Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ser la
primera dama de un país en el que muchas mujeres se encuentran en un estado de
ocultación, no debe ser fácil. Resueltos aparentemente los problemas sucesorios
en el gobierno de Afganistán, ahora comienzan los del día a día, en donde el
"día" se refiere a algo increíblemente duro para las mujeres.
El
diario egipcio Ahram Online recoge las declaraciones de la recién llegada al
palacio presidencial, Rula Ghani, apoyando la política de Francia de prohibir los
velos integrales en el país:
Afghanistan's cosmopolitan new first lady has
backed France's controversial ban on the niqab, comparing the full veil to
"blinders" as she prepares to campaign for more respect for women in
her conservative adopted homeland.
Rula Ghani shocked Afghan observers earlier
this year when she appeared with her husband during the country's presidential
campaign, a rare example of a political wife sharing the spotlight.
Now the Lebanese-American of Christian heritage
is set to carve out a role for herself as the patriarchal and deeply Muslim
nation's first high-profile first lady.*
Rula Ghani ha pasado del Paris del Mayo del 68 a Afganistán.
Eso sí puede ser definido como una vida,
en términos de recorrido. El papel que puede jugar en la normalización del
papel de las mujeres en su país de adopción es grande pero será acosta de
grandes dosis de osadía y confianza.
Las mujeres afganas están en el punto de mira talibán como lo
están en otros lugares. La posibilidad de una mujer con autonomía es vista como
una aberración. Si las mujeres se libran del primer círculo, el familiar, es la
propia familia la que se siente presionada por el resto por consentirlo. Toda
la presión y represión social se concentra entonces ella. Los talibanes habían
impuesto un régimen en el que las mujeres no podían pisar la calle si no iban
acompañadas por un tutor familiar. Y hacerlo enfundadas en un burka, por
supuesto.
Lo que ha podido avanzar la mujer afgana en estos años es
parte de lo que retrocedió en los años talibanes. Con el agravante de que las
recuperaciones son más lentas que lo que se pierde en unos días a sangre y
fuego. Es fácil imponer el terror desde el poder; no es fácil liberarse de la
opresión después.
La nueva "primera dama", concepto que ya es en sí
una provocación al férreo tradicionalismo retrógrado, se ha hecho visible, algo
que la esposa del presidente saliente, Hamid Karzai, no consiguió o no le
interesó a su marido que hiciera. La acusaciones contra Karzaiu de pactos con los talibanes para eliminar los derechos que se habían reconocido hasta el momento a las mujeres fueron motivo de críticas desde muchas partes. Pero Rula Ghani va a ser difícil de ocultar.
Durante la campaña electoral, Ashraf Ghani Ahmadzai fue
atacado precisamente por estar casado con una cristiana libanesa. También lo
fue por haber vivido fuera del país, acusación frecuente en aquellos países de
los que te tienes que ir para poder hacer algo y que luego llevan mal que
regreses. Pero ninguna de las dos cosas han frenado su llegada al poder, por
más obstáculos que se hayan dado, y han sido muchos. Ghani es un intelectual
brillante, antropólogo, con cargos en instituciones internacionales, ministro
de Finanzas y rector de la Universidad de Kabul.
El camino de las mujeres en Afganistán es lento pero firme.
Siempre tendrá en el horizonte el peligro talibán, que es el del alpinista, que
tras un ascenso dificultoso todo se venga abajo en un instante. Las fuerzas de
la tradición patriarcal se mantienen como sustrato difícil de remover. Al
contrario de lo que ellas hacen, no pueden ser removidas por la violencia sino por
las leyes, difíciles de mantener con unos estados que hacen oídos sordos en su
cumplimiento, que miran para otro lado cuando se trata de mujeres. Ejemplos los
tenemos en muchos lugares todos los días: las leyes de modernización que tratan
de salvaguardar a las mujeres y proteger su camino se convierten en papel
mojado y solo con mucho esfuerzo de activistas, presiones populares, etc. salen
adelante y se aplican después. Es siempre el camino más duro.
La BBC entrevistó a Rula Ghani resaltando su personalidad y
el entorno tan diferente en el que se va a mover en los próximos años:
Mrs Ghani's cosmopolitan background seems a
world away from the reality of many Afghan women in a country where domestic
abuse is rife and women fleeing violence at home can end up in jail.
Rula Ghani is aware of the problems, saying
they need to come out into the open.
"The women of Afghanistan must have the
courage to talk about it. They should raise their voice to say, they don't like
it and they won't accept it."
Mrs Ghani clearly realises that there are
limits to what she can hope to achieve.
"There is a saying in Arabic meaning that
every situation must be considered based on the realities on the ground,"
she says. "I can talk in some places freely, but not in others."
But she has a clear goal ahead.
"If I've achieved a higher respect for
women and for their role in society then I would be very happy. That would
really be my greatest wish.**
La cuestión clave está en si va a poder usar esa visibilidad
que aliente y normalice los derechos de las mujeres en un país en el que los
talibanes no son solo una fuerza armada sino una presencia invisible que se
siente como una fuerza que puede regresar en cualquier momento. El gran salto
mental es pensar qué es la normalidad y qué la excepción. Mientras se considere
que lo "normal" es tener a la mujer encerrada bajo un burka y dentro
de casa, sin educación o posibilidades laborales porque es una mercancía de
intercambio familiar, que solo puede pisar la calle acompañada y, por supuesto,
sin vida laboral alguna, la "excepción serán esos logros. Pero normalizar
el papel moderno de la mujer será complicado pero irrenunciable.
Rula Ghani usa el concepto de "respeto" que es el
principal porque implica concederle un ser personal que habitualmente se le
niega. "Respeto" implica la capacidad de decidir y poder llevar a
cabo lo decidido, tomar el rumbo de la propia vida, algo que no es nada fácil
en lugares en los que eso no tiene fundamento ni apenas historia, en los que la
modernización se ve con hostilidad, como una agresión exterior.
Esperemos que Rula Ghani sea capaz de ir transformando ese
espacio a través de sus acciones y de la visibilidad. El hecho de que haya
participado junto a su marido en la campaña electoral es, por ejemplo, una
acción importante en un país en el que la mujer está oculta. Es ya una toma de
postura por parte de ambos, algo que Karzai, su antecesor, no hizo.
Rula Ghani y su marido se conocieron en la Universidad
Americana de Beirut donde coincidieron estudiando Ciencias Políticas. Regresaba
de pasar un Mayo del 68 que, señala su familia a la BBC, había despertado su
conciencia política.
"When she came back to Lebanon she went
down south with a group of volunteers, building schools," her brother
recalls, speaking to the BBC in Beirut.
Mr Saade says his sister and Ashraf Ghani were
a natural match and shared common ideals.
"They have been fighting together all
through their life in a very beautiful way. Whether it would be in their
student days or his academic life, or at the World Bank or later in
Kabul."**
Esperemos que esos ideales compartidos, que aquellas
escuelas levantadas en el sur del Líbano, se puedan levantar hoy en Afganistán.
Solo la fuerza del idealismo y los principios es capaz de vencer las
resistencias de la tradición. Las mujeres afganas han dado muestras de gran
valor en estos años; han sido capaces de romper muchos tabúes y arriesgar su
seguridad personal. El peligro de la involución está ahí en un entorno con
peligros como los del Estado Islámico o demás grupos que se animan con los
logros criminales viéndolos como designios divinos.
Por eso son tan importantes los ejemplos como los de Malala o muchas otras mujeres que arriesgan su vida por mostrar el papel de la educación, de la formación de las mujeres para poder tener autonomía y dirigir su futuro. Esperemos que Rula Ghani se convierta pronto en una referencia y en un apoyo para las mujeres de Afganistán.
La organización Counterpart Intenational, de apoyo al desarrollo, comienza así su texto sobre sus proyectos Afganistán, "A new era for women":
There was a time when Afghan women were able to
attend college and work in medicine, law and many other professions.
However, when Taliban rule took hold in 1996,
all of this changed. Girls were not permitted to attend school after the age of
12, and in some regions were not allowed to continue schooling at any level.
Intelligent, skilled women were forced to suppress their talents and those who
had yet to develop their strengths were denied the opportunity, and the right
to do so.***
Los ojos de las mujeres afganas tienen ahora un punto al que dirigirse. El temor a ser convertidas en monedas de cambio para el mantenimiento del poder en el país parece un poco más lejos. Afganistán tiene ahora una "primera dama" que debe contribuir a que esos espacios en los que, dice, se puede hablar con más libertad se vayan ampliando. Sus palabras deben servir de estímulo para el reconocimiento de ese respeto negado. Se ha resaltado el papel de las mujeres en la campaña electoral. En 2012, unas cuantas jóvenes del movimiento Young Women For Change (YWC) salían a protestar contra la violencia doméstica y lo hacían protegidas por la policía. Esperemos que la Primera Dama ayude a mejorar la situación y siga pidiendo respeto para la mujer afgana en cuantas ocasiones se presenten, que aquellas escuelas que ayudó a crear en su juventud en el Líbano, puedan crecer de nuevo en Afganistán y se llenen de jóvenes que lleguen a la universidad de Kabul, de la que gue rector su marido.
*
"Cosmopolitan new Afghan first lady backs French veil ban" Ahram
Online 31/10/2014
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/9/114393/World/International/Cosmopolitan-new-Afghan-first-lady-backs-French-ve.aspx
**
"Afghanistan first lady Rula Ghani moves into the limelight" BBC
15/10/2014 http://www.bbc.com/news/world-asia-29601045
*** ""Afghanistan: A New Era for Women Counterpart International http://www.counterpart.org/news/publications-websites/afghanistan-a-new-era-for-women