jueves, 17 de enero de 2013

La pasión curiosa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Marie Curie
Hermosa e interesante la entrevista que publica el diario El Mundo con Pierre Joliot-Curie, el nieto de Pierre Curie y Marie Sklodowska, que ha venido a España a la clausura del "año Curie". La entrevista contiene las reflexiones sensatas —e infrecuentes, por ello— sobre lo que debería ser la Ciencia para las personas, tanto para las que se acabarán dedicando a la investigación profesionalmente como para las que simplemente adquieren un conocimiento para comprender lo que tienen al alcance de su mano.
La Ciencia no es más que la sistematización de la curiosidad humana, un mecanismo de atracción hacia las preguntas que se nos suscitan cuando no entendemos algo. No es privativo de lo que hoy llamamos "Ciencia", sino de cualquier situación en la que nos preguntemos, incluido el Arte, que incomprensiblemente se pone en el extremo contrario. También los artistas buscan respuestas a preguntas en sus recorridos vitales. Ya sea sobre lo que nos rodea o sobre lo que encontramos en nosotros, somos auténticamente humanos en nuestra capacidad de preguntarnos. El robot que hoy perfora Marte se llama "Curiosity". No sé si es la curiosidad lo que "mató al gato", pero sí sé que es lo que le estimuló durante toda su vida.


Si el otro día hablábamos del papel del "placer" en la continuidad de las especies, el estímulo para la procreación, también existe un "placer intelectual" en la satisfacción de las preguntas. Ese placer es el estímulo que la mente inquieta encuentra en comprender el funcionamiento del mundo, desde las partículas elementales a la formación de la galaxias, del origen de la vida a sus formas más complejas. Sin embargo, ese placer desaparece envuelto en un especie de "seriedad" que elimina su dimensión de juego.
Señala Pierre Joliot-Curie:

[...] tanto mis padres como mi abuela Marie Curie transmitieron la sensación constante de que la ciencia era como un juego de niños y que está íntimamente relacionada con el trabajo artístico y creativo. Mi madre siempre solía decir que lo importante no es la cantidad de esfuerzo que haces, sino la calidad del trabajo que hacer. Eso es precisamente lo contrario de la visión actual de la ciencia, donde hay una presión enorme sobre los jóvenes científicos para que publiquen más y más investigaciones. Mis padres decían que si no tienes nada nuevo que aportar, es mejor que no publiques nada. La mayoría de las investigaciones que se publican en la actualidad son sólo confirmaciones de algo que ya se sabía. La presión actual es para publicar de forma cuantitativa y no cualitativa, justo lo contrario de lo que yo aprendí en mi casa.*

Irène Joliot-Curie
La conversión del "placer" en "trabajo" se traduce en unas rutinas que pueden ser "rentables" para el sistema, pero muchas veces nefastas para los sujetos que las practican. Esa intimidad entre el "juego infantil" y el "arte", señalada con acierto por Joliot-Curie, es la esencia del pensamiento verdaderamente científico y creativo, que se ve pervertido por un frustrante mecanismo de supresión de ese espíritu placentero.
La entrevista nos muestra el empeño mundano en pensar las cualidades investigadoras como algo "genético", transmitido por unos abuelos premiados ambos con el Nobel —su padre en Física, en 1903, y en el caso de Marie, dos veces, en Física y en Química, en 1903 y 1910— y de su madre, Irène Joliot-Curie, que fue también Nobel de Química en 1935. Sin embargo, frente a la lógica de los genes, el entrevistado defiende la normalidad de sus trabajos, fruto del entorno estimulante que sus familias supieron mantener para ellos:

No hay ninguna clave especial. Sí hay aspectos clave, pero no es algo exclusivo de mi familia. Es algo que comparten casi todos los grandes científicos: un elevado grado de libertad, no demasiada presión, la posibilidad de adaptarse inmediatamente a nuevas situaciones cuando se hace un experimento y no estar cerrado en un programa determinado que impida pensar de forma libre. Pero se debe a un entorno sociológico, no genético.


Lo que supieron hacer los Curie en sus distintas generaciones fue establecer un entorno sin presiones para que se pudieran manifestar las vocaciones primero —a nadie se le dirigió hacia las ciencias— y después mantener el mismo clima de libertad creativa que desea un artista para poder indagar, experimentar sin miedo o presión. No es lo que solemos encontrar, como señala el propio Pierre Joliot-Curie, sino más bien lo contrario.

Solo en un entorno que permite el vínculo creativo —esto no es exclusivo de la Ciencia— con el propio trabajo es posible experimentar ese placer infantil, esa satisfacción interior que nos compromete en la busca de lo nuevo. La elección vocacional del campo de trabajo en el que se van a desarrollar nuestras actividades es esencial para que ese deseo creativo se manifieste. Cuando sale algún ministro diciendo el número de profesionales que una sociedad "se puede permitir" está dando por buena una relación maquinal con los trabajos y profesiones, ignorando el deseo de las personas de seguir caminos en su vida que le traigan la satisfacción que justifique su día a día. Se da por hecho que nuestra vida no nos pertenece, tremendo error, que solo causa frustración y descontento. Ya no queremos un "mundo feliz"; queremos un "mundo rentable".
Pierre Joliot-Curie nos muestra la importancia de poder desarrollarse en entornos lo suficientemente libres como para que esa satisfacción se produzca y la importancia del apoyo y respeto familiar:

Creo que mis padres tampoco se hubieran decepcionado si nosotros no nos hubiésemos dedicado a la ciencia. Yo creo que la imagen que nos transmitieron de la ciencia nos sedujo. Lo que sí les hubiese decepcionado es que hubiéramos elegido un oficio que no hubiésemos desarrollado con pasión.*

El secreto de la felicidad, aunque la palabra nos parezca excesiva porque hemos renunciado a ella, radica en esa capacidad de apasionarse con lo que hagamos en cualquier campo. La expresión "disfrutar como un niño" nos parece alejada de nuestro mundo adulto. Sin embargo, mucho de la felicidad está en no darla por perdida.


Mientras al término de la clase, hace un par de días, recogía de la mesa del aula los folios sueltos que los alumnos me habían ido dejando al salir con sus reflexiones sobre temas de nuestra asignatura, me saltó a la vista —como por un resorte— una frase. Venía a decir aquella alumna que el secreto del trabajo es elegir una profesión de la que no te gustaría nunca jubilarte. Creo que es una gran verdad y espero y deseo que pueda cumplirla.

* Entrevista Pierre Joliot-Curie. "'Veo con preocupación la situación de la ciencia a consecuencia de la crisis' " El Mundo 17/01/2013   http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/16/ciencia/1358363100.html




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