Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
falsas noticias tienen consecuencias verdaderas, reales. Y estas pueden ser graves,
según las circunstancias y lugares. Los bulos y rumores que antes circulaban
siempre han formado parte de nuestras sociedades, en las que algunos han
comprendido el valor de lo viral, es decir, aquello que se distribuye y comparte. Las redes sociales no han creado nada en este
sentido, sino que han intensificado la potencia del fenómeno "viral". Por otro lado, también ha aumentado la verosimilitud de la mentira
gracias a la creación de medios, como la fotografía, las grabaciones de sonido
o de vídeo. Lo que antes eran rumores, "andar en dimes y diretes",
como rezaba la expresión popular, hoy va más allá de la palabra y adopta la
apariencia de lo verosímil circulando a través de las redes sociales como fotos o
vídeos.
El
choque más explosivo se produce cuando las modernas tecnologías se encuentran
con sociedades altamente reactivas a los bulos o, si se prefiere, a las
"fake news". Lo que antes tenía una reacción local, ahora puede
acabar en una incontrolable situación que puede acabar con decenas de muertos.
Aquí hemos comentado los efectos que tienen los bulos egipcios sobre los secuestros
de muchachas musulmanas por cristianos o la retención de muchas cristianas que
desean convertirse al islam. Lanzados intencionadamente, buscan explosiones
sociales que se producen con incendios y asaltos a iglesias, con muertos de por
medio en muchas ocasiones. Esto ocurre hoy con la mediación de los rumores
digitales, cuya velocidad de transmisión en sociedades altamente orales, es
enorme. Cuando se detecta el rumor, la falsa noticia, sus efectos pueden ser
imparables y los que deseaban desestabilizar y crear un tumulto han conseguido
hacerlo.
La
agencia Reuters nos traía, en mayo de 2016, uno de los casos más graves de
estos años en Egipto, en donde un rumor desencadenaba una revuelta. Lo hacía con el titular "Egypt
Muslims attack Christian woman, houses after affair rumour".* Los
que deseaban crear un conflicto religioso, sabían perfectamente cómo hacerlo:
CAIRO (Reuters) - Hundreds of Muslims have set
fire to homes of Christians in southern Egypt and stripped a 70-year-old woman
naked after rumours her Christian son had an affair with a Muslim woman, the
local church and witnesses said.
The Christian man fled with his wife and
children on May 19, said Ishak Ibrahim at the Egyptian Initiative for Personal
Rights. His parents went to the police, fearing for their lives.
The next day, around 300 Muslim men set fire to
and looted their house in the southern province of Minya and stripped the
mother naked out on the street. They also set fire to and looted six other
houses, eyewitnesses told Reuters.*
La rapidez del rumor y la reacción violenta inmediata hacen
que sean difíciles de frenar. Este tipo de casos está creando situaciones
graves en las que las consecuencias pueden ser imprevisibles. El rumor es como
una piedra en el agua, pero las ondas que se crean pueden alcanzar la violencia
del tsunami.
El acceso a las nuevas tecnologías en sociedades orales,
campesinas en la mayoría de los casos, hace que se produzca una peligrosa
mezcla en donde los peligrosos de los bulos se amplifican.
La BBC nos trae una historia ejemplar en este tipo de
acontecimientos. Es una historia de la India actual, un país que posee las
características precisas para que se produzcan los males de las noticias falsas.
Mientras que en el urbano occidente se producen noticias falsas con
pretensiones de cambiar las elecciones o en Egipto para provocar reacciones sectarias religiosas, en la India
los objetivos son otros.
El artículo de la BBC, firmado por Soutik Biswas, tiene por
título "The Indian policewoman who stopped WhatsApp mob killings" y
nos cuenta una historia sobre esta combinación de las tecnologías con
sociedades con una estructuras sensibles a los rumores.
El texto comienza contándonos el extraño comportamiento de
algunas poblaciones en las que la gente se recogía temprano y se encerraba en
sus casas, una situación inusual para la época del año. Los niños desaparecían de
las calles y no salían hasta el día siguiente. La policía local de la zona que
se nos describe comenzó a mandar informes a sus superiores sobre el anómalo
comportamiento de la gente.
Back in the district town of Gadwal, the local
chief of police, Rema Rajeshwari, listened to her puzzled constables.
"They said life in the villages had come
to a virtual halt after sundown. They said they had never seen anything like
this before," Ms Rajeshwari told me.
For the next few days, policemen tried to find
out what was happening.
What they discovered was startling. Most
villagers had received a video and an audio recording on WhatsApp that had kept
them on tenterhooks.
There was a grisly - and evidently doctored -
video of a man being disembowelled. And there was an audio recording in the
local Telugu language where a male voice said a gang of tribes people, who were
involved in highway robberies and burglaries decades ago, had returned, this
time, to "steal" human organs.
El miedo a ser secuestrados y acabar sin órganos era
suficiente para mantener a las personas recluidas en sus casas, evitando la
vida en el exterior. El rumor tenía la forma de un vídeo falso que se da por
bueno a través de las redes sociales, de Whatsapp,
una herramienta que se ha superpuestos a través de los grupos locales a la
estructura social de la zona. Los lazos entre las personas se han reforzado y
hecho instantáneos gracias a la tecnología que permiten los teléfonos, las
redes y los programas que permiten transmitir informaciones.
Cuando la Policía comenzó a registrar los teléfonos de las
personas se encontró con decenas de mensajes de este tipo, falsos relatos
—apoyados en evidencias realistas, como fotos o vídeos— que aseguraban los
inexistentes sucesos atroces, las más peligrosas amenazas, como esta: «"The child kidnappers are
coming to our villages," the message said. "They
will throw stones at your door. Don't step out and let your children out. Please circulate this and make
it viral."»**
Los mensajes
siembran el terror cuando se les da la credibilidad. Los aldeanos de las zonas
más empobrecidas, faltos de instrucción, tienen sus ventanas al mundo a través
de algo que ha sustituido a las formas orales tradicionales, el teléfono móvil,
su puerta de entrada de información sobre el resto del mundo y al que se le da
la máxima credibilidad.
El
problema está en las reacciones que provoca el miedo. No solo se encerraba la
gente por temor. Pocas cosas hay tan irracionales como las reacciones al miedo.
Soutik Biswas, el autor, cuenta en el artículo cómo ese estado de miedo
se transformaba en ira cuando creía haber encontrado a los autores de los
crímenes. Cualquier persona no conocida que pasara por la zona pasaba automáticamente
a ser sospechosa. El deseo de acabar con la situación hizo que se produjeran
intentos de linchamiento de personas inocentes que simplemente estaban en un
lugar poco adecuado. La tensión del miedo provoca las paranoias y lanza contra
el extraño en su deseo de "justicia" y liberar tensiones.
Los que
crean las tensiones saben en qué áreas o temas trabajar el miedo: "More
than 54,000 children were abducted across India in 2016-17, but when police
checked the records, they found no recent history of kidnappings in these
parts."** Pero, nos cuentan, no había informes sobre desapariciones
en la zona. Pese a ello, "the phones kept ringing".
Lo interesante es que la Policía de la zona no se limitó a
esperar que se produjeran los disturbios, es decir, los intentos de linchamientos
o la retención de sospechosos, sino que actuó en el terreno de la información.
En las guerras de información —y esta lo era— se combate con
información. El fuego corta el fuego. Es aquí donde entra la estrategia que
permitió frenar los rumores y hacer ver a la gente que no todo lo que llegaba a
sus teléfonos eran hechos ciertos, sino que mucho era falso.
El artículo se cierra contándonos las acciones emprendidas
por la Jefa de la Policía:
Ms Rajeshwari says the village policemen worked
continuously with elders and village council leaders to raise awareness about
fake news. The constables added themselves to village Whatsapp groups to keep a
watch on the material being shared. The village drummer - a modern-day town
crier who performs at weddings, funerals and makes public pronouncements - was
mobilised to go around and talk about rumours. Policemen formed cultural groups
and travelled to villages, singing songs and performing skits that they had
composed about the dangers of fake news.
Beginning a month later, in April, mobs went on
to lynch at least 25 people across India after reading the same false rumours
spread on WhatsApp. India's government asked WhatsApp to act urgently to halt
the spread of "irresponsible and explosive messages".
Far away, in more than 400 villages of
Telangana, where the same rumours had sparked tensions earlier in the summer,
no lives were lost.
Facts were getting heard, and rumours were
being buried.
La estrategia fue la de vigilar la información y
contrarrestarla desde dentro, a través de la vigilancia en los grupos de
distribución, por lo que el mismo camino recorrido por el bulo, lo recorría
rápidamente el desmentido. Pero no solo se trataba de las redes sociales. La
estrategia incluye las formas tradicionales de comunicación, del pregonero del
pueblo a las canciones interpretadas por los policías convertidos en grupos
folclóricos dando recitales por los pueblos. A los que les parezca naif, les
recordaremos que es una máxima importante hablar en el lenguaje en que va a ser
mejor entendido. Usar los canales orales o ir a los centros de prestigio, a los
ancianos líderes de las aldeas, es una buena estrategia, ya que la "autoridad"
de la información es clave para su credibilidad.
Lo interesante es que la Jefa de Policía, la Sra. Rajeshwari,
diversificó sus acciones para hacerlas más eficaces, lo que implica un
conocimiento profundo de la psicología social y de las reacciones ante la
información.
Las falsas noticias no son una cuestión única de las
elecciones o de una Rusia desestabilizadora. Son un arma social que se usa a
menudo con fines diferentes, personales o colectivos.
En
julio pasado, La Vanguardia se hacía eco del problema de las falsas noticias
en la India y de los contactos entre su gobierno y la dirección de Whatsapp
para tratar de encontrar alguna solución, dado el uso peligroso de la herramienta de
comunicación en el país.
WhatsApp ha anunciado recientemente en su
blog oficial un par de novedades que contribuirían a la limitación de la
capacidad de distribución de mensajes problemáticos: desde la etiqueta
“Reenviado” que ahora acompaña los mensajes que no son originales, a la
limitación de la cantidad de mensajes que se pueden reenviar desde una cuenta,
especialmente dura en la región de la India: no más de 5 mensajes simultáneos
por chat y usuario.
Estas iniciativas, sumadas a diferentes
campañas de sensibilización y educación sobre las noticias falsas e incluso un
concurso de ideas con premios en metálico para destinar a su desarrollo, están
probándose escasamente eficaces y el asunto cada vez toma un cariz más urgente.
Esta misma urgencia es la que está
convirtiendo la India en el ejemplo extremo del potencial peligroso de las
llamadas fake news y el banco de pruebas ideal para empezar a poner soluciones
sobre la mesa a un problema que afecta a nivel mundial.***
A las empresas de tecnología no les interesa lo más mínimo esta asociación negativa de su nombre con hechos violentos. Todas las medidas que se tomen para evitar el problema o limitar su alcance pueden ser probada. India es, como se señala, un campo de pruebas.
Queda preguntarse a quiénes
benefician. Eso es más complicado, pues no siempre quedan claros sus fines más
allá de la creación de caos y conflictos sociales. A veces buscan desprestigiar
a las propias herramientas utilizadas. Hay muchos interesados en cerrar redes
aludiendo a su "peligrosidad". Buscan con ello aislar a los países o
grupos, evitando la pérdida de la influencia. No sabemos cuál es la intención
de expandir los bulos sobre los secuestros de niños, el robo de órganos o
cualquier otra circunstancia. Cabe, incluso, pensar en que muchos de ellos son
resultado de la mera irresponsabilidad de algunos; en otras ocasiones, en
cambio, son calculadas para crear un conflicto o desencadenar reacciones
explosivas, como ocurría en la noticia egipcia, destinada a crear conflictos
religiosos.
La nueva tecnología está ahí. Pero la comunicación ha estado
siempre, como las mentiras, los bulos, los rumores, las difamaciones, antes de
que existieran los dispositivos que hoy las distribuyen. Hoy llegan más lejos,
más rápido que nunca.
*
"Egypt Muslims attack Christian woman, houses after affair rumour"
Reuters 25/05&2016 https://af.reuters.com/article/topNews/idAFKCN0YH24B
**
"The Indian policewoman who stopped WhatsApp mob killings" BBC
25/09/2018 https://www.bbc.com/news/world-asia-india-45570274
*** "WhatsApp y la India lideran la lucha mundial contra las Fake News" La Vanguardia 26/07/2018 https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20180726/451104235175/whatsapp-india-fake-news-lucha-estrategia-servicio-de-pagos.html