viernes, 25 de febrero de 2022

Los dos discursos de Putin

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



El drama ucraniano sobrepasa la centena de muertos y serán muchos más conforme pasen los días. No se tiene claro cuál es el objetivo final de Putin, pero algunos las noticias nos dicen que ya ha entrado en la capital.

A la fuerza militar y sangrienta de Putin, Occidente está oponiendo las sanciones, una estrategia lenta y que no afecta a todos por igual. Lo pagará el pueblo ruso en carencias de elementos esenciales, pero no será inmediato. Descartada inicialmente la guerra directa contra Rusia, la forma de hacer daño es complicada dado el tejido creado por el propio Putin a través de las dependencias y conexiones interesadas con diversos países.

Todos están de acuerdo en que se ha violado el orden internacional y que hay que aislar a Putin, al que por cierto, nadie sanciona directamente, en una extraña estrategia gradual que deja inmune al organizador de esta desgracia sangrienta. Lo dejan para más adelante. Nos daban el dato de que es poseedor de una fortuna estimada en más de cien mil millones de euros. Por ahora, seguirá disfrutando de todo ello mientras se les toca el bolsillo a los jerarcas y militares, a los políticos del parlamento y otros círculos económicos beneficiados por todo su tinglado.


Teniendo en cuenta el carácter "empático" de Putin, esto no debe afectarle lo más mínimo porque nadie se atreve a disputarle nada. Putin es el dueño absoluto de Rusia, lo controla todo, lo que siempre suele dar una peligrosa sensación de poder.

La noticia más esperanzadora que hemos visto en estos primeros momentos es la manifestación de unos pocos miles de rusos en algunas ciudades del país en contra de la guerra. Han sido reprimidos violentamente y detenidos. Eso es Rusia, eso es Putin.


Putin controla todos los medios y los usa para su propaganda. Para él es fundamental la existencia de un discurso único que justifique la guerra. Pero la experiencia nos dice que hoy en día es difícil mantener los hechos y sus contradicciones con los discursos oficiales bajo control, que estos tienden finalmente a mostrarse y distribuirse filtrándose al pueblo. Si esto sigue así, Putin tendrá que producir un "apagón", como han hecho otros dictadores cuando han visto que no controlan la circulación de los discursos y que la opinión pública empieza a desviarse.

El argumento de Putin para la invasión de Ucrania ha sido el "humanitario", en el interior, donde se ha vendido que ha entrado en Ucrania para detener un "genocidio" con los hermanos de las repúblicas separatistas; hacia el exterior, por el contrario, lo que se ha vendido es el argumento de la "defensa" de Rusia y de la entrada en la OTAN de Ucrania.


Los dos argumentos representan "públicos" distintos y por ello son difíciles de sostener ante los hechos, con los que entran en contradicción. Como hemos repetido, la invasión de Ucrania no trae más "seguridad" a Rusia ni a nadie. Es un ejercicio imperialista, un ejemplo mentalidad de los imperios del siglo XIX, de las guerras napoleónicas, con la diferencia que el "invierno ruso" no forma parte ya de su ejército, como ocurrió con el intento de invasión francesa. La obsesión rusa ha sido siempre poner distancia entre Moscú y sus enemigos, algo que hace creando espacios controlados, como ha hecho con Ucrania desde hace años. El problema es que el mundo no funciona así ni puede funcionar como Putin quiere imponiendo a los países próximos (o lejanos si le dejan) lo que deben hacer, con quién se deben alinear, etc.

Tras la invasión ¿pretende negociar después su salida condicionándola a su "no entrada" en la OTAN? Eso dejaría al descubierto lo absurdo del argumento interno, aunque a una persona como Putin no creo que le importe mucho. La otra opción sería quedarse con Ucrania, como ya comenzó a hacer, pero ¿qué hacer con ella?

Con Putin no hay término medio. Es un monstruo que no ha tenido más idea para Rusia que seguir manteniéndola enfrentada al mundo occidental y aliándose con sus enemigos y rivales. Por esto, la salida de Putin solo se hará por la caída del discurso interno, antes que por el externo.

Una vez dado este paso, el ataque e invasión, el número de posibilidades de resolución se reduce. El desgaste internacional que le va a suponer tendrá que maquillarlo dentro, especialmente cuando algunos aliados suyos no se dejen arrastrar si han entendido el alcance de esto. Las alianzas con las que pretendía asegurarse apoyos puede que no sean tan firmes cuando vean las consecuencias. Lo que ha desencadenado Putin es algo más que un conflicto en sus elásticas fronteras. Puede que tenga que usar más fuerza de la que tenía calculada para reprimir las protestas internas al intentar jugar con demasiadas barajas.

Hemos entrado en un periodo complejo, con diversos focos y crisis abiertas. Veremos cómo lo resolvemos. Las respuestas que se le den son esenciales. Sigo pensando que Putin no resuelve ningún problema con lo que ha hecho y que se ha creado más de los que tenía. Lo que es evidente es que las relaciones que él cree poder controlar, jugando siempre con blancas, se le han escapado de las manos.

¡Nuestra solidaridad con el pueblo de Ucrania!

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