miércoles, 4 de marzo de 2020

Sembrando odio

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cualquier tecnología de la comunicación que se desarrolle pone ante nosotros lo mejor y lo peor. Como humanos, las usamos para lo mejor y lo peor de nosotros mismos.  El problema son los efectos ya que lo que aumenta es el poder de difusión y la rapidez. El poder de difundir más multiplica los efectos, ya que son más los alcanzados, y la velocidad hace que sean imparables las mentiras o las maldades a cara descubierta. Esto ha sido así y probablemente seguirá siendo así porque nuestra naturaleza no cambia, solo usa lo que tiene delante. La educación es una adquisición de conocimientos, pero pocas veces una corrección de vicios de nacimiento.
La llegada de las nuevas tecnologías de la información ha propiciado nuevos caminos para las viejas formas. Es su poder lo que asusta, ya que animan a una mayor producción de maldades. En los últimos tiempos hemos visto, bajo la etiqueta de "fake news", cómo se han convertido en una cuestión casi aceptada, una forma de actuación que se puede usar con total tranquilidad. Por eso es saludable la noticia que nos trae La Vanguardia con el titular "Una tuitera, primera imputada por una ‘fake news’ al difundir un vídeo falso sobre ‘menas’". La noticia es la siguiente:

Un juez ha citado como investigada a la primera tuitera contra quien se querelló la Fiscalía por una noticia falsa (fake new), al difundir un vídeo falso que atribuía actitudes violentas a un grupo de menores no acompañados ( menas ) para denigrarlos.
Según han informado a Efe fuentes judiciales, el titular del juzgado de instrucción número 5 de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), localidad donde reside la internauta, ha citado el próximo 9 de marzo a la mujer, R.M.M.C., como investigada por un delito contra los derechos fundamentales.
La Fiscalía acusa en su querella a la internauta de difundir el 13 de junio de 2019 en su cuenta de Twitter un vídeo que mostraba las agresiones de un grupo de alumnos en Brasil a su profesora, atribuyéndolo falsamente a un centro de menores no acompañados de España, contribuyendo con ello a agravar los prejuicios contra este colectivo vulnerable.
En el mensaje de Twitter, la internauta adjuntaba el vídeo con el texto: “Te mando un vídeo de un centro educativo para los emigrantes menores de edad que entran ilegalmente en España. Te ruego que lo difundas para que España se entere de una vez como nos agradecen que los acojamos”.*



Sorprende que el paréntesis explique que una "noticia falsa" es una "fake new", cuando debería ser al contrario, pero esto tiene un cierto sentido de revelación del fondo del asunto. Hubo un tiempo en que se hablaba de "intoxicación informativa", con el sentido que la noticia falsa se usaba para modificar la información para dirigirla contra alguien. Hoy esto se practica de forma habitual y algunos hasta cotizan en la Seguridad Social por hacerlo. Es lo que se hace cuando se "interfiere" en las elecciones o cuando el presidente Trump maneja sus tuits frenéticos.
La base de la comunicación es la actuación sobre el otro, sí, pero se puede hacer con verdades o datos reales o con mentiras y falsificaciones. Hace mucho tiempo escribí que puede que no sepamos qué es la verdad, pero sí sabemos qué es una mentira. "Fake New" es una de las versiones de la mentira, la que se transmite a sabiendas con la intención de hacer daño. Los viejos "rumores malintencionados" ha sido sustituidos por la falsificación de la evidencias para hacernos creer algo, en un sentido determinado, buscando una reacción negativa. Es la acumulación de evidencias falsas lo que define la noticia falsa. Es el vídeo lo que refuerza el "se entere de una vez" del texto del tuit. Es el vídeo el que nos lleva a creer en la verdad de lo que se dice. Y el vídeo es auténtico, sí..., pero en un lugar distinto, Brasil. Las imágenes quieren convertir en verdaderas las palabras y las palabras se presentan como consecuencia de las imágenes. Entonces llega el que quiere creerlas, el que está deseando que se confirme lo que cree.


Un par de teclas tocadas y el tuit se convierte en "viral", se extiende por miles encontrando nuevos redifusores de su contenido. El mensaje, como el agua de la montaña, encuentra sus canalizaciones y va cogiendo fuerza. Y provocando reacciones negativas, acumulando odio, que es su objetivo.
En La Vanguardia se nos explica qué se buscaba con todas estas manipulaciones:

“Todo ello con el fin de denigrarlos asociándolos de forma generalizada con actos incívicos, violentos y de falta de respeto a la autoridad del profesorado, desacreditándolos con ello y contribuyendo de esta forma a despertar o aumentar entre la población los prejuicios y estereotipos contra este colectivo de personas, especialmente vulnerables, con el consiguiente riesgo de generar sentimientos de rechazo y hostilidad social frente a ellos”, sostiene la querella.

Vivimos en medio de muchas guerras no declaradas. La guerra contra la inmigración es una de las armas básicas en una batalla superior, la de los populismos que nos acechan. En plenas crisis mundiales, con gente que trata de escapar de situaciones insostenibles de miseria o violencia, hay personas que se han creado una forma extraña de "amor" a la "patria". Se han formado una idea excluyente y de odio de los demás. Olvidan nuestro pasado migratorio y de exilio hasta tiempos muy recientes; pero una de las consecuencias del odio es el borrando de la memoria. El odio va primero, como esos barredores en el deporte del curling, facilitando la acción, el avance hacia sus metas.


Espero que esta forma de odio adquiera la situación jurídica adecuada, que sea tipificada, como requieren las leyes. No sé si servirá de mucho en este mundo anónimo, automático y de gatillo fácil. El anonimato (o la creencia en él) libera de muchas inhibiciones desatando lo peor social e individualmente.
Hoy se vive en el miedo. El provocarlo es un gran negocio, ya sea económico o político. Del miedo a las enfermedades al miedo a la inmigración, a la xenofobia, al cambio climático, etc. se usa el miedo con intenciones diversas.  Unas son positivas y significan avisos. Otras, por el contrario, manipulan a través de las alarmas sociales redirigiendo el miedo hacia focos que les interesa. Y el miedo se transforma en odio.



* "Una tuitera, primera imputada por una ‘fake news’ al difundir un vídeo falso sobre ‘menas’" La Vanguardia-EFE 3/03/2020 https://www.lavanguardia.com/vida/20200303/473952698256/tuitera-imputada-fake-news-video-falso-menas.html

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