Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ha
dicho el presidente Mariano Rajoy que "no le temblará la mano si descubre
alguna irregularidad", frase que ha pasado a los titulares de las primeras
páginas de casi toda la prensa. Y, no sé por qué, a mí se me ha venido a la
memoria —ventajas de la edad— aquella canción —una rumba— del fallecido
cantante argentino afincado en España Luis Aguilé, titulada "El tío calambres",
cuya letra decía: "Iba contento con mi Biscúter / y mi carnet de la
conducción./ Había un peligro en la carretera,/ no me importaba pues era yo./
En una curva, me tragué un burro / sin luces rojas de situación." Como
resultas del accidente, continuaba la letra de la canción, el estrellado
recibía una transfusión de sangre que le dejaba de por vida con fuertes temblores.
La canción terminaba con aquel "¡Maldito sea el tío calambres / que dio
su sangre p'a mi salud / ¡Así se muera el tío calambres / que dio su sangre en
la transfusión!". Luis Aguilé interpretaba el número entre temblores y espasmos,
con tartamudeos, contagiado de los calambres, que era lo que le daba la "gracia" final. ¡Terrible! Cosas del año 1969, que fue cuando la interpretó en TVE, en su programa "Galas
del sábado", presentado por Joaquín Prat y Laura Valenzuela, como puede
verse en "A la carta" (RTVE) en glorioso blanco y negro.
En la
política española, no es que nos den "temblores", es que nos dan "calambres".
Hay demasiado "burro" suelto "sin luces rojas de
situación", como cantaba Luis Aguilé, y eso se acaba pagando en cada curva
del camino político. Aquí nos faltan ya cinturones y "airbags" para tanto encontronazo, que tenemos las carreteras nacionales y autonómicas salpicadas de puntos negros de tanto chocar.
No se
trata solo de que no nos "tiembl"e la mano; se trata, una vez más, de que nos
falla el ojo, de que nos enteramos después, pasado el tiempo, cuando ya hay
poco que hacer. Eso deja en mal lugar y como ineficaz el "que no me enteré
yo" porque, efectivamente, no se enteran. No dudo en absoluto de la buena
intención de Mariano Rajoy a la hora de tomar medidas; el problema es que haya
que estarlas tomando cada media hora y demasiado tarde. Aquí los médicos
siempre llegan a la autopsia.
Todos
los partidos políticos tienen procesos abiertos por lo mismo. Cada uno aguanta
su vela cuando le toca y aprovecha su turno de cacerolada en el del rival. Los
únicos que pagamos todos somos los ciudadanos, que nos tocan los de unos y los
de otros. El rasgado de vestiduras en un arte cínico que se aprende rápido en
política. Lo que queremos todos es que no haya que practicarlo con tanta
frecuencia.
Los
partidos políticos tienen un auténtico problema que nos afecta a todos, un
cáncer que deteriora el funcionamiento institucional y resquebraja la confianza
ciudadana. Está claro que no han sabido seleccionar a las personas correctas y
que no disponen de formas de detección de los comportamientos incorrectos o delictivos. Es tan absurdo suponer que todos son corruptos como suponer que ninguno se entera de nada. Sencillamente, funcionan mal, muy mal en este aspecto. Es difícil mantener política
creíbles con personas y acciones permanentemente bajo sospecha.
Los
partidos son maquinarias que atraen a personas con intereses más allá de la
política y que la perciben como una forma de ganarse la vida. El diario ABC
encabeza su edición digital de hoy con
el artículo titulado "Una vida dedicada a la política (y solamente a la
política)"*, en el que se nos recuerda la "trayectoria política"
de muchos de los dirigentes de los partidos y colocados como ministros o en
otras situaciones de responsabilidad. Llevan en la política desde los dieciséis
años y muchos carecen de estudios superiores y de experiencia laboral porque
jamás han trabajado en otra cosa. Sus trayectorias comenzaron en las juventudes
de los partidos y llegan hasta el ministerio o la presidencia incluso. No han
sido brillantes en ningún campo, incluido el de la propia política y, sin
embargo, se encuentran en puestos que requieren cada vez más conocimientos. Son
parte de una maquinaria institucional por la que trepan como por lianas. Luego
son repartidos por los cargos políticos y las administraciones.
Pero
hay que tener cuidado con este argumento de la inexperiencia laboral, porque
puede cegarnos más de la cuenta. A la política accede también otro grupo de
personas con experiencia profesional más que suficiente. Son los
"colocados" por el mundo empresarial y de los negocios que establecen
las conexiones entre ambos sectores. Son los políticos "puente", los
que se sitúan en puestos con la capacidad de favorecer, influir y adjudicar.
Entre unos que no saben nada y otros que saben demasiado, lo que queda en
cuestión es la figura "profesionalizada" del político.
Los
recientes debates sobre las "juventudes" de los partidos y su papel
hay que enmarcarlos en una situación de gravísimo paro juvenil, superior al
cincuenta por ciento, en la que algunos ven los partidos como la alternativa a
un puesto de trabajo. Aquí han saltado con sincronización perfecta los jóvenes
de ambos partidos mayoritarios, por una vez de acuerdo. La propuesta de Ana
Botella solo ha conseguido que las Nuevas Generaciones del PP le recuerden que
su yerno comenzó en las NNGG y ha terminado de próspero empresario. Hacer
"carrera política" parece un objetivo razonable, al alcance, no se requiere
demasiado. Tampoco creo que sea el remedio a la corrupción alejar a los jóvenes
de la política porque la política en sí no es el problema.
Otras
propuestas, como la de Esperanza Aguirre, apuntan a la exigencia de haber
trabajado antes para poder formar parte de la "clase" política. El
diario El Economista señalaba que
Esperanza Aguirre:
[...] ha anunciado este miércoles que propondrá en el próximo congreso
de su partido que para acceder a un cargo público, escaño o puesto directivo
sea obligatorio haber tenido experiencia previa en algo distinto a la política.
Aguirre ha aclarado que lo va a proponer,
para que después se apruebe si así se decide en el congreso regional, en el PP
de Madrid y que "en el PP nacional que hagan lo que quieran". No
obstante, ha matizado que no va a "quitar a nadie de los que están, que
hay muchos en esa circunstancia".**
La observación
final no deja de tener su sorna y es un reconocimiento de que ahí está una parte
del problema. Efectivamente, hay muchos. Se pueden contar, en cambio, con los
dedos de una mano el número de profesionales importantes que se hayan
incorporado a la política para aportar algo de sus conocimientos y experiencia.
Es el efecto de la mala imagen política: llama a los peores y espanta a los
mejores.
Esto no
es algo de ahora; es una situación que lleva décadas incubándose. En la medida
en que se perciba la "política" como un mundo "sucio",
atraerá más suciedad y pagaremos todos las consecuencias. Es casi un círculo
vicioso. Los políticos se quejan de que por las actuaciones de algunos de
ellos, se juzga al resto. Eso es algo que deberían saber, pues se pasan el
día dándole vueltas a la "imagen" y a la "opinión pública".
A estas alturas de la película deberían saber ya que cada político corrupto
contamina la imagen de todos ante la ciudadanía. Se preocupan de la "marca
España" y se deberían preocupar también de la "marca Política",
que también forma parte de ella. Cuesta más limpiar la política que las playas.
Pero
¿qué salida hay? Nunca desaparecerá la corrupción porque no somos seres
angélicos ni los dioses que Rousseau requería para la perfección democrática.
Hace mucho que se descubrió eso. De lo que se trata es de la percepción del
problema y de las actitudes de los partidos y de la sociedad frente a ellos.
Ante la corrupción tiene que haber una respuesta sin fisuras ni matices, que se
demuestre con hechos y no con promesas de hechos. No se debe salir a decir que "no
nos temblará la mano" cuando lo que está temblando ya es el suelo mismo
como consecuencia de los terremotos producidos.
La cara A del disco de Luis Aguilé que incluía "El tío calambres" se titulaba de forma visionaria "Es el sol español", el que más calienta. Entre
temblores y calambres, no vivimos para sobresaltos y disgustos. ¡Maldito sea el
tío calambres!
* "Una vida dedicada a la política (y
solo a la política)" ABC
20/01/2013
http://www.abc.es/espana/20130120/abci-politicos-trabajo-201301181306.html
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