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miércoles, 2 de noviembre de 2022

Un error de cálculo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Es sorprendente que un artículo de tan calado enorme calado no aparezca formado, que quede su autor en la sobre bajo un oscuro "Redacción". Me refiero al artículo aparecido en la BBC Mundo —la sección en español— con el título "El "error de cálculo" del Brexit y su enorme influencia en la turbulencia política que vive Reino Unido", aparecido el 27 de octubre en su web.

El artículo es uno de los mejores análisis sobre la crisis británica, una crisis que viene de largo y de la los últimos relevos no son más que causas que siguen coleando, problemas que se arrastran de atrás y que muchos prefieren ignorar.

El articulista bajo la protección de "Redacción" realiza un análisis histórico de lo que llevó al Brexit y sus consecuencias: 

¿Qué ocurre en Westminster? Algunos analistas apuntan a las profundas divisiones dentro del Partido Conservador, que, seis años después del Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, no ha logrado encontrar la dirección que debe seguir este país.

"Ciertamente para explicar la inestabilidad del Partido Conservador y de la política británica en general tenemos que regresar a 2016, cuando se votó para dejar la Unión Europea", dice Tim Bale, profesor de Política de la Universidad Queen Mary de Londres y autor del libro The Conservative Party after Brexit: Turmoil and Transformation ("El Partido Conservador después del Brexit: turbulencia y transformación").

"Desde entonces realmente no hemos tenido un período largo de estabilidad", agrega. "Quizás no habíamos visto tanto caos como el que hemos tenido en las últimas semanas, pero desde (2016) hemos vivido una situación inherentemente volátil", le dice el experto a la BBC.*

Hace unos días tratábamos aquí precisamente del problema del liderazgo y de cómo muchos países, más allá de la Unión Europea, se encontraban en esa tensión en la que los líderes se encuentran cuando ven que no saben muy bien qué línea se debe seguir.

Son los problemas derivados de las luchas internas de los partidos los que acaban aflorando y enredándose con los problemas generales.

Se señala en el artículo: 

"La decisión de Cameron para comprometerse al voto no fue porque la población del país estuviera reclamando votar, sino porque una minoría significativa de sus propios parlamentarios le estaban exigiendo que lo hiciera", señala el profesor Bale.

Algunos de estos parlamentarios conservadores se sentían amenazados con el ascenso del UKIP, un partido populista y antieuropeo que estaba ganando cada vez más simpatizantes. Otros eran los eternos conservadores antieuropeos que estaban aprovechando esos temores para favorecer su causa.

Cameron, que apoyaba la permanencia en la UE, esperaba que el referendo pusiera fin a esa "guerra civil" dentro de su partido y mantuviera a los conservadores en el poder. Y también pensaba que podía ganar.

Pero fue un error de cálculo de enormes proporciones. 

Efectivamente, la inseguridad ante un emergente y populista, ruidoso y demagógico UKIP, con un líder muy próximo a Donald Trump (al que visitó en la Torre Trump y apoyo en campaña con su inconfundible sonrisa) y a Putin, fue lo que llevó a Cameron a comprometer si victoria por la realización de la consulta popular que finalmente perdió.

La idea de que el desastre del Brexit se debió a la falta de liderazgo interno de David Cameron no es nueva, pero puede quedar como parte de la historia oficial, dado el desastre que el Brexit ha tenido y cómo parte de sus efectos —a los que se suman otros en cadena— han seguido acabando con los líderes conservadores y, peor, con el sistema político británico y sus centenarias raíces bipartidistas.

La última para del largo artículo se centra e identifica la crisis británica como una crisis de partidos y del sistema bipartidista a la vista de su lamentable estado. ¿Es una pescadilla que se muerde la cola, condenándose a repetir el mismo error que lleva a más debilidad y así continuar?

Como señala el profesor Matthew Flinders de la Universidad de Sheffield, el momento en que ocurre esta turbulencia política en Reino Unido está definido por la volatilidad y la incertidumbre alrededor del mundo, marcadas principalmente por las consecuencias de la pandemia de covid y la guerra de Vladimir Putin en Ucrania.

Pero también, dice, hay un problema "sistémico y estructural" en el sistema de gobierno británico -un sistema parlamentario que favorece el bipartidismo- que "no está alineado con las necesidades de una población cada vez más diversa y progresista".

¿Podrán los políticos británicos, en este contexto, renovarse y restaurar la credibilidad global y la confianza de sus ciudadanos?

"Esperaría la renovación y el surgimiento de una nueva generación de políticos que fueran más hábiles para trabajar en un contexto digital y que entendieran la necesidad de forjar nuevas conexiones con el público", le dice el experto a BBC Mundo.

"El gran problema es que el sistema electoral (británico) mantiene un estilo de política muy inmaduro, pero ninguno de los dos partidos principales tiene intención de cambiarlo. Esta es la gran 'trampa' de la que nadie habla realmente. ¿Podría este enorme caos centrar la atención en una reforma electoral? Lo dudo".*

Un ejemplo de que esto no tiene por qué funcionar lo tenemos claramente en España. La muerte del bipartidismo, tantas veces deseada, no ha traído más que inestabilidad a los gobiernos y la necesidad de apoyarse en grupos populistas y radicales.

Quizá la solución no está en reformar el sistema, sino a los participantes. El problema no está en el bipartidismo sino en el abandono de unas formas de actuación dentro de los partidos que obligó a la disidencia a irse fuera y formar nuevos grupos discordantes y agresivos. Lo peor es que estos grupos, que no tienen una amplia representación, tienen la suficiente como para condicionar la política de un gobierno, que depende de ellos para su mantenimiento en el poder y la toma de decisiones.

Reino Unido se desestabilizó con la llegada de partidos que buscaban la desunión entre ellos y sobre todo la desunión de la Unión Europea. Esto beneficiaba a sus amigos, de un lado y de otro —de USA a Rusia— pero dejó en la estacada a Reino Unido —que como bien se dice —y a Europa sin una parte importante de su propia Historia, el Reino Unido.

"Después de pasar años presionando por el Brexit o tratando de evitarlo, la élite política británica no tiene una visión del futuro de Reino Unido después de abandonar la UE o de cómo lograr un papel significativo en el mundo", señala el profesor Matthew Flinders, profesor de Política de la Universidad de Sheffield, Inglaterra.* 

Los políticos están tan preocupados en cómo conservar el poder que muchos han perdido el sentido del poder mismo. Lo que le ocurre a Reino Unido —no sabe dónde va— pasa en muchos lugares. Solo los populistas tienen bien definidas líneas, que son el cambio de modelo de estado para ajustarlo a un punto de no retorno.

Pero volvamos a la pregunta inicial, ¿por qué no sabemos quién firma este artículo? Quizá lo que nos dice explica más que un nombre. Quizá haya que ocultar la sensatez en estos tiempos narcisistas de neón.

Recomiendo la lectura del artículo, aunque sea después de seis años del Brexit. Siempre hay algún momento en el que no nos podemos morder la lengua. Lo que comenzó con un "error de cálculo" ha seguido con una enorme lista de despropósitos y errores de enorme trascendencia para el Reino Unido y el mundo. Como se nos dice, el Reino Unido perdió un imperio, después perdió a Europa y ahora se ha perdido a sí mismo, errático, sin fin.

* Redacción "El "error de cálculo" del Brexit y su enorme influencia en la turbulencia política que vive Reino Unido" BBC News Mundo 27/10/2022 https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-63399075

viernes, 4 de marzo de 2022

¿Orden, qué orden?

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Escuchamos varias veces al día hablar sobre el "orden mundial", el "nuevo orden mundial" y otras fórmulas que tratan de decirnos que esto ha cambiado, que nos levantamos un día y, aunque todo nos pareciera igual, todo era distinto. Algunos puede que se enteraran que vivían en un viejo orden sin saberlo. El "orden" no suele llamar la atención, por lo general, mientras que el "desorden" modifica lo que conocemos. ¿Es el "nuevo orden mundial" una forma de desorden? En cierto sentido, sí. Y esto durará hasta que nos hayamos amoldado a las nuevas situaciones, al cambio.

Algunos nos dicen que debemos acostumbrarnos a las "nuevas situaciones", que defender lo nuestro tiene una serie de consecuencias, que las sanciones a Rusia también son cambios a los que debemos acostumbrarnos.

Como vivimos en un universo de explicaciones economicistas, todo lo explicamos mediante indicadores económicos: que "la bolsa se desploma", que "el rublo pasa a ser bono basura", que "sube el precio de la gasolina", que las subidas y bajadas "alcanzan niveles históricos", etc. Son expresiones que están ahora mismo en todos los medios, en todas las bocas de los que hablan, en las manos de todos los que escriben, porque son formas de reducir el absurdo de la guerra y la violencia a algún tipo de consecuencia, más que explicación. Resulta todo muy mecánico. Por eso las expresiones sobre el "nuevo orden" se usan como forma genérica del desorden.

Los indicadores del orden son los de las alianzas, los que se ponen de un lado o de otro. Sabemos quién está con Rusia, quién les apoya abiertamente en esta forma discordante de contar el mundo y el papel de cada cual. Sabemos ahora con claridad que el mundo no es igual para Putin que para el resto del mundo, que la gente se levantó en Naciones Unidas para no tener que escuchar la versión de Serguéi Lavrov sobre lo que ocurre. Sabemos que para Nicolás Maduro todo está en orden y que Rusia hace lo que debe. Sabemos que a otros poquitos, les parece igual de correcto.

El orden que se abre es violento, receloso y desconfiado, lo que llevará a que Rusia se sienta más amenazada en una espiral sin fin. Cada vez que alguien se sienta amenazado por Putin y busque defenderse, eso será considerado por Putin como una amenaza y se lo tragará como parte de su ración diaria de amenaza. Según este principio, Putin siempre se sentirá amenazado por el que esté más cerca y no controle. El nuevo orden ruso nos alcanza a todos, de una forma u otra, en términos de proximidad y de relaciones. El mapa se rehace, pero también las reglas del juego. El nuevo orden es otro juego cuyas reglas están por decidir.


Durante mucho tiempo, casi dos décadas, nos hemos acostumbrado a hablar de Rusia de una forma muy específica. Hemos aceptado como "orden" ruso un conjunto de vocablos que usamos con ellos. Son términos como "oligarcas", "mafias rusas", "disidentes", "opositores", incluso "polonio", cuyo uso en los medios excede el de la Química. Lo hemos aceptado como parte del paquete de recursos verbales para describir la Rusia de Putin. La parte positiva de Rusia se agotó con el término "perestroika". Y se acabó.

Rusia tiene su propio concepto del "orden" y no entra en sus planes negociarlo, sino imponerlo, como están experimentando los ucranianos, víctimas de la maldición geográfica de ser vecino de una Rusia guiada por un miedo a lo que le rodea y que, finalmente, solo puede ser calmado por las armas. Rusia se siente como desnuda sin su telón de acero y quiere reconstruirlo invadiendo y poniendo payasos rusos al frente de los gobiernos circundantes. 

El mundo ha cambiado. Quizá haya que decir que el mundo "finalmente" ha cambiado. Es evidente que a Putin le va el falso equilibrio de la amenaza nuclear, algo que está ya en su boca y que acaba de demostrar bombardeando la central nuclear más grande de Europa, como nos cuentan los medios hoy. La Rusia de Putin quiere demostrar que no se para ante nada, incluidas las fronteras. La excusa de las dos repúblicas "independientes" ya ha pasado a la historia. Macron, tras hablar más de una hora con él, ha sacado la conclusión de que "lo peor está por llegar", que es un punto pesimista y nos muestra que no es posible ignorar la realidad ni fomentar las fantasías a lo Ione Belarra, Irene Montero o Pablo Echenique, ilustres pacifistas de la ley del embudo, estrategas que desean que no quede un ucraniano para finalmente alcanzar la "paz".

Nos guste o no lo antiguo y nos guste o no lo que está por llegar, lo cierto es que tendremos que adaptarnos a un mundo que habrá que reorganizar rápidamente para poder sobrevivir. No es solo un problema nuestro. Por eso es esencial comprenderlo y tratar de reorganizarse en vez de lamentarse. No ha estado en nuestras manos frenar esta guerra cuyo responsable es Putin, por más que otros se empeñen en resaltar errores, que sí, son reales, pero no pueden servir para justificar las fantasías imperialistas de Putin.

La Rusia de Putin es ya "otro orden", "otro mundo", algo muy distinto al nuestro. Se ha trazado un muro más alto que el de Berlín que —no lo olvidemos— fue levantado por los mismos con la pretensión de evitar que media Europa se fugara de la "realidad soviética".

Ya estamos en el "nuevo orden", por más que no queramos aceptarlo, por más que no nos guste. Eso implica que Rusia y algunos otros que les secundan quedan fuera de nuestros escenarios. Lo que ha hecho Putin es separar a Rusia del mundo, que se va desconectando de ella. Los deportistas rusos quedan apartados de las competiciones, los miembros del mundo de la cultura —de directores de orquesta a directores de teatro, actores y actrices—, las marcas comerciales rusas quedan frenadas en sus actividades, las marcas extranjeras cancelan sus relaciones, las tiendas de marcas extranjeras cierran en las ciudades rusas... Todos se van de Rusia, todos cancelan las relaciones. Saben que es algo más que temporal, que se ha cerrado un periodo, que es otro el "orden" existente. Es como si alguien hubiera cogido unas tijeras y recortara la Rusia de Putin del mapa, dejándolo sin su superficie.

¿Le merecía esto la pena a Putin? En su visión del "nuevo orden", Putin contaba con una serie de supuestos, muchos de los cuales no se están cumpliendo. En la última década han aparecido muchos gobiernos autoritarios por el mundo y se ha extendido la idea de que no les va mal, que —pasado los enfados— muchos países mantienen sus relaciones y negocios con ellos, desentendiéndose de lo que ocurra allí. Eso ha sido una muestra de ese inmoral pragmatismo económico al que nos hemos acostumbrado, a no ver los dramas que hay detrás de lo que comemos, vestimos o de la playa soleada en la que descansamos. Solo se mira el precio, no el drama. Evitar condenas reales ha animado a algunos a que al final las sanciones se quedan en nada y es posible burlarlas.

14/02/2021

Después están los admiradores de la fuerza de estas figuras como Putin. El mundo es demasiado blando para ellos. Se ha llenado de feministas, homosexuales y demás grupos decadentes. Admiran en Putin su "virilidad" machista, su mundo dogmático. Putin es el faro que no cambia,

Nos hemos acostumbrado a disfrutar de nuestras democracias, pero también a no preocuparnos más allá de nuestros límites. La Europa democrática asiste, incluso, a la aparición de grupos y gobiernos que desprecian parte de esa democracia amparándose en los populismos, dejando lo valores de esa democracia en nada, anteponiendo la consecución del poder a los métodos y discursos usados para llegar a él. Putin contaba con ello, pero parece que no le ha funcionado de momento. Habrá que tener mucho cuidado.

El "nuevo orden" atenta contra esos valores que hemos tenido que desempolvar. Putin ha crecido porque ha tenido muchos apoyos en ese tipo de grupos y personas. Ha crecido porque ha colocado en cargos de empresas, ha ofrecido comisiones, ha ordenado a los bancos rusos que dieran créditos a los grupos y partidos políticos, ha nacionalizado a los admiradores declarados que lo solicitaban... Los ciudadanos descubrimos, como ha ocurrido con los británicos, las financiaciones de alguno de sus partidos desde el Kremlin, tal como ha ocurrido con la ultraderecha francesa. Hoy redescubrimos a todos esos payasos europeos que han ido a Moscú a abrazar al que consideraban el líder del futuro.

 ¿Dónde está ahora Gérard Depardieu, ilustre actor, que abrazó a Putin y aceptó la nacionalidad rusa? ¿Dónde está Nigel Farage—figura del Brexit, amigo de Trump—, aquel que en 2014 afirmaba con rotundidad que "admiraba a Vladimir Putin", nacionalista, patriota y brillante invasor de Siria? ¿Dónde está la actriz Brigitte Bardot, la que amaba a Putin por su defensa de las focas y se haría rusa por ellas? Unos escondidos, otros manifestando su distancia para evitar se condenados por tontos, por idólatras de una forma de poder que crea muerte a su alrededor. Ahora no quieren ver salpicadas de sangre sus pobres imágenes públicas. Ya pocos enseñan sus flamantes pasaportes rusos.


The Guardian 31/03/2014

Putin no ha salido de la nada, sino de un montón de intereses, odios, manipulaciones al pueblo ruso al que se le creado la idea de la llegada de un "nuevo orden ruso". Repetir un pasado imperial, soviético, mundial donde todos miren hacia Moscú con "temor y temblor".

De nuestra parte queda ordenar nuestra parcela occidental y, especialmente, tratar de evitar la seducción del orden ruso sobre otros países que serán tentados sin disimulo. La propaganda rusa necesita de fotos colectivas en las que se muestren como un equipo con su capitán Putin al frente. El nuevo zar les dará apoyo y les asegurará destruir a sus enemigos para mantener los apoyos. Para ello abrirá guerras donde no las haya y cerrará las que le interese terminar para colocar sus peones dependientes. Es lo que hizo en Oriente Medio ante los vaivenes norteamericanos.


Putin no vende democracia, un juguete caro y frágil, sino autoridad, fuerza y determinación; enseña cómo hay que deshacerse de enemigos, rivales y disidentes. Ese es el orden ruso, el del que da primero da dos veces, el de terminar lo que se empieza, el de decir una cosa y hacer otra con astucia. Todo vale para ganar.

Nos queda valorar lo que tantas veces olvidamos, los valores de la democracia, algo que no hay que dar por hecho, sino practicar y defender cada día; los valores de la unidad moral frente al relativismo pragmático del dinero, siempre dispuesto a hacer negocios con los que nos aseguren ventajas y beneficios. ¿Habrá que hacer sacrificios? Pues, sí, seguro. Ellos nos harán darnos cuenta de lo que olvidamos tan a menudo, del valor de vivir en libertad y en paz. Eso no se construye solo y exige el compromiso de todos.

Más y mejor Europa es lo que necesitamos, dejar de perder el tiempo y energía que nos evita centrarnos en lo esencial. Necesitamos pensar y desarrollar nuestro propio orden para evitar que se nos cuele otro. No pensemos como Putin que democracia significa "debilidad", sino al contrario, "firmeza" y "compromiso", valores y no relativismo.

¡Solidaridad con el pueblo ucraniano!


viernes, 27 de diciembre de 2019

Putin y Cataluña o fum-fum-fum

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No acabo de entender muy bien la información del diario El País sobre la presencia de espías rusos en Cataluña. Tras leer sus idas y venidas, sus llegada a Barcelona y salidas por Italia, etc. me quedo un poco como estaba. ¿De verdad tenemos que echarle la culpa a los rusos del desastre catalán? No digo que no hayan echado una mano allí donde hay tendencia al caos, pero todo el mundo sabe que los rusos están allí donde sea necesario para molestar todo lo que puedan, liarla si es posible y tirar la cerilla final si hace falta. Hace mucho que la estrategia de algunos países es ayudar en los incendios a que no se apague el fuego.
Vamos a tener de presunto ministro o vicepresidente incluso a un señor que se hizo famoso en una emisora iraní y ¿le vamos a poner peros a los rusos? Vamos a tener el gobierno a personas financiadas por el chavismo y ¿nos vamos a quejar? No lo entiendo muy bien.
Tras contarnos muchas idas y venidas por España de horas o días, el diario El País cierra su información yendo al punto central:

Fuentes de La Moncloa y del Ministerio del Interior declinaron ayer comentar los nuevos datos sobre la presunta presencia de tres agentes de la Unidad 29155 en Barcelona. El Gobierno en funciones de Pedro Sánchez ha mantenido un estricto hermetismo sobre las supuestas actividades de este grupo en España desde que el pasado 22 de noviembre EL PAÍS desvelase que el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón había abierto una investigación que aún mantiene secreta. De las pesquisas se había hecho cargo la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, responsable de la lucha antiterrorista.
Fuentes diplomáticas españolas admitieron ayer que las sospechas del Gobierno español sobre la existencia de interferencias rusas vienen de lejos. “A partir de la primavera de 2018, y con posterioridad al caso Skripal, los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses facilitaron información sobre diversas acciones de desestabilización de los rusos en suelo occidental, que en el caso de España se focalizaban en Cataluña”, señalan.
El Kremlin y el Ministerio de Exteriores ruso han negado rotundamente cualquier tipo de interferencia en Cataluña y en los asuntos internos de España. A finales del mes pasado el Gobierno ruso cargó contra lo que definió como un “interés enfermizo” de algunos medios españoles en “resucitar” un “tema medio olvidado”. Moscú habló entonces de una “campaña anti-rusa”.*



Después de darnos constancia de entradas y salidas, no deja de ser fascinante que tanto detalle se resuelva sin un solo dato de lo que hicieron, si se tomaron un bocata de butifarra, por ejemplo, nada. Las "nada" en estas noticias siempre son más sospechosas que los "algo".
No sé tampoco a que llaman el Kremlin y el Ministerio de Exteriores ruso un "tema medio olvidado", que es una expresión interesante para un tango, pero que aquí no sirve de mucho. La noticia quiere llegar a ser, pero se queda en una insinuación de algo que todo el mundo sabe que es más que una insinuación: la participación rusa en todos los movimientos europeos desestabilizadores y, especialmente, los que contribuyen al desmembramiento de la Unión Europea, algo en lo que coincide con Donald Trump (Mr Brexit, quiere que le llamen).

Sorprende tanta insinuación en la noticia catalana cuando se han dado muchos más detalles de los contactos con los grupos populistas europeos, de Marine LePen a Nigel Farage, las maniobras rusas en Ucrania antes del derrocamiento del infame Víktor Yanukovich y con las posterior intervención. Tampoco hay que dejar las sonrisas rusas a países como Hungría, con otro destrozador de Europa, Víktor Orbán, o las visitas interesadas y circunstanciales de Turquía cuando se le aprietan los tornillos (aunque Turquía ya no sabe a qué jugar ya). Tampoco hay duda del papel que está jugando actualmente en países como Venezuela, ya directamente, sin necesidad de Cuba.
En fin, parece que el único sitio donde se actúa con sigilo es en Cataluña, una pieza de libros de la desestabilización desde que se persiguiera a los políticos catalanes en 2011 por las calles y alrededores del "parlament" y estos decidieran ponerse detrás en las persecuciones y no delante.


Desde que Rusia fue sancionada por la Unión Europea por lo ocurrido en Crimea y la frontera con Ucrania anexionándose territorio y levantando a los "prorrusos", vistiendo a los soldados de "civiles" (las madres rusas protestaron porque no sabían nada oficialmente de sus hijos, que según el ministerio estaban de "vacaciones", y querían pensiones por los muertos en esa guerra tan rarita).
Los intereses de los Estados Unidos de Trump han coincidido con la visión del mundo de Putin, reducción de Europa y China, con estrategias diferentes. A China le interesa un mundo en paz porque su fuerza es el gobierno; a los Estados Unidos, un mundo en guerra porque su negocio ha pasado a ser la protección y la venta de armamento, como bien saben los saudíes, egipcios, etc., principales compradores de armas. La OTAN ha pasado a ser un negocio norteamericano que no quieren que se les escape por exceso de "paz".


Los intereses rusos están muy claros en el debilitamiento de Europa, como lo están los de los Estados Unidos. Ya nadie habla del cerebro de la ultraderecha y del supremacismo blanco norteamericano, que se vino para Europa de "sembrar", el ex asesor de la Casa Blanca y cerebro estratégico, mente del sitio de noticia difusor de mentiras y conspiraciones Breitbart, Steve Bannon. De ese se habla poco, aunque no se sepa nada de los rusos, en cambio, de habla mucho si decir nada, porque nada dice El País en su artículo navideño.
Rusia está por toda Europa de forma presencial y virtual, suministrando informaciones y difundiéndolas, financiando y propagando noticias, a ser posible falsas, que son más baratas. Hoy eso es un hecho contra el que todos los países europeos han levantado defensas logísticas, digitales y legales, en especial durante las épocas electorales.


Ponerse a hablar de espías, divisiones especiales, etc. no es más que marear un poco la perdiz, hablar de dado por hecho y de lo que interesa es saber los detalles, como han salido a la luz en algunos países con detalles claros de financiación, viajes de políticos al Kremlin, etc.
Puede que se sepa tanto y tan suculento que no se pueda decir, pero no es la impresión que da. Traería mucha más cuenta dejar en claro las cosas que sabemos que imaginarnos las que podríamos saber.
El problema catalán puede tener salsa rusa como la puede tener barbacoa. Lo que se está construyendo estos días es un castillo de naipes en el que un estornudo (no sé si ruso o de otra nacionalidad) dará con todo al traste desde el momento en que alguien diga ¡basta! o las líneas rojas lo sea de vergüenza. Quizá estamos tan pendientes del detalle (la investidura) que no estamos viendo el aspecto del salón en el que pretendidamente se va a realizar la ceremonia de la confusión.
No, no hacen falta muchos rusos para este disparate propio. Estas cosas vienen ya de antes del zar Nicolás. No creo que haya unidad de inteligencia rusa que lo entienda y al que se lo cuenten después no se lo cree. Si no lo entendemos nosotros, ¡ya me contará los rusos! A lo mejor hay que pedirle sus notas a los espías rusos para acabar de aclararnos. ¡Quién sabe!
Si los rusos están invirtiendo en desestabilizarnos, se lo pueden ahorrar.


* "Tres espías de la unidad rusa investigada viajaron a Barcelona en 2016 y 2017" El País 27%12/2019 https://elpais.com/politica/2019/12/26/actualidad/1577390796_094918.html





viernes, 31 de marzo de 2017

La independencia de Texas o los detalles importan

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Mientras los norteamericanos investigan la mayor o menor intervención e influencia de Rusia en sus elecciones y asuntos internos, mientras analizan quién paga a quién, en dónde, etc. el presidente de la Comisión Europea, orador en la reunión del Partido Popular Europeo, ha lanzado una advertencia al presidente en "otro continente" sobre su intervención en las cosas de Europa. La CNN lo ha recogido con toda seriedad:

"The newly elected US president was happy that the Brexit was taking place and has asked other countries to do the same," European Commission president Jean-Claude Juncker said. However, he warned, "if he goes on like that I am going to promote the independence of Ohio and Austin, Texas, in the United States of America."
Juncker, a Luxembourg politician who has been president of the European Commission since 2014, was speaking at the conference of the center-right European People's Party (EPP) in Malta.
In February, Juncker said he was under the impression that the Trump administration did not know the European Union "in detail," adding, "But in Europe, details matter."*


La CNN ha titulado, con toda seriedad, "I'll back Texas independence, EU's Juncker warns Trump". La pérdida de sentido de la realidad en la política norteamericana se hace evidente en la ausencia de cualquier matiz sobre lo irónico de la advertencia de Jean-Claude Juncker, un político muy especial, que apenas se calla nada y usa la ironía junto a los besos.
Euronews nos muestra, en cambio, a un recién liberado Nigel Farage, ese hombre pegado a una sonrisa, con el titular «Nigel Farage eufórico: "la Unión Europea no va a sobrevivir"». Farage no solo quiere salir de Europa dando un portazo, sino que ese portazo sea tan fuerte que se caiga el edificio que deja atrás.


En lo del Brexit se manifiestan de nuevo las diferencias entre los euroescépticos y los eurófobos. En efecto, una cosa es salir de Europa y otra desear que Europa se hunda. Creo que son dos cosas muy distintas que son las que están manejando Trump, los Farage, Le Pen y compañía, y su amigo de Facebook, Vladimir Putin.
La advertencia de Juncker a Trump sobre pedir la independencia de Texas se podría aplicar igualmente a Reino Unido. Una foto —con la  foto basta— de Nicola Sturgeon con Juncker en una simple visita a Bruselas, levantaría algo más que ampollas en Londres, ciudad —por cierto— mayoritariamente partidaria de quedarse en Europa.
Theresa May se está equivocando en poner de fondo una marcha heroica y triunfante al Brexit. El Brexit es un gigantesco fracaso para el Reino Unido. La victoria ha sido por la mínima, lo que implica una fractura social grande, pero eso no es lo peor.
Lo peor del Brexit es que es una imposición de ruptura a la siguiente generación, los jóvenes, que mayoritariamente se han sentido europeos y han querido mostrarlo. Es la envejecida sociedad británica la que ha cortado el futuro comunitario para volver no se sabe muy bien a qué glorioso pasado.


Aquí todos quieren volver a ser grandes de nuevo: Trump, Theresa May... hasta Erdogan, que quieren resucitar sus viejos imperios e imperialismo. Estados Unidos quiere volver a ganar guerras, en palabras de su presidente; May ha recuperado Gran Bretaña para los británicos; y Erdogan, finalmente, ha empezado por construirse un gran palacio y con los insultos a Occidente como paso para recuperar el imperio otomano, en versión antigua, sobrándoles el fez, que era signo de modernidad, como vimos el otro día.
La forma burda de los discursos británicos, la zafiedad de los de Trump, la grosera y amenazante de Erdogan, contrastan con lo dicho por Juncker y resaltado por la CNN: en Europa importan los detalles. Quizá no haya otra unión en la que importen tanto los detalles pues ninguna tiene tantas diferencias de partida. En realidad, la construcción europea para llegar a ser lo que es debería ser su mejor garantía de futuro. Europa engorda con lo que no la mata y hasta el momento ha habido muchas ocasiones de morir y se han sorteado.
Los problemas por la salida de Reino Unido son "cambios" para la Unión Europea, pero son "problemas" para Reino Unido que es donde ha quedado la brecha, el cisma social y el desvío del futuro previsto para una generación. Por eso me sorprenden los cantos de gloria y victoria de una Theresa May que tiene por delante la frustración de los jóvenes, que quieren ser europeos; la progresiva desaparición por muerte natural de los que han querido irse a la tumba siendo británicos; la petición de referéndum para la separación de Escocia y lo que decidan en Irlanda del Norte. No se va a aburrir May en los próximos años. La negociación del Brexit va a ser lo más tranquilo que tiene por delante.


La satisfacción de Nigel Farage es igualmente inapropiada. En primer lugar porque el Reino Unido ha sido (y todavía es) un miembro de la Unión, no un "enemigo". Ha sido incluso un miembro privilegiado al que se le ha permitido conservar su moneda, la libra, cosa que otros no han podido. Los británicos comprenderán pronto los privilegios que han tenido.
La única explicación, al igual que con Trump o Putin, es que les molesta Europa, aunque por distintos motivos. En el caso de estos dos últimos, está claro que no quieren un competidor fuerte; lo prefieren fragmentario y bilateral para negociar siempre en condiciones de fuerza e imposición. Un encuentro USA-Rusia para deshacerse de Europa parece una cosa orwelliana, pero es que ambos personajes tienen mucho de "gran hermano". Ambos deprecian muchas cosas, entre ellas, a Europa.
A nosotros no nos va la fuerza. Nosotros, por el contrario, gracias a que llevamos 60 años haciendo encaje de bolillos para resolver problemas sobre una mesa, hemos desarrollado un delicado sentido interno del "detalle", por usar el término de Jean-Claude Juncker. Eso, en ciertos momentos, es un entrenamiento en la paciencia que en estos tiempos, se debe valorar como una virtud. Europa dialoga y tiene voluntad de diálogo, pero sabe que su fuerza es ser "Europa".
Por eso han molestado tanto las observaciones del señor Dijsselbloem sobre el "sur" y en qué —en su prejuiciosa opinión— se gasta el dinero. Debió confundir al turista con el camarero. Es el detalle. Cosas que pasan.


Lo de "Texas" es evidentemente una broma de Juncker, aunque seria. En realidad sí hay un movimiento tejano por salirse de la Unión y no es pequeño, ya que en 2016 era de un 28% en las encuestas). Pero no es asunto nuestro y no nos vamos a dedicar a calentar a los tejanos (o a los escoceses), a cuestionar los detalles jurídicos (un poco oscuros) de su entrada en los Estados Unidos.
Eso es lo que, sin necesidad de levantar mucho la voz, Juncker le ha dicho a Trump, con una broma. Los espectadores de la CNN pueden estar tranquilos, Jean Claude Juncker es lo contrario de Trump. Afortunadamente para todos.




* "I'll back Texas independence, EU's Juncker warns Trump" CNN 30/03/2017 http://edition.cnn.com/2017/03/30/world/juncker-warns-trump-brexit/


martes, 15 de noviembre de 2016

La falsa grandeza

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Mientras la gente sigue protestando en las calles de las principales ciudades norteamericanas, en ninguna de las cuales ha ganado Trump; mientras proliferan los llamamientos a organizar algún tipo de resistencia y vigilancia de las inmediatas y futuras andanzas del electo presidente; mientras la prensa norteamericana y sus principales analistas se llevan las manos a la cabeza con el nombramiento de un racista y ultraderechista (los titulares de The New York Times en estos momentos son "Amid Outrage Over Stephen Bannon, F.B.I. Reports Surge in Hate Crimes" o "Critics See Stephen Bannon, Trump’s Pick for Strategist, as Voice of Racism"), mientras esto ocurre, en todas partes la gente se hace las mismas preguntas: ¿cumplirá Trump su programa, cumplirá sus promesas?
Estas preguntas se las hace la gente tomando un café en la oficina o en se hacen en la reunión de los ministros europeos de Asuntos Exteriores, con la excepción del inefable Boris Johnson que ha preferido no asistir porque son los británicos conservadores y partidarios del Brexit los que han decidido acoger a Trump con el pragmatismo característico. Los británicos saben que Trump necesita abrazos en el extranjero para hacer ver que es un "líder mundial" y quién mejor que los británicos con la vista en salir de Europa. A ambos les interesa (como a su admirado Putin) una Europa débil y poco competitiva en la que volver a ser "grandes" como decía su gorra en la campaña. Putin ya le ha tendido la mano esperando de él una foto que el magnate metido en política no rechazará.


No es de extrañar que haya sido Nigel Farage —el ex líder del UKIP, partidario de la salida de Gran Bretaña y de paso que Europa se hunda— el que ha ido a reírle las gracias a Trump. La prensa española recoge este hecho calificándolo de "bofetada" a Theresa May y, en realidad, a toda Europa: El diario El mundo señala:

Donald Trump ha humillado a la premier Theresa May y a los políticos europeos con su encuentro por todo lo alto con Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip). La extraña 'alianza' Trump-Farage, que empezó gestarse en la Convención Republicana, ha dado un salto cualitativo tras la reunión mantenida por los dos entre los reflejos dorados de la Torre Trump de Nueva York.
"Ha sido un honor pasar un rato con Donald Trump y encontrarle relajado y lleno de ideas", dijo Farage a la salida del encuentro y tras confirmar que ha sido invitado personalmente a su investidura. "Estoy convencido de que va a ser un buen presidente".
"Trump se ha hecho rodear de un equipo de asesores probritánicos, pero no olvida las declaraciones duras contra él de Theresa May y de varios miembros de su Gobierno", declaró Farage a The Daily Telegraph. "Tuvieron una cordial conversación por teléfono esta semana, pero aún queda una largo camino".
Farage ha sido efectivamente el primer político europeo en tener acceso directo y en persona al recién elegido presidente estadounidense. Mientras el Gobierno de Theresa May sigue dándole vueltas a cómo negociar con Trump, el controvertido líder nacionalista ha logrado abrirse camino y se ha ofrecido como intermediario, una posibilidad rechazada por Downing Street.
[...] "Trump es un hombre con el que podemos hacer negocios", dijo Farage, tras confirmar que hablaron sobre todo "de la victoria y de la libertad", con un repaso a la situación mundial y al futuro de la relación entre los dos países. "Tenemos que dar las gracias de tener un presidente anglófilo", dijo, recalcando el contraste con Obama, al que llegó a describir, en declaraciones a una emisora de Florida, como "una criatura odiosa".*


El enfado de May es que Farage se le ha adelantado en su perspectiva de mostrarse como antieuropea. Con Trump en la presidencia, May sabe que la baza de la salida de la UE no tiene porqué ser tan moderada y que puede ganar acercándose a los nuevos Estados Unidos. Corre el riesgo de quedarse políticamente en terreno de nadie, lejos de Europa y penalizada por Trump. Recordemos que en Londres, ciudad en la que al igual que en las norteamericanas con Trump, no ganaron los partidarios del Brexit y con un alcalde musulmán algunos propusieron declarar a Trump "persona non grata". Hoy, que ha ganado, habrá que ver si se mantiene esa actitud.
Para los que tienen dudas sobre si Trump "cumplirá su programa" creo que queda poco espacio para dudas. La esperanza de que todo fueran estrategias electorales para conseguir votos y que ahora todo se encauzará hacia la normalidad se va esfumando con cada uno de los pasos que va dando. Incluso puede ser bastante peor de lo que se había temido porque Trump no es una persona de reacciones de político, clase a la que desprecia y por la que se define  a la contra. Los políticos hacen apaños; él trata de demostrar que no lo es, que es otra cosa, otra forma de actuar.


Lo hecho con Theresa May es dejarla en ridículo, sencillamente. Con Farage, en cambio, se encuentra en su salsa. Los mismo ocurrirá con todos aquellos que sabe que no se le van a aponer, en un sentido u otro. Una personalidad como la de Trump, ha conseguido lo que quería contra todo y contra todos. En estos momentos se considera inmortal y todopoderoso.
Tras una entrevista televisiva, The Washington Post sentencia en su titular: "Donald Trump’s ’60 Minutes’ interview proves he believes he was right about everything"**. ¿Siguen las dudas sobre lo que quiere hacer después de anunciar el encarcelamiento o la deportación de 3.000.000 de inmigrantes? La excusa es que tienen delitos, pero "delitos" reales o son el resultado, como en la comunidad afroamericana, de los "perfiles étnicos" en donde por ser hispano o negro ya te han detenido. Con ello, Trump sancionará definitivamente el sistema de racismo policial que se ha ido manifestando en estos últimos tiempos y que ha llevado a las protestas por todos los Estados Unidos.


En estos momentos, el artículo más leído en The Washington Post lo firma Margaret Sullivan y lleva por título "Our First Amendment test is here. We can’t afford to flunk it." En él señala:

What really makes America great?
It’s the meaning of 45 words found in the Bill of Rights. Here they are, the entire First Amendment: “Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press; or the right of the people peaceably to assemble, and to petition the government for a redress of grievances.”
Everything we have — everything that makes us unlike any other nation — flows from those words and the protections they offer for free expression.
Donald Trump’s presidency is very likely to threaten those First Amendment rights.
If they are damaged or removed, we’ll be like a lot of unenviable places.
“Freedom of speech is a rare thing, after all. It’s one of the big differences between the United States and a place like Cuba,” wrote John Daniel Davidson last March in the Federalist. “Cuba has no freedom of the press — or rule of law. Libel is whatever the regime says it is.”
These are rights that allow us to march in the streets, to worship freely, to publish tough stories about the government.
First Amendment rights are not just for journalists but for everyone — they are so core to our democracy, so much a part of everyday America, that we take them for granted.
Trump has made it clear that he has no intention of protecting or defending those rights. He has said repeatedly that he wants to change the laws that allow the press to publish news — however imperfectly — without fear of punishment.
He has called journalists “scum” and encouraged his followers to abuse and hate them. He would like to see his political opponent locked up.
Nothing but campaign rhetoric? Clean slate time? No way.
“Believe the autocrat,” Masha Gessen, a Moscow-born journalist, wrote last week in the New York Review of Books. Americans should not depend on their institutions to protect them — they crumble fast: “The national press is likely to be among the first institutional victims of Trumpism.”***


La columnista de Medios da una lección de sentido común y de comprender lo que cimenta realmente la grandeza de un país. La vaciedad del discurso de Trump solo usa "grandeza" en un sentido aceptable para personas frustradas y acomplejadas. La grandeza de un país reside en su capacidad de vivir su libertad y de proponerla a otros luchando porque no sea algo exclusivo de un pueblo sino algo que puedan disfrutar los demás. En este sentido, la llegada de Trump hace perder a los Estados Unidos su carácter de lo que se ha dado en llamar en la retórica de la Guerra Fría el "líder del mundo libre" y pasa a ser simplemente una potencia mundial. La referencia que haya podido ser para Occidente se perderá cuando se cumplan las medidas. Ya no hay liderazgo y eso es importante entenderlo. Las noticias de hoy mismo dan cuenta de los primeros pasos para organizar la defensa europea, al dejar de confiarse en los Estados Unidos con Trump al frente. Es la primera reacción ante la falta de confianza que inspira.
La grandeza de un país la da la unidad ante la adversidad y la generosidad. Es lo contrario de lo que Donald Trump representa. Puede que muchos de sus  votantes consideren que lo que les impide ser grandes son las críticas de la prensa, ciudadanos que llegan allí en busca de las mismas oportunidades; puede que piensen que no son más grandes porque otros pueblos han conseguido aumentar sus niveles de vida y salir de la pobreza convirtiéndose en las fábricas con las que se han enriquecido sus ricos más ricos, etc. Pero lo que están haciendo es precisamente lo contrario: crear la América más injusta, más deficitaria de libertades, más volcada en el odio y en la discriminación. Es lo que se le recrimina en las calles y en los medios.


Tras las elecciones se han sucedido ataques racistas y xenófobos contra personas en sus comunidades. Hispanos, afroamericanos, musulmanes... han recibido amenazas, se han pintado sus casas y coches. El FBI ha hecho balance del aumento de los "crímenes de odio" durante 2015. Es probable que 2016 recoja otro importante incremento.
Es lo mismo que ocurrió en puntos de Gran Bretaña tras el Brexit. También se resolvió en ataques a inmigrantes por el hecho de ser extranjeros. La sintonía con Nigel Farage, Marine Le Pen o los demás líderes de la ultraderecha europea no tiene nada de particular.


Tampoco extraña a nadie fuera de Europa. En Daily News Egypt se hacen eco de cómo puede afectar la elección de Trump en África con información original de la Deutsche Welle (la veremos con detalle en próximos días):

No wonder that autocrats like Yoweri Museveni (Uganda), Pierre Nkurunziza (Burundi) or Paul Kagame (Rwanda) were among the first to congratulate Trump. They hope that they will no longer be constantly publicly reminded of their official duties and constitutional oaths, as they were by Barack Obama.****


¿Qué grandeza de América es posible si solo se congratulan los ultraderechistas, los xenófobos y racistas, los extremistas... si hasta los dictadores africanos, que no quieren que nadie les recuerde la situación de los Derechos Humanos en sus países? Incluso, según recoge el estatal egipcio Ahram Online, el Estado Islámico se felicita por el triunfo de Trump: "Militants say Trump victory a rallying call for new recruits"*****. Ven en él la persona que les llenará de nuevo los ejércitos al sembrar el racismo y la discriminación contra los árabes y musulmanes.


La prensa norteamericana ha tenido un titular inesperado preguntando si Angela Merkel será la líder del "mundo libre". Constanze Stelzenmüller se lo pregunta desde el titular de The Washington Post:

Aaand the Leader of the Free World is: . . . Angela Merkel! That, at least, is what you might conclude from a spate of commentary in the U.S. media following the German chancellor’s finely barbed message of congratulations to President-elect Donald Trump, in which she offered cooperation on the basis of shared values: “democracy, freedom, as well as respect for the rule of law and the dignity of the individual, regardless of their origin, skin color, creed, gender, sexual orientation or political views.”
She’s right. Trump’s toxic campaign left few Western values unquestioned, from his threats to reintroduce torture, to summarily deport Muslims or to lock up his opponent, to his disparagement of women, African Americans, Hispanics and people with disabilities. His nomination of Stephen K. Bannon, co-chair of his campaign and chief executive officer of the alt-right Breitbart News website, to a senior White House position can only deepen German concerns. (Merkel’s oblique criticism was also rather more elegant than the reaction of her Social Democrat coalition partner, Deputy Chancellor Sigmar Gabriel, who greeted the election winner as “the trailblazer of a new authoritarian and chauvinist movement.”)******


Merkel tiene el entrenamiento de Erdogan y Putin en tratar con personalidades autoritarias con las que polemizar. Es cierto que no será lo mismo con los Estados Unidos, pero también lo es que Europa no puede ni podrá mirar a otro lado y que se tiene que ir mentalizando en este sentido.
Cuanto antes nos demos cuenta de que existe un cáncer autoritario que está destruyendo los cimientos de las libertades y derechos, que necesitan del esfuerzo para ser mantenidos vivos, antes se podrá tener una defensa intelectual de los mismos que lleve a su recuperación. El atractivo populista del autoritarismo parte de la división del mundo y de la propia sociedad, realizando discriminaciones y estigmatizando sectores. Durante años se ha creído que los valores democráticos eran evidentes por sí mismos. Nos damos cuenta que no es así, que pueden ser distorsionados y pervertidos en nombre de otro tipo de valores que conllevan la destrucción de la idea básica: la igualdad en los derechos. El autoritarismo no solo asciende en países sin tradiciones democráticas. Lo realmente preocupante es que está sucediendo en países cuan de la democracia: Estados Unidos, Reino Unido, Gran Bretaña, Holanda... en los que el racismo, la xenofobia, etc. crecen y acaban llegando al poder. La democracia necesita de más compromiso so pena de convertirse en un mero mecanismo electoral capaz de llevar al poder a los que menos escrúpulos tienen o la consideran una debilidad. Son los ideales democráticos los que dan la grandeza y no los del autoritarismo creciente.
 Mucho me temo que pronto América tendrá muchos motivos para avergonzarse por lo que ocurrirá dentro y por sus silencios y complicidades fuera. Trump, el candidato de los dictadores, abre una nueva época de incertidumbre, como también de certezas. Una América menos grande está en camino.



* "Donald Trump humilla a Theresa May y a los políticos europeos con su encuentro con Nigel Farage" El Mundo 13/11/2016 http://www.elmundo.es/internacional/2016/11/13/58286a0fe5fdeaa00d8b4606.html
** "Donald Trump’s ’60 Minutes’ interview proves he believes he was right about everything" The Washington Post 14/11/2016 https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/11/14/donald-trumps-first-tv-interview-since-getting-elected-president-shows-hes-not-going-to-change-much/?hpid=hp_hp-top-table-main_fix-transcript-1145a%3Ahomepage%2Fstory
*** Margaret Sullivan "Our First Amendment test is here. We can’t afford to flunk it." The Washington Post 13/11/2016 https://www.washingtonpost.com/lifestyle/style/our-first-amendment-test-is-here-we-cant-afford-to-flunk-it/2016/11/13/9e8722ce-a83f-11e6-8fc0-7be8f848c492_story.html?hpid=hp_hp-more-top-stories_sullivan-642pm%3Ahomepage%2Fstory
**** "Opinion: Trump, the anti-Obama for Africa" Daily New Egypt 14/11/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/11/14/opinion-trump-the-anti-obama-for-africa/
***** "Militants say Trump victory a rallying call for new recruits" Ahram Online 14/11/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/9/248981/World/International/Militants-say-Trump-victory-a-rallying-call-for-ne.aspx 
******  Constanze Stelzenmüller "Is Angela Merkel the leader of the free world now? Not quite" The Washington Post 14/11/2016 https://www.washingtonpost.com/opinions/global-opinions/is-angela-merkel-the-leader-of-the-free-world-now-not-quite/2016/11/14/e01917dc-aa7a-11e6-977a-1030f822fc35_story.html