Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
risas de esos miles de oyentes que celebraron la broma de los locutores australianos
Mel Graig y Michael Christian se habrán apagado ya. Su ingenio acabó costando
caro. Algunos dirán que el aparente suicidio —tal como recoge la prensa de todo
el mundo— de la enfermera a la que los locutores del programa 2Day FM engañaron
para que diera información sobre la embarazada real, Kate Middleton, la noticia
del año en Reino Unido, es cosa suya
por tomárselo a la tremenda, en vez de reírse como estos profesionales del
micrófono. Estaría ya mal, apuntan algunos.
Jacintha
Saldanha hacía su trabajo, parte del cual era mantener la privacidad ante el
asalto de la prensa intentando conseguir informaciones. La suponemos bajo una gran
presión. Y se le cuelan por donde no esperaba.
Lo
califican como una broma, pero no lo es realmente. Los objetivos de las bromas
son otros. Sencillamente, fue una manera de intentar conseguir mediante engaño
una información. Si no conseguían la información, su objetivo principal, se
cubría el secundario, haber divertido a la audiencia de su programa mediante la
burla con la enfermera. Conseguida la información sobre el estado de la
paciente, la burla continuó porque no iban a desperdiciar la oportunidad una
vez dentro. Cuanto más ridículas fueran sus intervenciones, más hundirían a la
enfermera, que se preguntaría cómo no fue capaz de darse cuenta.
La
retirada de todos los anunciantes del programa es el indicador más claro de las
reacciones del público contra los autores de la llamada. "We understand
Australians are clearly angry and upset by what appear to be tragic
consequences of the 2Day FM UK hospital prank''*, han dicho en su página de FB
los representantes de los supermercados Cole, uno de los más importantes
patrocinadores del programa, recoge el Herald
Sun australiano hoy mismo.
Tras
los escándalos continuos de la prensa con las comisiones de investigación en el
Reino Unido, surge uno más. A las escuchas ilegales se suman ahora las llamadas
engañosas.
Parece
que en estos tiempos vale todo. Y no todo vale, desde luego. El periodismo
pierde profesionalidad cuando actúa de esta manera y suscita el rechazo social.
Es cierto que, con hipocresía, no se vería ningún problema en ello si no se
hubiera dado un desenlace como el del suicidio.
¿Es el
suicidio lo que marca la diferencia? Sí y no. La perversión está en la llamada
misma, lo que ha conseguido el suicidio de Jacintha Saldanha es amplificar el hecho
lanzándolo a los titulares de todo el mundo con un nuevo signo. El primer titular fue resaltando la "burla"
e "ingenio" de los locutores, celebrar su capacidad para saltarse los
sistemas de seguridad para obtener lo que querían. Ellos eran los héroes.
Obsérvese
el titular —es solo uno más— de nuestro "20 minutos": "Una periodista
logra saber el parte médico de Kate Middleton haciéndose pasar por Isabel II"
** El sujeto de la noticia no son ni Kate Middleton ni la reina Isabel. El
sujeto es la periodista, el centro de la noticia. Es un claro acto de autocelebración profesional del
ingenio demostrado para burlar la resistencia de los que no quieren o pueden hacer
declaraciones. La idea se refuerza acompañando el titular con una fotografía
que no se corresponde con el momento —una foto antigua ya— en la que Kate
Middleton y la reina se desternillan de la risa. El funcionamiento textual deja
claro de quién se ríen: de la enfermera. El texto lo confirma:
A diario decenas de periodistas de todo el mundo se interesan por el
estado de salud y por el avance del embarazo de Kate Middleton, ingresada en un
hospital por algunas molestias provocadas por su estado. Lo único que reciben
esos profesionales de la información son partes oficiales y negativas a
informar sobre el estado de la duquesa de Cambridge.
Quizá esto sea así porque no se han presentado convenientemente. De
hecho, una periodista australiana, en mitad de un programa radiofónico en
directo, consiguió conocer al detalle el estado de la joven, haciéndose pasar
por la reina Isabel II.
La periodista de 2Day FM llamó al control de enfermería del hospital
Rey Eduardo VII de Londres y dijo "Hola, ¿puedo hablar con Kate, mi
nieta?. Inmediatamente la enfermera que atendió la llamada pensó estar hablando
con la monarca británica y no dudó en ofrecer información sobre el estado de la
paciente.
La enfermera aseguró que Kate Middleton se encontraba bien, que había
pasado la noche sin problemas y que le habían dado algunos líquidos que no le
habían producido nuevos vómitos y que estaba durmiendo en ese momento".
Además, la periodista, asumiendo su papel como Isabel II preguntó por la mejor
hora para visitar a la joven.
No basta con que la engañen; hay que convertirla
en carne de titular: la estúpida enfermera engañada por los inteligentes
profesionales de la radio.**
Lo que
se nos cuenta es la "heroicidad" de la periodista; se celebra su ingenio para
saltarse esos controles "absurdos" que les complican la vida. Pero una vez
obtenida la información, la locutora no paró. Las preguntas sobre las horas de
visita no son ya para obtener información —que ya tiene— sino para realizar el
escarnio sobre la enfermera que sigue creyendo hablar con la reina de
Inglaterra. No hay que desaprovechar la ocasión de exprimir a una víctima. La
entrada del otro locutor en escena es la prueba de ello:
Pero la llamada aún se tornaría más
surrealista cuando al teléfono se puso también otro periodista fingiendo ser
Carlos de Inglaterra y cuando ambos comenzaron a discutir sobre qué momento les
venía mejor para ir a visitar a la princesa Catalina.
No
podía resistirse a participar en ese "momento de gloria", quedar al
margen. Ya no hablaban con la enfermera, lo hacían para ser escuchados por su
audiencia desternillada por la ingenuidad de la enfermera y admirada del
ingenio brillante de esos dos profesionales a los que nada ni nadie se resiste. Habían triunfado. La enfermera quedó ridiculizada ante todos. De eso se trataba ya. Es el justo
castigo a los que se resisten a dar la información que ellos necesitaban.
Creo
que hay que separar los dos momentos, el de la burla y el de la celebración de
la burla por parte del resto de la prensa. La presión que llevó al suicidio a
Jacintha Saldanha —independiente de cualquier otra circunstancia— es la suma de
los dos, de haber sido burlada y de la celebración gremial del éxito de la burla. ¿Cómo te sientes si además de haber "fallado" en tu trabajo, se ríen de ti en todo el mundo?
Por eso
las quejas tienen mucho de hipocresía. El tercer momento es la lamentación.
Esta vez ya no son Kate Middleton o Jacintha Saldanha, sino Mel Graig y
Michael Christian los que están en los titulares de todo el mundo, y no por su ingenio. Puede que
penalmente no sean responsables de nada, pero sí lo son de otros cargos morales
por su forma de actuar. Y evidentemente, con ellos, todos los que celebraron
sus métodos de trabajo, les rieron la gracia y se hicieron eco de ellos. Esto va
más allá de la "prensa sensacionalista". Hoy lo es prácticamente toda
porque nadie desperdicia la posibilidad de llevar a los titulares aquello que
venda un solo ejemplar más o aumente un oyente o espectador.
Te
dirán: —Haz tu trabajo en el filo, consigue público y anunciantes como sea. Y si algún
día caes al otro lado, no esperes nada porque el show debe continuar.
Jacintha Saldanha solo hacía su trabajo. Ellos hacían mal el suyo.
* "All
advertising on 2Day FM suspended indefinitely after nurse in prank call commits
suicide" Herald Sun 8/12/2012 http://www.heraldsun.com.au/entertainment/all-advertising-on-2day-fm-suspended-indefinitely-after-nurse-in-prank-call-commits-suicide/story-e6frf96f-1226532724014
Buenos días. ¿En que se diferencia este caso -donde la actitud denunciada es la de unso profesionales- del coro de burlas orquestado -por afición- en las redes sociales a propósito del 'Eccehomo' de la Iglesia de Borja?
ResponderEliminarEn algo obvio: en que no fueron los profesionales de la prensa los que la obligaron a pintar para reírse del resultado dejándola en evidencia. En este caso fueron ellos los que la hicieron fallar en su trabajo al dar información reservada que ella no podía dar y después se rieron de ella. Con resultado trágico o sin él, esas prácticas son deleznables para la propia profesión. La otra diferencia obvia es el resultado: un gran negocio con el ecce homo para Borja, que cobra la entrada, etc., y para todos los que han podido sacar tajada, de una forma u otra, incluida la autora. En este caso, además, se puede separar el hecho en sí de la persona, señalando que actuó con buena voluntad, como algunos han hecho. Gracias por leerlo. JMA
ResponderEliminarEspero que se harán investigaciones para saber si la enfermera no ha sido recriminada por la Casa Real, y en que términos. No me fío un pelo de Carlos de Inglaterra, que utilizó a Diana como un vulgar semental, y mucho se sospechó si la muerte de la princesa no fué maquinada. Me parece un personaje oscuro, igual que su hijo Harry.
ResponderEliminarVengo mucho por aquí, saludos. María