lunes, 26 de julio de 2021

Los que no se vacunan (y deberían hacerlo)

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Pese a los cuatro millones de muertos por el COVID, es sorprendente la actitud de tantas personas hacia vacunarse. Hay países en los que darían lo más importante por poder vacunarse, mientras que en países ricos se producen reacciones negacionistas. Las hay de todo tipo, de todos los colores: desde los miedos a los efectos secundarios a las prevenciones religiosas pasando por los conspiranóicos. Por fobia, dogma o paranoia, al virus le da igual y si fuera consciente daría educadamente las gracias por el enorme favor que se le hace al dejar de vacunar.



En Euronews se nos muestra a un irritado Macron, dentro de una noticia sobre la exigencia del pasaporte COVID —la próxima controversia estúpida por delante— y la vacunación obligatoria al personal sanitario en Francia:

 

"De qué sirve vuestra libertad si me decís: "yo no me quiero vacunar". Pero si mañana contagiáis a vuestro padre, a vuestra madre o a mí mismo, yo soy víctima de vuestra libertad cuando habéis tenido la oportunidad de hacer algo para protegeros y protegerme. Eso no es la libertad, eso se llama irresponsabilidad, eso se llama egoísmo", explicaba el presidente, Emmanuel Macron, que continúa su viaje a la Polinesia francesa.*

 


En términos muy parecidos lo expresábamos aquí hace unos días: no se puede llamar libertad al egoísmo que hace peligrar la vida de otros. Si los negacionistas decidieran tirarse a por un barranco, ningún problema; allá ellos. Pero lo que hacen pone en peligro la vida de otros, como bien señala el presidente francés. Lo repetimos: esto es una cuestión de ciudadanía.

El que se niega a ponerse la vacuna quiere algo más: entrar en un cine, en un restaurante o en un museo; asistir a clase en el aula y celebrar su cumpleaños y festivos como si nada. Considera que la mascarilla le estropea el cutis, le deja señal en verano, pasear con una botella es "salir a hacer ejercicio", dice no poder respirar y sentir claustrofobia portátil, todo un interesante síndrome.



Ahora que se habla de una tercera dosis y se pone encima de la mesa si esto es "solidario" o no respecto a los países que no han olido ni la primera, países en los que solo los más ricos y corruptos pueden vacunarse discretamente o salir al extranjero a que les pinchen en la suite, los núcleos negacionistas se manifiestan con más insistencia bajo la bandera de la libertad. Se siente "presionados", "cercados" por los ya vacunados. ¡Pobrecitos!

Por otro lado, la cifras son bastante contundentes en lo que respecta a los fallecimientos en España, siendo la mayoría de personas que no se han vacunado por decisión propia o porque no les había tocado todavía. Es importante explicar con claridad la cuestión de los contagios de las personas ya vacunadas porque la idea de la "inmunidad" (de rebaño o individual) es contraproducente en el caso de los antivacunas, ya que les vale para negar su eficacia. Lo que era numéricamente anecdótico en otros casos, con esta campaña de millones de personas y con toda una serie de variables abiertas por lo desconocido del caso, puede ser aquí relevante. Así que sería más adecuado que los expertos dejaran de aventurar fechas estimadas en los que la felicidad llegará a nosotros en forma de inmunidad del 100%, algo que debido a la propia eficacia y, sobre todo, por la aparición de nuevas variantes puede complicar los resultados.

Ayer se nos daban ya cifra de reinfecciones en un capítulo que se creía cerrado, el de las residencias de mayores, que volvieron a registrar brotes. Se supone que ya están todos vacunados. El hecho de que sea un brote importante en una residencia específica invalida la cuestión de la individualidad y tiene que remitir a una explicación referida al propio coronavirus. Esto ya lo tratamos con ocasión de otro brote en una residencia ya vacunada hace algunos meses. Ahí, como se aprecia, no hay "inmunidad de grupo" ni nada que se le asemeje ya que contagio en ese espacio ha sido numeroso.



De nuevo: es mejor decir la verdad (y lo que no se sabe) que usar términos que actúan como "promesas", indicando falsamente que con la vacuna puesta ya estoy "a salvo". Esos jóvenes que son vacunados y dicen que lo hace para salir de viaje de vacaciones o poder dejar las precauciones y hacer vida "normal" viven un engaño doble, el que les alienta con la promesa de la inmunidad (y por ello de dejar de lado las prevenciones) y el autoengaño, en el que creen lo que quieren creer. Hay que saber recibir críticamente mucho lo que se nos dice y no hay que confundir el deseo con la realidad. 

La prensa nos trae hoy varias noticias desde los Estados Unidos, en donde se está produciendo un fenómeno realmente absurdo, la lucha política entre estados donde se presume de levantar barreras en nombre de la libertad. Es el efecto perverso del mismísimo Trump sobre los estados controlados por los republicanos, que realmente han perdido el norte hasta unos límites muy preocupantes. 



Se puede entender que quieran hacer todo tipo de manejos electorales en sus estados para asegurarse votos en las próximas elecciones, pero es incomprensible que no vacunarse se haya convertido en una actitud política, basada en el dogmatismo religioso o las teorías de la conspiración.

La primera de las noticias nos la ofrece Antena 3, con el titular "Muere una mujer de 47 años por coronavirus tras rechazar la vacuna por miedo a los efectos secundarios":

 

Fernanda Vega, una mujer de 47 años, ha muerto en Arizona en Estados Unidos de coronavirus después de que su hija se contagiase. Tenía cuatro hijos y diez nietos. Se había negado a vacunarse por miedo a los efectos secundarios de la misma.

La mujer desarrolló un coágulo de sangre en los pulmones y murió el pasado 13 de julio. Ismael Vega, su viudo, reveló que no se había vacunado porque desconfiaban en los posibles efectos secundarios. Sin embargo, ha asegurado que tras la muerte de su mujer se vacunará, según 'news.com'.

Ismael Vega se está recuperando de un brote de neumonía provocado por el coronavirus. "De repente llega la covid y un año después hay una vacuna. No conocíamos los efectos secundarios que podía tener", explica.**

 


Aparentemente, no tenían ninguna prevención contra las vacunas, pero sí contra las "vacunas rápidas", de las que se desconocen los "efectos secundarios"; lo cual no deja de ser una cierta ironía. Podemos creer que el obstáculo era la falta de credibilidad experimental de las vacunas. Les parecía que estaban "poco probadas". Una vez visto lo que ocurre a muchos de los que, por cualquier causa, no lo hacen, llega el momento de vacunarse, algo que los Vega ya recomiendan a los demás. Ismael Vega sobrevivió y no guarda un buen recuerdo de lo que tuvo que pasar, descontando la muerte de su esposa.

Los medios tienen mucho que ver en esto de los temores, ya que las fuentes de información indirectas llenan las cabezas de los que no tienen una experiencia directa, ya sea por haber pasado la enfermedad —como el mismo Ismael— o por conocer algún caso directo, es decir, tener algún contagiado o fallecido próximo. Cuando se han visto o padecido directamente los efectos terribles, la cosa cambia.



Tengo muchos queridos amigos y compañeros que están deseando que hagamos actos "presenciales" en tesis y demás momentos académicos. Cuando insisten, con todo cariño, les tengo que recordar la muerte de algunos compañeros próximos que se decidieron por hacer presente lo que se podía haber hecho perfectamente a distancia. Cuando hay una muerte por medio, la cosa cambia. Pero, afortunadamente, no todo el mundo tiene un fallecido próximo del que tomar la experiencia para vacunarse y mantener las medidas de seguridad necesarias.

Por eso el papel de los medios es esencial. Muchas veces los especialistas nos han repetido que los efectos secundarios graves se producen en un número muy, muy reducido de casos. Pero para los medios, esto ejerce un peculiar atractivo, ya que juegan con el factor hipocondríaco para mantener el interés informativo. Lo último en España es la preocupación por el aumento de los senos, lo que ha hecho que los expertos, una vez más, salgan a dar explicaciones al público.

La segunda noticia nos la trae The Washington Post, con el titular "An Alabama mother who lost her son to covid says not getting the vaccine is her biggest regret" y es similar a la vista anteriormente. La madre nos relata su deseo de que la muerte de su hijo Curt, autista, 28 años, no sea inútil.

 

His last uttered phrase is still etched in Christy Carpenter’s mind: “This is not a hoax, this is real,” Curt said, according to his mother.

His mother said Curt Carpenter at first believed that the coronavirus was a hoax. The whole family was hesitant to get vaccinated when the shots became available.

“It took years to create other vaccines, and the coronavirus vaccine was created very quickly,” Christy Carpenter said. “That made us very nervous.”

The Carpenters’ reluctance is not unique in a state with the lowest vaccination rates in the country. According to data from the Alabama Department of Public Health, only 33.9 percent of the state’s eligible population has been fully vaccinated, and 41.6 percent has received at least one dose.***

 


Como puede apreciarse, también aparece el argumento de la "rapidez" con las que han sido creadas las vacunas. Esto indica que ha sido un argumento poderoso y persistente, parte de la estrategia negacionista. Como es claro, esta línea no va contra la vacuna en sí, sino contra la velocidad de su desarrollo, como el caso anterior. Es fácil levantar este argumento, ya que se hace sobre un fondo anterior, que es el de la codicia de las farmacéuticas, otra línea sobre la que insisten los medios con frecuencia. La falta de escrúpulos de la industria, su deseo de hacer dinero y especular con vidas y sufrimiento (¿cuándo aplicarán esto a la industria de las armas?) permite "cuadrar" el argumento haciéndolo más factible. La conspiración se dirige hacia los puntos más débiles, hacia aquellos que no es necesario argumentar porque se dan por hechos.

Hay más informaciones sobre los antivacunas o simplemente los que no se quieren vacunar, un grupo más amplio. Política, religión e indiferencia irresponsable tienen sus propios grupos de adeptos o seguidores. La idea de que lo mejor para acabar con el escepticismo es abrir las UCI y sacar casos y testimonios a la luz puede ser medianamente efectiva para ciertos tipos de personas. Pero hay muchos otros metidos en el fondo de su concha y la presión no hace sino encerrarlos en su burbuja que, por muy resistente que sea, no resistirá el contagio.



La lucha ahora que ya tenemos vacunas es contra la "opinión", contra aquellos sectores que generan resistencias a las medidas de control. Son los que lo quieren tener todo, el derecho a vacunarse o no y el derecho a ir donde quieran y cuando quieran.

El señor Vega perdió a su esposa y pasó él mismo una dura enfermedad. La madre del difunto Curt se ha convencido de que el Covid no es un "engaño"; le ha costado la vida de su hijo entenderlo. Si en Estados Unidos, el rechazo a la vacunación ha sido y es una lucha política desde el inicio —parte de la guerra general contra China y de los enfrentamientos entre estados demócratas y republicanos—, en España lo que tenemos es un caos delirante, también resultado de las luchas políticas y de la fragmentación política que padecemos, una ingobernable diversidad. Con la salud como competencia autonómica, lo que discutimos aquí son medidas como los horarios, las distancias, las capacidades, etc. Nuestro debate arrastra expertos de todo tipo, sanitarios, políticos, jueces..., por lo que no es fácil lograr la tranquilidad y perderle el miedo a lo que no hay que tenerlo y tenerlo para lo que es necesario. Se da la paradoja que los más temerarios en comportamiento suelen ser los que más miedo le tienen a las vacunas.

Se acercan nuevas discusiones sobre pasaportes, certificados, reinfecciones, cuántas dosis, etc. y es necesario mantener la cabeza tranquila, con lo básico en mente y negarse a entrar en discusiones tontas. Hay que vacunarse y mantener la guardia; no vacunarse para no tener que mantener la guardia. Cuanto antes los irresponsables se den cuenta, mejor para todos. La pena es que, como hemos visto, muchos se dan cuenta cuando ya han enterrado a alguien.

 


* Francisco Fuentes "El Parlamento francés aprueba la obligatoriedad del certificado sanitario en los locales públicos" Euronews 26/07/2021 https://es.euronews.com/2021/07/26/el-parlamento-frances-aprueba-la-obligatoriedad-del-certificado-sanitario-en-los-recintos-

** "Muere una mujer de 47 años por coronavirus tras rechazar la vacuna por miedo a los efectos secundarios" Antena3 25/07/2021 https://www.antena3.com/noticias/mundo/muere-mujer-coronavirus-rechazar-vacuna-miedo-efectos-secundarios_2021072560fd328c481ef900018c8593.html

** María Luisa Paúl "An Alabama mother who lost her son to covid says not getting the vaccine is her biggest regret" The Washington Post 26/07/2021https://www.washingtonpost.com/health/2021/07/26/covid-vaccine-regrets/

 



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