viernes, 21 de diciembre de 2012

La mano y el puño

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con una simpleza arrolladora, el diario El Mundo titula "La mano humana evolucionó para dar puñetazos"*. Es la forma de interpretar las dudas científicas para transmitir una rotundidad que saca los colores a los que hayan podido plantear una hipótesis de trabajo para discutir su viabilidad entre la comunidad. Muchos siguen sin entender la forma de trabajo de la Ciencia y la convierten en un circo afirmativo, rotundo y simplificado. Tampoco les importan mucho los efectos sociales.
Cuando vamos al artículo citado, publicado en el Journal of Experimental Biology, todos los términos son matizados: "Yet David Carrier from the University of Utah, USA, suggests that the human hand may have also evolved its distinctive proportions for a less enlightened reason: for use as a weapon"** (las negritas son nuestras).

Que la mano humana ha jugado un papel esencial en nuestra evolución y, en otra cosa distinta, desarrollo es indiscutible y forma parte de la teorías que se han centrado en la habilidad en el manejo por parte del cerebro, la precisión que logramos, etc. La afirmación "La mano humana evolucionó para dar puñetazos" es de una zafiedad inusual y de una cortedad suprema en lo que se refiere al artículo, pero también en la visión que transmite del ser humano y sus vínculos sociales. Hay gente interesada últimamente en volver a la violencia como motor, según parece.

Es interesante ver la forma en que se le ocurrió la idea al profesor Carrier. Según cuenta él mismo, estaba discutiendo con un colega. Le intentaba convencer de las ideas que había "sugerido" en un artículo suyo recién publicado. El artículo de Carrier sugería que un determinado órgano de las ballenas "había evolucionado" para usarlo como arma en sus peleas. El colega de Carrier negaba esas posibilidad, que le debió parecer muy floja, y ya harto le plantó el puño delante de la cara y le dijo aproximadamente: "Yo podría golpearte con esto y sin embargo no es para lo que evolucionó" (“I can hit you in the face with this, but that is not what it evolved for”)**.
Dice Carrier que aquello fue como una luz de inspiración y poco más o menos se le reveló la función golpeadora del puño y la evolución de la mano. Junto a su colega Michael Morgan comenzó a estudiar esta posibilidad comparando las palmas más pequeñas de los humanos frente a las de los chimpancés. Nuestra mano cerrada crea un puño, que él considera un arma "favorecida" por la evolución. Nos explica el artículo: "‘Fortunately, Michael [Morgan] had a lot of experience with martial arts and he knew people who were willing to serve as subjects’, Carrier recalls."** Una vez reunidos sus amigos aficionados a las artes marciales, les pidió que golpearan un saco como los que hay en los gimnasios y comprobó que la forma que aprovechaba mejor la fuerza en el golpe era el puño. De ahí dedujo que la mano podía haber evolucionado para golpear cerrada, que es lo que es un puño.


Podemos realizar varias "sugerencias" u observaciones desde lo que nos cuentan. La primera es que David Carrier tiene un interés en la influencia de la agresión ya sea en seres humanos o ballenas. Desconozco si ha sugerido alguna otra teoría sobre la agresividad y sus efectos evolutivos en otras especies. Para salir de la duda, localizo la página web de su universidad en la que él mismo muestra sus intereses y leo:

Recently, I have become increasingly interested in anatomical specialization for aggressive behavior. My emphasis has been on
1) understanding functional tradeoffs between specialization for rapid and economical running versus specialization for aggressive behavior, and
2) the role that aggressive behavior has played in the evolution of the musculoskeletal system of great apes and hominins.


La discusión que tenía con su colega es característica de la especialización de las áreas: acabas interpretando todo en términos de tu propio campo. Y como los campos son cada vez más pequeños se acaba produciendo una cierta desproporción entre lo que tienes como objeto y lo que explicas con ello. En otros términos: la "agresividad" es algo que va mucho más allá del puño cerrado y de la eficacia del golpe. Según el titular de El Mundo, la mano "evolucionó" para dar puñetazos, algo que plantea varios problemas teóricos e incluso políticos.
La reducción de la "mano" al "puño" es ya un ejemplo de ese tipo de visión; también lo es pensar la agresividad solo en términos de violencia física y de golpes, sobre todo entre seres sociales. La biomecánica, que es el terreno de Carrier, explica la eficacia del puñetazo en términos de potencia, pero no sé si es eso lo que ha guiado la formación de la mano y la ha modelado. Tampoco lo sabe él, por eso se limita a sugerir, como un campo de discusión —una propuesta a la comunidad—, sus ideas al respecto.
En realidad, la forma en que él y su colega lo plantean es algo diferente:

The derived proportions of the human hand may provide supportive buttressing that protects the hand from injury when striking with a fist." [...] We found that peak forces, force impulses and peak jerk did not differ between the closed fist and open palm strikes. However, the structure of the human fist provides buttressing that increases the stiffness of the second MCP joint by fourfold and, as a result of force transfer through the thenar eminence, more than doubles the ability of the proximal phalanges to transmit ‘punching’ force. Thus, the proportions of the human hand provide a performance advantage when striking with a fist. We propose that the derived proportions of hominin hands reflect, in part, sexual selection to improve fighting performance.

Aunque la fuerza sea igual, se produce, dicen, esa eficacia de rendimiento que concentra la fuerza. No hace falta darle muchas vueltas. "El boxeo se "civilizó" con la introducción de los guantes que tienen la función doble de evitar daños a la mano pero también el golpeo directo con el hueso, mucho más duro y dañino. No sé si el puñetazo es eficaz en otro tipo de luchas que la especie ha mantenido por otras en su lucha por la supervivencia. No basta con ver la eficacia biomecánica del puñetazo; hace falta saber a quién se le daba. La lucha no es algo que te afecta a ti solo, sino al otro. No son dos caballeros eligiendo armas para un duelo. La expresión castellana "defender con manos y dientes" es bastante ilustrativa de que vale todo, como pudimos comprobar con Mike Tysson. Por eso, como buenos evolucionistas, acaban hablando de la "selección sexual", que es el factor que acaba moviendo cualquier otro. Los que dieran mejores puñetazos, o mejor, los que menos daño se hicieran después, tendrían las mejores hembras. ¿Han hecho estudios también sobre las manos femeninas para ver si se cumple lo de los puñetazos y cuál es su función? Solo se habla de "manos humanas" y si se trata de una cuestión que tiene que ver con la selección sexual, me imagino que habrá diferencias. No lo sé.


Cada uno vive de su campo, desde luego, y se trata de elaborar teorías para ser discutidas por el resto de los colegas. Así funciona la Ciencia. No funcionan así, en cambio, muchos periódicos que lanzan desde sus páginas —ya sea desde la primera o desde las secciones de Ciencia— lo que recogen con la simple intención de obtener un titular que arrastre. Lo que no hace el científico, lo hace el periódico.
Hay temas que son recibidos de forma especial por la sociedad y de los que algunos pueden sacar consecuencias extrañas. Ha habido teorías que han tenido unas muy malas traducciones e interpretaciones en el plano social y político. Me refiero a temas como este de la violencia o la agresividad, pero también  otros que han llegado desde la genética o de la Sociobiología, por ejemplo, y han sido malinterpretados, en muchos casos, utilizados con plena intención. La agresividad es una cuestión compleja y hay que explicarla bien.

La mano no es solo el puño; es también la habilidad técnica, el gesto y la caricia, que también habrán pesado en su evolución. Tenemos más receptores de sensibilidad en la palma de las manos y en la punta de los dedos que en otras muchas zonas del cuerpo porque es un órgano de exploración de proximidad, que nos permite percibir las texturas, la temperatura. Pero esos no son campos en los que trabaja el profesor Carrier.
Puede que algunos saquen la conclusión que si "la mano humana evolucionó para dar puñetazos", como afirma El Mundo, el dedo índice haya evolucionado para apretar el gatillo de las armas que fabricamos. Y que todo ello, claro, está al servicio de la expansión del ADN. 
Presentar periodísticamente el "puñetazo" como un avance evolutivo es francamente reaccionario e inexacto ya que ahora mismo no es precisamente el medio más frecuente para conseguir pareja. Sí, en cambio, lo es para perderla. Eso sí que es progreso, que es diferente a la evolución. La violencia forma parte de la naturaleza y de la cultura; lo importante es como se acoge una en otra. En eso los seres humanos, aunque no siempre lo conseguimos, tratamos de mejorar. Si la mano es eficaz en el golpe, es la mente la que elige cómo, por qué, cuándo y a quién, todas ellas preguntas culturales. Esa es la verdadera evolución que nos ha guiado, la de no tener que usar los puños para todo. La mano abierta o el apretón de manos son signos de que no solo es la agresividad lo que nos dirige.

* "La mano humana evolucionó para dar puñetazos" El Mundo EFE 20/12/2012 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/20/ciencia/1356001649.html?a=cfe400fe031bfbd5c2f2ab64830c6f50&t=1356061489&numero=
** "FIGHTING SHAPED HUMAN HANDS" http://jeb.biologists.org/content/216/2/i.1 doi: 10.1242/​jeb.083725 January 15, 2013 J Exp Biol 216, i.
*** Michael H. Morgan1 and David R. Carrier: "Protective buttressing of the human fist and the evolution of hominin hands" The Journal of Experimental Biology http://jeb.biologists.org/content/216/2/236




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