-de-pagos.html