domingo, 11 de septiembre de 2022

Mada Masr, contra la represión informativa egipcia

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El cerco a la prensa en Egipto se sigue cerrando. El régimen de al-Sisi tiene en la propaganda y la represión sus dos máximas fuerzas, las que configuran las dos partes de la pinza opresora. La propaganda necesita del vacío efectivo para ser eficaz, que haya "una sola voz", la del propio al-Sisi, como él mismo reclamó. Con escucharlo a él es suficiente. La idea egipcia sobre la información no tiene nada que ver con la libertad de expresión; es la configuración de un coro en el que cada uno canta una parte de la misma melodía bajo la batuta de la presidencia y de los servicios de información.

Este blog nació precisamente con la Primavera egipcia para tratar de dar cuenta de aquel movimiento frente al que la primera reacción oficial fue cortar las comunicaciones para aislar a los egipcios. La salida de información se debía a la prensa extranjera, que pronto fue acosada en las calles y defendida por los propios manifestantes para  que pudieran informar al mundo de lo que allí estaba ocurriendo.

La revolución "triunfó" o, para ser más preciso, el Ejército —el responsable del poder y de la represión durante los 30 años de Mubarak— cambió de cara pidiéndole al dictador que se retirara y así aparentar estar del lado del pueblo. En realidad, se trataba de ganar tiempo para poder ponerse al frente del movimiento que contra ellos se había desatado. Los resultados de la elecciones, con los islamistas en el poder y el rechazo mayoritario al candidato del propio Ejército —se jugó la baza del islamismo o nosotros—, dejaron pasar un tiempo y entre los errores de Morsi y las ayudas en la sombra del Ejército, se produjo el golpe de estado, el "no-coup", lo que se presentó como "una rectificación de la revolución popular" para llevarla a su verdadero destino. Al-Sisi, ministro de Defensa con Morsi, se hizo con el poder, apoyándose en el Ministro de Interior, un veterano de la represión.

El resultado lo tenemos ahí: una falsa democracia, con al-Sisi en el poder, una oposición creada exprofeso y una enorme propaganda en dos sentidos: el carácter faraónico del régimen, creador de monumentales e inútiles muchas de ellas obras públicas que el presidente inaugura a mayor gloria suya; y el control de los medios para crear una imagen exterior e interior favorable. La presión sobre los medios internacionales residentes en Egipto ha sido constante, amenazando a los corresponsales que se consideraba contrarios, como ocurrió con el del diario El País en su momento. En la parte de los medios del interior las legislaciones se volvieron restrictivas, aplicando mecanismos de control y represión, mediante duras penas, cierres, compras de medios, etc. Hasta las páginas de Facebook pasaron a incluirse como "medios de comunicación", por lo que fueron vigiladas y objeto de condenas sus autores.

Egipto es un país —lo hemos comentado en ocasiones— en el que lo que dice el presidente es la "verdad", por lo que decir lo contrario es "mentir", "difamar", etc. Lo que hace Putin en Rusia, condenar a años de cárcel al que llame "guerra" a lo que ocurre en Ucrania, por ejemplo, es bastante parecido a lo que hacen las leyes egipcias, en donde la "versión oficial" es la "verdad".

En estos años, la prensa egipcia, que inicialmente tuvo un papel importante, quedó reducida a mera propaganda. Los pocos medios independientes han ido quedan en la sombra, ya por miedo, por compra o por imposición de directores afines al régimen. Los magnates han ido comprando y poniendo al servicio de al-Sisi los medios que adquirían, reducidos a informar de trivialidades. Se creo, además, un centro ideológico de referencia, que es el Al-Ahram Weekly, cuyos artículos marcan la ortodoxia, el punto de vista oficial. El propio Al-Ahram o el Ahram Online, muchas veces se limitan a reproducir los artículos que les llegan de la fuente oficial.

Los medios que conservaban cierta independencia han estado permanentemente acosados. Algunos se han defendido manteniendo más bajo el nivel de la crítica o sencillamente dando el salto a lo trivial, vendiendo la imagen de Egipto como un oasis de tranquilidad, sin COVID (no dejaban realizar certificados de defunción especificando esta causa de muerte, por lo que se ponía otra cosa), etc.

Las noticias de hoy en Egytian Streets, un medio que realizaba un buen periodismo crítico, y que ha sido "normalizado" nos llevaban a otra publicación independiente y crítica, Mada Masr, un medio que pasó de profundos trabajos críticos de análisis social y político a tener que publicar divagaciones diversas alejadas de los temas de la realidad.

La noticia, que reproducimos en su integridad, da cuenta de las acusaciones contra periodistas de Mada Masr:

After the release of a critical report on the Nation’s Future Party (Mostaqbal Watan), several Mada Masr journalists now face charges of defamation and false news. Mada Masr’s website is also accused of operating without a news license.

The exposé was published on August 31 as part of Mada Masr’s Wednesday edition, and remains live on their website.

It delineates the alleged corruption of several senior officials in the party, calling on their removal due to implications of malpractice. It also accuses the most prominent member, secretary-general Ashraf Rashad, of “abusing his position and increasing his personal fortune” by assisting businessmen in the development of private projects nationwide.

The report allegedly relied on four anonymous sources from the party’s governing body and central secretariat, who claimed there was an ongoing “purge” of officials implicated in other abuses.

The Nation’s Future Party denied the news in its entirety, citing Mada Masr as destabilizing “the security and stability of the country.” The party is, and continues to be, a dominant force in Egypt’s political landscape with close ties to President Abdel Fattah al-Sisi.

The party pressed charges against Mada Masr Editor-in-Chief Lina Attalah and journalists Rana Mamdouh, Sara Seif Eddin, and Beesan Kassab. The four were released on bail on September 7 following interrogation at the Cairo Appeals Prosecution.

Mada Masr sources claimed that none of the four journalists had worked on the article in question, only that they had published a news bulletin containing the exposé.

Mada Masr’s legal representatives claim the journalists were “questioned individually and concurrently” regarding the supposed slander and defamation of Nation’s Future Party members. Accusations around the use of social media as a tool to harass party members and cause damage to public interest also surfaced as periphery arguments.

Additionally, Attalah faces charges of operating a news website sans license. According to Mada Masr, it has attempted to “obtain licensing under the new law regulating the press, submitting paperwork on multiple occasions, [and] making official inquiries into the status of the application.”

It claims to have received no response regarding its platform’s legal status, despite the Supreme Regulatory Council’s legal obligation to “notify the sites or entities that are refused a license or have not completed the necessary documents.”

Mada Masr continues to affirm the “integrity of its reporting and its commitment to professional journalistic standards,” considering the publication of news “in relation to the party which holds a majority in Parliament and possesses close ties to the government to be in the public interest.”* 


Recordemos que el partido del que se nos habla fue el títere de las elecciones presidenciales anteriores. Moussa Mostafa Moussa se presentó como candidato a la presidencia cuando fueron detenidos todos los otros candidatos que osaron presentarse contra al-Sisi, incluidos dos militares. Se presentó quince minutos antes de que el plazo se cerrara. Hasta ese momento era un decidido partidario de al-Sisi para la presidencia. Fue lo mejor que pudieron encontrar para que en las elecciones se vendiera la idea de que existían al menos un candidato que no fuera el presidente.

Las acusaciones contra el partido y contra su secretario general son las clásicas de la esfera política egipcia: corrupción, enriquecimiento ilícito, uso de favores, abuso de posición... Nada nuevo, pero molesto en un partido que realmente no lucha por el poder, sino por el poder hacer, es decir, influencias y privilegios, un partido que hace poca oposición realmente, algo que nadie se atreve a hacer dentro del sistema.

Lina Attalah

Las acusaciones contra las cuatro periodistas de Mada Masr son característicamente egipcias: criticar y denunciar la corrupción es desestabilizar el país, es ir contra la nación, contra el pueblo, y en última instancia contra ese enviado divino que es al-Sisi, creador de un sistema perfecto, lleno de verdad.

La acusación de operar sin licencia es típica de la administración egipcia. No se contesta a las peticiones, como se señala en la información. Después se acusa de no tener licencia. Recordemos que una de las acusaciones contra un militar retirado que decidió presentarse a la elecciones generales fue que todavía estaba en el Ejército, simplemente porque no se la había notificado, años después, la baja. Recordemos la actuación dilatoria de las informaciones requeridas desde Italia por el secuestro, tortura y asesinato del estudiante Giulio Regeni, que involucraba a los Servicios Secretos egipcios. Todo tipo de triquiñuelas administrativas para tener puertas abiertas a la detención alegando cualquier cosa. Es un procedimiento típico.

Mada Masr

"Difamación" es la acusación y ya se habrán puesto en marcha los mecanismos para demostrar que ellos son fieles servidores de la patria bajo la sombra del presidente. "Difamar" es, además, un acto de terrorismo, ya que busca alejar al pueblo de las instituciones, parlamento y, peor, el Ejército, la columna vertebral del "Estado", que sabemos es la unión bajo un mismo puño de la burocracia, los medios oficiales, la Policía y el Ejército. Es el mecanismo bien engrasado que no se puede permitir fisuras informativas, es decir, denuncias de lo que ocurre realmente tras los himnos y las fotografías sonrientes de al-Sisi.




Un detalle importante: las cuatro periodistas son mujeres. No es casualidad, pues han sido mujeres las que con más coraje han defendido las libertades efímeras de Egipto. Muchos periodistas emigraron ante la imposibilidad de ejercer con libertad su profesión. El apoyo dado al régimen ante la perspectiva de los islamistas ha dejado al descubierto a los que buscan un Egipto más libre. La libertad en Egipto es algo más que la libertad de expresión; es poder liberar al país de una corrupción sistemática, vertical y horizontal, que se ha convertido en una forma de vida. El régimen de al-Sisi no la ha tocado, por lo que han ido bajo su sombra los mismos que estaban antes, ya que no hay diferencia, solo cortaron la molesta cabeza de Mubarak desplazándolo a un lado para poder seguir manteniendo los privilegios.

Desde aquí todo nuestro apoyo moral a estas cuatro periodistas valientes frente a lo que tienen por delante, la represión, la amenaza de la cárcel, del cierre de un medio crítico. En Mada Masr pueden encontrarse todavía la secuencia de los hechos a través de los distintos artículos publicados sobre este asunto (https://www.madamasr.com/en/). 





* "Mada Masr Journalists Charged with Spreading “False News”: Lina Attalah, Rana Mamdouh, Sara Seif Eddin, and Beesan Kassab" Egyptian Streets 8/09/2022 https://egyptianstreets.com/2022/09/08/mada-masr-journalists-charged-with-spreading-false-news-lina-attalah-rana-mamdouh-sara-seif-eddin-and-beesan-kassab/


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