Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Gracias
a Dios, no tenemos la exclusiva de los bocazas. Podríamos llegar a pensar en
algún momento que sí, pero no. Hay más. En Japón tienen uno. Es el Ministro de Finanzas, un "halcón",
que es como llaman allí a los sectores más radicales.
El Ministro
de Finanzas japonés ha dicho que lo ancianos son una carga para el estado y que
mejor harían en hacerse el harakiri. El tiene setenta y cuatro años, no se
vayan a pensar. Pero la verdad es que está hecho un roble y el tinte le queda
bien. El País le saca en una foto que
parece que le está cantando una saeta al paso de la Virgen, pero no creo que en
Japón hagan esas cosas. De China sí me lo creería, porque quieren tener de
todo, incluida la Semana Santa, aunque fuera por probar. Están ahora con el
aceite de oliva y ya se pusieron con el jamón. El señor de las ideas radicales se
llama Taro Aso y parece que es intocable en Japón porque viene de una familia que
se dedicó a los negocios después de que Japón se abriera a Occidente en 1860,
porque antes eran bastante reacios a que les pisaran las islas, aunque ellos
salían a pisar de vez en cuando. ¡Y vaya si pisaban!
Ha
dicho Taro Aso que en Japón se gasta mucho en mantener ancianos achacosos. El País nos los resume así:
Durante una reunión de expertos sobre la reforma de la seguridad
social, Aso declaró que el sistema médico debe cambiar de manera que “se mueran
pronto” muchos de los pacientes terminales que ahora utilizan “el dinero del
Gobierno” para sus caros tratamientos.
La frase no fue fruto de un exabrupto, sino que el ministro continuó
explicando su tesis a los boquiabiertos expertos. “A esos pacientes se les
mantiene vivos incluso si desean morirse”, afirmó. “Yo no puedo dormir bien si
pienso que estoy utilizando el dinero del Gobierno [para recibir un tratamiento
muy caro]”, añadió.
El impertinente Aso, que ya en 2008 cuando
era primer ministro habló de la murga que daban los “viejos chochos”, ha
perfeccionado su vocabulario y en la reunión de esta semana se refirió a los
enfermos como la “gente del tubo”.*
La
expresión "dinero del gobierno" es muy bonita, porque parece que lo
ponen ellos y que los demás se lo gastan. ¡Pobres ancianos nipones! Lo de
llamarles "gente del tubo" no deja de ser cruel —aunque sea un
avance— y, como se decía antes, a Taro Aso le va a castigar Dios. Recuerdo que en
Alemania me contaron un chiste que decía que después de los setenta años es obligatorio cruzar las calles con el
semáforo en rojo. Siempre pensé que era un chiste, pero ahora, al escuchar
lo del Ministro de Finanzas japonés, tengo mis serias dudas. Seguro que a Taro
Aso le encanta ese chiste. Pero mejor no contárselo por si le da ideas. Se
empieza con bromas y se acaba mal.
Algunos señalan que se ha "interpretado mal" y que se le ha traducido peor, por aquello de que el japonés es una lengua difícil. Cabe la posibilidad de que como señalan algunos esté hablando de la introducir la eutanasia, una muerte digna, pero el hecho de que lo diga el Ministro de Finanzas y no el de Sanidad, ya nos habla de la cuestión y de cómo está planteada. Como disculpa, dicen también que no se refiere solo a los ancianos, sino a los enfermos "terminales", pero no lo arregla mucho. Nadie acusa a Taro Aso de tener manía a los ancianos; se la tiene a todo el que gasta demasiado el "dinero del gobierno". Aso no propone recortar los presupuestos, sino a los "presupuestados". No hay que confundir "eutanasia" y "harakiri", es cierto, pero a los efectos de gasto viene a ser lo mismo: ahorro.
Por muy mal que se le interprete o traduzca, lo cierto es que Aso tiene un historial de "perlas" salidas por esa boca que no tienen desperdicio. Es muy "popular" por ellas y por sus aficiones, por ejemplo, es un aficionado al manga y considera que hay que exportar más por el bien de la economía japonesa y la cultura universal. Eso está bien. Ha expresado también los vínculos entre "confianza" y las pieles blancas y ojos azules, estableciendo la superioridad nipona, según recogió The Guardian ("Japanese are trusted. It would probably be no good to have blue eyes and blond hair. Luckily, we Japanese have yellow faces.")**. Lo mejor es la foto que The Guardian utiliza para ilustrar el artículo en la que se ve a Taro Aso al frente de un grupo de luchadores de Sumo búlgaros (sí, búlgaros), que parece sacada de una película producida por Tarantino. Otro día le da por hacer vídeos promocionales del "sake" frente a las bebidas occidentales. Todas estas cosas hacen de Aso un personaje popular, polémico y criticado, todo a la vez.
Dicen
que en Japón ya están acostumbrados a las barbaridades de su Ministro de
Finanzas, pero donde no acaban de acostumbrase es en Italia a las de Silvio
Berlusconi. Cuando se ve presionado, Berlusconi es una máquina de crear
polémicas diciendo barbaridades. La que ha soltado por esa boquita restaurada
es: "Mussolini hizo muchas cosas buenas, pero lo de las leyes raciales fue
lo peor que hizo".***
La
frase no ha gustado nada, sobre todo porque lo ha dicho en un acto recordatorio
del Día de la Memoria, que es el día dedicado al holocausto judío. Como Berlusconi
es un "hombre en campaña" dice lo que le viene en gana, como ha hecho
siempre. Si hay que alabar a Benito Mussolini, pues se le alaba. Dicen los
expertos en política italiana que es un "guiño" a la extrema derecha,
pero visto desde la política sana es más bien un "tic", una
contracción nerviosa incontrolable que se le produce en situaciones de estrés
electoral.
Berlusconi
ha señalado: «El Gobierno de aquella época, por temor a que la
potencia alemana venciera, prefirió aliarse con la Alemania de Hitler en vez de
enfrentarse a ella, y dentro de esa alianza nos fue impuesta la lucha contra
los judíos.»** Con estas cosas no se sabe muy bien si está hablando del pasado
o del presente. Desde que ha decidido llevarse mal con Alemania en general y con
Merkel en particular —no le ha gustado lo mucho que se ha celebrado por todas
partes su salida de la presidencia del gobierno—, Alemania es la culpable de
todo. Mussolini fue una víctima de Alemania; Italia fue una víctima de
Alemania. Él también.
Históricamente la expresión "la lucha contra
los judíos" es un poco "forzada" porque yo no llamaría
exactamente "lucha" a detenerlos y deportarlos para que fuesen
exterminados en los campos del norte de Europa. "Lucha" me parece
excesivo, sobre todo por desigual. Pero Silvio Berlusconi puede reescribir la
historia de Italia porque forma parte de ella y lo que dice será materia
escolar en el futuro. Quizá debería ver ese monumento de la cinematografía
mundial que es El General de la Rovere (1959),
la extraordinaria película de Roberto Rosellini interpretada magistralmente por
Vittorio de Sica en el papel del corrupto sinvergüenza que se dedica a sacar el
dinero a los angustiados familiares de los italianos deportados a los campos de
exterminio con el compromiso de sobornar a las autoridades alemanas de Génova para
que los liberen. Las palabras de Berlusconi no son solo una ofensa a los miles
de judíos que salieron de Italia camino del exterminio; son también una ofensa
a la Historia y a la inteligencia. Para Berlusconi, ninguna de las dos son
obstáculos importantes en el camino a la presidencia. Titula La Stampa unas fotografías del acto conmemorativo: "Después del elogio a Mussolini, Silvio se queda dormido". Y la verdad es que, así dormido, se nos parece cada vez más al Duce. Dormido es la única forma de que esté callado.
Hay políticos que cada vez que hablan es como si se
te metiera algo en un ojo. Tienen bocas que son como túneles negros de los que puede
salir cualquier cosa, como en los viejos "trenes de la bruja", y
darte un escobazo.
*
"El ministro japonés del haraquiri" El País 26/01/2013
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/01/26/actualidad/1359215970_213614.html
** "Blonds make bad diplomats, says Japanese minister" The Guardian 22/03/2007 http://www.guardian.co.uk/world/2007/mar/22/japan.justinmccurry
** "Blonds make bad diplomats, says Japanese minister" The Guardian 22/03/2007 http://www.guardian.co.uk/world/2007/mar/22/japan.justinmccurry
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