Joaquín Mª Aguirre (UCM)
¿La "economía" o la "salud"? Esta ha
sido una de las cuestiones que se han planteado en la trastienda más que a la
luz. ¿Qué significan esas dos palabras según quien las diga? Hemos visto los
enfrentamientos en países y ciudades a cuenta de su significado; hemos leído y
escuchado debatir sobre ellas de forma más o menos descarnada hasta acumularse
los muertos.
Los medios nos mostraban ayer y hoy al entrenador del club
de fútbol italiano, el Atalanta, cuyo encuentro internacional de Liga de
Campeones con el Valencia ha sido uno de los focos seguros de expansión del
contagio del COVID-19. Gian Piero Gasperini puede presumir de haber sido un
agente de transmisión y puede dar gracias por no saber quiénes son sus
víctimas. Él también estaba del lado de la "economía", según se
desprende de la actitud mostrada al relatar los hechos. En ABC leemos:
"Hace unos días me hicieron
las pruebas que me confirmaron que tuve la enfermedad (COVID-19). Recuerdo que
el día antes del partido de Valencia estaba enfermo. Por la tarde, peor. Y
cuando volvimos a Italia me sentía hecho pedazos", expuso Gasperini en una
entrevista que este domingo publica La
Gazzetta dello Sport.
El entrenador del Atalanta
aseguró que "estaba fatal" durante el encuentro. "En el
banquillo tenía mala cara. Era el 10 de marzo y las dos noches siguientes
apenas dormí. Me sentía en pedazos y cada dos minutos pasaba una ambulancia,
parecía la guerra. Pensaba: ¿si voy al hospital, qué me pasará?", dijo
Gasperini.
Reconoció también que perdió el
sentido del gusto y del olfato y que incluso llegó a temer por su vida. Hace
diez días supo, por un test, que había superado la COVID-19.
Pese a haber sufrido la
enfermedad en primera persona, Gasperini se mostró partidario de reanudar la
competición.*
Quizá hemos perdido el rumbo, pero es posible leer "¿si
voy al hospital, qué me pasará?" sin que empiece a generarse la
indignación. La pregunta no fue "si no voy a un hospital, ¿qué me
pasará"? o "¿qué le pasara a los otros?". No, esas preguntas son
de personas preocupadas por la salud propia y ajena, algo que a Gasperini, tan
preocupado por lo trascendental, el resultado, no le afectan. Gasperini ha sido
tan cobarde e irresponsable —no se le puede catalogar de otra manera— que dice
haberse hecho el test hace unos días, pasados ya unos meses, quizá porque se le
va a exigir para que la liga italiana salga adelante. No creo que alguien con
los síntomas tan claros se realice varios meses después las pruebas por otros
motivos que los de poder seguir al
frente del equipo. Si el Atalanta tuviera un mínimo de sentido común, se
desprendería de un entrenador tan comprometido con la salud de sus jugadores o,
simplemente, del resto de las personas. Gasperini debería estar en la calle y
ser sancionado por irresponsable. Pero quizá sus jefes le premien, consideren
que la clasificación de su equipo merece cualquier sacrificio, especialmente,
el ajeno. Es sencillo.
El COVID-19 ha obligado a tomar decisiones que nunca se producen
en el vacío, sino bajo presiones distintas. Y eso vale para tomar decisiones
sobre una manifestación, un partido internacional de fútbol, el cierre del
turismo, las restricciones de vuelos o la salida a pasear de los niños y
ancianos.
La alternativa "economía" frente a
"salud" no es la misma según se sea un accionista o un empleado de la
fábrica. Recuerdo haber comentado aquí los que proponían confinar a los
trabajadores de las plantas de procesado de carne en los Estados Unidos en las
mismas fábricas, así no se pararía el sistema productivo. Son estas las
cuestiones que marcan el nivel moral de los que toman las decisiones en los
países, los que de verdad las toman.
Una y otra vez vemos repetido mismo el patrón de los
intereses, de los hacinados trabajadores inmigrantes de Singapur a los de
Estados Unidos o en los Emiratos. Allí donde se ha podido o se han dejado, se
ha impuesto el modelo económico hasta que ha dejado de tener sentido por la
parada general.
La Vanguardia publicaba ayer un interesante artículo sobre
lo ocurrido en la región de Bérgamo, situada en pleno centro de lo que fue el
inicio de la epidemia en Italia. Su título es "Bérgamo, el epicentro busca
respuestas" y está firmado por Anna Buj. Tras hacer un recorrido poniéndoles
cara a las víctimas, contagiados y muertos, recordando algunas historias
personales (¡qué enfermedad no es personal!), trata de encontrar explicación al
porqué de algunas decisiones que en Bérgamo fueron diferentes:
Los líderes locales de
Confindustria –la patronal– afirmaban que era indispensable mantener abiertas
las empresas para no dar una mala señal al extranjero, según publica Il Post. Días después, alcaldes de la
provincia, entre ellos el de Bérgamo, difundieron un spot publicitario llamado
“Bérgamo no se para”, animando a los ciudadanos a seguir con normalidad. Todo
cambió el 2 de marzo: la provincia de Bérgamo ya tenía 508 contagios. El
Instituto Superior de Sanidad recomendó crear una nueva zona roja, por lo menos
en Alzano Lombardo y Nembro, otro pueblo adyacente, reconstruye el citado
diario.
[...]
Además de su particularidad
urbanística, la provincia de Bérgamo es de las más industrializadas de Italia.
Sólo en Alzano Lombardo y Nembro hay alrededor de 3.700 trabajadores de 376
empresas, algunas de gran relevancia como Persico Spa, una enorme multinacional
italiana. El presidente de Confindustria Lombardía también ha sido citado ante
la fiscalía, que estudia si hubo presiones de empresarios para que no se
declarasen estas zonas rojas donde se hubiera parado la producción. “Las
presiones duraron sólo dos días. Luego todos estaban convencidos de cerrar”,
asegura Bonassi, sin decir nombres. Al final, las fábricas no esenciales de
Bérgamo cerraron a la vez que el resto de Italia, el 21 de marzo. Entonces morían
en Italia casi 800 personas al día.**
Dos días. Los contagios pueden ser muchos en dos días. Pero es
sobre todo la actitud y la mentalidad que refleja. La capacidad de presión
puede venir de sectores empresariales o de un partido político. Los criterios
que se tomen pueden estar definidos por intereses más allá de la salud pública y
disfrazarse de muchas cosas, hasta de "libertad" y "derechos
constitucionales". Nunca es fácil establecer los criterios entre lo
individual y lo colectivo, pero lo individual no puede ser egoísta ni lo
colectivo anulador.
La cuestión la podemos percibir en estos "dos casos
italianos", el egoísmo irresponsable del entrenador Gasperini y la
irresponsabilidad de los sectores industriales y de los políticos de la Liga
Norte, por más que se disfracen de "bien común". El uno siguió
adelante sabiendo que estaba enfermo y se lo ocultó a los jugadores, sus más próximos, y a todos los demás. Decían en televisión que se sabe cuántos jugadores del Valencia cayeron enfermos, pero
no cuántos del Atalanta. No debe ser muy difícil saberlo, pero muy bien se
deben encontrar todos si están deseando empezar la competición. Esperemos que
no hagan lo mismo que su entrenador, ocultar su estado para que el espectáculo
continúe.
Los muertos se añaden a este otro espectáculo diario, que también continúa con actitudes irresponsables de muchos. Hablamos de Italia, pero podríamos hablar de muchos otros sitios en los que se ha tratado de mantener una "economía" interesada por encima de la salud pública. Hay que aprender de los errores. Esto durará lo que nuestros errores lo prolonguen. No podemos, como quieren algunos, acostumbrarnos a muertes diarias mientras no se colapse el sistema sanitario. La "economía" es la forma de vivir, no lo intereses de algunos o de muchos. Las actividades, las que sean, tiene que reorientarse a la seguridad para evitar riesgos.
Por eso es importante ir a estos orígenes de los casos, allí o aquí, tratar de evitar repetirlos. Hay que recordar, como hacen muchos medios, que son personas las que mueren, recordando nombres y apellidos, fotografías, historias... Hay que rehumanizar a los que han perdido la vida para no olvidarlos ni como personas ni como víctimas del coronavirus o de nuestras negligencias e intereses.
* Anna Buj
"Bérgamo, el epicentro busca respuestas" La Vanguardia 31/05/2020
https://www.lavanguardia.com/internacional/20200531/481491241907/bergamo-el-epicentro-busca-respuestas.html
** "El entrenador del Atalanta admite que en Mestalla
«estaba enfermo»" ABC / EFE 31/05/2020 https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-entrenador-atalanta-admite-mestallaestaba-enfermo-202005311546_noticia.html