domingo, 22 de marzo de 2020

La importancia de la información

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay muchos niveles desde los que se puede ver y analizar la situación que estamos viviendo. Van desde lo que le pasa a cada uno en particular a lo que nos pasa a todos como Humanidad. Incluso, más allá, están los efectos sobre el propio planeta, que también los tiene como están aprendiendo a percibir. Las imágenes de los satélites que nos muestran los efectos del parón de la actividad humana, debería hacernos reflexionar sobre las diferencias. También —especialmente— sobre las prioridades que rigen nuestras vidas. Los momentos de crisis suelen ser especialmente adecuados para echar una mirada sobre nosotros mismos, más en esta época de velocidad, de prisa incontrolada, de estar pensando siempre en donde deberíamos estar y no en dónde estamos.
Es tiempo de soluciones prácticas y de reflexiones generales. Ambas cosas son necesarias porque, más allá de cualquier dramatismo —que no es mi intención en absoluto—, es importante aprender y reorientarnos hacia un futuro que haga que esto no tenga las mismas consecuencias trágicas. Debemos reordenar nuestras mentes y arreglar lo que nos hemos dado cuenta que no funciona. Por eso es necesaria la lucidez antes que la histeria, el realismo antes que el sensacionalismo. El empeño de algunos en hacer avanzar sus guerras muestra que se sigue pensando en esto como en juego en que unos ganan y otros pierden. No han entendido nada. Y cuanto más tarden en entenderlo será peor para todos.


Los esfuerzos de reflexión para ir más allá de la demagogia, el partidismo o los prejuicios de todo tipo son necesarios. En este sentido, creo que es recomendable la lectura del profesor Yuval Noah Harari, conocido mundialmente por sus obras entre el ensayo y la divulgación, en donde se nos habla desde una perspectiva "humana", como "Sapiens" para hacernos ver nuestra propia evolución e Historia conjunta. Es una perspectiva hoy más adecuada que la muy estrecha de los países.
El diario El País ha conseguido una entrevista, firmada por Guillermo Altares, en la que se le pregunta (vía correo electrónico) por su percepción de esta crisis. Cuando le preguntan sobre la falta de una respuesta global de los gobiernos y la inexistencia de ese plan conjunto para enfrentarse a esta crisis, Harari explica lo que este plan debería abordar:

Uno, compartir información fiable: los países que están pasando por la epidemia deberían enseñar a los que todavía no la están atravesando. Dos, coordinar la producción mundial y la distribución equitativa de equipo médico esencial, como material de protección y máquinas respiratorias. Tres, los países menos afectados deberían enviar médicos, enfermeras y expertos a los países más afectados, tanto para ayudarles como para adquirir experiencia. Cuatro, crear una red de seguridad económica mundial para salvar a países y sectores más afectados. Cinco, formular un acuerdo mundial sobre la preselección de viajeros, que permita que un pequeño número de personas esenciales sigan cruzando las fronteras.*


Es un plan de medidas muy concretas aunque de aplicación global y que tiene un principio claro: el intercambio de información fiable, contrastada. Hay muchos enemigos en esta crisis: los prejuicios, la xenofobia, la insolidaridad, la inconsciencia... y la mala información.

Lo que Hariri trata de señalar es algo que importante que se vea pronto: la necesidad de un trabajo conjunto y solidario. Desde que esta crisis comenzó hemos estado señalando que había que dejar de lado las consideraciones nacionales y políticas, que se trataba de un problema sin pasaporte y sin fronteras. Hay personas en que siguen pensando, actuando y escribiendo en términos de Guerra Fría. Es un enorme error que dificulta lo esencial: la colaboración. Este COVID-19 va a requerir los esfuerzos de toda la comunidad científica, de todos los países colaborando no para ver quién se hace rico con una vacuna sino cuántas vidas podemos salvar de lo que solo está empezando.
Para esto es esencial compartir la información, tanto compartir la buena como evitar la mala. La información es un arma de doble filo porque es la que regula nuestras acciones. Desde ella actuamos conforme nuestro conocimiento aumenta.
Ahora podemos percibir con claridad un mal de estos años: el dinamitado de las grandes instituciones internacionales por las políticas parciales, especialmente desde la llegada a la casa Blanca del presidente actual, apóstol del aislamiento y del unilateralismo.
Esa políticas mundial tiene que cambiar y son más necesarias que nunca las vías de colaboración, para las que es esencial la colaboración y la confianza, por los que aquellos que siguen empeñados en enfoques de Guerra Fría. 
Resalto esto porque en nuestro país, al modo de Trump, determinados medios están empezando a publicar artículos dignos de la época del macartismo, tratando de crear problemas y levantar barreras cuando lo importante es la colaboración.


En la entrevista de Pedro Altares en el diario El País. Harari explica la importancia de la información:

La gran ventaja de los humanos sobre los virus es la capacidad de intercambiar información. Un coronavirus en Corea y un coronavirus en España no pueden intercambiar consejos sobre cómo infectar a los humanos. Pero Corea puede enseñar a España lecciones valiosas. Incluso el aislamiento requiere información. El aislamiento contra el sida es muy diferente del aislamiento contra la Covid-19. Para aislarse contra el sida es necesario usar un condón mientras se tienen relaciones sexuales, pero no hay problema en darle la mano a una persona con VIH. Covid-19 es una historia diferente. Para saber cómo aislarte de una epidemia en particular, primero necesitas información fiable sobre sus causas. ¿La producen virus o bacterias? ¿Se transmite por los fluidos corporales o del aliento? ¿Pone en peligro a los niños o a los ancianos? ¿Hay una cepa o varias que han mutado?

Social y personalmente es necesario filtrar la información para evitar desastres, manipulaciones y cometer errores fatales. Las personas necesitan información fiable y contrastada.
Comprobamos entonces que las fuentes que nos guían dependen de muchos factores culturales (creencias), sociales (relaciones) personales (nivel educativo, acceso a los medios, etc.).


Estos últimos días hemos tratado aquí algunos de ellos, como el islamista egipcio que instaba a la personas portadoras a ir a contagiar a policía, jueces, funcionario o militares del régimen de al-Sisi, considerando la enfermedad un arma que Dios les daba contra el mal; o los ciudadanos de Kansas que consideraban que aquello era una mentira izquierdista y confiaban en Dios, sin más. Son aspectos culturales y sociales que acaban condicionando las acciones individuales.
Las creencias se transforman dando finalmente sentido a los actos dentro de un marco interpretativo. Desde fuera no somos capaces de percibir esa "lógica", pero podemos estar inmersos en otros condicionantes.
La Vanguardia nos trae un caso de problemas en los que se entremezclan los problemas sociales y la mala información:

Al menos veinte personas han muerto y 34 han sido hospitalizadas en Estambul por consumir alcohol adulterado siguiendo los falsos rumores de que protege contra el coronavirus, informa este viernes el diario Milliyet.
Todos los afectados son ciudadanos de Turkmenistán que habían consumido alcohol macerado con hierbas para “protegerse contra el virus”, según explicó uno de ellos a la Policía, que inició una investigación al detectar el aumento de intoxicaciones.
Los afectados bebieron el alcohol metílico, que puede usarse como anticongelante o disolvente, creyendo que se trataba de un tipo de aguardiente que se consume en Turkmenistán para protegerse de enfermedades infecciosas.
Once personas han sido detenidas por vender el producto en colmados y peluquerías de los barrios afectados.
Medios turcos han recomendado falsamente estos días el consumo de bebidas alcohólicas y de alimentos como el ajo, el yogur o la melaza para combatir el coronavirus.**



Este tipo de información la que puede causar más muertos que el propio COVID-19. La aceptación de una información que no son más que bulos peligrosos puede llevar a esas muertes absurdas, producidas por una mezcla de codicia y estupidez, dos enemigos mortales.
No todo el mundo tiene acceso a la información fiable y muchos tienen acceso a información peligrosa si la siguen, como en ese caso en Turkmenistán, pero también en otros en los que han circulado informaciones frívolas e irresponsables. Ya sea por maldad o por ignorancia, la necesidad de combatir la desinformación y la falta de información es creciente. Para ello hay que establecer fuentes fiables y accesibles.


Algunos medios están teniendo acceso directo a fuentes oficiales. Otros se asesoran por expertos. Uno de los mayores peligros es la gente que explica lo que no entiende. La crisis ha ido mostrando la necesidad de la información fiable y de la especializada. Los peligros del tecnicismo y los peligros de la frivolización se han mostrado en un curso acelerado y mortal.
La información —tiene razón Harari— es la clave en todos sus flujos y circuitos, de los científicos y médicos a los institucionales y los medios son un factor determinante por su propio papel de distribución. Por eso es tan importante el cuidado de los medios y la formación de los profesionales sobre la que nunca se insistirá bastante.
La capacidad de transmitir y compartir información ha sido nuestra gran fuerza frente a los desafíos de la naturaleza en la evolución humana. Es nuestro poder real poder compartir y defendernos en grupo. Desgraciadamente, es también un arma y un peligro cuando nos lleva a la ignorancia de los problemas o a las soluciones erróneas. 



* Pedro Altares "Yuval Noah Harari: “La mejor defensa contra los patógenos es la información”" El País 22/03/2020 

** "20 muertos en Turquía por beber alcohol adulterado al pensar que protege contra el coronavirus" La Vanguardia 20/03/2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20200320/474268757562/muertos-turquia-beber-alcohol-adulterado-protege-coronavirus.html

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