viernes, 11 de enero de 2013

La pasión de Fantine

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Si "Cine" significa "movimiento", el Séptimo Arte nos muestra el movimiento de los cuerpos en el plano abierto y el movimiento de las almas, de los sentimientos, en los primeros planos. Ya Henry James había dictaminado que el verdadero "movimiento" narrativo ocurría en el interior y se dedicó a mover menos los cuerpos y a mostrar más los tránsitos interiores, auténticos motores de lo exterior.
El arte de la escritura cinematográfica consiste en saber combinar los planos en una secuencia temporal, en articular movimiento y sentimiento, afecto y acción, en un todo armónico y legible. Habrá, sin duda, primeros planos que nos muestren, como en una película de Hitchcock, un vaso envenenado o el avance implacable del reloj de una bomba; y habrá también planos amplios que nos ofrezcan el alma colectiva, como en las obras de Eisenstein o Renoir. Pero una bomba es la materialización del odio o de la locura de un sujeto, y una masa armada avanzando enloquecida para asaltar un palacio es la conversión de un pueblo en individuo, en sujeto histórico.


Una película que intenta conjugar los dos registros —los grandes planos abiertos y los cerrados— equiparando sentimentalmente los encuadres de las masas y primeros planos es la versión cinematográfica de Los miserables (Les Misérables 2012). La conversión de la lírica en épica y de la épica en lírica es lo que trata de conseguir una película ambiciosa que no siempre consigue lo que se propone.


Sí me he llevado una alegría al enterarme de la concesión a Anne Hathaway del premio de la Broadcast Film Critics Association (BFCA), la asociación de los críticos porque la película ha merecido muchas alabanzas, pero si solo una debiera concretarse en reconocimiento oficial es —al menos para mí y ahora para los críticos norteamericanos— el trabajo de la actriz en el papel de Fantine y, si apuramos más, su extraordinaria interpretación del número musical "I dreamed a dream". La decisión de los responsables del proyecto y del director Tom Hooper de grabar la voz en cada toma y no de actuar con "playback" dio sus resultados en el terreno interpretativo en una obra tan peculiar como es este musical dramático. No era posible actuar verosímilmente si no se cantaba, por decirlo así, realmente. Los actores rodaban cada toma acompañados por un pianista.


En el número cantado por Anne Hathaway —quizá el más conocido de la obra— "I dreamed a dream", la actriz puede dar continuidad, "movimiento" interno a los sentimientos que se desarrollan en el tiempo, y el director tuvo la sabiduría decisoria de abandonar los alardes técnicos y los enfoques distorsionados para ofrecernos desde la simplicidad del primer plano la grandiosidad del sentimiento. La conexión con lo que ocurre y vemos en la pantalla sorprende al espectador que se ve enfrentado a una intensidad emocional desbordante. Conmueve.
Los críticos han premiado el trabajo de una actriz que les ha sorprendido no por su calidad, de la que ha ofrecido muestras sobradas en ocasiones anteriores —cuando le han ofrecido papeles adecuados—, sino por experimentar, como el resto de los espectadores, lo que es el principal activo del cine a través del primer plano: la empatía.


En ese encuadre próximo desaparece el mundo, que queda como recuerdo, y se nos enseñan sus efectos, la reacción sentimental, la devastación causada. La película nos muestra la desaparición progresiva de Anne Hathaway —la actriz de comedias insustanciales, la modelo glamurosa, la chica divertida— y la aparición ascendente de Fantine, el extremo contrario. Solo podemos llegar a ella tras la destrucción en nuestros recuerdos y ante nuestros ojos de Hathaway. Solo cuando se ha destruido su belleza, cuando se ha pisoteado todo lo que ha representado anteriormente, asciende ante nosotros en la grandiosidad del sufrimiento con el que podemos identificarnos. Es la Pasión de Hathaway, su particular Vía Crucis, para llegar a ser Fantine.



No se puede ignorar otra "pasión"—al menos yo, como espectador, no puedo—, La Passion de Jeanne d'Arc (1928), el extraordinario film francés de Carl Theodor Dreyer cuyas imágenes, los primeros planos de Renée Jeanne Falconetti se quedan grabadas en la memoria como ejemplo de autenticidad expresiva. No puede haber películas más distantes, pero comparten esa desnudez del personaje que el primer plano nos muestra en su propia y característica pasión. También Juana tiene que ser desnudada de sus atributos guerreros para conquistar, a través de la debilidad y el sufrimiento, su grandeza, conseguida no bajo las espadas enemigas, sino bajo las tijeras que la rapan, en el martirio.



La madre de Hathaway, la actriz teatral Kate McCauley, interpretó el papel de Fantine en las primeras representaciones de Les Misérables en los Estados Unidos. El actor trabaja con sus sentimientos y recuerdos como recursos internos y ese hecho habrá tenido una significación especial para ella. No sabemos cuáles son los sentimientos que el actor maneja cuando logra grandes interpretaciones porque no son siempre los mismos ni todos trabajan de la misma manera. El actor es un misterio. Cuando Hathaway se enfrentó al resultado final de su trabajo, al número "I dreamed a dream", lloró. Y ella lo explica así:

"I cry, but I think it's because I'm still connected to the experience of making it, the process," Hathaway told MTV about watching "I Dreamed a Dream." "For me, when I see it, I actually have to be aware when I'm doing press, because it brings me a lot closer to Fantine. She's so broken that I actually have to protect myself a little bit. So when I saw it, I did cry, but not because of what I was doing [on screen]. It was because I was back in the process of making it. The rest of the film made me bawl like a baby."*


Ella necesita protegerse de la debilidad de Fantine. Nosotros, en cambio, lloramos por lo que vemos, por la emoción de ver ante nuestros ojos la destrucción exterior de un ser humano hasta revelarnos —en su desnudez— su grandeza interior. Anne Hathaway llora al revivir el proceso —el movimiento interior— que tuvo que realizar para alcanzar esa fragilidad y viéramos la pasión de su personaje. Nosotros nos dejamos arrastrar hasta la catarsis. Ella no puede.
Hoy es viernes e iré al cine.

* "'Les Miserables' Star Anne Hathaway On Her Performance: 'Eh'" The Huffington Post 27/12/2012 http://www.huffingtonpost.com/2012/12/27/les-miserables-anne-hathaway_n_2372217.html





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