martes, 24 de marzo de 2020

La crisis revela los problemas que ya existían

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Puede que esta situación sea nueva para todos, pero no lo son muchas de las respuestas que estamos dando. La vida es decisiones en las que tenemos que elegir entre opciones que no son siempre fáciles, por lo que el fondo moral, la ética que nos sustente es esencial. Esto está resaltando en nuestra actual situación cuando las decisiones, acertadas o erróneas, deben ser guiadas por unos principios éticos claros, en los que la protección de la vida sea esencial. Solo aquellos para los que las vidas ajenas apenas importan más que como motivo de explotación y beneficio pueden seguir siendo indiferentes a la situación del dolor ajeno, de las muertes por desidia o indiferencia.
Ese tipo de comportamientos egoístas son ya recriminados en el plano individual por la propia comunidad, pero crecen los planteamientos en los que, conforme se agrava la situación de las personas, se manifiesta prioridades económicas frente a los daños personales.


Llevamos mucho tiempo donde no hay otra perspectiva de la sociedad que la económica. Las enfermedades mismas han sido y son contempladas como pérdidas de horas de trabajo, no como personas que pueden requerir cuidados. La visión económica de la Sanidad se está pagando en estos momentos porque se ha reducido su tamaño por costes, se ve la falta de medios y de personas, de protección para esas personas. Las personas a las que salimos a aplaudir a nuestros balcones han estado saliendo a las calles para defender no solo sus puestos de trabajo sino la salud de todos, como ahora se hace evidente con el esfuerzo y dedicación que nunca les podrá ser recompensada suficientemente.
Tenemos que dar gracias porque el sistema de abastecimiento de alimentos funciona en nuestro país que es una fuerza productora importante. Hace apenas unas semanas se manifestaban por nuestras calles los agricultores denunciando la infame situación en la que viven, presos de especulaciones del mercado que reducen el beneficio de su trabajo a cifras ridículas. Sus imágenes están presentes en nuestra memoria y ahí deben seguir porque volverán a la misma situación cuando regresemos a la "normalidad".


Si algo tenemos que aprender de todo esto es precisamente que eso que llamamos "normalidad" y ahora echamos de menos es en parte responsable de lo que estamos padeciendo. Podemos, como Trump echarle la culpa a China o a Italia, a los gobiernos ineficaces, a la Liga de campeones, al turismo... a lo que queramos, pero eso no eliminará o barrerá debajo de la alfombra, algo que ya se estaba diciendo desde múltiples focos intelectuales, que es necesario cambiar el sistema, que así no se puede seguir avanzando. Eso afecta a todos, individual, social, política y culturalmente. Estamos en el límite del modelo actual.


El modelo en el que vivimos es deshumanizado y no se enfrenta a los problemas reales, sino a gráficos. El ejemplo más claro lo tenemos en el negacionismo del cambio climático, que no es más que la codicia y la irresponsabilidad de los países más poderosos. El sistema se ha centrado en el dinero y este se dirige cada vez a menos lugares, fomentando la desigualdad entre sociedades y dentro de las mismas sociedades.
El espectáculo dantesco de lo que ocurre con las residencias de ancianos revelan las carencias infames del sistema, la conversión de los mayores en la materia prima de un negocio en el que los beneficios van a una parte y las pérdidas se suman al sistema general sanitario que se debe ocupar de las personas cuando enferman. Cuando el sistema se satura, estamos viendo lo que ocurre. Habrá residencias que sean responsables, pero lo que está saliendo a la luz debe ser no solo denunciado, como investiga la Fiscalía, sino asimilado por todos nosotros como responsables de consentirlo. Las palabra de palabras de Pablo Casado hace unos días quejándose de que solo se denunciara las residencias de la Autonomías gobernadas por el PP no se deberían haber pronunciado nunca a la vista de lo que está saliendo cuando el Ejército las visita, según informaron los medios ayer. Esa situación es realmente intolerable desde el punto de vista de la humanidad que deberíamos mostrar. Ya sea por desidia, miedo o falta de medios, se debe buscar en la responsabilidad. No es la primera vez que saltan escándalos en residencias de mayores, pero esto desborda todo lo anterior. Debe investigarse a fondo, sí, pero no para descargar nuestras conciencias sino para dotarlas de sentido de la realidad.


La creación de una morgue en el Palacio de Hielo será una carga pesada para la ciudad que no podrá olvidar que allí donde se patinaba, ahora se agrupan los muertos que el sistema de enterramiento o incineración no puede asumir. Es duro, nos dicen, que no se pueda velar a los muertos, sí, pero es más duro que estas muertes se produzcan por contagios mutuos al no ir nadie a ver la situación ni resolverla. La política respecto a los centros de mayores se resolvió con los centros de día, pero no se abordó el problema de las residencias, convertidas en lazaretos, con personal sin protección y sin cualificación médica, con meros auxiliares en el mejor de los casos. No debemos olvidar nunca esto, las residencias deben ser otra cosa y la reacción otra más allá de la retórica gastada.
Los que tienen dudas sobre si la economía o las personas están enfocando mal el problema. Como cantó el poeta Yeats en uno de sus versos, "no se puede separar al bailarín de la danza".


La economía es la forma en que nos organizamos y relacionamos como sociedad. Lo que se enseña en la Facultades no son más que intentos de explicar algo que es poco explicable por su propia condición, dados los factores de enorme complejidad que entraña. Los intentos de separar la actividad económica de las personas no son más que forma de racionalización del egoísmo defendiendo bajo la capa de los "expertos" lo que no es más que deseo de poder y la codicia.


Si no aprendemos que todos debemos cambiar nuestras prioridades, reorganizar el sistema para humanizarlo y encontrar la forma de defendernos de este tipo de desestabilizaciones y amenazas, de poco servirá.
El diario ABC recoge unas palabras del presidente Donald Trump:

En las últimas horas, la cuestión sobre qué precio hay que pagar para contener la epidemia ha llegado a las esferas más altas del Gobierno. «No podemos dejar que la cura sea peor que el propio problema», escribió Trump, en un mensaje con mayúsculas en Twitter. «Al final del periodo de 15 días, tomaremos una decisión sobre qué vía elegir».*



La cuestión clave es que "cura" y "problema" se mueven en dos niveles diferentes. La "cura" es lo que necesitamos para salvar vidas: es esfuerzo, coordinación, cooperación, sacrifico, altruismo, inversión, ciencia y entrega. Por el contrario, el "problema" se define en términos económicos. No se pueden mover en el mismo plano so pena de poner precio a la vida humana y hacer cálculos con ellas para ver si es "rentable". Es el mismo principio mercantilista que deshumaniza.
Es precisamente lo que intento el conservador Boris Johnson para escándalo de la comunidad científica británica y de la comunidad internacional al intentar seguir con la idea de que la naturaleza siguiera su curso. Ha tenido que rectifica, olvidar sus poses y maneras de privilegiado y asumir que es responsable de cada vida que se pierda en el Reino Unido. Para eso se le eligió, aunque fuera de forma implícita. La retórica bravucona del Brexit tiene que quedar atrás. No parece que vaya a ser el caso de Trump, al que le acaban de bloquear un programa por considerar los demócratas que se basaba en las empresas y menos en las personas.


España es un país de autónomos y micro empresas. Lo es por varios motivos, pero el principal sea la incapacidad de asumir el empleo como una tarea social por una empresas débiles que no invierten lo suficiente en creación de puestos de trabajos, que se han contentado con seguir manteniendo precariedad y bajos sueldos, los "remedios" que se sacaron de la manga para la anterior crisis económica y que hoy se siguen practicando pese a los cambios. Eso nos ha dado una sociedad con sueldos bajos, empleos precarios y estacionales, que no consigue bajar las tasas de desempleo, centrada en el turismo como fuente de ingresos o en la importación de productos, porque es más barato importar que producir.
Hay un límite para esto, unas consecuencias sociales que dejan marcas en toda nuestra vida, desde la incapacidad de acceso a la vivienda, el retraso de los nacimientos, con el envejecimiento que llena nuestras residencias y que nos lleva a un futuro incierto por el destino de las pensiones de una generación  mal pagada, intermitentemente contratada. Los autónomos se queja con razón. De ellos sale mucho hacia las arcas comunes. Son los que más pagan en el marco europeo. Los problemas, nos dicen, habían empezado antes de la pandemia. El COVID-19 solo saca a la superficie, como en otros casos, la triste realidad, la condición extrema del sistema, nuestras deficiencias estructurales.


La decisión que Trump dice tener que tomar es un falso dilema y solo el hecho de plantearlo ya refleja una perversión de la mirada sobre el mundo. No ver más allá de cifras e intereses es peligroso. El hombre que presumía de manejar la economía con solo un tuit suyo ha dado las muestras suficientes de falta de empatía como para ser fiable. Como ya ha señalado una parte de la prensa norteamericana, su gabinete está lleno de personas vinculadas a los lobbies. No es el mejor asesoramiento en estos momentos.

No se puede poner en una balanza la economía y las personas. Es una falsificación de la realidad, un falso dilema que causa preocupación por el hecho de plantearlo. Estamos viendo las consecuencias de tomar decisiones tardías por temor a la economía. No solo no han solucionado nada, sino que han agravado muchas cosas. Es cierto que nadie ha podido prever este alcance tan rápido y masivo, pero ya hay información suficiente para quien la quiera ver y experiencia sobre cómo se puede combatir. Es ridículo e indecente que una persona como Trump salga ahora responsabilizando a China de dar tarde la información cuando él ha estado negando todas las informaciones hasta hace una semana. Es simplemente obsceno y demuestra que solo busca excusas para ocultar su tibieza negacionista fundada en sus esperanzas de reelección. Ahora se le escapa de las manos su único activo, después de haber responsabilizado a los medios, a los demócratas de la "histeria" por el COVID-19, para él el "virus chino".


Esta crisis muestra la talla de los gobernantes, aquí y allá, pero también su capacidad de entender los problemas como humanos y no solo económicos. Les pasará factura a unos y a otros. Se pueden cometer errores, sí, pero no cambiar las jerarquías. Eso no es un error, es un principio falto de solidaridad, falto de humanidad, que es lo que no se debe abandonar. No hay que ajustar las personas a la economía, sino al contrario. La actividad económica se puede recuperar y necesitará nuevos esfuerzos de todos, pero las vidas no. Tampoco la instauración del egoísmo o del interés de unos pocos porque hace pudrirse la sociedad.
Necesitamos cambiar, necesitamos pensar más en términos de comunidad solidaria que como egoístas atomizados en una jungla económica, dejados a su destino. No se trata de "cuidar" de los "más débiles"; se trata de evitar que la acumulación de diferencias provoque más debilidad, como ha estado ocurriendo hasta el momento. Los problemas ya existían, pero parecían que no eran nuestros. Lo mismo ocurrió con los inicios en China, ¡estaban tan lejos!


Pensar que la economía puede ir bien y la sociedad mal es una perversión; pensar que la gente puede morir mientras los negocios florecen es otra perversión. Hay que reconstruir nuestro sentido moral de la vida social, darle un sentido distinto a lo que consideramos bueno.
Una anécdota reveladora: se han dado ahora cuenta que no se puede obligar a encerrarse en su casa a los "sin casa". ¿Tenemos que llegar a esto para darnos cuenta? Parece que sí.


* "«No lo vamos a permitir»: Trump se plantea otra respuesta a la epidemia para evitar el parón económico" ABC 24/03/2020 https://www.abc.es/internacional/abci-no-sostenible-eeuu-plantea-respuesta-distinta-confinamiento-general-202003232153_noticia.html




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