Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
cosas están que echan humo, que diría un castizo. Ha vuelto el pelotazo o quizá
nunca se fue, siempre estuvo ahí, agazapado, con maniobras de distracción
dignas del mejor ilusionista, manejando torpemente la mano tonta mientras
movía, lejos de la atención, la mano lista, la que daba el pelotazo.
No sé
cómo el "termino "pelotazo" no se ha incorporado a la gloriosa
compañía de nuestras incorporaciones al léxico internacional junto con
"guerrilla", "siesta" y "fiesta".
"Pelotazo" tiene todos los requisitos para formar parte de ese
selecto grupo de expresiones internacionales como "savoir faire",
"fair play", "kermesse", "perestroika" o
"coitus interruptus". Sin embargo, no lo está, como si alguien le
pusiera el veto en el Consejo de Seguridad. Habrá que hablar con Margallo y los
de la "marca España".
Me
quedo perplejo por el nivel de elaboración de los pelotazos últimos con los que
la prensa nos regala estos días. Los pelotazos están en "fase cuché",
es decir, llegando a los lectores ciudadanos a través de la Prensa que nos
cuenta los detalles ante el asombro que no cesa. La Prensa nos ofrece material
de primera mano (lo que investigan) o de segunda (lo que se filtra).
Tenemos
dos escándalos de pelotazos estos días con plena atención mediática y
ciudadana, el de la trama de blanqueo escandaloso por parte del joven magnate
Gao Ping, convertido en un auténtico "Banco de España" selectivo. El
procedimiento, ya se sabe, es el típico que usan comunidades en el extranjero
mediante préstamos. Me das aquí y tú lo coges allí; o te entrego aquí el dinero
y tú se lo das a mi familia en mi país. Primero se saca el dinero a un
"paraíso fiscal" —algo para lo que utilizas un "banco
amigo" o un "amigo en el banco"—; después, cuando necesitas
pasta porque te has encaprichado de algo bonito, debes dinero a alguien o
cualquier otro motivo, no tienes más que pedir la cantidad al proveedor local
—Gao Ping, en este caso— y este luego él se lo cobra en el paraíso fiscal con
las comisiones correspondientes. Actúa como un banco cobrando comisiones, y de
paso blanquea el dinero de las otras actividades ilícitas. Además se hacen un
montón de amigos. Y no en los billares de la esquina.
La
descripción del reparto de dinero en bolsas, como el que llama a Telepizza, es de una naturalidad impúdica que ofende al ojo, al oído y a la conciencia
institucional. Solo en el reino de la ineficacia es posible tanto desparpajo. Solo
en el reino de la ineficacia es posible que este señor esté en la calle por
errores. Y es que entre amigos e inútiles, en España se puede vivir muy bien.
El otro
caso sonado de emprendedores del pelotazo es el de la ITV de las chimeneas con
el que andan a la greña en Cataluña. Como allí todo está muy enredado, por
motivos obvios, es posible que los prestidigitadores tengan que recurrir a
otras formas de distracción. Nos cuenta el diario ABC:
Los amigos de Oriol Pujol y socios de su esposa detenidos el pasado
marzo diseñaron toda una operación de «lobby» para que las inspecciones
energéticas obligatorias en los vehículos se trasladaran también a empresas y
hogares. A 50 euros por domicilio, la perspectiva de negocio era brutal.
Para ello maniobraron en la vía política y
ofrecieron el negocio a la multinacional alemana con la que habían pactado
estaciones de ITV en Cataluña, TÜV Rheinland, entre otras compañías. Los
pinchazos telefónicos de la Agencia Tributaria demuestran que la operación
pasaba por «el peso de Convergencia a nivel nacional». Sergi Pastor, uno de los
«cerebros» de la red corrupta, fue quien propuso el negocio al socio
capitalistas, que tenía reticencias: «Tú no me das más negocio fuera, pues yo
no te ayudaré. Si crees que Convergencia no va a tener peso, pues peor para
ti».*
Lo malo
de complicar los negocios con la política es que todo se enreda. Siempre queda
la posibilidad de enrocarse diciendo que no se me ataca a mí sino a la
"nación" y tratar de salirse por la tangente emocional. Si esto
ocurriera solo en Cataluña, pues podríamos pensar que —una vez más— todos están
contra ellos, pero vemos cada día que no. Las tramas de pelotazos, con
distintos pelajes, revelan al mismo bicho. Existe la codicia única, como existe la moneda única. Se nos muestra un mundo político
administrativo, que establece leyes, concede licencias, tramita permisos,
realiza contratos de suministros, etc., y unos enlaces exteriores que reciben
un trato de favor que les permite hacen grandes negocios o intentarlo al menos.
Lo
sorprendente del caso de la ITV (o de la red de blanqueo) es la facilidad con la que se planifican estas
cosas, cómo ven con claridad estas "oportunidades" de negocio frente
a las dificultades que tienen los demás para conseguir un crédito, un permiso,
una migajas administrativas (que luego les adeudan) que les permitan crear
cuatro míseros puestos de trabajo. Sorprende —de ser cierto lo contado en el
caso— esos saltos entre administraciones, como auténticos lobbies, que no
serían más que la forma de encontrar las teclas político administrativas
adecuadas en cada nivel hasta conseguir que el negocio tenga el tamaño adecuado
para llenar los bolsillos de los interesados.
Dice ABC en el titular de otra noticia relacionada que "los 'socios' de Oriol Pujol plantearon privatizar cárceles y entrar en el negocio". No sé si el chiste les ha salido consciente o inconsciente. Desde luego yo los harían "entrar en el negocio" una buena temporada.
El "efecto
llamada" de los políticos no siempre es la vocación de servicio, como
dicen los libros y folletos turísticos. Hay un preocupante "efecto
llamada" hacia este tipo de formaciones de redes de influencias en las se
trata de explotar a la administración, a los ciudadanos o a ambos a la vez
mediante la creación de favorecidos. Los ejemplos se multiplican en todas las
administraciones y es muy preocupante pensar que una parte de la clase política
esté donde está no porque sienta ningún apego al servicio público, sino porque
le interesa sacar el mayor provecho posible. Son los colocados, por un lado, y
los favorecidos, por otro.
Los
pelotazos no son ya una tentación, sino una forma de vida. Son una estructura
social paralela, en lo privado (la red de Gao Ping y sus beneficiados aristócratas,
empresarios, actores porno, cursis, etc., todos defraudadores) o en lo público (el caso de la
ITV de chimeneas, entre otros muchos). Viven bien y nunca tienen bastante.
A quien
había que pasar la "ITV" es al conjunto de la clase política y a esa
fauna de defraudadores que presumen de emprender y lo único que emprenden es el
camino a las Caimán en cuanto tienen ocasión. Seguro que tenían planeado, ahora que es Navidad, cobrar peaje por las chimeneas. Y es que unos aprovechan las chimeneas para traer regalos y otros para desvalijar las casas.
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