sábado, 17 de julio de 2021

Inmunidad de rebaño, reinfecciones y verano

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)




Fallaron los cálculos y lo que iba a ser un verano de recogida de deseos insatisfechos cuyos efectos se verían, como el año anterior, desde septiembre, está siendo un verano encogido porque lo que antes se producía a lo largo de todo el periodo vacacional, se ha producido en poco más de una semana. La alegría impostada del presidente Sánchez, anunciando como un gran logro el final del uso de las mascarillas en exteriores y demás relajación de la medidas, se ha congelado en de una manera brusca y desbordante ante una realidad que ha respondido de una forma diferente a la pensada.  Transmitir mensajes positivos puede estar muy bien para la comunicación política, pero aquí se trata de otra cosa, de una realidad irreductible en la que el mensaje social ha fallado. Menos de un mes después estamos viendo las consecuencias. No es responsabilidad solamente suya, pero sí la mayor como es lógico por ser el responsable último. El peloteo de unos a otros no ha servido de mucho.




Los políticos hacen anuncios con ganas de transmitir confianza en una ilusoria seguridad de que todo está controlado. Los especialistas, por su parte, cambian el discurso según las circunstancias. Hemos pasado, por ejemplo, de decir que se alcanzaría la "inmunidad de rebaño" con el 70% vacunado a, vistas las circunstancias, elevarlo al 90%. En RTVE.es se nos explica sobre este aumento en la previsión:

 

Ahora, epidemiólogos y vacunólogos piensan que la situación ha cambiado y que ese 70% no debe ser un número cerrado. Con un aumento de contagios y de variantes, la cobertura de vacunación para conseguir la inmunidad de grupo tendrá que ser superior: en torno al 94%, según una fórmula matemática. "La combinación de una pérdida efectiva de la vacuna y un aumento de la capacidad de transmisión hace que la inmunidad de rebaño que necesitamos sea muy superior", ha indicado el epidemiólogo Nacho de Blas. 

Y es que las evidencias científicas recabadas hasta ahora apuntan a que la variante Delta sería probablemente más transmisible que la variante Alfa, con origen en Reino Unido. Además, la eficacia de las vacunas se reduciría de forma "ligera" cuando se tiene la pauta completa, pero más acusada si solo se tiene una dosis, según ha recalcado el Ministerio de Sanidad.*

 


Llamar "inmunidad de rebaño" a la vacunación del 94% es técnicamente dudoso, ya que implica la casi totalidad de la población, es decir, que no hay cifra para estar a salvo, sino que estás vacunado o no lo estás. Ese 6% restante pueden ser simplemente personas que tengan sus propias defensas por su propia genética. Quizá dentro de un par de semanas, la fórmula matemática que nos lo determina nos diga que es el 96%, después que el 98% y así sucesivamente hasta que los datos comiencen a señalar que se siguen produciendo casos con el 100% de vacunados, es decir, un reinicio porque las vacunas dejen de ser eficaces.

El hecho determinante, por lo que estamos viendo, es la reinfección. Es decir, que las vacunas que nos estamos poniendo solo valgan para cierto tipo de variantes, probabilidad que aumenta conforme aparecen nuevas variaciones del coronavirus producidas por las mutaciones adaptadas, las resistentes a nuestras defensas, algo que está ocurriendo con más frecuencia de lo previsto.

El hecho de la reinfección tienen efectos diferentes en dos niveles: el epidemiológico y el psicológico, que puede llevar a un fatalismo que complique más las cosas. La lucha en este momento es para que los jóvenes y no jóvenes entiendan que estar vacunados no significa no contagiarse, sino dar elementos al organismo para que resista mejor.

Es un gran problema social el tratar de llegar, después de todo este tiempo, a las partes de la población, a los sectores de la economía, etc. con mensajes que no sean de "positividad" sino de responsabilidad. Durante este tiempo, los mensajes han sido de "horizonte" futuro, transmitiendo el mensaje de las etapas siguientes en las que todo mejoraría ya fuera por la próxima obtención de una vacuna, la mejora de los datos, etc. Todo esto no ha funcionado realmente.



Tenemos sectores de la población que no están dispuestos a asumir el problema tanto en su vertiente sanitaria como económica. El drama del sector turístico por el hundimiento en diez días de todas sus expectativas de recuperación en verano es enorme. Todo está metido en un círculo vicioso en el que dar confianza en la mejora solo sirve para hacer empeorar la situación real del problema. Cuando digo que todo irá bien, todo empieza a salir mal. Los mensajes optimistas del presidente solo han servido para acelerar el problema, dado que mucha gente los ha malentendido como una victoria sobre el coronavirus.  El temor político a ser responsables ante los agentes sociales, ante los sectores económicos, etc. ha sido determinante de este fallo.

Con la reinfección creciente, los mensajes sobre la vacunación se hacen más complejos y requieren de una nueva didáctica mejor que la anterior, una retórica de la responsabilidad con otro tono. Los nuevos casos pueden ayudar en esto. Antena3 nos da información sobre el nuevo contagio, con las dos dosis puestas, del popular presentador de televisión, Risto Mejide y la extensión del contagio a su entorno familiar:

 

El positivo de Mejide estando vacunado ha creado conmoción entre sus seguidores, que le han mandado mensajes de apoyo y consuelo para él y para su familia. Además, muchos han corroborado el mensaje de Risto, alegando que es bueno visibilizar que la vacuna no hace invencibles, pues, ya hay casos de hospitalización en España de pacientes ya vacunados con la pauta vacunal completa que se han contagiado de coronavirus**

 


Si resulta que la esperanza de la "inmunidad" se establece en un 94%, como hemos visto, significa que solo con los que no se quieren vacunar (que no son pocos y abren otro debate, no solo aquí) no la alcanzaremos nunca, máxime si las reinfecciones se producen por la expansión de las nuevas variantes, que se introducen desde nuestros visitantes y de nuestros regresos de los viajes de placer, estudios o profesionales.

Las noticias han variado porque el interés ha dejado de estar en las ilusiones y se ha trasladado a los efectos. La explicación de esto es sencilla: los vacunados quieren saber sus riesgos. Muchos se han vacunado pensando que con eso les cambiaba la vida, pero ahora el panorama cambia. Estar vacunado es "solo" una parte (importante) del proceso del día a día.

Esto se puede traducir en posibilidad, como se habla, de terceras dosis en ciertas marcas, de combinar tipos de vacuna, etc. Empezamos a entender que la vacuna, en general, lo que hace es reducir los efectos del contagio, evitando que entremos en urgencias y en las UCI, pero no en la atención primaria, sobre la que se ha desviado todo el peso.

La presión que tienen ahora ha llevado a que muchas personas en el sector estallen. Nervios, agotamiento físico y psicológico, bajas del personal, cancelación de vacaciones, etc. están llevando a los sanitarios hasta extremos que solo la incompetencia política es capaz de ignorar. La necesidad de más personal es un hecho, pero las políticas de contratación son insensibles a pandemias o sacrificios, por lo que parece.



Es realmente vergonzoso que no se haya avanzado en este terreno. La causa es, obviamente, que se creen sus propios mensajes políticos de provisionalidad de la pandemia, de fin a la vista. En algún momento se acabará y habrá que volver a recortar plantillas, piensan. Esto es inaceptable y es necesario el refuerzo de la asistencia primaria y del sistema sanitario en su conjunto, cuyas quejas se acumulan por años. Todos podemos entender el enorme gasto que se produce en un momento, además, de recortes de ingresos generalizados por la reducción del gasto. Subir impuestos no es popular en tiempos de crisis, pero alguna solución es necesaria a esta situación.

La inversión en Sanidad y en Ciencia es esencial; son dos campos complementarios. Lo que invirtamos en prevención, en sistemas de respuesta rápida, en previsión de posibles escenarios, etc. es una forma de evitar la intensidad de esta terrible situación, apenas imaginable hace poco más de un año y medio.

Tenemos que invertir en educación ciudadana, de las escuelas a las instituciones públicas. Parece que solo el cambio climático tiene categoría de problema, pero es más que posible que está situación pandémica esté también conectada con el propio cambio climático en la medida que la reducción de los hábitats ha cambiado nuestras relaciones con el mundo animal, incluidos virus y bacterias. Muchos especialistas están de acuerdo con esto. Los enormes cambios producidos simplemente por estar unos meses sin hacer algo nos deberían ayudar a comprender los efectos profundos de lo que llevamos décadas haciendo sin preocuparnos por sus consecuencias negativas

Los negacionistas del cambio climático —mientras asistimos a olas de calor en Canadá o Rusia, a los incendios masivos en el sur de los Estados Unidos, a la destrucción causada por lluvias y riadas en Alemania, Holanda y Bélgica, ahora camino del este de Europa, junto a otros fenómenos, como nuestras olas de frío en enero, etc.— se juntaban a los de los virus y vacunas, abonándose a hipótesis cada vez más incoherente, más conspirativas, intentando buscar responsables de aquello que lo somos todos.



El sector Educativo es esencial para el futuro. No es casual que sean niñas, como Greta y Malala, las que hayan despertado las conciencias de muchos males, del cambio climático a los techos a las mujeres. Es ahí donde se hace más campaña de los futuros problemas. Pese a la resistencia de grupos que quieren transferir su propia ignorancia y prejuicio a sus hijos, hay que insistir en la necesidad de ser conscientes de las medidas necesarias para evitar que las futuras pandemias paralicen nuestras vidas y hundan los sectores económicos más dependientes. Si España no se da cuenta de nuestra debilidad estructural ante el mundo que tenemos por delante, peor para nosotros. Hay que aprovechar para ir traspasando los sectores dependientes a otros caminos con vías de futuro. El modelo sol-turístico deja de tener sentido en este mundo de inundaciones, huracanes, incendios y demás desastres.

¿Hemos calculado por encima lo que le va a costar a Alemania, Bélgica, Holanda... —países que envían turistas cada año— recuperarse de estos destrozos ocurridos en apenas una horas? ¿Cuánto le va a costar a los alemanes, belgas y holandeses volver a levantar sus casas, negocios, etc.?



Lo dijimos hace mucho tiempo, mucho antes de la pandemia: para que el modelo español funcione hace falta que a los demás les vaya entre bien y muy bien. Vendemos descanso y fiesta. El mundo no está para mucha y nosotros tampoco, con los índices disparados porque tenemos que cubrir los huecos y porque curiosamente el único negocio al alza es el del "botellón", en playa o en secano. Todo pueblo aspira a atraer el turismo como solución a sus problemas sin darse cuenta que esto tiene un límite, que la movilidad puede verse recortada y que los demás países apuestan por retener a sus ciudadanos mediante ofertas interiores que eviten que el dinero se vaya fuera y que el virus le vaya a casa.

Hay que cambiar el modelo y para hacerlo hay que cambiar primero las mentalidades. Es la única forma de vencer a los intereses creados, dentro y fuera, que se empeñan en mantenernos en el "soleado sur". Hay que tener un proyecto diferente de país y menos discusión absurda e inacabable. Quizá nuestros problemas, al margen de la pandemia, comienzan ahí.




 * "La variante Delta aleja la inmunidad de grupo y habrá que vacunar a más del 90 % de la población, según los expertos" RTVE.es 16/07/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210716/coronavirus-variante-delta-inmunidad-grupo/2131661.shtml

** "Risto Mejide da positivo en coronavirus habiendo recibido las dos dosis de la vacuna" Antena3 16/07/2021 https://www.antena3.com/noticias/virales/risto-mejide-positivo-coronavirus-habiendo-recibido-dos-dosis-vacuna_2021071660f1c1d404153e0001af02b0.html

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