Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Tengo
una gran bolsa con la figura de Mao y una inscripción en chino. Es el regalo de
una antigua alumna china. No es cualquier bolsa con la cara de Mao y ya está,
no; está comprada por su madre en el pueblo de Mao, según me explicó ella. Es una réplica del zurrón que llevaban los Guardias Rojos durante la revolución cultural.
Yo,
como no podía ser de otra manera con un regalo, le tengo cariño a la bolsa y me resulta muy útil
porque me cabe perfectamente el tablet y un par de libros, que es la
alternativa light a los días de clase
en los que cargo con el ordenador. Así que me paseo de vez en cuando por el
mundo con mi bolsa verde con la efigie de Mao en el lateral.
Si yo
hubiera hecho esto en los setenta, la cosa hubiera tenido un significado
distinto. Todo el mundo me hubiera considerado "maoísta" y entonces
ser "maoísta" era otra cosa. Con la revolución cultural todavía
coleando, le gente me hubiera mirado raro. Por entonces había algunos maoístas
en la Universidad. Muchos no habían leído el Libro Rojo de Mao.
Yo sí, pero no era
maoísta; solo era curioso, la perdición del gato. Mi libro además era rojo, rojo. Tenía su
portada en rojo, como la que salía en las fotos en las que miles de ciudadanos levantaban
sus libros al unísono. También tenía otro con un tigre en la portada, pero no
recuerdo su título, que sería largo, complicado y descriptivo, como se correspondía
con los libros políticos publicados en los setenta. Del Libro Rojo te acordabas porque no
te podías olvidar de ese genial gesto de mercadotecnia, que fue hacer "rojo"
un libro y llamarlo el "Libro Rojo de Mao". Si se piensa un poco,
tiene su punto de minimalismo genial. Giovanni Papini lo intentó con "El
libro negro" (1952), pero no funcionó porque era la continuación de
"Gog", una novela de 1931, y eso despistaba. Pero lo que más despistaba
era que "El libro negro" no era negro, mientras que el "libro
rojo" sí era rojo. No todo es metáfora en el país de las metáforas; existe una poesía en lo obvio. El Libro Rojo era un libro de citas de Mao, un "Lo mejor de..." en toda regla. Mao fue un adelantado en estas cosas.
Me ha
sorprendido hoy la lectura en la prensa de que de la gran exposición que se va
a realizar en China de la obra de Andy Warhol quedarán excluidos los retratos
famosos de Mao que hizo en 1972, coincidiendo con la visita de Nixon —la diplomacia del ping pong— y quizá los más célebres junto con los de Marilyn
Monroe. La respuesta oficial china para rechazar en el catálogo de la exposición la imagen de Mao es
interesante. Dicen en el diario ABC:
«Ellos dijeron que la de Mao no iba a
funcionar», explicó Eric Shiner, director del Andy Warhol Museum en Pittsburgh
y añadió: «Es decepcionante, porque su imagen es tan corriente en el arte
contemporáneo chino».*
Se
salta Shiner la importancia que el elemento contextual, es decir, cultural,
tiene en la obra de Warhol. Precisamente porque la imagen de Mao es corriente
en el arte contemporáneo chino su funcionamiento semiótico es muy diferente.
El
otro día, para intentar explicar la noción de "recodificación" de
Lotman a mi grupo de posgrado, integrado en un 60% por estudiantes chinos, proyecte
durante la clase las Sopas Campbell y las hamburguesas de Warhol. Yo di por supuesto
que se entendía lo que quería decir, pero me di cuenta después que la cuestión
era bastante más compleja y que Warhol había hecho sus series de Marilyn o Mao
(o cualquier otra), de hamburguesas, etc., no para ser entendidas en China,
sino allí donde tenían una significación previa. Intenté poner su performance comiéndose una hamburguesa,
pero no funcionó bien el programa y se quedó solo en una imagen estática de "Andy Warhol delante de
una bolsa de hamburguesas"; me alegro de que no funcionara porque habría sido una odisea auténtica intentar explicar qué sentido tenía aquel señor extraño comiéndose una hamburguesa durante cuatro minutos. A diferencia de lo que podría ocurrir con otros
autores, la obra de Warhol no puede ser descontextualizada so pena de caer en
el ridículo. Y el ejemplo más evidente son los retratos de Mao.
En la
Plaza de Tiananmén, sobre la puerta de entrada a la Ciudad Prohibida, hay un
gigantesco retrato de Mao Tse-Tung, como se decía antes, o de Mao Zedong, como
decimos ahora. En un interesante artículo del año 2006, David Barboza explicaba
en The New York Times:
If Mao's Little Red Book was the national bible, Mao's official portrait
was the national stamp.
And while people in China seem to have lost some affection for Mao, and
even protested in 1989 by splattering his Tiananmen portrait with paint, his
image still represents something indelible and intangible, experts say.
"This is the most important painting in China," said Wu Hung,
an art historian at the University of Chicago. "This is not an artistic
judgment. But look at how many people have seen this image over the last
century."
Mao's image may also be considered China's first and only global brand.
Even though China is a rising economic power, it still does not have a BMW or a
Coca-Cola to sell to the rest of the world.**
La idea de la "Biblia" y el "sello nacional"
para referirse al Libro Rojo y al retrato de Mao me parecen muy acertada. En un
mundo poblado de imágenes de Mao, ¿cómo entender esta otra imagen de Mao, su
transformación icónica? Lo que Warhol pudo hacer con Marilyn, su conversión en
icono, ¿cómo hacerlo en un entorno en el que ese icono ya existe a través del
"culto a la personalidad"? El "culto a la personalidad" fue
el término creado por Nikita Kruschev para denunciar el protagonismo obsesivo
de Stalin en el poder, su omnipresencia. Mao lo usó hasta límites insospechados
multiplicando su imagen por todas partes. Warhol solo tuvo que crear un icono
sobre otro icono, hacer "pop" un "retrato oficial". ¿Cómo
se entiende esto en el país de origen, del que salió el icono?
Pues difícilmente, como era de prever. El gigantesco retrato
de Mao en Tiananmén ha recibido diversos ataques desde que fue colocado sobre
la puerta de la Ciudad Prohibida. En 1989 se lanzó contra él pintura; más
adelante, se intentó quemarlo. Eso son atentados y los que lo hacen poco más o
menos que terroristas. Pintar encima de él sería un acto subversivo. Colgar la
serie de retratos tachados, repintados, etc. del líder espiritual, el icono de
China misma, puede exceder la comprensión de aquellos que siguen manteniendo un
respeto reverencial por su figura, que son muchos millones de personas. "Mao"
es China misma, una de sus variantes icónicas.
El arte se comprende gracias a su relación con el resto del
sistema cultural. El arte moderno lo hace todavía más, pues juega con los
mecanismos del arte mismo dejándolos al descubierto, dándole la vuelta a la
cultura para destripar su funcionamiento. El sentido que puedan tener este tipo
de acciones separadas de sus fuentes es bastante discutible, su eficacia
simbólica decrece o, como podría ocurrir, adquirir un sentido explosivo e
incontrolable en una exposición que se prevé muy concurrida.
Hoy, cuando enseñas a un joven occidental el retrato de Mao
por Warhol, tienes que explicarle quién era Mao Zedong. Si colgaran los cuadros
de Mao en China tendrían que explicarles a los visitantes quién es Andy Warhol
y porqué le ha hecho esas cosas tan desagradables al Gran Timonel.
Así funciona el mundo.
* "China no exhibirá las imágenes de Mao en la gran exposición de Andy Warhol" ABC 18/12/2012 http://www.abc.es/cultura/20121218/abci-china-exhibira-imagenes-gran-201212181252.html
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