Joaquín
Mª Aguirre Romero (UCM)
La
Rusia amada por Gérard y por Brigitte —ese remanso de paz y libertad—, la Rusia
de Putin, acaba de tener su primera manifestación del año, la denominada
"Marcha contra los infames". Estaba organizada como protesta contra
la aprobada "Ley Dima Yákolev", la que prohíbe las adopciones de
niños rusos por estadounidenses. Las autoridades han calculado diez mil
manifestantes, pero la prensa y observadores independientes estiman en unos
cien mil.
La
"Ley Dima Yákolev" no toma su nombre, como suele ser habitual, de
ningún legislador que la promoviera, sino de un caso desgraciado. Dima Yákolev
era el nombre de un niño adoptado que falleció en los Estados Unidos por
negligencia de su padre estadounidense. Hoy su nombre sirve como tapadera emocional
de otro manejo de Vladimir Putin. Antes de que se aprobara el proyecto —fue
aprobado el 21 de diciembre—, ya Amnistía Internacional advertía de sus
finalidades:
El denominado proyecto de ley “Dima Yakovlev” introduce, entre otras
cosas, severas restricciones a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y
prohíbe la adopción de niños y niñas rusos por parte de ciudadanos
estadounidenses.
Además, permite al Ministerio de Justicia hacer cesar arbitrariamente
actividades y congelar los bienes de las ONG de las que considere que están
implicadas en actividades políticas, que reciben financiación de ciudadanos u
organizaciones estadounidenses o que realizan actividades que ponen en peligro
los intereses de la Federación Rusa.
También prohíbe a las personas con doble nacionalidad estadounidense y
rusa ser dirigentes o miembros de ONG rusas, internacionales o extranjeras que
participen en “actividades políticas” en Rusia. Las organizaciones, o sus
delegaciones, que violen esta norma podrán ser cerradas y sus bienes
confiscados.
Si se aprueba, las restricciones contenidas
en esta ley podrían hacerse extensivas a ciudadanos de cualquier país que prohíba
la entrada de ciudadanos rusos o confisque sus bienes a causa de las
violaciones de derechos humanos que esas personas hayan cometido en Rusia.*
[...]
Sergei Magnitsky era un abogado de 37 años que trabajaba para
Hermitage Fund Management, una empresa financiera especializada en mercados
emergentes que operaba en Rusia. El presidente de esta empresa, el
norteamericano William Browder, había apoyado a Vladímir Putin tras su llegada
al poder en el año 2000, pero igualmente había denunciado públicamente casos de
corrupción que involucraban al gobierno. En 2006, se le denegó la entrada en el
país al volver de un viaje. Se le acusaba de ser una “amenaza para la seguridad
nacional”. Tiempo después, la policía entró en las oficinas centrales de la
empresa en Moscú, llevándose grandes cantidades de documentos.
Sergei comenzó una investigación para aclarar
lo que había sucedido. Tras meses de investigación, descubrió que la empresa ya
no estaba a nombre de William Browder sino que pertenecía a un asesino
convicto. Poco después, Sergei destapó un gigantesco fraude al fisco ruso: el
nuevo dueño de la empresa, en connivencia con altos funcionarios del Ministerio
de Interior ruso, había utilizado el nombre de Hermitage para solicitar al
Estado ruso la devolución de 230 millones de dólares que la empresa había
pagado previamente en calidad de impuestos.**
El Acta aprobada prohíbe la entrada de las personas implicadas o beneficiadas por este crimen y de los funcionarios, etc. que actúan en contra de los derechos humanos. Ya hemos comentado en otras ocasiones casos escandalosos en las actuaciones de la judicatura rusa, que ofrece la cobertura a las presiones del gobierno. La respuesta de Putin es utilizar el caso del niño fallecido como una excusa que justifique las medidas cuyo objetivo es silenciar y reprimir la resistencia a su cada vez más dictatorial gobierno. Cada vez que Putin regresa (es una forma de hablar porque no se van nunca), aumenta el grado de represión. No es de extrañar que la marcha de protesta contra los "infames" haya tenido un gran éxito de participación pues ha quedado claro que el objetivo de la Ley Dima Yákolev era aislar todavía más a los defensores de los derechos humanos en Rusia. Los manifestantes han arrojado a un contenedor los retratos de los legisladores que aprobaron la Ley en el parlamento ruso. Quedarán para la Historia como "los infames". La ley, se lo han dicho hasta algunos colaboradores y ex ministros, no sirve para nada; solo para reprimir.
En la
Rusia de Putin y Gérard, en la que los ricos viven felices, los niños huérfanos
con discapacidades o enfermedades no tienen apenas acceso a recursos sanitarios
ni sociales y se quedan sin posibilidades de adopción. Es una condena. En los
últimos veinte años, nos dice la BBC***, han sido adoptados más de 60.000 niños
rusos por ciudadanos estadounidenses.
Pisarenko wrote sarcastically that by signing the law, Putin was “saving
children from American evil” and said that Russians rarely adopt disabled
children because the country’s medical system is backward and can’t take care
of them.
“They die because Russia doesn’t have modern medicine,” she wrote.
Pisarenko, blind from birth, writes that she has painful personal
experience with Russia’s medical inadequacy. She says that although her father
detected her blindness within days of her birth, Russian doctors were unable to
diagnose it for months. But, she says, she received precise diagnosis and the
hope of treatment from German and American doctors.
“For Russian doctors, I am a child with an
illness of unknown etiology ... but in Germany and America I am a patient whose
sight the doctors are trying to restore,” she wrote.****
Que Putin haya elegido esta infame vía para atacar a aquellos que le recriminan su forma peculiar de entender la democracia, no deja de ser una forma de retrato psicológico. Putin habrá incluido ya a la joven Natasha Pisarenko entre los enemigos de la "patria". Quizá pronto haya en Rusia una "ley contra la ceguera", aunque no hay ceguera peor que la del autoritarismo. Los desafíos al Zar Putin se pagan caros, como le ha ocurrido a las Pussy Riot, a Sergei Magnitski o a cualquiera que le diga que el camino de Rusia ha tomado no es el que desean. Para "castigar" a los Estados Unidos, castiga a los niños huérfanos y enfermos, a sus ciudadanos más débiles.
¡Madre de Dios, líbranos de Putin! Puede que la oración de las Pussy Riot en la catedral resuene todas
las noches en los orfanatos rusos.
* "El proyecto de ley "Dima
Yakovlev" no beneficia a nadie" Amnistía Internacional 20/12/2012
http://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/el-proyecto-de-ley-dima-yakovlev-no-beneficia-a-nadie/
** "El legado de Sergei Magnitsky" United Explanations 28/05/2012
http://www.unitedexplanations.org/2012/05/28/el-legado-de-sergei-magnitsky/
*** "La niña ciega que critica a
Putin" BBC 15/01/2013
http://www.bbc.co.uk/mundo/video_fotos/2013/01/130115_video_rusia_nina_ciega_carta_putin_ar.shtml
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