Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
mascarilla se ha convertido en una imagen habitual en las fotografías. Es el
elemento que permite visualizar el momento, antes o después del COVID-19. Mire
la foto de una calle que le ofrecen en su periódico. La presencia de
mascarillas es indicadora del presente, si bien puede haber sido realizada hace
años. Es el elemento visible que se identifica con el coronavirus.
Hasta
hace muy poco, todas las fotografías con mascarillas nos mostraban ciudadanos
asiáticos, presumiblemente ciudadanos chinos. La prensa norteamericana y
británica especialmente reproducían con cierta preferencia imágenes de
militares cubiertos con mascarillas, soldados en formación que habían
incorporado la mascarilla como un elemento más del uniforme. También las
mascarillas se asociaban a los signos del régimen chino, de la bandera a los
retratos del presidente Mao. La revista Time dedicaba su portada a un enorme
retrato del presidente chino Xi Jinping con el rostro tapado por una
mascarilla.
Miro
algunas de las fotografías en temas relacionados con el COVID-19 y veo, por
ejemplo, una en la prensa francesa que nos muestra una calle parisina llena de
gente con tres mujeres asiáticas con las mascarillas.
Las
mascarillas no son nuevas. Durante mucho tiempo, hemos visto a ciudadanos
chinos y japoneses llevarlas en situaciones de catarros, gripes, etc. Es un
rasgo característico de su comportamiento social e individual. Muchas veces se
debe a los altos índices de contaminación que pueden tener en sus ciudades.
Pero en
este nuevo contexto, ir con mascarilla se convierte en un arma de doble filo.
Puedes transmitir tranquilidad o intranquilidad. Hay mucha gente que ve las
mascarillas como amenazas, como una evidencia de que la persona que la lleva
está "infectada". En gran medida, este efecto es debido a la
exposición a los medios, al uso constante de la mascarilla para escenificar
mediante un juego retórico la presencia de los coronavirus. De esta forma, la
asociación está completa.
Sería
interesante realizar un amplio muestreo, una recogida de una muestra
fotográfica para ver cómo se ha ido configurando visualmente el COVID-19. Las
imágenes que nos muestran el virus son poco eficaces porque somos incapaces de interpretar
esa extraña figura en términos propios. Sí somos, en cambio, capaces de
integrar las mascarillas en los contextos sociales en los que se nos han
mostrado.
La
obsesión por las mascarillas ha llevado estos días a situaciones de carencia,
por un lado, y de especulación por otro. En Estados Unidos han tenido que hacer
un llamamiento institucional para evitar que aquellos que más las necesitan
para enfrentarse a las situaciones de mayor riesgo carezcan de ellas. La
especulación ha hecho disparar los precios. En estos casos las mascarillas se
ven como elemento de protección, frente a aquellos que se ven como
inquietantes, como un recordatorio del peligro a la exposición.
En la
página de la Organización Mundial de la Saludo hay consejos sobre el uso y utilidad
de las mascarillas. Los
consejos principales son:
- If you wear a mask, then you must know how to use it and dispose of it If you are healthy, you only need to wear a mask if you are taking care of a person with suspected 2019-nCoV infection.
- Wear a mask if you are coughing or sneezing.
- Masks are effective only when used in combination with frequent hand-cleaning with alcohol-based hand rub or soap and water.
- If you wear a mask, then you must know how to use it and dispose of it properly.properly.
La presencia constante de las mascarillas en las fotografías
crea un cierto sentido recordatorio de los peligros. Por eso es peligroso no
entender su sentido y dar por descontado que las personas que las llevan están
infectadas como algunos piensan.
De nuevo, el miedo que se ha sembrado se recoge. Hoy los
mensajes tienden a ser hacia una mayor tranquilidad y a la prudencia de la
gente.
Me llama la atención el titular, la fotografía y el pie de foto del diario valenciano Las Provincias. El titular nos habla del racionamiento de las mascarillas en el Hospital Clínico de Valencia. De nuevo se nos muestran dos ciudadanas asiáticas, probablemente chinas, mientras que el pie de foto asegura "Dos chicas con mascarilla en Valencia". No deja de ser un tanto peculiar el caso. No vamos a dudar del origen de la foto (¿hay motivos?), pero no por ello deja de sorprendernos de nuevo la asociación de máscaras y usuarios. Como es sabido, los casos de la Comunidad Valenciana tienen su origen mayoritario en el deseo futbolero de seguir a su equipo a un encuentro hasta el norte de Italia. Sin embargo la asociación coronavirus-mascarilla-asiáticos se sigue produciendo, convertida ya en rutina informativa. Creo que el ejemplo es claro.
En la comunicación siempre es posible darle la vuelta a las cosas. Un
ejemplo muy interesante sobre cómo romper las asociaciones negativas nos lo
muestra con ingenio la publicidad de la marca de cerveza Corona. La asociación
de "Corona beer" con "coronavirus" ha logrado salir del
paso con humor.
La imagen nos muestra un grupo de cervezas rivales envueltas
precisamente en una mascarilla. Otro usuario de redes sociales nos muestra el
carrito del supermercado con todas las botellas en un lado alejadas de la
"Coronabeer".
El humor puede ser también un elemento de relajación, de
liberación de tensiones, ante un elemento invisible que solo se visualiza a
través de este tipo de elementos indirectos, como la mascarilla o las personas asiáticas.
Habrá que empezar a cambiar.
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