Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
retirada de tropas de Afganistán ha dejado al descubierto lo que era una clara
realidad: apenas ha cambiado nada de la situación pasados estos años. Lo que
tenía que cambiar en el país no ha cambiado y, por esto, lo que se avecina es
un enorme conflicto social de una violencia inusitada.
Las
"conversaciones" con los talibanes no han sido más que un subterfugio
para intentar lo imposible, la cuadratura del círculo del fanatismo
intransigente. No se puede dialogar con quien dice actuar en nombre de Dios y
percibe a todos los que no piensan como ellos, a los que no ven el mundo como
ellos, a los que no juzgan desde sus valores... como algo que hay que eliminar
del mundo.
El
avance incontenible de los talibanes ante la retirada de los destacamentos
extranjeros y el propio ejército afgano deja al descubierto la falta de
compromiso del propio sistema, que ha dado por hecho que se ha resistido hasta
que se fuera los que les protegían.
En
adelante, la población afgana se dividirá en los que vuelvan a vivir bajo las
normas talibanes (mayoritario), los que intentan contenerlos hasta que sean
extinguidos, y los que tomarán los vuelos fuera del país para vivir vidas más o
menos apacibles en función de lo que logren llevarse.
Lo hemos
venido señalando desde hace años en que se vio que los ejércitos se retiraban,
las grandes víctimas serán las mujeres afganas que verán desaparecer los
derechos de que han gozado en este tipo, de la educación al trabajo. Volverán
al encierro y a la dominación. Es lo primero que pedirán los talibanes.
No hay
que realizar mucha especulación. Así ha ocurrido desde principio de las
negociaciones. Las propias mujeres protestaron porque ellas no estaban en la
mesa de negociación más que como mercancía. No tenían voz alguna, era algo que
el gobierno actual iría entregando para nivelar algo cuyo fin es de nuevo el
sometimiento patriarcal de las mujeres.
Han estado
viviendo estos años en una burbuja. Ahora comprobarán que todos esos hombres
que han estado en los puestos privilegiados del gobierno, sonrientes a los que
les respaldaban, no han hecho sino esperar a que llegara el momento de
entregarlas a los talibanes.
No ha
habido transformación social en Afganistán, solo la fuerza de muchas mujeres
para labrarse su propio destino. Los talibanes las odian por eso. Una parte
importante de los que estaban en el poder tampoco creían en ellas. No lo hacía
porque la sociedad afgana ha sido y es profundamente patriarcal. También es
pragmática y sabe cambiar según sople el aire.
Tenemos
un ejemplo en los que han servido de traductores. Han aguantado durante años ponerse
al servicio de las tropas extranjeras. Cuando llegó el momento de retirarse la
tropas, han pedido pasaportes y viajes a los países en donde puedan sobrevivir.
Pasó con los intérpretes del inglés ya hace unos años. Sabían que estaban en el
punto de mira, que los talibanes arrasarían a todo "colaboracionista",
a todo "traidor" a Dios y al país. Ahora nos ocurre lo mismo a
nosotros con los traductores de los españoles destacados allí que ya han regresado.
Quieren abandonar aquel país e irse lejos.
En el
británico The Independent se señala la perspectiva de estos traductores y sus
familias:
El presidente Joe Biden anunciará un plan
para alojar a traductores afganos fuera de su tierra natal en países
extranjeros, mientras esperan ser admitidos en Estados Unidos como parte de su
discurso sobre la retirada estadounidense de Afganistán.
The Wall Street Journal informó sobre los
planes el jueves y señaló que los Emiratos Árabes Unidos y Qatar eran dos de
los países que se considera que podrían acoger a los refugiados afganos
mientras esperan la admisión final de sus familias en los Estados Unidos.
En una conferencia de prensa en la Casa
Blanca después de la publicación del informe del Journal, la secretaria de
prensa Jen Psaki se negó a comentar qué países o áreas albergarían a afganos
que servían como intérpretes y traductores para los miembros del servicio de
Estados Unidos, pero confirmó que se tiene la intención de sacarlos de
Afganistán antes de septiembre cuando todas las fuerzas de combate
estadounidenses se retirarán.
“Hemos (lanzado) una operación para reubicar
físicamente a miles de estos afganos y sus familias antes de que concluya la
misión militar de Estados Unidos”, dijo Psaki.*
Esta
retirada masiva de los traductores tiene una segundo consecuencia: la de
despoblar Afganistán de parte de su clase "ilustrada" cuando más se
necesita en el país. Los talibanes saben bien dónde apuntar ya que es la
modernización es lo que tratan de evitar, como todos los grupos radicales que
tratan de imponer su integrismo fundamentalista.
Mujeres
y hombres son obstáculos que eliminar en la medida en que representan lo que
más temen, la modernización. Necesitan un mundo cerrado para poder controlarlo;
n necesitan que ese cierre sirva para extender sus doctrinas convirtiéndolas en
formas de pensamiento único, que se pierda de vista el mundo.
Mientras
muchos países buscan abrirse, tomar contacto con otros, establecer lazos
económicos, culturales..., los talibanes ven todo esto como un serio peligro
del que pueden prescindir. Su sentido de progreso y sus metas son muy distintos
a las generales. Les importa más el control absoluto que otro tipo de logros.
En poco
tiempo empezarán a llegar noticias dramáticas sobre las personas que discrepan
y quieren vivir de otra manera. Pero el fundamentalismo no admite otro
pensamiento que el suyo.
De
nuevo se nos muestra lo equivocado del planteamiento de proteger un desarrollo
y forma de vida que después se deja abandonado a su suerte, lo que suele ser
fatal. Es cierto que no tiene solución fácil. Solo queda a los que quieren
vivir encontrar lugares adecuados para tratar de evitar esas cárceles
culturales en las que se van a encontrar.
Entregar
a las mujeres les devuelve el poder que perdían. Los que no quieran verlo, se
irán buscando nuevos países y dejándoles el campo abierto. Irán reconquistando
no solo lo puestos militares abandonados, sino los hogares mostrando que era voluntad de Dios que regresaran
triunfantes. Ya salen a recibirles, pueblo tras pueblo.
Desgraciadamente,
tendremos nuevas noticias de este desastre y de sus efectos en los lugares próximos. Lo que perciben como un alejamiento occidental, como una derrota, hace que crezcan las medidas represivas para congraciarse con vecinos y radicales residentes. Da igual lo que diga John Bolton, tratando de cubrir el ego estadounidense. Lo importante es cómo lo perciban los que se quedan y como se lo vendan a los que se animen a seguir el mismo sendero fundamentalista.
*
"Biden alojará a traductores afganos en países extranjeros en espera de su
admisión a EE.UU." Independent 8/07/2021 https://www.independentespanol.com/noticias/biden-traductores-afganos-espera-admision-eeuu-b1880821.html
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