viernes, 14 de diciembre de 2012

El feo europeo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
¡Vaya feo! No imaginé que Europa perdiera las maneras diplomáticas —y menos con su recién recogido premio Nobel de la Paz— para decirle a la cara a Silvio Berlusconi que en casa está mejor. Y me refiero a alguna de sus villas y no al gobierno de Italia. Después de tanta cortesía y carantoña, tanto beso y protocolo, la reacción ha sido fulminante. ¡Hasta el ponderado Durao Barroso le ha llamado directamente a decirle que se quede allí y que eso del "retorno" está muy bien para el Jedi, MacArthur,  Fumanchú o Terminator, pero que, aunque se den en él algo de todos esos personajes, Europa no está dispuesta a volver al Bunga-Bunga italiano. Dinero tirado en reparación de chapa; Berlusconi se queda en el garaje. Eso le han dicho, al menos, pero veremos a ver si lo consiguen.


La labor hecha por Mario Monti —el sobrio anti-Berlusconi— ha sido un respiro para la crisis italiana y para el conjunto del continente que tenía por fin un interlocutor del que se podía fiar medianamente, que no les sacaba los colores con fotos o escándalos judiciales. Pero también les ha dado un respiro psicológico a los italianos. Lo que haya hecho Monti, bien o mal, es parte de un trabajo de reparación que Italia le agradecerá, aunque solo sea por su cambio de imagen ante el mundo.
Dice Berlusconi, que se ha quedado escandalizado ante la reacción de los líderes, que ha sido más virulenta que la de los mercados que ya anticipábamos—, que le ha parecido muy poco elegante. Y no creo que jamás se haya hecho un feo más intencionado y unánime en la historia reciente de la Unión Europea a un ex presidente veterano como él, el que más tiempo ha pasado en la presidencia italiana, como se ha encargado de recordar a todos. No hacía falta que lo recordara.


La confusión que nos trae Berlusconi
Los efectos del intento de regreso de Berlusconi no se han hecho esperar. No solo se disparó la prima de riesgo italiana, sino que —como dice la prensa— creció la confusión, además literalmente. El diario La Información titula: "Los vaivenes de Berlusconi siembran la confusión de nuevo en Italia"*. Nada más cierto porque el artículo va acompañado de una gran foto de la presentación del Festival de San Remo en su 62ª edición, como puede leerse perfectamente en un gigantesco rótulo tras los intervinientes. En el centro de la gran mesa, el cantante Gianni Morandi, vieja gloria de la canción italiana, se dirige a la prensa. ¡Es cierto que Berlusconi trae la confusión! ¡Literalmente cierto! Por si la vista me falla, busco cuándo fue aquel acto, para comprobar que no se hubiera cambiado con otra noticia del día, pero, no, no ha sido así. El acto de presentación fue el 14 de febrero de 2012, hace diez meses. La sola posibilidad de que Silvio Berlusconi regrese pone todo patas arriba.


La prensa de todo el mundo ha juntado los retratos fotográficos de ambos como si fuera un plebiscito: Monti, nacido en 1943, y Berlusconi, en 1936. El empeño de Berlusconi en parecer el hijo —dentro de poco el nieto— de Monti nos muestra la distancia existencial entre el que aceptó el reto de recoger una Italia desacreditada y vejada por su líder, quien se burlaba de las leyes cambiándolas a su placer para eludir los escándalos de sus empresas y su vida personal, y el que no la abandona por más que la hunda o la lleve al ridículo universal.

Italia ya no puede acoger a Berlusconi; no está preparada para el regreso, ni creo que lo esté nunca. La entrada que ha hecho en Bruselas presentándose a la reunión del Partido Popular Europeo ha sido ridícula, intentando conseguir un protagonismo imposible. ¡Lo rápidamente que puede pasar de moda!
Él se ha dado cuenta. Ha intentado frenar la salida de las burbujas de su vida achampanada. Pero una vez abierta la botella, no hay retorno posible. Por eso su intento ahora es que Monti le deba el poder, que encabece una lista que él le haga y que mantenga a Monti a raya, atrapado en la servidumbre del chantaje permanente. Pero no contaba con el órdago de Monti, su renuncia irrevocable ante la primera presión. Se trataba de dejar en evidencia a Berlusconi y lo ha logrado. Los otros partidos, que no son tontos y están entrenados, han ofrecido rápidamente a Monti las cabeceras de sus listas y formaciones. Aprovechan su tirón y, sobre todo, evitan la resurrección del "Caballero"; dos pájaros de un tiro. La Italia de Berlusconi debería pasar a la Historia. El caballero Berlusconi  debería ser una ruina más en un país lleno de ellas. Poco visitada, a ser posible.


Hay que darle la oportunidad de que haga un último discurso —que no perderá ocasión de hacer— en el que, ante todo el país, ante Europa entera, se sacrifique por el bien de todos, nos cuente cómo él, Silvio Berlusconi, un auténtico caballero italiano, se sacrifica por el bien de todos, de la Humanidad al completo, si es necesario. Él, nos dirá, siempre quiso lo mejor para Italia. Para que eso ocurra habrá que hacerle muchos feos, pero ya se ha empezado.
Creo que la confusión de la fotografía con el Festival de la canción de San Remo es una especie de aviso, de mensaje en clave desde el lado oscuro, desde el ultramundo, del Espíritu Santo en persona, no sé, algo que le marca el rumbo y lo redirige hacia el mundo del espectáculo, zona que nunca abandonó pero para la que ahora debe encontrar el decorado y el público adecuados.

* "Los vaivenes de Berlusconi siembran la confusión de nuevo en Italia". La Información 13/12/2012 http://noticias.lainformacion.com/politica/elecciones/los-vaivenes-de-berlusconi-siembran-la-confusion-de-nuevo-en-italia_Ups3IaBhWHiMdNtojFFR13/


Gianni Morandi en San Remo 2012




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