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jueves, 16 de febrero de 2017

Desde Washington con amor o nadie es inocente

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las televisiones norteamericanas se han convertido en una especie de ring en el que se discute con distinto grado de irritación sobre lo que está pasando, que —sea lo que sea— no tiene por beneficiario a los Estados Unidos. Las consecuencias de lo que algunos llamaron "era Trump" sin especificar su duración —semanas o décadas— son destructivas para los Estados Unidos a corto, medio y largo plazo. Desde las reacciones al día siguiente a la toma de posesión (la marcha de las mujeres) a las iniciativas legales para hacer ineficaz de la prohibición de entrada en el país, de los movimientos en aeropuertos apoyando a los que tienen problemas legales a las marchas para evitar deportaciones de hispanos, todo ello está marcando el destino americano dejando en evidencia lo que muchos se temían desde hace tiempo; la existencia de dos grandes visiones enfrentadas, de dos Américas. Trump ha sido la mecha que se prende para que todo estalle, convirtiendo en un barril de pólvora su presidencia. La lucha es feroz.
La Fox ha desatado la artillería mediática y los titulares en el Watch Now de sus artilleros son claros y rotundos: "Mass hysteria over General Michael Flynn", "Hannity: Do not trust the alt-left propaganda media", "Chaffetz: We want inspector general to investigate leaks", "Dr. Sebastian Gorka responds to attacks on his credibility", "Krauthammer on Puzder withdrawal, Flynn, Mideast policy", "Bruce: Ivanka attacks show feminist movement now anti-woman", "Piers Morgan: Media fueling 'crazy hysteria' against Trump", "Gutfeld: Under Trump, media lapdogs rediscover their bark"...


La CNN, por su parte, nos ofrece titulares como "The irony of Trump whining about leaks (Paul Begala)", "Flynn scandal proves Trump is not immune to laws of gravity (John McTernan)", "For Trump, chaotic White House becomes the norm (Stephen Collinson, Sara Murray and Elizabeth Landers)", "Chaffetz, Goodlatte ask government watchdog to investigate leaks (Eli Watkins)", "Russia: The problem Trump can't escape (Angela Dewan)"...
La división está por todas partes y con una virulencia creciente. ¿Creía Donald Trump que todo volvería a su cauce tras la elección? Como en una película de zombis, los que creía muertos regresan muy vivos y con ganas de molestar. Y lo están consiguiendo, sobre todo si se han puesto a estudiar tus tácticas de combate. ¿Creía Trump que podrían dirigir el mundo indefinidamente a golpe de Tuit? Parece ser que sí.


La primera fractura y el indicio del camino se produjo con la invocación de una matanza inexistente por parte de la encumbrada y cada vez menos poderosa Kellyanne Conway. The Washington Post titula "‘Morning Joe’ has blacklisted Kellyanne Conway". And that’s not all". La noticia de la eliminación de los invitados de una asesora considerada hasta el momento como una de las piezas esenciales de la Casa Blanca tiene unos tintes humillantes:

MSNBC's Mika Brzezinski said Wednesday that she refuses to book Kellyanne Conway on “Morning Joe” — and that wasn't even the harshest thing Brzezinski and co-host Joe Scarborough said about the counselor to the president.
“We know for a fact she tries to book herself on this show,” Brzezinski said. “I won't do it, 'cuz I don't believe in fake news or information that is not true. And that is — every time I've ever seen her on television, something’s askew, off or incorrect.”
The declaration that Conway is not welcome on “Morning Joe” is not very surprising. When CNN refused to put the former Trump campaign manager on its Sunday political talk show earlier this month, Brzezinksi tweeted that CNN was “not the first.” Wednesday marked the first time that she revealed a blanket ban on appearances by Conway, however.
Even more damning than their blacklisting of Conway was the way the “Morning Joe” hosts characterized her — as an attention seeker who texts TV producers in a constant effort to get on air, so she can speak for a White House where she actually isn't in the know.
“She's in none of the key meetings,” Scarborough said. “She goes out and books herself often. … I don't even think she's saying something that she knows to be untrue. She's just saying things, just to get in front of the TV set and prove her relevance because behind the scenes — behind the scenes, she's not in these meetings.”*



Que se haga público que no se acoge en pantalla a una asesora presidencial por 1) "mentirosa", 2) "irrelevante" y 3) "autopromocionable" es un caso peculiar tanto en lo político como en lo mediático. De alguna forma es dar a entender que Conway ya no pinta nada en la Casa Blanca donde, como se especifica, no asiste a las reuniones importantes. Se plantea, en realidad, que la propia Conway trataría de volver a centro del que ha sido desplazada ganando un protagonismo que la hiciera útil al "jefe". Pero el jefe ha tenido una semana muy complicada y todo se le está complicando más todavía.
Las preguntas lanzadas por los periodistas a su paso y que no ha contestado cuando cerraba la rueda de prensa con Benjamin Netanyahu seguirán en el aire y en algún momento alguien tendrá que contestarlas. Y las preguntas son las que se resumen en uno de los titulares de la CNN, el de Angela Dewan: "Russia: The problem Trump can't escape". Y lo intenta.
La artillería de la Fox trata de cubrir el problema de las filtraciones tratando de atacar al mensajero, pero eso no anula la cuestión que es de suma gravedad: ya no se trata de que Kellyanne Conway haga publicidad de la marca de ropa de la hija del presidente. Se trata de dilucidar los contactos que van saliendo del equipo del presidente durante la campaña y la transición con agentes de inteligencia rusos. ¿Fueron las peticiones de intervención de Rusia un lapsus revelador, le traicionó una vez más la boca, su principal problema?


La dimisión de Michael Flynn diciendo que las tres semanas de Trump al frente de la Casa Blanca configuran una de las mejores presidencias de la Historia no creo que le haya hecho un favor al presidente. Por muy partidario de Trump que se pueda ser, por muy enviado divino que se le considere, por mucho que represente no se sabe muy bien qué, las dudas sobre qué es lo que ha pasado realmente durante la campaña electoral e incluso las primarias. Algunos zombis pueden empezar a quejarse de cómo se les pasó al otro mundo con malas artes.
Trump fue el candidato que dijo que si perdía las elecciones sería por un fraude electoral y que ya vería si reconocía la victoria de Clinton si, como pensaba, el sistema estaba actuando contra él. Como se vio, el sistema realmente trabajó en su favor, ya que con casi tres millones de votos más que él, Trump ganó las elecciones. Aunque no sea posible medir el efecto que tuvieron las investigaciones del FBI sobre Clinton, es indudable que algunos tuvieron. Bastó el anuncio de que se volvían a reabrir para que las dudas se sembraran de nuevo sobre algo que no ha salido a la luz pero que Trump aumentaba diciendo que cuando llegara a la Casa Blanca lo primero que haría sería encarcelar a Clinton. A mucha gente le bastó con escuchar esto para que, un asunto que no acababa de entender, se le clarificara.  De poco sirvió que el director del FBI firmara una carta final, a pocos días de la apertura de las urnas, diciendo que no se había encontrado nada.
Las sospechas sobre las actuaciones del FBI se complican ahora con las filtraciones que han dado lugar a la dimisión del asesor de Defensa Michael Flynn, militar para más escarnio. No se trata de un empresario de comida rápida, como el que acaba de renunciar a la cartera de Trabajo (rechazado por ser lo contrario que el cargo debería tener, un partidario de la desregulación laboral, de la inexistencia del salario mínimo, etc.)


De todas las cosas que Trump ha dicho y que pueden estar en la balanza en estos momentos, considero que la que más le ha perjudicado son las vertidas en la entrevista de la Fox News con O'Reilly. Me refiero a aquellas en la que cuando el entrevistador, preocupado por la cuestión rusa, le dice que "Putin es una asesino" y el presidente no solo no le defiende sino que lo hace diciendo que "nadie es inocente", una forma de descalificar a los propios Estados Unidos. Decir que "nadie es inocente puede" quedar muy bien en una libro de Tom Wolfe o en una película de Oliver Stone, pero no en boca del presidente de los Estados Unidos en una entrevista ante la audiencia de la Super Bowl.
La defensa de Putin no es la primera  vez que hacía esta defensa. En diciembre de 2015, en plenas Primarias, Time recogía:

Donald Trump doubled down on his defense of Vladimir Putin, saying on Sunday there’s no evidence the Russian president has had any political opponents and journalists killed.
"Nobody has proven that he's killed anyone,” the Republican presidential front-runner said on ABC’s “This Week,” according to the Washington Post. “He's always denied it. It's never been proven that he's killed anybody.”
“You're supposed to be innocent until proven guilty, at least in our country,” Trump added. “It has not been proven that he's killed reporters."**


Por delante estaba la larga campaña para cobrarse esta decidida defensa del presidente del mayor rival de los Estados Unidos, Rusia. Pero en la entrevista con O'Reilly, Donald Trump fue más lejos:

Washington (CNN) President Donald Trump appeared to equate US actions with the authoritarian regime of Russian President Vladimir Putin in an interview released Saturday, saying, "There are a lot of killers. You think our country's so innocent?"
Trump made the remark during an interview with Fox News' Bill O'Reilly, saying he respected his Russian counterpart.
"But he's a killer," O'Reilly said to Trump.
"There are a lot of killers. You think our country's so innocent?" Trump replied.
A clip of the exchange was released Saturday and the full interview aired Sunday before the Super Bowl.
It was an unusual assertion coming from the President of the United States. Trump himself, however, has made similar points before.
"He's running his country and at least he's a leader, unlike what we have in this country," Trump told MSNBC's "Morning Joe" in December 2015.***


Se trata, como se señala al principio del texto de que el presidente de los Estados Unidos "disculpa" a su rival señalando que si él asesina, ellos (los Estados Unidos) también lo hacen. Si se tiene en cuenta que las acusaciones se dirigía a la muerte de periodistas y opositores, no hay que entender las afirmaciones de Trump como una visión "realista" de la política internacional, sino una afirmación —sin fundamento, una vez más— de que la política norteamericana comparte el mismo tipo de "autoritarismo" que la Rusia de Putin, con los jueces, empresarios, opositores, etc. sometidos a la presión política del Kremlin, etc. Una vez más, Trump se muestra con sus visiones apocalípticas, describiendo escenarios tipo "Mad Max", que es el que ha ido dando en la campaña. El problema es que ahora es el presidente de los Estados Unidos. La visión de las fábricas destruidas, de las legiones de violadores y narcotraficantes mejicanos circulando, madres con hijos famélicos en sus brazos, políticos delincuentes, etc. tiene ahora un sentido diferente.
No deja de ser una ironía que quien haya sacado la peor declaración de Trump, la más peligrosa para él, haya sido Bill O'Reilly, un partidario ferviente. La confianza es muy mala en ocasiones y nos juega pasadas que nos pasan factura.

La respuesta de la administración Trump y de los medios que la apoyan, la Fox News, por ejemplo, ante las exigencias de aclaración es acusar de antiamericanos a los que cuestionan su presidencia (el cuestionó la de todos los demás), sembrar la paranoia sobre los servicios de inteligencia (espían al presidente y a su equipo) y maldecir a los medios (ahora son calificados como "alt left media"). El caos en las respuestas es total y muchos se pueden arrepentir pronto por lo que dicen ahora.
Hay muchas preguntas por hacer y contestar sobre este breve periodo de tiempo de presidencia y el más extenso de las primarias y la campaña. Hay muchos interrogantes sobre cómo un personaje como Donald Trump llega a ocupar el despacho oval de la Casa Blanca. Evidentemente no lo ha hecho solo ni por sus propios méritos. Ha tenido un grupo o grupos que han estudiado cómo colocarlo allí y cuál era la mejor estrategia para conseguirlo. Les funcionó. Pero no se pueden dejar tantos cadáveres por el camino, sobre todo en un camino tan tortuoso.
Que se le recrimine a Trump una defensa de Putin y la afirmación de "nadie es inocente" referida a su propio país puede parecernos exagerada pues la percepción exterior de los Estados Unidos no es precisamente la de la "inocencia". Desde muchos países se le atribuyen todo tipo de maldades y conspiraciones. Pero no se trata de eso. Se trata de la propia percepción y justificación de su propia historia. Y eso es lo que los norteamericanos no esperan escuchar de su propio Comandante en Jefe. De él se espera que termine sus intervenciones diciendo "¡Dios bendiga América!" y no alabando a Caín o a Judas.
Como se ha dicho muchas veces, el mayor enemigo de Trump es Trump. El problema para él es que no es el único enemigo. Y tampoco se puede fiar mucho de algunos amigos.


* "‘Morning Joe’ has blacklisted Kellyanne Conway. And that’s not all" The Washington Post 15/02/2017 https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2017/02/15/morning-joe-has-blacklisted-kellyanne-conway-and-thats-not-all/?hpid=hp_hp-banner-main_morningjoe-fix-145pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.7ff2d8d99c8c
** "Donald Trump on Putin: 'Nobody Has Proven That He's Killed Anyone'" Time 20/12/2015 http://time.com/4156335/donald-trump-putin/

*** "Trump defends Putin: 'You think our country's so innocent?'" CNN 6/02/2017 http://edition.cnn.com/2017/02/04/politics/donald-trump-vladimir-putin/




 

viernes, 10 de febrero de 2017

El trumpismo o ¿dónde está la cámara?

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los signos característicos del trumpismo, por lo que hemos visto hasta el momento, es la conversión de lo importante en trivial y, al mismo tiempo, el ascenso de lo trivial a la categoría de importante. El papel de los medios en esto es importante.
La CNN pasaba hace apenas unos minutos a reunir a expertos legales —fiscales, constitucionalistas, abogados, analistas legales, etc.— para debatir las consecuencias del respaldo por 3-0, una bofetada, de los jueces a la retirada de su prohibición de entrar en los Estados Unidos a los ciudadanos de 7 países de población mayoritariamente musulmana.
La siguiente información de la cadena televisiva es el escándalo formado por las declaraciones durante una entrevista de la asesora presidencial Kellyanne Conway con la cadena Fox News. Durante su intervención, Conway se dedicó a promocionar la línea de ropa y complementos de la hija de Trump, Ivanka, que había sido retirada de una cadena con la que tenía contrato. La cadena alega que ha sido debido al descenso de ventas y a las renovaciones anuales, mientras que los Trump se lo han tomado como un ataque político.
Para Donald Trump, el hombre sin experiencia política, todo ha pasado a ser "político". Es la acusación que ha lanzado contra los jueces y es la que ha lanzado contra los almacenes. Todo tiene un punto en común: él. Él es ahora la "política".
En su egocentrismo, Trump no puede entender que los jueces tengan la vista puesta en las leyes y la justicia, en los derechos de los ciudadanos. Su visión del mundo es la jerarquía de la Torre Trump: él está arriba y nadie le discute las órdenes, que fluyen hacia abajo, hasta los últimos recodos de los sótanos.


Que en estos momentos se estén debatiendo dos asuntos tan diferentes como la promoción comercial de su hija por una asesora presidencial y por él mismo —por cierto, las etiquetas lucen un "Made in China"— y una cuestión que afecta a cientos de miles de personas a las que se les cierran las fronteras del país, es algo que caracteriza a Trump.
Es cierto que no lo ha inventado él, pero sí que lo ha elevado a la primera línea de la vida política norteamericana, con una intensidad impensable para muchos y temida por otros.
El trumpismo ha dado un salto a la política, a la que ha transformado, por no decir "aplastado". Hemos tenido el fenómeno de la llamada "pipolización" (de "people") por medio de la cual los políticos se introducían en el mundo del glamur y compartían otras secciones de la prensa, las de "gente" o "sociedad". El ejemplo más notorio hasta el momento ha sido el de Nicolas Sarkozy y Carla Bruni. Los Obama también han tenido su trascendencia social, si bien con otra dimensión.
El caso de Trump es el contrario. No se trata de políticos construyéndose una imagen pública glamurosa, sino de lo contrario. Los Trump vienen del mundo del espectáculo en sus formas más nítidas, como han sido los realities y han aprovechado la notoriedad como publicidad de sus negocios, convirtiendo en apellido en marca, tal como aparece claramente en sus edificios o en sus jets privados. "Trump" es una marca. Los conflictos de intereses serán constantes porque han logrado la mayor publicidad del globo gracias a las actuaciones políticas de su padre. Eso no significa que no pueda convertirse en promoción negativa. Es el riesgo que asume al vincular el destino de la familia a las andanzas paternas. Conforme los actos de Trump sean cuestionados, todo lo que él ha forjado —más allá de la ropa de su hija— se resentirá. Eso incluye hoteles y campos de golf. Ya ocurrió durante la campaña y tuvo repercusiones en varios sectores, especialmente todo aquello que llevaba su nombre.


El responsable es el propio Trump que elevó la ostentación de la riqueza a categoría de éxito y la utilizó para convencer a sus votantes de su pericia empresarial. Nada de particular tiene, pues, que la gente se revuelva contra Trump y lo que él ha usado como signos, familia incluida. "Víctima" más afectada que su hija es su esposa Ivanka, cuyas fotografías de desnudos han vuelto a circular al hilo del salto de su marido a la política mundial. No es la mejor publicidad para la Casa Blanca, pero es publicidad.
The Washington Post titula centrándose en la cuestión clave "Trump is changing the presidency more than the presidency is changing Trump". Y explican:

Lyndon B. Johnson once said: “The presidency has made every man who occupied it, no matter how small, bigger than he was, and no matter how big, not big enough for its demands.”
But in his first three weeks in office, Trump appears to be changing the presidency more than the reverse.
Rather than moderating his impulses, his top aides seem intent on amplifying them — pleasing their boss by attacking critics and the news media, defending his factually inaccurate assertions and adding to the growing pile of what counselor Kellyanne Conway called “alternative facts.”
Trump and those around him had long promised that he would tone down his style if elected. There was even talk that he might give up the Twitter account that functions as an expression of his id.
In an April rally in Pennsylvania, Trump promised: “At some point, I’m gonna be so presidential that you people will be so bored.”*


No sé si es frecuente que se hablé del "id" (el "ello") de los presidentes estadounidenses. Cada vez son más los que tratan de entender al presidente Trump desde la perspectiva de una psique problemática que rechaza el control y percibe el poder como una liberación de ataduras. Los jueces y demás le están diciendo lo contrario. Esa promesa de que cuando llegara a la Casa Blanca se "moderaría", pidiéndole simplemente que se ajuste a lo que la dignidad de la presidencia conlleva, a lo que tiene de precisamente de asunción de del cargo, se ve pronto que es imposible, como le fue imposible moderarse en el paso de las primarias republicanas a las elecciones presidenciales. Cuando Trump aumenta su poder, disminuye su control. Es el poder la clave porque es lo que lidera el "id", su deseo egoísta y egocéntrico. En este sentido, creo que es acertado los señalado por las autoras del artículo de The Washington Post: él transforma la presidencia y no al contrario. Trump solo puede ser Trump y un Trump más desatado cuando siente que tiene más poder.


Por eso, lo que vimos hace unos días sobre su interpretación del sentido de "Ciudadano Kane", el filme de Orson Welles, era tan fascinante [ver entrada Rosebud funciona]. Mostraba con sus palabras —más de diez años antes de llegar a la presidencia— que su concepto del "poder" es acumulativo y básicamente le sirve para liberarse de dependencias: el poder nos distancia y destruye lo que tenemos, pero no permite conseguir cosas nuevas con las que sustituir lo perdido. Cuando eres poderoso, nadie se te resiste. Cuanto mayor sea tu poder, menor es su resistencia, había dicho de las mujeres. ¿Se puede ser más poderoso que siendo el presidente de los Estados Unidos? Al niño Trump le han dado las llaves del poder nuclear y un ejército para jugar.
Ahora son los jueces los que se le resisten. Ya les ha atacado descalificándoles, en lo personal y en lo institucional, ante la estupefacción de sus propios asesores. Antes han sido los medios. Las mujeres ya salieron a la calle; los científicos se lo están pensando. Los países se reúnen para adoptar posturas conjuntas con las que plantarle cara. Creo que todo eso le hace feliz. Pero deberá poner enfermos a los que le rodean.


Los analistas ya le van cogiendo el truco. Aparte de que las rabietas mostradas, ya saben que las encuestas o datos en contra le alteran. Todo lo que no le gusta, lo considera "fake news". Y también han descubierto que le irrita profundamente que se diga que es una marioneta en manos de Steve Bannon, el supremacista blanco que ha tomado como asesor. Todo es infantil en un sentido perverso.
La imagen que tiene de sí mismo, el hombre que lo arregla todo porque todo está mal, está convirtiendo a la Casa Blanca y a sus allegados en descriptores del Apocalipsis. Basta con escucharle la descripción de la situación de los Estados Unidos para comprender que necesita contar una especie de película de Mad Max: fábricas destruidas y cerradas, bandas por todas partes, madres sin poder alimentar a sus hijos, amenazas des todas partes...Y llegó él. En unas horas me pongo al día y lo arreglo, tranquilos...
Pero no es tranquilidad precisamente lo que ha traído Donald Trump al mundo. Algunos lo llaman, no sin fundamento, el "trol en jefe". Es su versión personal de lo que es un oráculo.
Elevar a rango de estado el problema del negocio de su hija es ampliar las bases de la política presidencial a detalles absurdos que otros presidentes hubieran aceptado como parte de su mandato. Pero Trump necesita elevarlo a la dimensión en que se encuentra como un problema más de la presidencia. Para él es una demostración más de la resistencia del mundo a ser cambiado y, por ello, un aliciente más para su actuación.


A los jueces, tras el veredicto en contra de su apelación, les ha dicho en frase repetida por todos los canales "Nos vemos en los tribunales", como si se tratara de una disputa empresarial que los abogados no han logrado resolver y abandonara la mesa de negociaciones.  Para Trump no existe la división de poderes; solo existe el "poder" y ese es suyo e indivisible. El pueblo, Dios y él..., ya lo advirtió.
Quizá la única división que acepta es la que le enfrenta a los medios, porque él es en sí mismo un espectáculo que necesita verse reflejado. Probablemente con nadie esté más enfadado que con el programa Saturday Night Live, en donde Alce Baldwin le parodia sin piedad. En vez de ignorarlos, Trump no puede dejar de verlo y enviar sus tuits críticos diciendo que son "malos", le "aburren", etc. Son el síntoma de que no puede dejar de verse aunque sea en el reflejo de la parodia. Algunos señalan que la crispación en la que vive el portavoz actual de la Casa Blanca, Sean Spicer, proviene de la parodia que la actriz Melissa McCarthy hace de él y de los efectos sobre Trump.
The Washington Post señala:

Aggressive Spicer is likely to please Trump who, according to administration aides, has previously expressed disappointment with Spicer for not being a forceful enough advocate for him and his agenda. The problem for Spicer, of course, is that he really has two constituencies: Trump and the media who cover Trump. And while his tone probably brought a smile to Trump's face, it's the sort of performance that, if repeated, will sap some of the goodwill from the media that Spicer needs to do his job well.
This is the dilemma of every press secretary — please the boss or please reporters? — since the position was created. But Spicer's challenge is made even more difficult because Trump and some of his most senior advisers have made clear that he views the media as the opposition party. That makes treating the press with anything but total disdain a losing strategy for Spicer within the White House.
Maybe Aggressive Spicer is who we will see from now on. But, anger — like all strong emotions — gets less effective the more you rely on it.**


Probablemente sea el puesto de su gabinete con más presión y eso lo está pagando Spicer. En otras circunstancias, como se señala, un portavoz tiende a mantener un cierto estado de calma en sus reuniones con la prensa, pero no creo que sea eso lo que Trump le permita. En el fondo, aunque no mucho, a Trump le gustaría entrar en la sala y desplazar a Spicer. ¡Se iban a enterar esos periodistas!
La observación del periodista Chris Cillizza, autor del texto citado, me parece acertada: "he views the media as the opposition party". Ese es su verdadero terreno. El periódico incluye un vídeo de tres minutos en el que tras las parodias de SNL se incluyen los tuits mandados a todo el universo por Trump. Se cierra con unas grabaciones en las que Trump participó en el programa durante la campaña electoral y otra participación interesante en 2001, con motivo de su reality. Entonces disfrutaba con el programa y le encantaba ser imitado porque él era el original junto a sus copias. Ahora el original está al otro lado de la pantalla demasiadas horas al día, pues es insaciable. La batalla de los medios, que decíamos, se da en los medios.


Trump es el mensaje, escribimos una vez. No es un mensaje filtrado, sino un mensaje absoluto que desea participar en la vida mediática como centro del universo. No poder controlarlo le desespera y por ello a los que tiene alrededor, que ya pagan las consecuencias.
Kellyanne Conway se ha sentido en la obligación de promocionar desde la Casa Blanca la ropa de la hija de su jefe. La presión sobre los que tienen que actuar como mediadores es grande. Solo en este contexto es posible un titular como el del The Washington Post en el artículo que hemos citado: "Sean Spicer went full Melissa McCarthy today". Son los personas reales las que acaban pareciéndose a sus parodias mediáticas. Cuanto más se enfade Spicer, más se parecerá a Melissa McCarthy. Algo parecido ocurrirá con la parodia de Alec Baldwin, que pronto ya no se sabrá quién imita a quién o quién es el verdadero. Eso le enfadará mucho, mucho, mucho.

La batalla de los medios es la última frontera del trumpismo. Más allá no hay nada, el vacío. Él mismo es un "mensaje" que remite especularmente a él. Por eso es una marca para los demás. Es un "simulacro" ideológico. El trumpismo ideológicamente se ha rellenado por los halcones que están tras él, los que han diseñado la estrategia para colocarlo en la Casa Blanca haciendo que esta se convierta en el mayor plató del mundo. En ese mundo el silencio no es posible.
La lucha con los jueces va a ser dura porque considera que deben acatar su mandato. No hacerlo equivale a no aceptar su discurso catastrofista. Los jueces le dicen que no ha aportado ninguna prueba de que Estados Unidos esté sometido a un peligro que justifique la prohibición de entrada en los Estados Unidos a ciudadanos de siete países más allá de sus afirmaciones. Lo que funciona en los medios —esas masacres inexistentes, las ignoradas por los medios, etc.— no funciona, en cambio, ante un tribunal. Hacen falta algo más que  los discursos. Ahí no valen ya ni las "fake news", ni la "post verdad" "ni los "hechos alternativos".
También los niños aprenden, poco a poco, que existen reglas y que no pueden hacer siempre lo que quieren. Pero, aunque repite cada día lo mucho que está aprendiendo, no sé si será un poco tarde para él. Esperemos que no lo sea para los votantes futuros.



* "Trump is changing the presidency more than the presidency is changing Trump" The Washington Post 9/02/2017 https://www.washingtonpost.com/politics/trump-is-changing-the-presidency-more-than-the-presidency-is-changing-trump/2017/02/09/32e6863e-eee6-11e6-9662-6eedf1627882_story.html?hpid=hp_hp-more-top-stories_trumpnochange-1010pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.7229df87d9f0

** "The Fix: Sean Spicer went full Melissa McCarthy today" The Washington Post 9/02/2017 https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2017/02/09/sean-spicer-went-full-melissa-mccarthy-today/?hpid=hp_hp-top-table-main_spicer-mcarthy-fix-5pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.6ff71f0ce5e2