jueves, 29 de julio de 2021

El gran servicio de Simone Biles, rehumanizar el deporte

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Los apoyos cosechados por Simone Biles tras su retirada de la competición han sido muchos. Lo que comenzó con Naomi Osaka y ahora aparece frontalmente con la gimnasta más laureada de los historia nos muestra que han tocado un punto necesario. Comienzan a salir en la prensa los casos anteriores con los que no solo no hubo apoyos sino que convirtieron en un infierno la vida de los deportistas.

La CNN retoma la historia y realiza entrevista a Paula Radcliffe, la corredora británica de maratón, que se retiró en plena carrera, en 2004 —en las Olimpiadas de Atenas por  una mezcla de factores físicos y psíquicos:

 

 She was no longer the medal hopeful. Instead, she was called a "quitter" and accused of letting her country down -- just as Simone Biles has been this week after withdrawing from individual all-around competition at the Tokyo Olympics on Tuesday. *

 


El aspecto metafórico del deporte, el lugar que ocupa en la mente de muchos como un elemento de poder, de fuerza, beligerante, de humillación, etc. hace que se reinterprete en términos de "heroísmo" y "traición". "Fallar", "retirarse", "decepcionar", etc. son términos que se manejan en los medios habitualmente. Nos hemos acostumbrado demasiado a ese tono "pseudo épico" mediante el que se canaliza la violencia social y personal. El deporte visto (es diferente al deporte practicado) sirve como forma de descarga de lo reprimido, esencialmente, la agresividad acumulada. Tenemos ejemplos todos los días en deportes en los que se fomenta la rivalidad ya sea local o internacional. El lenguaje usado tienen connotaciones bélicas que se fomentan ya sea para resaltar aspectos nacionales. Ahora que se ha puesto de moda ponerle "nombres de guerra" a las selecciones nacionales de los distintos deportes (la "guerreras", los "hispanos", etc.) esto contribuye a estimular los mecanismos de identificación.


Es fácil que se traspase el umbral de lo real para entrar en un mundo de vivencias peligroso en donde el fanatismo está presente y aumentan sus niveles. Cuando no se distinguen los límites y se vive una experiencia en términos de otra, el sistema comienza a fallar o a producir resultados no deseados. Es entonces cuando nos damos cuenta del "monstruo" creado.

Anoche en el programa de Don Lemon, el periodista de la CNN, se ocupaban de las mofas del canal Fox News (al que se calificaba como "right wing") sobre la gimnasta Simone Biles. La actitud era de precisamente la de la "floja", la "traidora" al país, "responsable" de la pérdida de la medalla que ha ido a otro país, etc.

El caso me trajo a la memoria unas palabras del lingüista George Lakoff en una de sus obras dedicadas a las diferencias del lenguaje entre demócratas y republicanos, señalando que viven en dos mundos diferentes, regidos por valores dispares. Lakoff contaba en esas primera páginas cómo había preguntado a un colega y amigo en dónde pensaba él que residía la diferencia entre ambos grupos. El amigo le puso un ejemplo: cuando en una familia se escucha llorar a un bebé en la noche, hay dos respuestas, la de levantarse y cogerlo hasta que se vuelva a dormir, por un lado, mientras que por otro la respuesta es "deja que llore, tiene que aprender". Le he dado vueltas a esa metáfora tan cotidiana y lo visto estos años, especialmente en los Estados Unidos de Trump, me hace ver que tiene mucho de verdad.



Las críticas de la derecha informativa a Simone Biles han ido en ese sentido: eres una blanda, no mereces respeto. Tu mente ha llorado y te has levantado a consolarla, podríamos decir.

La dureza y la burla forman parte de esa forma de ver el mundo en donde la debilidad no se perdona, ya sea moral, física o mental. Trump manejaba de continuo el insulto "perdedores". Todo el que no obtenía la victoria estaba incluido en la categoría.

Respecto a lo que ocurrió con Paula Radcliffe, se nos describe la reacción de la prensa en 2004, cuando se retiró de la maratón:

 

The British press hounded Radcliffe relentlessly in the aftermath of the Athens Olympics, scrutinizing her every move. Reporters were hiding in bushes to watch her train and tried to trick her doctor into disclosing her private medical records. It got so bad that she and her husband and coach Gary Lough eventually left the country and went to Arizona to focus on training.*

 


La prensa británica es famosa por lo que es. En 2004, como ocurre hoy, se puede descuartizar a alguien en cualquiera de esos periódicos convertidos en paradigma del sensacionalismo, que es una forma de desconexión de la ética en beneficio exclusivo de la rentabilidad, alimentando lo peor en los lectores, convirtiendo todo en morbo.

Que Paula Radcliffe tuviera que abandonar su hogar en Gran Bretaña para poder refugiarse en Arizona es bastante revelador de la situación destructiva a la que la prensa podía llevarte.

Pero en estos tiempos la situación ha cambiado a peor:

 

For Biles and her generation of elite athletes, however, escaping is nearly impossible because of social media.

"It can be so cruel and so heartless and harmful and particularly in this current situation where the athletes are kind of in a bubble, removed from the real world ... then they start to think those comments are real and they hurt a lot more than if you were protected by all of your family and friends around you," Radcliffe said, referring to an Olympics held during the Covid-19 pandemic.

She also suggested that tougher regulations on social media should be put into place. "You couldn't print something in a newspaper or online that people get away with putting there and yet the people that it hurts still see it."

Several high-profile Olympians have spoken up about deleting their social media apps and accounts. Australian swimmer Ariarne Titmus, who has won two Olympic gold medals, said she has deleted every social media app on her phone to avoid "external pressure." And Dutch cyclist Annemiek van Vleuten said she went off social media to preserve her mental state after her heartbreaking silver medal in the road race on Sunday.*

 

Si lo ocurrido con Radcliffe, Osaka y Biles (más todos los que lo han sufrido en silencio) sirve para que se comprenda las dimensiones que está alcanzando esta forma de juicio permanente sobre las personas que suponen las redes, una presión continua de enorme crueldad, insaciable, algo habremos ganado. Pero dudo mucho que pueda.



Creo que podríamos empezar a acuñar el término "chusma digital" para este tipo de fenómeno de las redes a través del cual la gente saca lo peor de sí mismo o, más simplemente, donde las malas personas explotan el anonimato para insultar, acosar, agredir.

Lo ocurrido nos demuestra que los que piensan ser reyes o héroes porque son alabados, aplaudidos, impulsados en una dirección, descubren un día que son realmente esclavos pues carecen de libertad para decidir y son derribados cuando no satisfacen las expectativas.

No debe dejar de reseñarse que la mayor parte de los casos sacados a la luz, junto con los dos últimos —Osaka y Biles—, han sido protagonizado por mujeres. ¿Esta forma de posesión se ve incentivada por ser mujeres; es una forma más de violencia patriarcal que queda en evidencia a las primeras de cambio? ¿Se vuelcan más contra las mujeres cuando se retiran o no cumplen los objetivos deseados desde el exterior?

Vemos que en esto se entremezclan muchas cosas, desde la perspectiva política hasta el machismo. Pero lo fenómenos reales son así, se entremezclan los motivos y no todo el mundo actúa de la misma forma. Lo peligroso es que ahora muchos tienen una poderosa y destructiva herramienta en el anonimato de las redes sociales y en los medios que las utilizan para interactuar con ellas en alguna dirección o con alguna intención.



Considerar a Simone Biles una "traidora" y una "floja" es un auténtico despropósito. Estamos haciendo una sociedad cada vez más egoísta e indiferente al dolor, con una jerarquía de valores anómala y poco humanitaria. Trasladamos las frustraciones y su consiguiente ira hacia esas personas que constituyen la escena pública.

Hay que dejar de usar en los medios términos como "decepción", "derrota", "humillación", "aspirar", "esperanzas", etc. porque crean en las audiencias unas expectativas que se vuelven contra los deportistas, personas a las que, en muchos campos, se les pide que renuncien casi a todo para que obtengan ese rendimiento que se les pide o exige. 

Es una prueba más de esa deshumanización de la que hablábamos ayer y que crece. Las vidas vacías reclaman ídolos a los que no les perdonan la frustración que les puedan causar. No es casual que sea la misma cadena trumpista, la que pedía "¡Hacer una América más grande!" se revuelva contra la persona a la que todo el mundo admira menos los que se sienten "traicionados", los que dejan a los Estados Unidos en peor lugar. No sé si Trump se ha manifestado al respecto, pero no es demasiado especular sobre lo pueda decir al respecto. Sus apoyos habituales lo están haciendo ya.


Lo más positivo es que la reacción de apoyo a una persona que ha dado toda su vida por la gimnasia y ha cosechado grandes triunfos para el medallero de su país, ha sido defendida por mucha gente.

No es cuestión de ídolos; es cuestión de humanidad, de comprender que las personas tienen una vida más allá del deporte, un cuerpo y una mente humanos. También unos valores. Es lo que ha hecho Simone Biles en su mejor victoria, la de vencer sus miedos, la presión terrible y atreverse a decir no. Se preguntó si ella era algo más que sus medallas, algo más que sus éxitos, quién era fuera del deporte. Quería recuperarse a sí misma y puede que haya ayudado a recuperarse a muchos otros en su misma situación. El ejemplo es nuestra máxima arma. 



Llama la atención ese reconocimiento de muchos deportistas de haberse alejado de las redes sociales, fuente de desequilibrio, desde donde llega una energía negativa y destructiva para la mente de muchos atletas. 

Hay que rehumanizar los valores del deporte, especialmente, los que siempre fueron su centro, los del olimpismo, destruidos entre negocios, nacionalismos y sensacionalismo. El ejemplo de Simone Biles debe cundir. Hay que comprender que el deporte es algo más que espectáculo. Ella no se ha escondido, ha dado la cara en todo momento. Lo ha hecho junto a sus compañeras, a las que apoyó con lo que podía dar.

 


*  Ivana Kottasová "How I fought back against 'quitter' label: Long-distance running legend on Simone Biles" CNN 28/07/2021 https://edition.cnn.com/2021/07/28/sport/olympic-athletes-mental-health-paula-radcliffe-spt-cmd-intl/index.html

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