Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
A nadie
se le escapa que la pandemia global del COVID-19 tiene muchas carreras
paralelas. El surgimiento del coronavirus en China sirvió para que Estados
Unidos arremetiera contra el que considera el rival más peligroso, la segunda
economía mundial, y un desafío en lo tecnológico que Washington no se puede
permitir. Antes del COVID-19 estaban el 5G y Huawei.
Los
intentos de aislar China fueron primero económicos, levantando barreras y
presionando a los países del entorno para que se distanciaran y a la propia Unión
Europea para que no aceptara la tecnología china en sus nuevas redes de
comunicación. Trump grito mucho, amenazó, pero no logro aportar más que sus
propias opiniones al respecto, ni una sola prueba. Se trataba de hundir a un
rival que ya le ha ganado en muchos terrenos y que la "¡América más grande!"
de Trump no se puede permitir.
La forma
de ver el mundo de Donald Trump necesita urgentemente de un golpe de efecto. Es
su especialidad. Esta vez solo hay uno posible: la vacuna contra el COVID-19.
Trump sabe que solo eso puede salvar su presidencia dándole la ventaja que ha
perdido con el debilitamiento de la economía y las acusaciones de haber llevado
la crisis de forma frívola y negacionista hasta que las evidencias le han hecho
tragarse sus propias bromas.
La
cuestión de la vacuna contra el coronavirus tiene una dimensión científica,
social y política. Las tres están relacionadas. El hecho de que alguien que no
sea los Estados Unidos la encuentre primero supone un golpe duro a la tesis del
país más avanzado científica y
tecnológicamente. Queda lo militar. Socialmente tendrá efectos sobre la
población mundial, que no podrá recibir las vacunas a la vez, que tendrán que
ser producidas y repartidas.
Pero a
Trump le interesa especialmente la tercera dimensión, la política. El hecho de
poder vender al mundo que la vacuna "es norteamericana" debe ser su
sueño diario, pues le aseguraría un discurso y también un control sobre el
propio escenario mundial. Es difícil que el presidente Trump no aprovechara la nueva
"nacionalidad" de la vacuna. Lo que le llevaría de nuevo a la guerra
comercial, empezando con China, pero también más allá.
En
estos días han aparecido en la prensa titulares como el del diario El Mundo
"Alemania rechaza categóricamente que Donald Trump se haga con los
derechos de la vacuna contra el coronavirus". No explican:
El Gobierno alemán ha rechazado
categóricamente la posibilidad de que Estados Unidos se haga con los derechos
exclusivos de la vacuna contra el coronavirus que desarrolla la empresa alemana
CureVac como pretendía el presidente Donald Trump, que ha llegado a ofrecer
hasta 500 millones de dólares a esos laboratorios a cambio de todos los
derechos.
"Nuestros laboratorios están trabajando
para conseguir una vacuna para todos, sin exclusividades", ha declarado la
viceportavoz del Ejecutivo alemán, Ulrike Demmer en línea con lo ya manifestado
por el titular de Economía, Peter Altmaier. El ministro no sólo descartó ayer
que el negocio que Trump propuso a CureVac se lleve a cabo, sino que, en un
lenguaje poco habitual en él, afirmó que "ningún laboratorio alemán se
pondrá a disposición de tales propósitos. Alemania no está en venta",
dijo.*
La
jugada es doble. Anunciar al mundo que los Estados Unidos son superiores científicamente
(aunque se haya hecho en Alemania) y económicamente. Si los Estados Unidos de
Donald Trump sacan una vacuna antes que nadie, se aplicará el "America
First". Este "first" no solo será sanitario: la vacunas se
elaborarán en los Estados Unidos y para los Estados Unidos. Será un tirón de la
economía norteamericana, pero un estancamiento, a la espera, del resto. Trump
podrá jugar con ello, como antes ha jugado con otros factores sin pudor.
Los
Estados Unidos de Trump han dado las suficientes muestras de egoísmo político
en su forma de entender el liderazgo como para que se ponga en sus manos una
vacuna que afecta al mundo al completo. Sencillamente, es preferible que sea la
Unión Europea, Alemania o el país que dé con el proceso de frenar el virus.
Con
todo, hay un escenario peor para Trump: que sea China quien desarrolle la
vacuna contra el COVID-19. No sería la primera vez que los laboratorios de
China, con importantes centros de investigación en este campo, dan con una solución
a casos de fuera. No nos acordamos de la llamada "crisis del pepino"
en 2011, la del E.coli, la que llevó a acusar a la agricultura española de lo
que se demostró que no era culpable. Hay que recuperar para la memoria la imagen
de Mariano Rajoy tomando públicamente pepinillos para demostrar que no había
peligro con nuestros pepinos. Esto es mucho más grave y global.
2011 |
Los
intentos de Trump de "comprar" todos los derechos de la investigación
que pueda llevar a una posible vacuna son enormemente inmorales e insultantes,
algo que define bien a Trump, en más de un aspecto. No iba a ser distinto ahora.
La
respuesta alemana ante el intento de compra por parte de Trump ha sido de
irritación y ofensa. En The Guardian podemos leer:
German ministers have reacted angrily following
reports US president Donald Trump offered a German medical company “large sums
of money” for exclusive rights to a Covid-19 vaccine.
“Germany is not for sale,” economy minister
Peter Altmaier told broadcaster ARD, reacting to a front page report in Welt am
Sonntag newspaper headlined “Trump vs Berlin”.
The newspaper reported Trump offered $1bn to
Tübingen-based biopharmaceutical company CureVac to secure the vaccine “only
for the United States”.
The German government was reportedly offering
its own financial incentives for the vaccine to stay in the country.
The report prompted fury in Berlin. “German
researchers are taking a leading role in developing medication and vaccines as
part of global cooperation networks,” foreign minister Heiko Maas told the
Funke Mediengruppe research network. “We cannot allow a situation where others
want to exclusively acquire the results of their research,” said Maas, of the
centre-left SPD.
“International co-operation is important now,
not national self-interest,” said Erwin Rüddel, a conservative lawmaker on the
German parliament’s health committee.**
El
planteamiento es diametralmente opuesto al del egoísmo y la prepotencia
norteamericanos. El "Alemania no está en venta" se opone al
"Compro vacuna a buen precio" planteado por Trump, presidente
empeñado en acabar de hundir la imagen de los Estados Unidos ante el mundo, su
autoproclamado "liderazgo del mundo libre" y su papel de
"guardián mundial". Todos estos tópicos que a la sociedad
norteamericana le gusta escuchar y sus políticos gustan repetir, son pisoteados
por las acciones del propio Trump. Esta es una más. Alemania deja en evidencia
la pobreza moral de Trump.
En
Estados Unidos, los números van aumentando junto con las críticas. Salir a decir
que "todo está bajo control" ya se lo reprochaba ayer la CNN y muchos
medios que consideran que los problemas ya no son cerrar el país al mundo, sino
que lo tienen dentro y no hay capacidad de atender a los enfermos entre otras
cosas por las reducciones del sistema sanitario realizadas por la administración
Trump. Ahora todos los Estados se vuelven hacia él a la espera de algo de
liderazgo eficaz y no patriotero. Pero ya no valen gorras ni tuits.
*
Carmen Valero "Alemania rechaza categóricamente que Donald Trump se haga
con los derechos de la vacuna contra el coronavirus" El Mundo 16/03/2020
https://www.elmundo.es/internacional/2020/03/16/5e6fbfc2fc6c837d7b8b45b5.html
**
"Coronavirus: anger in Germany at report Trump seeking exclusive vaccine
deal" The Guardian 16/03/2020
https://www.theguardian.com/world/2020/mar/16/not-for-sale-anger-in-germany-at-report-trump-seeking-exclusive-coronavirus-vaccine-deal
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