Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
diario ABC nos muestra una historia que ha sido reproducida por todo el mundo;
su origen está en la fotonoticia aparecida en spanish.china.org.cn, que aunque
está entre las actuales, se encuentra archivada en el directorio "fotos2011".
No es la primera vez que este tipo de noticias chinas "curiosas" se
mantienen o reaparecen pasado el tiempo, sobre todo cuando tienen una función
didáctica, como es el caso.
Esta
vez es la historia de la millonaria china, Yu Youzhen*, quien trabaja como barrendera
limpiando tres kilómetros de calle y vaciando los correspondientes contenedores
y papeleras del tramo. La mujer, de cincuenta y tres años trabaja, dice, para
dar ejemplo a sus hijos. Los hijos han tomado nota y trabajan desde hace tiempo
con empleos modestos para ganarse la vida. Su hijo es chófer y gana 2.000
yuanes y su hija 3..000 sin que se especifique su trabajo; ella, por su parte,
gana 1.420 yuanes al mes con su trabajo de barrendera. Mientras tanto, el
dinero crece en el banco chino con las rentas que sus diecisiete edificios le
dejan.
Dicen en la información que Yu Youzhen está acostumbrada a que los
vecinos la insulten al pasar diciéndole que qué hace allí, limpiando, con todo
ese dinero en el banco. Supongo que es solo una pregunta retórica y que no
tienen mucho interés en saberlo. Y Yu Youzhen sigue barriendo impasible
satisfecha de que su hijo gane 2.000 yuanes y trabaje de chófer ganándose la
vida en las calles como ella se la gana en las aceras.
La
misma fuente de noticias chinas, en cambio, nos informa de que Zhai Zhenfeng,
un funcionario de la provincia central de Henan, está siendo investigado
después de que un denunciante señalara que tiene veintinueve viviendas a las
que le saca buen provecho. Al igual que Yu Youzhen, que trabaja humildemente
para dar ejemplo de sencillez, Zhai Zhenfeng da ejemplo a su hija, que posee
también once viviendas, ¡y a su edad!, que no sabemos cuál es pero nos la
imaginamos. También tiene un hijo, con lo que completa la parejita, que eso si
que es un lujo allí.
Nos dice
la misma agencia:
El caso de Zhai se parece al de Cai Bin, un funcionario de
administración urbana en la provincia sureña china de Guangdong, quien fue
destituido de su puesto en octubre pasado después de que mensajes en internet
dijeran que tenía 22 viviendas.
Zhai y Cai están entre un número de funcionarios chinos quienes han
sido el blanco de los internautas del país y luego investigados por
departamentos de control disciplinario.
Otros funcionarios incluyen uno quien fue
descubierto tener por lo menos 11 relojes de pulsera caros y otro cuyo vídeo
sexual con una mujer fue publicado en internet.*
Como
puede apreciarse, China está sacando provecho a su propia Internet, fuente de
denuncias permanentes. Sorprende, como si fuera una relación borgiana, el
extraño listado de casos de corrupción en el que se mezclan las viviendas, los
relojes y los vídeos sexuales. Constituyen, así expresados, una extraña
relación que nos hace preguntarnos si es que se valoran poco las casas o muchos
los relojes y si el vídeo sexual se grabó en una casa sospechosa de haber sido
adquirida de forma corrupta y cuyos practicantes estaban desnudos a excepción
de caros relojes de pulsera en sus muñecas, en cuyo caso todo encajaría.
Empeñado
en mi teoría de que este tipo de noticias siempre tienen función didáctica,
como los refranes, busco la "contra noticia", es decir, aquello que
justifica la aparición de la primera y a la que sirve de contra ejemplo. ¿Por
qué ponderar a la millonaria barrendera y el ejemplo de austeridad (que no
recorte) ante sus hijos? Y lo que encuentro es la siguiente noticia, con el
título "Jóvenes chinos, devotos del lujo", en un lateral de la misma
página. En ella se nos dice:
El mercado de productos de lujo se concentra
fundamentalmente por tanto en la juventud, como lo demuestra un informe de la
Asociación Mundial del Lujo (AML), que señala que la edad promedio de los
consumidores de lujo de China es 15 años inferior a la de Europa y 25 años
menor que la de EE. UU. Pero si el nivel de consumo del país no alcanza todavía
al de los países occidentales, ¿por qué los jóvenes chinos se sienten tan
atraídos por la suntuosidad?
“En los próximos 3 o 5 años, los jóvenes
serán los principales consumidores de artículos de lujo en el país”, comentó
Ouyang Kun, jefe ejecutivo de la Oficina Representativa de China de AML. En la
actualidad, las personas entre 25 y 28 años, cuyos ingresos mensuales rondan
los 10.000 yuanes, representan la mitad del mercado de compradores de objetos
fastuosos del mercado nacional, mientras en Europa y EE. UU. estos clientes se
concentran entre las personas de unos 40 años de clase alta. La edad mínima de
los principales clientes de artículos de valor de China bajó de los 35 años, en
2007, a los 25 años, en 2010.
“Aunque los consumidores más jóvenes están en
China, son sus padres quienes pagan sus caprichos”, comentó Ouyang. En
Occidente, sin embargo, los clientes que adquieren este tipo de bienes son
económicamente independientes y satisfacen sus deseos con recursos propios.**
El
difícil equilibrio que China pretende entre lujo y austeridad es el que existe
entre las dos economías que "conviven" al otro lado de la Gran Muralla. En estos
momento, China (los ricos chinos) es el mayor consumidor de productos de lujo,
aunque vaya a pocas manos. El lujo es la punta del iceberg del dinero; es la
parte visible, la otra está en el banco. La historia de la millonaria
barrendera y de sus hijos virtuosos es el contraejemplo de lo que dicen las
estadísticas que nos muestran en esta noticia. China es oficialmente un país comunista por
cuyas carreteras —por las buenas— circulan el mayor número de Ferraris de todo
el mundo. Este año se cumple el veinte aniversario del primer Ferrari vendido
en China. Tienen ya sus series especiales para China.
Que los
hijos de los millonarios chinos —el país con más millonarios de los gordos y
que más crecen cada año— sean dados al lujo y a su exhibición son síntomas de
los cambios que se han producido y de las paradojas que conllevan. Si todos los
millonarios siguieran el ejemplo austero de Yu Youzhen sería menos evidente el
desajuste, menos anti estético, que diría un cursi. Pero no lo hacen, sino que se dedican a dejar mucho dinero en manos
de sus hijos, porque los hijos de los millonarios suelen ser una galería ambulante
del poderío de sus padres. El escándalo de la muerte del hijo de un dirigente
chino en una orgía móvil en un Ferrari todavía está reciente. Los hijos no
entienden de la discreción; ellos solo gastan.
Cuando
cayeron los países tras el Telón de Acero, los satélites de la Unión Soviética,
sorprendía el descubrimiento en los sótanos de las casas de algunos dirigentes
comunistas de lujosas habitaciones, grifería de oro en los cuartos de baño y
abrigos de visón para andar por casa, ya que en el exterior se lucían prendas
modestas para no provocar las iras de las poblaciones empobrecidas. La pasión por el lujo se satisfacía a escondidas.
Los
improperios que le dedicaban a la barrendera millonaria sus vecinos se pueden ver
desde otra perspectiva. No por vivir modestamente, sin lujos, deja de crecer su
patrimonio. Los que la increpan al pasar puede que sean inquilinos de algunos
de los diecisiete inmuebles de los que es dueña y a los que cobrará sus
alquileres con la misma eficacia con la que barre las calles y recoge las
basuras de los contenedores.
Puede que Yu Youzhen sea un ejemplo para sus hijos, pero me temo que la cuestión es si lo es para los hijos de los millonarios restantes. Una cosa es que ella dé ejemplo y otra muy distinta que den ejemplo con ella. Por otro lado, el
problema no es si da ejemplo como barrendera; la cuestión es qué ejemplo da sobre
cómo llegar a millonaria. Uno no se hace rico con una escoba.
*
"Millonaria china barre las calles para servir de ejemplo a sus
hijos" Spanish.china.org.cn 4/01/2013
http://spanish.china.org.cn/photos/txt/2013-01/04/content_27578710.htm
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