sábado, 26 de febrero de 2022

La bota rusa

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Se suele decir que la primera víctima en una guerra es la verdad. Esto se hace muy evidente en el caso de una manipulación extrema y doble —como comentamos ayer— por parte de Vladimir Putin. Cada movimiento en esta agresión bélica contra Ucrania es deformada bajo unas descaradas mentiras con las que no se sabe muy bien ante quién trata de justificarse o a quién trata de engañar. Pero Putin posee el control de los medios rusos consigue así mantener a parte del pueblo ruso bajo un discurso oficial sobre el que la menor duda supone la cárcel o peor. Ese ha sido el destino de los "disidentes" rusos.

Recordemos que la primera invasión rusa de Ucrania se produjo con soldados rusos sin insignias en sus uniformes. Eso los convertía, según Putin, en civiles patriotas que iban al otro lado de la frontera a ayudar a sus hermanos "rusos" en territorio ucraniano. Si se puede llegar a este grado de hipocresía, se puede llegar a cualquier otra cosa, como ha demostrado con hechos a los que sigue dando el sentido que más le place.

22/04/2014

En un mundo que se ha encogido por el transporte rápido y las comunicaciones, Putin lo ha encogido aún más por la sensación de agresión real frente a sus fantasías defensivas. Putin ha llevado la guerra al centro de Europa, no a un lateral. Las distancias no son las mismas que lo eran antes, no con unas posibilidades armamentísticas que permiten llegar al otro lado de Europa es cuestión de minutos u horas gracias a la naturaleza de los dispositivos de ataques y  las infraestructuras.

El éxito invasor de la Alemania de Hitler, con quien ya se ha comparado a Putin, se basó en dos elementos las bombas volantes y la llamada "Blitzkrieg", la guerra relámpago. Hoy tenemos drones, misiles de medio y largo alcance y los elementos más pesados se suben en los más ligeros, llevándolos por tierra, mar y aire. No contamos el tabú de la guerra nuclear —del que Europa se libró, no Japón, en su momento—, porque los estragos serían impensables.

La afirmación occidental de que no se mandarán tropas a Ucrania por no ser país de la OTAN condena a Ucrania a una resistencia heroica y una agonía con final previsible. Su dolor será observado con toda la preocupación y lágrimas que se quieran, pero el final solo es posible con un giro de guion para el que haría falta mucho ingenio. Putin parece tener todo controlado para que el final sea previsible, pero los espectadores siempre esperamos un final feliz hasta el último segundo.

Putin les ha ofrecido a los ucranianos una derrota ignominiosa al pedir a su ejército que derribe a su propio gobierno, al que considera compuesto por "nazis y drogadictos", según sus odiosas declaraciones. Mientras el presidente Zelenski se les escabulle por las calles de la Kiev asediada mandando mensajes de llamada a la defensa, a demostrar que Ucrania no se va rendir, que tendrá que ser aplastada.

A nosotros nos caben pocas opciones ya. Zelenski ha rechazado las ofertas de viajar fuera del país, "necesito munición, no viajes", les ha contestado. Enviar armas es solo dar tiempo y esperanza a los ucranianos en su lucha desigual frente a un ejército inmisericorde. Los rusos pueden hacer lo que quieran, pues ya se encargarán los servicios de propaganda de negarlo todo. No nos sorprende ver la recepción festiva a las tropas invasoras en las zonas prorrusas. Eso permite a Putin transmitir ese vergonzoso mensaje de liberador de los hermanos del otro lado de la frontera, las víctimas de un "genocidio" según su versión mentirosa y delirante del conflicto, la que sirvió para justificar todo esto.

Putin busca al presidente porque así podrá exhibirlo frente al pueblo ucraniano y presentarlo como un criminal del que ha venido a liberarles. La pantomima acabará mal, pues Zelenski es actor y sabe la importancia de la escenificación y los gestos.

Putin ha ido más allá de Ucrania. Ha amenazado a Suecia y a Finlandia sobre sus pretensiones de entrar en la OTAN. Esto es de enorme gravedad y muestra el verdadero rostro de este nuevo Stalin y Hitler en una sola pieza. La gravedad de esto no son solo las palabras de amenaza, sino mostrarnos el sentido que Europa tiene a los ojos de este peligro real que es Putin.

En Antena 3 podemos leer:

Rusia ha denunciado la intención de Occidente de incluir en la Alianza Atlántica a Finlandia y Suecia alertando de las graves consecuencias que tendría el ingreso de estos dos países en la OTAN. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha dicho que "es evidente que el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN, que es ante todo un bloque militar, tendría graves consecuencias político-militares, que requerirían una respuesta de nuestro país".

También ha señalado que Moscú conoce todos "los esfuerzos dirigidos de la OTAN y algunos países miembros del bloque, ante todo Estados Unidos, dirigidos a incluir en la Alianza a Finlandia y también a Suecia". Además, ha celebrado "la política del Gobierno de Finlandia de no alineación militar como un importante factor para garantizar la seguridad en el norte de Europa y en todo el continente europeo", pero constató la "interacción práctica" entre Helsinki, Estocolmo y la OTAN, que ha crecido en la última etapa.

Entre sus declaraciones ha querido advertir de que "han celebrado maniobras de la OTAN, estos países han ofrecido sus territorios a ejercicios del bloque en las cercanías de las fronteras rusas, en los que las fuerzas estadounidenses imitaban ataques con armas nucleares contra un llamado adversario equivalente".*

Lo que ha conseguido Putin con sus ataques es hacer más insegura Europa, que se refuercen más las fronteras con Rusia y que se sientan todos amenazados por ella. Esto necesariamente reorganiza muchas cosas en el continente y en prácticamente todo el mundo, pues tiene consecuencia en lo que se conoce como Eurasia y que está conectado con África a través de conflictos como el de Oriente Medio, en el que la presencia rusa ha ido creciendo por su apoyo a la Siria de otro cruel dictador, Bachar Al-Assad.

Político, México 25/02/2022

El hecho de que India, China y Emiratos Árabes se hayan abstenido en la condena a la intervención militar Rusa en Ucrania requiere un análisis diferenciado para cada uno de los casos. El caso más evidente es el de China, por los lazos creados y por la política anti China desarrollada desde los Estados Unidos por su despegue económico, por un lado, y por las políticas nacionalistas y militaristas del "sueño chino", desarrolladas por el presidente Xi Jinping. Pero China tiene necesidad de los clientes occidentales para seguir su desarrollo. El consumo interno tiene sus límites de crecimiento y a China no le interesaría meterse en lo que le puede ocurrir a Rusia con el aislamiento. Más confusas pueden ser las abstenciones de India, a la que se le había ofrecido entrar a formar parte de la alianza anglosajona (USA, Reino Unido, Canadá y Australia) en su cerco vigilante frente a China. Esa estrategia es causante de una intensificación de los puntos de fricción en el mundo. Esto lo llevamos señalando aquí desde hace tiempo y ahora estalla en Ucrania. Hay ciertas políticas que hay que cambiar para evitar que se conviertan, como ahora, en las excusas para ataques e invasiones.

Rusia, un país inmenso, necesita ampliar su propia inmensidad añadiendo lo que se llaman países satélites, estados controlados que le sirven de parapeto ante posibles "amenazas". Tras la caída del telón de acero, Rusia se siente ahora "desnuda" sin esos países cuya función es servir de foso como en los castillos. Pero esto que le funcionó en un momento, que hizo caer bajo las botas de las dictaduras comunistas que necesitaba que la rodearan acaba generando un sentimiento anti ruso por años de agravios y ocupación. Los que vivieron bajo su férreo control con gobiernos títeres, como el actual de Bielorrusia o como el que la propia Ucrania tuvo antes del levantamiento, no quieren volver a hacerlo. Están demasiado cerca los hechos y demasiado frescos los recuerdos.

Rusia ha mantenido guerras por toda su inmensa periferia. Ha colocado sus fosos defensivos allí donde ha podido. El problema es que muchos se acaban sublevando y buscan el amparo de aquellos que puedan protegerlos. Es una pescadilla que se muerde la cola.

Las "soluciones" de Putin no son soluciones, solo un uso de la fuerza que causa destrucción, represión dentro y fuera de Rusia, una crisis mundial y la paralización de muchas vías de acuerdo que se habían tomado en estos años imaginando un futuro en paz. La más señalada y que no se menciona en "Una franja y una Ruta", la nueva "ruta de la seda" que indudablemente se verá afectada por lo que ya no es un mundo en paz.

Rusia busca aliados y va a encontrar algunos que tendrán que decidir en qué lado se encuentran porque, más allá del Consejo de Seguridad, esto irá a la Asamblea General.

Las advertencias-amenazas a Finlandia y Suecia, a Austria, a todos los que ayuden a Ucrania son inadmisibles en un contexto internacional en donde se respete a los países. Putin ha vuelto a los peores escenarios europeos, al del imperialismo decimonónico, al de nazismo y el estalinismo como forma de tragarse países enteros para, basándose en la fuerza, anexionárselos sin piedad.

Hubo un tiempo en el que Rusia se sentía precisamente como un mediador entre Oriente y Occidente, que esa era su misión en la Historia. Aquellos tiempos de misticismo histórico pasaron y Europa ve en Rusia un peligro constante, una amenaza de un país con una dictadura feroz con un dirigente cuya mirada es la de un sociópata criminal. A Putin, le han sacrificado disidentes frente a las ventanas del Kremlin, muertos a tiros, como fue el caso de Boris Nemtsov en 2015. Sus sicarios los han envenenado por diversas ciudades del mundo con polonio o los han hecho desaparecer. Ese es el Putin de siempre, el jefe de la KGB, que supo eliminar sin piedad cualquier obstáculo para llegar al poder, en el que se piensa eternizar. Es Putin, el las largas mesas y los inmensos salones palaciegos, el de los soldaditos de opereta recibiéndole con trompetas y redobles mientras él hace el paseíllo, el pescador y cazador de osos, el perseguidor de gais, el nuevo "padrecito".

Europa tendrá que hacer algo, empezando por reconfigurar sus planteamientos del escenario que ocupamos, la necesidad de plantear su defensa con un ejército europeo y, sobre todo, empezar a reorientar sus dependencias energéticas, comerciales e industriales, empezar a basarnos en lo que tenemos y no en aquello que nos hace más débiles, nos guste más o menos.

Parece que se ha acabado la etapa de la globalización, del comercio mundial, etc. y ha empezado la época de las fronteras armadas, de la vigilancia y de la proximidad. El cerco a Rusia es también a todo lo que la atraviese. La bota rusa tratará de aplastar cualquier disidencia o de evitar alineamientos que no le favorezcan en la construcción de ese orden que tiene en mente y para el que necesita aliados. Hay que evitar que los encuentre.

El reinado de Putin es criminal. Lo ha sido desde el principio, matando y haciendo desaparecer a cualquiera que se opusiera. Ha mandado asesinar, ha invadido, se ha enriquecido hasta límites impensables, ha creado una oligarquía mafiosa y corrupta que eliminó otra anterior en lucha feroz... Pese a esto y mucho más, se ha seguido manteniendo contacto porque no se podía o quería ignorar. Era cuestión de tiempo que esa criminal fuerza acumulada mordiera más allá de la frontera. El aislamiento es necesario; una dictadura como la rusa no puede decir al mundo cómo comportarse, organizarse o decidir. Eso significan complicaciones y sacrificios, pero lo que permite vislumbrar el futuro si no lo hacemos es mucho peor. 

¡Nuestra solidaridad con Ucrania y el pueblo ucraniano!



* Ángela Clemente "Rusia advierte de las consecuencias que tendría el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN" Antena3 25/02/2022 https://www.antena3.com/noticias/mundo/rusia-advierte-consecuencias-que-tendria-ingreso-finlandia-suecia-otan_20220225621929e0f5e39e0001e37e1d.html


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