Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Mientras
la gente sigue protestando en las calles de las principales ciudades norteamericanas,
en ninguna de las cuales ha ganado Trump; mientras proliferan los llamamientos
a organizar algún tipo de resistencia y vigilancia de las inmediatas y futuras
andanzas del electo presidente; mientras la prensa norteamericana y sus principales
analistas se llevan las manos a la cabeza con el nombramiento de un racista y ultraderechista
(los titulares de The New York Times
en estos momentos son "Amid Outrage Over Stephen Bannon, F.B.I. Reports
Surge in Hate Crimes" o "Critics See Stephen Bannon, Trump’s Pick for
Strategist, as Voice of Racism"), mientras esto ocurre, en todas partes la
gente se hace las mismas preguntas: ¿cumplirá Trump su programa, cumplirá sus
promesas?
Estas
preguntas se las hace la gente tomando un café en la oficina o en se hacen en
la reunión de los ministros europeos de Asuntos Exteriores, con la excepción
del inefable Boris Johnson que ha preferido no asistir porque son los
británicos conservadores y partidarios del Brexit los que han decidido acoger a
Trump con el pragmatismo característico. Los británicos saben que Trump
necesita abrazos en el extranjero para hacer ver que es un "líder mundial"
y quién mejor que los británicos con la vista en salir de Europa. A ambos les
interesa (como a su admirado Putin) una Europa débil y poco competitiva en la
que volver a ser "grandes" como decía su gorra en la campaña. Putin
ya le ha tendido la mano esperando de él una foto que el magnate metido en
política no rechazará.
No es
de extrañar que haya sido Nigel Farage —el ex líder del UKIP, partidario de la
salida de Gran Bretaña y de paso que Europa se hunda— el que ha ido a reírle
las gracias a Trump. La prensa española recoge este hecho calificándolo de
"bofetada" a Theresa May y, en realidad, a toda Europa: El diario El mundo señala:
Donald Trump ha humillado a la premier
Theresa May y a los políticos europeos con su encuentro por todo lo alto con
Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip). La
extraña 'alianza' Trump-Farage, que empezó gestarse en la Convención
Republicana, ha dado un salto cualitativo tras la reunión mantenida por los dos
entre los reflejos dorados de la Torre Trump de Nueva York.
"Ha sido un honor pasar un rato con
Donald Trump y encontrarle relajado y lleno de ideas", dijo Farage a la
salida del encuentro y tras confirmar que ha sido invitado personalmente a su
investidura. "Estoy convencido de que va a ser un buen presidente".
"Trump se ha hecho rodear de un equipo
de asesores probritánicos, pero no olvida las declaraciones duras contra él de
Theresa May y de varios miembros de su Gobierno", declaró Farage a The
Daily Telegraph. "Tuvieron una cordial conversación por teléfono esta
semana, pero aún queda una largo camino".
Farage ha sido efectivamente el primer
político europeo en tener acceso directo y en persona al recién elegido
presidente estadounidense. Mientras el Gobierno de Theresa May sigue dándole
vueltas a cómo negociar con Trump, el controvertido líder nacionalista ha
logrado abrirse camino y se ha ofrecido como intermediario, una posibilidad
rechazada por Downing Street.
[...] "Trump es un hombre con el que
podemos hacer negocios", dijo Farage, tras confirmar que hablaron sobre
todo "de la victoria y de la libertad", con un repaso a la situación
mundial y al futuro de la relación entre los dos países. "Tenemos que dar
las gracias de tener un presidente anglófilo", dijo, recalcando el
contraste con Obama, al que llegó a describir, en declaraciones a una emisora
de Florida, como "una criatura odiosa".*
El
enfado de May es que Farage se le ha adelantado en su perspectiva de mostrarse
como antieuropea. Con Trump en la presidencia, May sabe que la baza de la
salida de la UE no tiene porqué ser tan moderada y que puede ganar acercándose a los nuevos Estados Unidos.
Corre el riesgo de quedarse políticamente en terreno de nadie, lejos de Europa
y penalizada por Trump. Recordemos que en Londres, ciudad en la que al igual
que en las norteamericanas con Trump, no ganaron los partidarios del Brexit y
con un alcalde musulmán algunos propusieron declarar a Trump "persona non
grata". Hoy, que ha ganado, habrá que ver si se mantiene esa actitud.
Para
los que tienen dudas sobre si Trump "cumplirá su programa" creo que
queda poco espacio para dudas. La esperanza de que todo fueran estrategias electorales para conseguir
votos y que ahora todo se encauzará hacia la normalidad se va esfumando con cada uno de los pasos que va dando.
Incluso puede ser bastante peor de lo que se había temido porque Trump no es
una persona de reacciones de político,
clase a la que desprecia y por la que se define
a la contra. Los políticos hacen apaños;
él trata de demostrar que no lo es, que es otra cosa, otra forma de actuar.
Lo
hecho con Theresa May es dejarla en ridículo, sencillamente. Con Farage, en
cambio, se encuentra en su salsa. Los mismo ocurrirá con todos aquellos que
sabe que no se le van a aponer, en un sentido u otro. Una personalidad como la
de Trump, ha conseguido lo que quería contra todo y contra todos. En estos
momentos se considera inmortal y todopoderoso.
Tras
una entrevista televisiva, The Washington
Post sentencia en su titular: "Donald Trump’s ’60 Minutes’ interview
proves he believes he was right about everything"**. ¿Siguen las
dudas sobre lo que quiere hacer después de anunciar el encarcelamiento o la
deportación de 3.000.000 de inmigrantes? La excusa es que tienen delitos, pero "delitos" reales
o son el resultado, como en la comunidad afroamericana, de los "perfiles
étnicos" en donde por ser hispano
o negro ya te han detenido. Con ello,
Trump sancionará definitivamente el sistema de racismo policial que se ha ido manifestando en estos últimos
tiempos y que ha llevado a las protestas por todos los Estados Unidos.
En
estos momentos, el artículo más leído en The
Washington Post lo firma Margaret Sullivan y lleva por título "Our
First Amendment test is here. We can’t afford to flunk it." En él
señala:
What really makes America great?
It’s the meaning of 45 words found in the Bill
of Rights. Here they are, the entire First Amendment: “Congress shall make no
law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise
thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press; or the right of
the people peaceably to assemble, and to petition the government for a redress
of grievances.”
Everything we have — everything that makes us
unlike any other nation — flows from those words and the protections they offer
for free expression.
Donald Trump’s presidency is very likely to
threaten those First Amendment rights.
If they are damaged or removed, we’ll be like a
lot of unenviable places.
“Freedom of speech is a rare thing, after all.
It’s one of the big differences between the United States and a place like
Cuba,” wrote John Daniel Davidson last March in the Federalist. “Cuba has no
freedom of the press — or rule of law. Libel is whatever the regime says it
is.”
These are rights that allow us to march in the
streets, to worship freely, to publish tough stories about the government.
First Amendment rights are not just for
journalists but for everyone — they are so core to our democracy, so much a
part of everyday America, that we take them for granted.
Trump has made it clear that he has no
intention of protecting or defending those rights. He has said repeatedly that
he wants to change the laws that allow the press to publish news — however
imperfectly — without fear of punishment.
He has called journalists “scum” and encouraged
his followers to abuse and hate them. He would like to see his political
opponent locked up.
Nothing but campaign rhetoric? Clean slate
time? No way.
“Believe the autocrat,” Masha Gessen, a
Moscow-born journalist, wrote last week in the New York Review of Books.
Americans should not depend on their institutions to protect them — they
crumble fast: “The national press is likely to be among the first institutional
victims of Trumpism.”***
La columnista de Medios da una lección de sentido común y de
comprender lo que cimenta realmente la grandeza de un país. La vaciedad del
discurso de Trump solo usa "grandeza" en un sentido aceptable para
personas frustradas y acomplejadas. La grandeza de un país reside en su
capacidad de vivir su libertad y de proponerla a otros luchando porque no sea
algo exclusivo de un pueblo sino algo que puedan disfrutar los demás. En este
sentido, la llegada de Trump hace perder a los Estados Unidos su carácter de lo
que se ha dado en llamar en la retórica de la Guerra Fría el "líder del
mundo libre" y pasa a ser simplemente una potencia mundial. La referencia
que haya podido ser para Occidente se perderá cuando se cumplan las medidas. Ya
no hay liderazgo y eso es importante entenderlo.
Las noticias de hoy mismo dan cuenta de los primeros pasos para organizar la
defensa europea, al dejar de confiarse en los Estados Unidos con Trump al
frente. Es la primera reacción ante la falta de confianza que inspira.
La grandeza de un país la da la unidad ante la adversidad y
la generosidad. Es lo contrario de lo que Donald Trump representa. Puede que muchos
de sus votantes consideren que lo que les impide ser grandes son las críticas
de la prensa, ciudadanos que llegan allí en busca de las mismas oportunidades;
puede que piensen que no son más grandes porque otros pueblos han conseguido
aumentar sus niveles de vida y salir de la pobreza convirtiéndose en las
fábricas con las que se han enriquecido sus ricos más ricos, etc. Pero lo que
están haciendo es precisamente lo contrario: crear la América más injusta, más
deficitaria de libertades, más volcada en el odio y en la discriminación. Es lo
que se le recrimina en las calles y en los medios.
Tras las elecciones se han sucedido ataques racistas y
xenófobos contra personas en sus comunidades. Hispanos, afroamericanos,
musulmanes... han recibido amenazas, se han pintado sus casas y coches. El FBI
ha hecho balance del aumento de los "crímenes de odio" durante 2015.
Es probable que 2016 recoja otro importante incremento.
Es lo mismo que ocurrió en puntos de Gran Bretaña tras el
Brexit. También se resolvió en ataques a inmigrantes por el hecho de ser
extranjeros. La sintonía con Nigel Farage, Marine Le Pen o los demás líderes de
la ultraderecha europea no tiene nada de particular.
Tampoco extraña a nadie fuera de Europa. En Daily News Egypt se hacen eco de cómo
puede afectar la elección de Trump en África con información original de la Deutsche Welle (la veremos con detalle
en próximos días):
No wonder that autocrats like Yoweri Museveni
(Uganda), Pierre Nkurunziza (Burundi) or Paul Kagame (Rwanda) were among the
first to congratulate Trump. They hope that they will no longer be constantly
publicly reminded of their official duties and constitutional oaths, as they
were by Barack Obama.****
¿Qué grandeza de América
es posible si solo se congratulan los ultraderechistas, los xenófobos y
racistas, los extremistas... si hasta los dictadores africanos, que no quieren
que nadie les recuerde la situación de los Derechos Humanos en sus países? Incluso,
según recoge el estatal egipcio Ahram
Online, el Estado Islámico se felicita por el triunfo de Trump: "Militants
say Trump victory a rallying call for new recruits"*****. Ven en él la
persona que les llenará de nuevo los ejércitos al sembrar el racismo y la
discriminación contra los árabes y musulmanes.
La prensa norteamericana ha tenido un titular inesperado preguntando
si Angela Merkel será la líder del "mundo libre". Constanze
Stelzenmüller se lo pregunta desde el titular de The Washington Post:
Aaand the Leader of the Free World is: . . .
Angela Merkel! That, at least, is what you might conclude from a spate of
commentary in the U.S. media following the German chancellor’s finely barbed
message of congratulations to President-elect Donald Trump, in which she
offered cooperation on the basis of shared values: “democracy, freedom, as well
as respect for the rule of law and the dignity of the individual, regardless of
their origin, skin color, creed, gender, sexual orientation or political
views.”
She’s right. Trump’s toxic campaign left few
Western values unquestioned, from his threats to reintroduce torture, to
summarily deport Muslims or to lock up his opponent, to his disparagement of
women, African Americans, Hispanics and people with disabilities. His
nomination of Stephen K. Bannon, co-chair of his campaign and chief executive
officer of the alt-right Breitbart News website, to a senior White House
position can only deepen German concerns. (Merkel’s oblique criticism was also
rather more elegant than the reaction of her Social Democrat coalition partner,
Deputy Chancellor Sigmar Gabriel, who greeted the election winner as “the
trailblazer of a new authoritarian and chauvinist movement.”)******
Merkel tiene el entrenamiento de Erdogan y Putin en tratar
con personalidades autoritarias con las que polemizar. Es cierto que no será lo
mismo con los Estados Unidos, pero también lo es que Europa no puede ni podrá mirar
a otro lado y que se tiene que ir mentalizando en este sentido.
Cuanto antes nos demos cuenta de que existe un cáncer
autoritario que está destruyendo los cimientos de las libertades y derechos,
que necesitan del esfuerzo para ser mantenidos vivos, antes se podrá tener una
defensa intelectual de los mismos que lleve a su recuperación. El atractivo
populista del autoritarismo parte de la división del mundo y de la propia
sociedad, realizando discriminaciones y estigmatizando sectores. Durante años
se ha creído que los valores democráticos eran evidentes por sí mismos. Nos
damos cuenta que no es así, que pueden ser distorsionados y pervertidos en
nombre de otro tipo de valores que conllevan la destrucción de la idea básica:
la igualdad en los derechos. El autoritarismo no solo asciende en países sin
tradiciones democráticas. Lo realmente preocupante es que está sucediendo en
países cuan de la democracia: Estados Unidos, Reino Unido, Gran Bretaña,
Holanda... en los que el racismo, la xenofobia, etc. crecen y acaban llegando
al poder. La democracia necesita de más compromiso so pena de convertirse en un
mero mecanismo electoral capaz de llevar al poder a los que menos escrúpulos
tienen o la consideran una debilidad. Son los ideales democráticos los que dan
la grandeza y no los del autoritarismo creciente.
Mucho me temo que
pronto América tendrá muchos motivos para avergonzarse por lo que ocurrirá
dentro y por sus silencios y complicidades fuera. Trump, el candidato de los
dictadores, abre una nueva época de incertidumbre, como también de certezas.
Una América menos grande está en camino.
* "Donald Trump humilla a Theresa May y a los políticos
europeos con su encuentro con Nigel Farage" El Mundo 13/11/2016
http://www.elmundo.es/internacional/2016/11/13/58286a0fe5fdeaa00d8b4606.html
**
"Donald Trump’s ’60 Minutes’ interview proves he believes he was right
about everything" The Washington Post 14/11/2016
https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/11/14/donald-trumps-first-tv-interview-since-getting-elected-president-shows-hes-not-going-to-change-much/?hpid=hp_hp-top-table-main_fix-transcript-1145a%3Ahomepage%2Fstory
***
Margaret Sullivan "Our First Amendment test is here. We can’t afford to
flunk it." The Washington Post 13/11/2016
https://www.washingtonpost.com/lifestyle/style/our-first-amendment-test-is-here-we-cant-afford-to-flunk-it/2016/11/13/9e8722ce-a83f-11e6-8fc0-7be8f848c492_story.html?hpid=hp_hp-more-top-stories_sullivan-642pm%3Ahomepage%2Fstory
**** "Opinion:
Trump, the anti-Obama for Africa" Daily New Egypt 14/11/2016
http://www.dailynewsegypt.com/2016/11/14/opinion-trump-the-anti-obama-for-africa/
***** "Militants
say Trump victory a rallying call for new recruits" Ahram Online
14/11/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/9/248981/World/International/Militants-say-Trump-victory-a-rallying-call-for-ne.aspx
****** Constanze Stelzenmüller "Is Angela
Merkel the leader of the free world now? Not quite" The Washington Post
14/11/2016
https://www.washingtonpost.com/opinions/global-opinions/is-angela-merkel-the-leader-of-the-free-world-now-not-quite/2016/11/14/e01917dc-aa7a-11e6-977a-1030f822fc35_story.html