miércoles, 2 de febrero de 2022

Rusos, rusófonos y falsos rusos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


En estos tensos momentos en los que se viven situaciones al borde de las fronteras ucranianas, rondadas por tropas enviadas desde Moscú, en que se nos bombardea con imágenes de todo tipo de maniobras y desplazamientos militares nos surge algo parecido a una noticia en la que se nos dice que unos empleados de una agencia de cobros a morosos, llamada Funeraria del Cobro, grabaron un vídeo con aplicación cutre de las más avanzadas técnicas psicológicas de intimidación a las que han tenido acceso.

Las técnicas de cobros a morosos no han sido justamente estudiadas por nuestros expertos en comunicación. De aquellos prometedores comienzos en los que un cobrador vestido de frac te seguía a todas partes hasta que, muerto de vergüenza por el bochorno que te hacía pasar, cedías y pagabas tus deudas, hemos llegado a estas técnicas sofisticadas.

Las películas norteamericanas han mostrado muchas veces estas prácticas de cobro, pero siempre con el mismo argumento, llegaba alguien y te partía la cara, las piernas, te cortaba un dedo o le prendía fuego al local. Lo llaman cine de acción, generalmente. La violencia no tiene nada de simbólica y sí mucho de advertencia. Pero aquí el negocio, que sepamos, funciona de otra manera, más aburrida y menos peliculera, afortunadamente.

En Antena3 podemos ver y escuchar este ejemplo de guerra psicológica actualizada y apreciar su ingenio por encima de su intención intimidatoria:

"Estamos aquí, en la casa de 'tramarre', en la casa del hijo de puto", se escucha en el vídeo en el que se reconoce a dos personas dentro de un vehículo. Son los empleados de una casa de cobros gallega que se hacen pasar por rusos para amenazar a un deudor. "El vídeo se grabó en un tono jocoso, supongo que para echarse unas risas, pero eso nunca se debió haber enviado", admite Cristina Correa, delegada comercial de la empresa Funeraria del Cobro.

La historia se remonta a meses atrás

La supuesta víctima acudió a la casa de cobro para solicitar sus servicios y reclamar una deuda a una tercera persona. Días después, y sin previo aviso, decide rescindir el contrato con la empresa y lo hace sin abonar el importe que les debe. "Nos tenía que pagar los gastos de la investigación que llevamos a cabo y se negó a hacerlo, es más, nos amenazó en varias ocasiones", explica Cristina.

La respuesta de estos dos empleados fue acercarse a la vivienda que figuraba en el contrato y grabar este vídeo, haciéndose pasar por rusos e profiriendo insultos hacia la supuesta víctima. Uno de ellos lo envió al deudor, o a su entorno- se desconoce- y éste le denunció ante la Guardia Civil.*

 


Si la embajada rusa en España ha tenido acceso a esta información, me imagino que no tardará en contratar a los perpetradores de esta pieza barata de intimidación para desarrollar —ya con presupuesto— todo tipo mensajes que pudieran lanzarse desde el otro lado de las frágiles fronteras ucranianas. Con estos métodos a pleno rendimiento intimidatorio, es probable que las autoridades ucranianas no solo renunciaran a la OTAN sino que también se darían de baja del festival de Eurovisión.

La técnica del falso ruso es el resultado de la creciente ola de temor a los rusos. Desde hace varias décadas, las películas norteamericanas han sembrado esa variante de la Guerra Fría. Hace mucho que los mafiosos de sus películas dejaron de ser italianos, creo que la trilogía de El Padrino marco —como se dice hoy— el "pico de la curva" y luego fue descendiendo con rapidez. ¿Quién podía superar a Brando en esto? El magnetismo del mafioso es tan grande que se le vinculan cosas que nunca dice, pero llenas de espíritu mafioso. La expresión "que parezca un accidente" es tan mafiosa que la gente cree que la dijo Corleone y muchos jurarán haberla escuchado en la película. La ficción supera a la realidad y, es más, la crea.


Pero esta cima artística mafiosa fue pronto sustituida por la llegada masiva de mafiosos rusos, seguidos de japoneses y chinos. Con ellos, los norteamericanos se explicaban ellos mismos el origen de su delincuencia y su violencia. También añadieron a los latinos, los "bad hombres" del ecuánime Donald Trump, que explotó los miedos a través de explicaciones simples y que a la gente le gusta usar.

Y explotar el miedo es lo que han hecho estos genios de la guerra psicológica de la empresa Funeraria del Cobro, en la que ya desde el nombre se ve que lo psicológico es lo suyo. La entrevista a su responsable mostraba ataúdes en sus dependencias, una decoración igualmente intimidante.

Aunque se ha despedido a los responsables señalando que grabaron el video como diversión y que lo enviaron por error, me temo que no cuela. Me baso en la sutil utilización de estas técnicas elaboradas desde, por lo menos, las neurociencias y la PNL, que para los que no lo sepan, es la llamada Programación Neurolingüística, muy de moda hace unos años.


Lo primero que resalta es la creación del "ruso" en sus dos vertientes, la amenazante (por lo que dice) y la verbal (por cómo lo dice). Nótese que las dos facetas deben estar sincronizadas para que la cosa funcione, al menos en teoría.

El modelo subyacente de ruso, por ello, es el que todo el mundo tiene en mente después de semanas de amenazas a Ucrania, a Europa y más allá. La frase "Estamos aquí, en la casa de 'tramarre', en la casa del hijo de puto", que inicia la noticia, resume los rasgos fundamentales: amenaza a la madre del moroso y habla un pésimo español. La primera parte es clara ya que la intimidación no es una exclusiva rusa. Es en la segunda parte, la expresiva —en fondo y forma— en donde se recurre al estereotipo ruso, insultón, mal hablado y con poco tiempo en España, dada la pobreza del idioma. Este aspecto es importante porque un ruso que llevara mucho tiempo en España habría perdido, probablemente, parte de su fiereza natal y estaría más preocupado por el cierre del ocio nocturno, como cualquier español. No, su falta de control verbal es un signo claro de su falta de humanidad, su carácter bárbaro y su falta de importancia a "que parezca un accidente". En ese "tramarre" se esconden todos los terrores, las peores pesadillas. Son ratificadas por ese depravado "hijo de puto", que termina de aclarar las dudas. Se empieza dando patadas al idioma y se acaban dándolas en los riñones. Esas "erres" que redoblan, ese tono salido del fondo de una gruta, llegado de las estepas, acaban uniendo el inquietante conjunto.


El por qué no funcionó es algo que deberán explicar los especialistas —los que queden libres después de la campaña electoral en Castilla y León— y que no resta un ápice de mérito a lo conseguido, al camino abierto hacia el futuro intimidador.

Todo esto, hay que decirlo, supone una apertura, una internacionalización importante de nuestras prácticas en este campo. Tratar de suscitar en la mente del moroso todos esos fantasmas rusos, con las amenazas de invasión y la mención a "tramarre", representan una combinación de elementos muy meritoria.

1997

Sí, hay miedo a los "rusos", aunque sean de pega. Se empieza en Ucrania y acabas en Benidorm o en Marbella, por cierto, discreta residencia habitual de muchos mafiosos rusos, que comenzaron a comprar chalets, sin vistas a la calle, hace décadas. 

Como nosotros siempre vamos a lo nuestro, hace unos días entrevistaban a  empresarios turísticos de la Costa del Sol sobre la llegada de ese turismo de lujo ruso. Pero el turismo ruso de lujo no dice "tramarre", "hijo de puto" ni va a cobrar impagos, al menos en España; esos trabajos los deja para los sicarios. Toma el sol en sus jardines, en esos chalets preciosos logrados con el fruto de su trabajo o lo que sea. El turismo de lujo tiene eso, la tranquilidad que te da que nadie te pregunta cómo pagas tu casa. Y luego llega la Policía.

 

2017

* "Un empleado de una casa de cobros gallega extorsiona a un cliente haciéndose pasar por ruso" Antena3 28/01/2022 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/empleado-casa-cobros-gallega-extorsiona-cliente-haciendose-pasar-ruso_2022012861f3ffc82a32030001c16a9a.html


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