Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Me desconcierta
la interpretación que el diario El Mundo
hace del anuncio videográfico de la campaña belga "Newspapers work",
que titula "¿Es efectiva la publicidad en los periódicos?". La
campaña fue encargada por la asociación belga de editores de periódicos a la
agencia publicitaria Duval Guillame. La campaña, según nos cuenta el diario, "pretende
demostrar que la publicidad sí funciona en los periódicos".
Las
imágenes nos muestran a tres ejecutivos que son recogidos por unos coches para
ser trasladados a algún lugar y a los que se les ha dejado periódicos para el
trayecto. Durante su recorrido, junto a su ventanilla, se van dando todo tipo
de situaciones absurdas —un hombre incendiado, un "piel roja" en moto,
un hombre disfrazado conduciendo un descapotable, uno de los chóferes se queda
sin pantalones en una parada...—. La idea es mostrarnos el grado de abstracción
de lo que les rodea que el periódico les provoca a los tres lectores en su ruta
al trabajo.
El
Mundo nos da el nombre de los tres ejecutivos participantes y de sus empresas,
pero olvida decirnos el detalle más significativo: los tres son los candidatos propuestos
al premio a "Personalidad Publicitaria del año" (Advertiser
Personality of Year). El detalle es importante porque se trata de profesionales
del medio a los que se trata de convencer no de la publicidad —algo que ellos
conocen— sino del poder del periódico como elemento de atención.
El caso
es una variante del llamado "gorila invisible", un experimento
conocido y que dio lugar a un exitoso libro escrito por los dos profesores de
psicología, Christopher Chabris y Daniel Simons, que lo llevaron a cabo. El
libro se tituló precisamente "The Invisible Gorilla" y nos muestra en
la mayor parte de las ediciones de todo el mundo una persona que lee un periódico
junto a un gorila (que también lo lee, por cierto). El experimento se pudo ver
en casi todas las cadenas televisivas y nos mostraba a una persona disfrazada
de gorila deambulando por entre personas que se pasaban una pelota. A los
sujetos del experimento se les pide que observen el vídeo en el que esto ocurre
y que cuenten el número de veces que las personas se pasan la pelota. Una parte
significativa de personas, enfrascadas en seguir las evoluciones de la pelota,
no se fijan en el gorila que atraviesa la pantalla.
El
hecho de que estemos concentrados en algo hace que nuestro cerebro ignore
muchas de las señales que recibe del exterior. Nuestra capacidad de atención es
limitada y si se centra en algún aspecto es en detrimento de otros. Nuestro
cerebro procesa solo las partes sobre las que ha fijado su atención, pasando
desapercibidas las otras para la consciencia.
En mayo
de 2010 se celebró ante el Tribunal Superior de Auckland, en Nueva
Zelanda, el juicio contra Christopher Shadrock, acusado de asesinar a Joanne
Wang en 2008. Shadrock le robó el bolso y después atropelló en su huida a la
mujer, quien falleció por la heridas. La defensa de sus abogados se centró en
que en su intento de escapar no "había visto" a la mujer, a la que no
tenía intención de atropellar. Los abogados pasaron el vídeo del "gorila
invisible" durante el juicio para demostrar que, en el estrés de la huida,
la atención del ladrón estaba limitada a su camino de salida. Era ladrón, pero
no asesino. No les funcionó y Shadrock fue condenado.
La
campaña belga no nos muestra la eficacia de la publicidad en la prensa —como se
pregunta El Mundo interesadamente— sino la capacidad de aislarnos del resto del
mundo que tiene la lectura de las noticias. Para aislarse leyendo las noticias
te tienen que "interesar" primero. Lo que demostró el vídeo es que
los tres ejecutivos estaban interesados en la prensa y quizá la rutina aburrida
del trasporte diario. Para abstraerse, primero tenemos que encontrar lectores
interesados en sumergirse en la lectura del diario, algo que es lo que se va
perdiendo frente a otros tipos de prácticas lectoras mucho más erráticas.
Para
que la publicidad en la prensa sea efectiva primero tienen que ser efectivos
los periódicos. Si los tres ejecutivos del anuncio se hubieran aburrido soberanamente
al abrir las páginas, hubieran abandonado su lectura y se habría dedicado a
mirar el recorrido por las calles. No lo hicieron porque encontraron artículos
interesantes, que además de llamar su atención, supieron mantenerla con el
interés de lo que contaban.
Para
que la publicidad en prensa funcione, han de funcionar los periódicos. Por no
entender esto es parte de la crisis de la prensa. Una "visión publicitaria"
de la prensa, centrada exclusivamente en "llamativos" titulares acaba
arruinando a la prensa misma. La publicidad es intensiva porque maneja unos
tiempos, breves, que no son los de la información periodística, que requiere de
la explicación, la exposición y el razonamiento. La idea de que hay que
escribir cada vez más corto en la prensa oculta el anhelo de acabar
pareciéndose a los anuncios. Esta tendencia reductora es nefasta y arruina la
posibilidad del lector que interesado realmente en lo que ocurre en el mundo y
demanda más y mejor información. Creamos el lector superficial entre todos.
El
anuncio tiene también algo de fábula irónica: las personas tan interesadas en
el mundo como para enfrascarse en la lectura intensa de las noticias, dejan de
ver lo que ocurre ante sus narices. La moraleja es que aunque tu vista llegue
lejos, no dejes que tu olfato no te avise de lo que acabas de pisar. Lee los periódicos, pero no dejes de mirar a tu alrededor. Es un consejo de amigo.
*
"¿Es efectiva la publicidad en los periódicos?" El Mundo 15/01/2013
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/15/comunicacion/1358229194.html?a=b277ace3868a34486d1202fad4eb464f&t=1358237227&numero=
**
NewsPapers Work http://www.newspaperswork.be/fr/
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