martes, 29 de enero de 2013

El crédito y el sentido común ampliado

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Están muy preocupados los dirigentes europeos por la tasa de desempleo en España, especialmente por el nivel de paro juvenil. Hacen bien en estarlo y ya era hora, aunque no sé si servirá de mucho. Los que han venido a la reunión del 40 aniversario de la Confederación Sindical Europea repiten el mismo mensaje: el paro es un problema español. ¡Noticias frescas! Ya solo los datos españoles les estropean las cifras a ellos, al resto de los europeos.
Comienzan a criticar a la Banca que su rescate no se traduzca en empleo mediante la activación del crédito a aquellos que pueden crearlo. El diario El País nos informa de los señalado por el Comisario europeo Rehn:

Rehn destacó ante los periodistas: “Para el crecimiento de la economía española es esencial el acceso de las pymes a la financiación, sobre todo las exportadoras, que son las que están creciendo. Pero el cuello de botella de España es que el crédito es excesivamente restrictivo y a un precio elevado, lo que hace que sea de escasa disponibilidad”. El comisario de Bruselas reclamó reformas para “complementar” esta situación.
“No se ayuda al sistema financiero para rescatar a los banqueros sino para impulsar el crédito”, repitió en varias ocasiones durante su comparecencia en el Ministerio de Economía, donde compareció junto con Luis de Guindos. Éste coincidió en que el gran objetivo de la reforma bancaria es “la disponibilidad de crédito. No para el sector promotor y constructor, sino para otros que tienen niveles bajos de crédito, como pymes y familias”.


La sospecha de que la Banca se esté saneando "egoístamente" es cada vez más visible. En diciembre recogíamos las declaraciones del presidente del Banco Popular, Ángel Ron, tituladas por el diario El Mundo de forma clara: "No habrá crédito si no mejora la economía" [ver entrada]. Las cuestiones claves pasan a ser entonces: a) quién decide que la "economía va bien"; b) para qué te ayudan; y c) cómo puedo ir yo bien si los demás van mal.
Son esas tres cuestiones las que están encima de la mesa. Podríamos también sacar la consecuencia de que existen instituciones que ayudan para intentar sacar un bien general y otras que reciben para su propio y exclusivo provecho. Lo escandaloso del argumento de Ángel Ron es que la economía no puede ir bien sin crédito y que se les está ayudando para que lo den, cosa que no hacen. Hemos desarrollado un concepto egoísta y particular de la economía, pero su funcionamiento es siempre sistémico y global. Tiene razón Rehn cuando dice que “No se ayuda al sistema financiero para rescatar a los banqueros sino para impulsar el crédito”. Pero eso es algo que no les importa a los banqueros, según parece.


Nuestro problema más grave es el desempleo que es un síntoma de una serie de fallos encadenados a los que no se ha puesto remedio en décadas. Quizá se creían sinceramente que el mercado tiene esa capacidad de autorregulación que los teóricos le dan. El concepto mismo de mercado se ha modificado como fruto de las transformaciones acumuladas que lo definen actualmente. Lo primero de lo que se han dado cuenta aquellos que quieren verlo es de la necesidad de relocalizar la producción para la creación de empleo. Sin empleo, los estados aumentan su nivel de gasto y disminuyen el de ingresos. Incapaces de frenar las deslocalización de fábricas y las salidas de capital, que buscan mayores rentabilidades en otros lugares gracias a la facilidad que se les concede para esto, el desempleo crece y el empleo se deteriora. La única forma de sobrevivir que queda ante esta situación es la bajada del nivel del gasto del estado —recortes económicos y de prestaciones sociales— y ofrecer unas condiciones ínfimas para los asalariados y beneficiosas para los empleadores para que regrese la inversión y se vuelva a crear empleo. Esto es lo que estamos viendo todos los días.
En un escrito titulado significativamente "Es la hora de la relocalización industrial", Juan Canals, Presidente de la Agrupación Española del Género de Punto, señalaba:

¿Qué deberíamos hacer con los excesos cometido en los procesos de deslocalización y  outsourcing? Relocalizar dichas producciones de nuevo en nuestro país, para lo cual se debería facilitar el retorno [de] dichas actividades a España, lo que requiere disponer de una nueva y proactiva Política Industrial por parte de las Administraciones Central y Autonómicas.
Se requiere, si no queremos perder la posibilidad de recapitalizar nuestro exhausto tejido industrial, facilitar las nuevas implantaciones industriales y la dotación de suelo para ello y fomentar de forma incansable la formación y aprendizaje en todos sus niveles. Por supuesto que la actividad industrial debe de ser revalorizada en nuestra Sociedad, como instrumento efectivo para generar riqueza y empleo.**


Esto es de sentido común. El "sentido común" exclusivamente aplicado al beneficio no resuelve todos los problemas. El "sentido común ampliado", más político, requiere incluir en él el alcance social de las medidas, integrar intereses, no defender solo los de unos. Durante dos décadas se han discutido sobre las "ayudas a los parados" y no sobre las causas del paro. Ese es el gran error que la política española ha cometido. Indagar en las causas implicaba actuar contra el mito de mercado —y contra quienes se beneficiaban de él—, contra el "integrismo de mercado" que no tiene fundamento social ninguno y que se basa en la mera rentabilidad económica y desatiende los efectos sociales, con los que carga un estado cada vez más debilitado. El resultado ha sido ese escandaloso nivel de desempleo, el raquitismo industrial y la presencia de los grandes bancos como entidades rectoras del país, dirigiendo con el crédito hacia las burbujas. Es a ellos a quienes benefició la burbuja inmobiliaria y quienes se beneficiaron de la burbuja financiera. Sus excesos los pagamos ahora todos.
La industria, entre el océano de las microempresas y el autoempleo, se ha reducido y es la que determina realmente el nivel de un país, la que puede exportar. Es el verdadero motor de la investigación y del empleo. Necesitamos grandes industrias. Nuestros científicos e ingenieros se van no solo porque no haya fondos (que cada vez hay menos), sino porque no hay industria suficiente para la que investigar. Fondos sin industria, investigación sin plasmar los resultados en la economía, es un mero encubrimiento de la pérdida de tejido social industrial al que transferir los resultados.
La baja calidad del empleo acaba llevando a la disminución del empleo, cada vez peor pagado y precario, y esto al hundimiento del consumo interno y a la morosidad. Un ciclo del que es difícil escapar. Solo un aumento de la producción y el empleo lo puede romper. Y el crédito es esencial; para eso se ha recapitalizado a la banca. Ollie Reh habla de "cuello de botella" del crédito. Y es cierto.
A la misma conferencia que vino el comisario Rehn, ha venido otras autoridades europeas. El diario El Mundo informa:

El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha asegurado que es una "vergüenza" y "totalmente inaceptable" que en países europeos, como España, la tasa de paro juvenil supere el 50% y ante este situación ha demandado más presencia de los sindicatos en la Unión Europea.
Asimismo, Schulz ha denunciado que las políticas de recortes no han sido sino "un trasvase" de recursos de los ciudadanos a los bancos.
Durante la conferencia de alto nivel para conmemorar el 40 aniversario de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), Schulz ha indicado que las cifras de paro hacen que su reducción deba ser el "primer objetivo" de las políticas comunitarias.***


Los efectos sociales del paro van más allá de las cifras escandalosas, "vergonzosas", en palabras de Martin Schulz. Aquí se habla de pérdida de una generación como del que no encuentra las llaves al salir de casa. Por eso es escandalosa la actitud de la Banca, cuyos problemas son de todos, pero para la que los demás no suponemos un problema. Esta "ley del embudo", este recibir y no dar, está falta de compromiso con la sociedad en la que se instala y de la que se aprovecha es escandalosa.
Es lo que han venido a decirle las autoridades europeas. Están recibiendo pero no están dando. Lo reciben para reactivar la economía, no para tener más ganancias. Pero están muy mal acostumbrados. Según ellos, solo "darán" cuando la economía vaya bien. ¿La de quién?
Todos los que han venido a la Conferencia señalan la responsabilidad (y la irresponsabilidad) de la Banca tras el rescate. Si el crédito no fluye para la creación de empresas, estaremos a expensas de esos inversores buitres que esperan a que la situación se deteriore más para conseguir mayores beneficios, sin ningún compromiso social con el país en el que se encuentran. Estaremos vendidos a los casinos y mafias, a los blanqueadores de dinero. Nos veremos convertidos en un gigantesco Lloret, aceptando el peor inversor y los peores clientes.

* "Rehn: “El cuello de botella de España es el crédito caro y escaso”" El País 28/01/2013 http://economia.elpais.com/economia/2013/01/28/actualidad/1359395170_763761.html
 ** Juan Canals: "Es la hora de la relocalización industrial" ASINTEC http://www.asintec.org/cambios/c10.pdf
*** "El presidente del Parlamento Europeo: los recortes se han hecho para ayudar a la banca" El Mundo / Europa Press 28/01/2013 http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/28/economia/1359377336.html






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