Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Nos
ofrece RTVE esta misma mañana, saliendo el sol, un reportaje emitido en 1974,
obra del periodista Javier Basilio, fallecido en 1992. El reportaje, en blanco
y negro, en su título hace referencia "a los que no estarán en casa por
Navidad". Uno de los anuncios de más impacto en la vida televisiva española
fue la campaña "vuelve a casa por navidad", realizada por un conocido
turrón, El Almendro. La canción ("Vuelve, a casa vuelve...") junto a
las imágenes de españoles regresando para pasar las fiestas en familia representaban
una fuerte carga emocional e incidían en la emigración española que se había
desarrollado en las décadas anteriores. Mucha gente tenía familiares lejos,
repartidos por el mundo, especialmente en Francia y Alemania, destino europeo
de muchos españoles.
El periodista Javier Basilio |
Todos
manifiestan su deseo de regresar a la "patria" con sus familias, pero
esta vez no podrá ser. Ellos se quedan; tocan navidades germanas. Algunos han
rehecho su vida en Alemania. Se conocieron allí y allí se han casado y tenido
hijos. Nos vuelven a contar hoy, desde el pasado, cómo ha sido su adaptación,
difícil, pero están a gusto. Añoran su país, su forma de vida.
Es un mundo en blanco y negro, de nostalgias y necesidades, de buscarse la vida en donde se puede. Son trabajadores que fueron a lo que saliera. Uno de ellos, que trabaja en un bar, cuenta cómo comenzó a trabajar en una fábrica. No sabía lo que era una llave inglesa: "¿Cómo voy a saber cómo se llama, ni en español, si no he visto una en mi vida?", explica. Ahora les sirve las copas diligentemente a los comensales del restaurante; esto ya lo controla mejor. Había estudiado seis meses alemán, pero cuando llegó se dio cuenta de que no sabía nada.
Hoy es Navidad
y cuarenta años después, nuevos emigrantes se buscan la vida fuera de España,
país que aprende poco de sus épocas de esplendor y bonanza. Los libros de Historia de la Economía,
de cualquier procedencia, siempre ponen de ejemplo negativo la crisis que la
riqueza traída de la Indias provocó en el siglo XVI: los ingresos eran enormes,
pero los gastos lo fueron todavía más. Parece ser nuestro sino la mala
administración de lo que tenemos. Las épocas de "vacas gordas", solo
engordan a algunos, mientras que las de "vacas flacas", adelgazan a
la mayoría. Salimos de la riqueza llenos de deudas. No es fácil avanzar así.
Creo que la clave de esta especie de fatalidad histórica es precisamente la mala administración, la incapacidad de gestionar con mentalidad de previsión, una forma de "presentismo" constante que se junta con nuestra incapacidad crónica de aprender del pasado y nuestra ceguera para contemplar el futuro. Es sorprendente que pocas crisis hayan estado tan avisadas como la española, la "específica" dentro de la grande, de la de todos. Pero dio igual.
Al
final, la solución es siempre la emigración: mandar gente al exterior porque no
somos capaces de construir un espacio de convivencia estable, que crezca
aprendiendo, que no incida de los errores del pasado, que mire hacia adelante. Una diferencia
importante: aquella gente hablaba de "volver a la patria". Los que se
van a ahora no saben lo que encontrarán a la vuelta.
Aquel
viejo anuncio del turrón, que nos ponía a todos la lagrimita en el ojo y nos
encogía el corazón porque siempre nos acordábamos de algunos ausentes, vuelve a
tener sentido emocional —y político— cuarenta años después. Quizá la realidad
española sea como el turrón tradicional, del duro o del blando, según las
ocasiones. En estas navidades toca del duro.
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