viernes, 31 de julio de 2020

Ciencia contra mitos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En nuestra polifonía social, la voz de la Ciencia debería servir de algo, pero nuestras sociedades están en plena curva ascendente (se nos contagian las metáforas) y muy difícil de aplanar de la "creencia" y el "mito", en el sentido que el semiólogo francés Roland Barthes le dio en su obra bajo el título "Mitologías", una serie de relatos o narrativas que sustentan nuestro universo cultural, un tejido (texto) de líneas entrelazadas que dan consistencia humana a nuestra realidad. Esos hilos del tejido social pueden ser de diversa naturaleza, lanzándonos a diversas prácticas, creencias, modos de vida. Los mitos de la sociedad medieval no son los de la industrial o los de la postindustrial. Nuestros mitos son creencias autoalimentadas por nosotros mismos en nuestra construcción constante de la cultura, nuestro entorno.
La Ciencia es una voz múltiple, no dogmática, que ofrece la mejor explicación disponible sobre lo que experimentamos, sobre lo que nos rodea o sobre nosotros mismos. En los tiempos del coronavirus, en cambio, la voz de la Ciencia se ve acallada por los mitos fabricados para mantener ciertas creencias vivas en un movimiento de ajuste en esta competitiva carrera interpretativa de los fenómenos.
Es característico de la Ciencia la explicación prudente, con revisión y límite. En estos días ha habido múltiples artículos de científicos sobre los males de las respuestas rápidas, de los estudios sin las confirmaciones suficientes, de la prisa por publicar o llamar la atención. Todo esto repercute en varios aspectos. En primer lugar en la validez de los resultados, pero también en un nivel más profundo generando desconfianza, en la épica batalla por el control del conocimiento que lleva siglos librándose. La Ciencia se enfrenta al Dogma y a la creencia infundada. Muchos han provechado que los tempos y las respuestas de la Ciencia son diferentes para socavar su credibilidad, debilitar la confianza en ella.


Son tiempos de manipulación y de impulso de las mentiras, de las medias verdades, de las insinuaciones. Son tiempos en los que se aprovecha la necesidad de agarrarse a lo estable para enganchar a los carros de la duda a aquellos que tienen miedo o que, por el contrario, quieren ver confirmadas sus ideas, por extravagantes que puedan ser.
Como ocurrió con los que consideraban en SIDA como un castigo de Dios, algunos se presentan con aires firmes en los tiempos del COVID-19 creando teorías conspiratorias que justifiquen sus creencias o decisiones. Es lo que llamábamos las "guerras del coronavirus" frente a las guerra "contra el coronavirus" hace unos días en estos mismos escritos.
Hoy se avanza un poco más en esa lucha doble por encontrar la realidad del coronavirus, por un lado, y por tratar de cerrar los "mitos" que se han ido desarrollando sobre su aparición, su "creación", etc.
Con el titular "El virus de la Covid-19 lleva entre 40 y 70 años en los murciélagos", el diario La Vanguardia, publicado por la Agencia Sinc (Servicio de Información y Noticias Científicas), la agencia de noticias científicas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, presenta un artículo firmado por Mónica G. Salomone, en el que podemos leer:

El origen del coronavirus SARS-CoV-2 sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de la biología. Desvelarlo es importante para prevenir futuras oleadas de Covid-19 y también para acallar teorías conspiranoicas.
Se supo muy pronto al inicio de la pandemia que el nuevo coronavirus comparte más del 96% de su genoma con un coronavirus que infecta murciélagos. Ahora, un trabajo de un equipo internacional ha intentado reconstruir el árbol genealógico del SARS-CoV-2.
Los resultados del estudio se han publicado en el último número de la revista Nature Microbiology y determinan que el linaje de ambos coronavirus se separó hace entre 40 y 70 años. Esto significa que el SARS-CoV-2 lleva bastantes décadas circulando indetectado entre los murciélagos.
Eso “se ve claramente en nuestros análisis”, escriben en su artículo los autores, que además lanzan una advertencia: en ese tiempo se pueden haber diferenciado más linajes con los rasgos adecuados para infectar a los humanos.
Además, son virus con una alta capacidad de intercambiar material genético entre sí, lo que implica, según los autores, que “será difícil identificar virus con el potencial de causar brotes importantes en humanos antes de que estos emerjan”. Es necesario, por tanto, disponer de un “sistema de vigilancia de enfermedades humanas en tiempo real que rápidamente pueda identificar y clasificar patógenos”.
El nuevo análisis no apoya la hipótesis —aunque tampoco la descarta— de que el pangolín fuera un paso intermedio en el salto de murciélagos y humanos. Tampoco las serpientes. “La evidencia actual es consistente con que la evolución del virus en murciélagos haya dado lugar a [variantes] capaces de replicarse en el tracto respiratorio superior tanto del humano como del pangolín”, escriben los autores.* / **



Claro y directo. En estas líneas se nos habla del origen, se descartan las mentiras  "conspiranoicas", se advierte sobre futuros peligros y se reclaman medidas. Es un compendio integrado del valor descubridor, explicativo y socialmente preventivo de lo que debes ser la Ciencia.
La pregunta que surge es ahora es ¿servirá de algo? Nuestro gran problema, más allá del coronavirus, es ser capaces de asimilar las informaciones que la comunidad científica pone en nuestras manos y saber darles sentido práctico en la realidad. Nos explican, nos aconsejan sobre las medidas para frenar, pero luego somos nosotros, los que recibimos la información los que debemos tomar posiciones activas.
En Estados Unidos llevan años detectando el avance de las creencias infundadas frente al conocimiento científico, ante los avances de la Ciencia. El país más poderoso se dirige hacia el pasado de forma rápida por el crecimiento del mito frente a la luz orientadora de la Ciencia en nuestras actuaciones. Les ha bastado tener una infraestructura, aprender a manipular a través de las nuevas plazas públicas tecnológicas, una cadena televisiva que sirve de intermediara y amplifica los mitos o los fabrica directamente, para situar en la Casa Blanca a un ignorante y manipulador, a un presidente como Donald Trump, capaz de expulsar a los científicos que le contradicen mientras se fotografía con una Biblia en la mano frente a una iglesia que no pisa.


Los medios tienen una enorme responsabilidad en el avance de los mitos devoradores. Muchos repiten falsedades a sabiendas de que lo son pero que a la gente le gusta escucharlas. El daño es inmenso.
La reconstrucción del ADN de los murciélagos y su datación entre 40 y 70 años no evitará que sigan creyendo en los Estados Unidos que ha sido el Dr. Fauci quien lo creó —como veíamos hace unos días— o que salió de un laboratorio chino creado artificialmente, o que ha sido una maniobra de los demócratas para evitar la reelección de Trump. Los mitos son difíciles de erradicar por más que se intente.
Los políticos tienden a discutir en sus guerras del coronavirus. No se les escucha prácticamente decir nada sobre las informaciones que salen del ámbito científico. Actúan como filtros y los medios se centran en ellos en un porcentaje de tiempo mucho mayor. Tiene más seguidores discutir sobre el turismo que discutir sobre aspectos científicos y cómo destinar recursos humanos y económicos para lo que pueda llegar. Nos avisan, pero seguimos en nuestras guerras camufladas, en nuestras sordera crónicas y en nuestra falta de orientación de por dónde llegarán los nuevos problemas.


Con esta crisis, nos lamentamos de no haber aprendido de la anterior. Esperemos que esto no ocurra una y otra vez. Estar preparados es esencial para minimizar los efectos de lo que nos llega. Sin embargo, nos dejamos arrastrar por el griterío zafio que solo busca mantener vivo el espectáculo. Lo ocurrido estos días con las discusiones sobre si "existía" o no un comité científico o no es buen ejemplo de cómo hacer mal las cosas y enfocarlas peor.
Felicitamos expresamente a la autora del artículo, que ha sabido dar las dimensiones reales del avance científico y explicarlo con claridad, algo que no es frecuente. Es necesario filtrar las noticias con nuevos criterios de relevancia, algo que se ha perdido por el efecto perverso de las redes, en donde se diluye en flujos de intereses que las distorsionan. Lo más importante no es lo más leído, sino lo que todos deberían leer. Desgraciadamente, vivimos en un mundo del revés.



* Mónica G. Salomone "El virus de la Covid-19 lleva entre 40 y 70 años en los murciélagos" El País 30/07/2020 https://www.lavanguardia.com/natural/fauna-flora/20200730/482582721327/el-virus-de-la-covid-19-lleva-entre-40-y-70-anos-en-los-murcielagos.html
* * Mónica G. Salomé "El virus de la Covid-19 lleva entre 40 y 70 años en los murciélagos" Sinc  30/07/2020 https://www.agenciasinc.es/Autor/Monica-G.-Salomone

jueves, 30 de julio de 2020

Las virtudes peligrosas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, ha sido noticia en los tiempos del COVID-19 gracias a dos noticias, la primera la islamización de la basílica de Santa Sofía, una forma de absorción destructiva de su pasado y ahora las medidas de control y censura de Internet, que es lo mismo que decir de su población.
Cuando se produjo el primer paso de celebración de la oración del viernes en Santa Sofía, convertida en mezquita, se taparon los frescos y signos cristianos y Erdogan tuvo una presencia activa en el rezo, seguido en el exterior por miles de personas, que según nuestros perspicaces periodistas veraniegos, "no mantenían las distancias de seguridad", una coletilla que mostraba la profunda incomprensión de lo que ocurre en Turquía, tal como sucede con otras partes del mundo. Tampoco mereció comentario la opinión recogida a un asistente, aquello "era un signo de que el islam triunfaría finalmente". Tampoco se preguntó nadie qué quería decir aquello, ni sobre quién se estaba triunfando con aquella conversión del espacio religioso. A los ojos de millones de seguidores de Erdogan, no solo en Turquía, que encabeza ahora mismo la "internacional islamista" de los Hermanos Musulmanes, Erdogan es un enviado, como otros, para ganar el espacio perdido por el Islam, un héroe que le devolverá su esplendor y rendirá finalmente a los infieles a mayor gloria de Dios, que así lo quiere.
La Vanguardia 24/07/2020
Las autoridades europeas, más conocedoras del sentido del gesto, manifestaron rápidamente su idea de que aquello suponía definitivamente la renuncia de Turquía a sus ideales de pertenencia a Europa, algo para lo que no hacían falta muchas confirmaciones, pues es algo que Erdogan ha ido reiterando a través de múltiples acciones. Es seguro que los planes de dios para el mundo, según Erdogan, requerirán más tiempo, pero no se trata de eso, sino de dos objetivos, el primero obviamente es convertirse en líder incuestionado de Turquía, deshaciéndose de toda resistencia interior y perseguir en el exterior a los que pudieran crearle problemas. Las purgas de gullenistas hace unos años le sirvieron para desmantelar el poder judicial, la universidad, las empresas, etc. deteniendo a miles de personas.


Pero es el segundo objetivo el más ambicioso. Erdogan se ve a sí mismo como el renovador del imperio otomano, para lo que necesita del prestigio interior y exterior que consigue con acciones como la islamización de Santa Sofía. Allí donde los demás ven un espacio turístico en estos tiempos de trivialidad, Erdogan, como el seguidor de la oración, ven un enorme símbolo de la reconstrucción islámica, una nueva toma simbólica de Constantinopla.
Los gestos constantes de desafío de Erdogan a la comunidad internacional (no solo a occidente) están creando conflictos con Grecia, Chipre, con Egipto y con la Comunidad Europea, especialmente tras sus maniobras en Libia apoyando a los islamistas, algo que ha llevado a que el parlamento egipcio aprobara hace unos días la posibilidad de intervención militar en el país vecino, un caos en parte por el apoyo de Erdogan a un sector favorable.
Recordemos que lo primero que hizo el derrocado presidente islamista egipcio, Mohamed Morsi, cuando llegó al poder fue establecer intenso acuerdos comerciales con los turcos de Erdogan. Los Hermanos Musulmanes y sus grupos afines forman una internacional con diversas capas, una de ellas es precisamente la empresarial, pues no dejan de favorecer a los suyos y entre ellos. El gobierno islamista egipcio favoreció de inmediato a los amigos turcos. Estos, tras el derrocamiento, les acogieron y les permitieron establecer en Turquía la base de operaciones contra el gobierno egipcio, lo que supuso una serie de enfrentamientos verbales bastante intensos entre Erdogan y el presidente y demás políticos egipcios, acusando a Turquía de albergar y fomentar el terrorismo.


Recordemos que fue en Turquía donde se produjo el secuestro, tortura y asesinato del periodista saudí Kamal Khashoggi. Las informaciones salieron a la luz gracias a los múltiples pinchazos y vigilancia que los turcos tenía del consulado saudí. El asesinato de estado dejó en evidencia el poder de los medios de espionaje turcos, al desvelar no solo las imágenes exteriores de la entrada de Khashoggi, sino  las grabaciones con el audio de las torturas, facilitadas a los medios internacionales.
Nada se mueve en Turquía sin que Erdogan lo sepa. El problema es que esto va a más. No es solo la restricción a la libertad de expresión, sino el sistema de espionaje sobre los propios ciudadanos. Erdogan no quiere cabos sueltos y todas estas acciones son percibidas como signos de fuerza, que es el único camino al liderazgo en ese contexto.
La Vanguardia nos informa del nuevo paso dado para el control de los opositores:

El Parlamento turco aprobó ayer una polémica ley que concede a las autoridades un mayor control sobre los usuarios de redes sociales y les permite censurar contenidos. La enmienda, impulsada por el partido del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), fue aprobada con el apoyo de su aliado parlamentario, el ultranacionalista Partido Movimiento Nacionalista (MHP).
La normativa obliga a las empresas de redes sociales a designar a un representante y a mantener sus servidores en Turquía. Además, deberán almacenar datos de los usuarios en el país euroasiático y se establece un plazo de 48 horas para eliminar contenido que las autoridades consideren “ofensivo”. En el caso de no cumplir con sus nuevas obligaciones podrían enfrentarse a multas de entre 1.500 y un millón de dólares.
Los principales partidos de la oposición, así como varias oenegés de derechos humanos y asociaciones de periodistas, se opusieron a la reforma al considerarla “anticonstitucional” y advirtieron de que la medida puede llevar a un mayor control y censura de la ciudadanía.
“Esta enmienda aumentará significativamente los poderes del Gobierno para censurar contenido en la red y procesar a los usuarios de redes sociales”, señaló en un comunicado Andrew Gardner, portavoz de Amnistía Internacional en Turquía. “Es una clara violación del derecho a la libertad de expresión en la red y contraviene el derecho y las normas internacionales de derechos humanos”, agregó. Durante el debate parlamentario, miles de usuarios publicaron mensajes en Twitter bajo la etiqueta “parad la ley de censura”.*



Es en el segundo párrafo donde se concentran las peligrosas medidas de Erdogan. El hecho de que los servidores de internet tengan que estar dentro de las fronteras da un poder nuevo al gobierno turco al ser una forma de presión y control. No tiene más que conseguir una orden y entrar en ellos o, más sencillo, cortar el suministro.

Recordemos que durante la primavera árabe, el gobierno egipcio de Hosni Mubarak no tuvo más que dar la orden a las compañías telefónicas para que se produjera un apagón mediático completo en el país. De esta forma nadie podía comunicarse con nadie, lo que tuvo el efecto indeseado de que la gente, privada de conexión, se concentrara en la plaza de Tahrir. Se volvió a la comunicación humana, al contacto, ante el corte de las comunicaciones. Como parte de la lógica histórica del autoritarismo, el gobierno de Abdel Fattah al-Sisi ha estado haciendo lo mismo para el control de los medios sociales, equiparando las páginas de facebooks o los blogs a los medios tradicionales, que están sujetos a una estructura triple de control, confluyendo en el Ministerio de Información, auténtico órgano de vigilancia y represión.
Erdogan —como al-Sisi y otros— necesitan deshacerse de las redes sociales ya que es allí donde anida la disidencia. Todos los dictadores, autócratas y dirigentes poco democráticos tienen como objetivo la reducción de poder de las redes, anonimato, instantaneidad y coordinación, empeñándose en los contrario, identificación de los participantes y vigilancia y corte de las comunicaciones cuando sea necesario.
Las excusas para hacerlo ya son las habituales:

El Gobierno argumenta que la ley es necesaria porque las compañías tecnológicas no han tomado medidas contra actividades como el acoso sexual, los juegos de azar ilegales, fraudes y apoyo al terrorismo. El AKP ya había advertido antes de que pretendía introducir medidas legales para mantener bajo control a plataformas como Twitter, Facebook y YouTube y obligarlos a eliminar contenido so pena de asumir fuertes multas.
A principios de mes, Erdogan se mostró enojado por unos tuits que se burlaban de su yerno y su hija y advirtió que estas “plataformas inmorales” estarían “completamente prohibidas o controladas”.*

Es sorprendente (quizá no tanto) el paralelismo con el presidente egipcio Abdel Fatah al-Sisi. Ambos compiten en el mundo islámico para mostrarse como guardianes de las buenas costumbres, de ser los musulmanes perfectos y los máximos defensores de los valores familiares y sociales. Esto se traduce en una actitud ultraconservadora, tradicionalista, restrictiva frente a cualquier innovación. El feminismo, por ejemplo, es visto como una amenaza occidental contra los valores de la familia y que busca destruir la jerarquía del varón, puntal del patriarcado.


Los medios del régimen dan información constante de cómo sus autoridades luchan en defensa de la virtud frente a una invasión destructora de occidente, que usa las redes sociales y las aplicaciones de moda. De esta forma, las aplicaciones se van cerrando o estigmatizando su uso.
En estos días, la noticia en Egipto ha sido la detención de varias influencers de la red Tiktok por ir contra los "valores morales familiares", una acusación que reside como todas las de este tipo en un ideal de perfección familiar que es difícil de sostener en un país con las cifras de acoso sexual entre las mayores del mundo, que sigue teniendo el matrimonio infantil como un problema y en el que hace apenas unos días ha sido detenido un hombre por haber asesinado a su esposa e hijas para poder volver a casarse.


Creo que hay algo más que la defensa de los valores: el impedir cualquier forma de liderazgo social que pueda escapárse de las manos. El recuerdo de cómo empezó la Primavera Árabe en Egipto, con la base juvenil, la "revolución de los jóvenes", creo que tiene mucho peso. El gobierno egipcio quiere —como Erdogan— controlarlo todo, que el foco social solo esté en la figura presidencial. Por eso teme tanto la aparición, especialmente entre los jóvenes de figuras que puedan desviar el discurso oficial sobre el comportamiento. De ahí, igualmente, el miedo a que en las redes sociales pueda haber formas de atracción hacia la disidencia, en especial aquellas que alejen de la obediencia promoviendo nuevas formas de vida.
En el artículo de Egyptian Streets sobre la condena a 20 años de las dos jóvenes influencers de Tiktok podemos leer:

Egypt’s Minister of Interior Mahmoud Tawfik reportedly issued ‘strict instructions’ to the Ministry of Interior’s General Department for the Protection of Moral Values and Information Technology to monitor social media accounts for any content that ‘harms or offends public morals, family sanctity, the traditions of society or otherwise promotes debauchery’, leading to a wave of arrests of these TikTok users.
Earlier in July, activists in Egypt launched a digital campaign demanding the release of all women arrested on debauchery charges using the hashtags #بعد_اذن_الاسرة_المصرية (If Egyptian Families Permit…) on Twitter and Facebook, as well on an anonymous petition, to offer solidarity and make a change to the current charges and laws that facilitate them.
All affected by debauchery and immorality charges, Menna Abdel Aziz, Sherifa Refaat and her daughter Nora Hisham (known as Sherry Hanem and Zomorroda, respectively), Manar Samy, Renad Emad, Hadeer El Hady and Passant Mohamed are all still awaiting trial. **



Al igual que en Turquía, el argumento de la defensa de la moralidad y de la familia es una forma de hacerse con el discurso de los críticos islamistas, salafistas, etc. Se trata de evitar que estos usen las críticas morales para minar la confianza en los gobiernos acusándolos de ser inmorales, importar las perversas modas de occidente, debilitar la familia, etc. Esto hace que los gobiernos, para evitar que sus ciudadanos escuchen este tipo de críticas, tratan de convertirse en ejemplares, atacando a los que apuestan por una vida diferente. Son varios los pájaros que matan de un solo tiro. Acallan las críticas de los tradicionalistas, se presentan como paladines de la fe y eliminan a los disidentes o simplemente a aquellos que no se someten a las normas ciegas de obediencia, en especial los jóvenes.


La construcción de estas repúblicas islámicas dogmáticas, cada vez más plegadas sobre sí mismas, es un problema serio de futuro, pues todo ello alienta esa guerra soterrada que sigue presente en el que considera que el islam debe gobernar sobre el mundo, como nos decía el entrevistado ante la basílica de Santa Sofía, convertida oficialmente ese día en mezquita, con la presencia de Erdogan.
No es difícil dar el salto de ser un tradicionalista a convertirse en yihadista, de hecho, así suele ocurrir. Cada vez se perciben más peligros en el mundo y los otros son enemigos de la verdad y de Dios. La perfección necesita ser mostrada y demostrada. Lo malo es que suele confirmarse mediante actos de fuerza, que son celebrados por los seguidores. Ven en ello las señales del favor divino. Erdogan llegó a afirmar tranquilamente que Cristóbal Colón vio minaretes de mezquitas cuando avistó tierras americanas. ¿Por qué no?


Erdogan ha creado tres frentes: el sometimiento de Turquía a mayor represión, el conflicto por los recursos energéticos con Chipre, Grecia y Europa, y el conflicto de Libia que puede crear un nuevo desastre, mayor que el ya existente, en la zona al internacionalizar abiertamente el conflicto. Con todo ello espera el aumento de su prestigio y liderazgo entre los grupos islamistas repartidos por el Mediterráneo. El objetivo no es otro que la resurrección del imperio otomano en una versión moderna. Te empiezas construyendo un palacio de emperador y luego necesitas un imperio.
La excusa de defender la moral tradicional une a estos dos rivales, Erdogan y al-Sisi, en su carrera por la virtud reconocida, ejemplar a los ojos de unas sociedades en las que se presume de perfección, aunque se practique cada día la represión, especialmente sobre las mujeres, pues estas son las que llevan al desastre si no se les ata en corto. 



* "Erdogan aprueba una ley que le permitirá censurar las redes sociales" La Vanguardia 30/07/2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20200730/482581459828/turquia-erdogan-censura-redes-sociales.html
** "Two TikTok Influencers Sentenced to Two Years in Prison for Violating Family Principles" Egyptian Streets 27/07/2020 https://egyptianstreets.com/2020/07/27/two-tiktok-influencers-sentenced-to-two-years-in-prison-for-violating-family-principles/
*** "¿Por qué Erdogan asegura ahora que América fue descubierta por musulmanes?" ABC 19/11/2014 https://www.abc.es/internacional/20141119/abci-erdogan-musulmanes-descubrimiento-america-201411181613.html


miércoles, 29 de julio de 2020

Yo también quiero un corredor seguro

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La oferta de algo llamado "un corredor seguro" por parte del gobierno español al británico para que permite la llegada de los turistas a los archipiélagos canario y balear siembra muchas dudas sobre lo que realmente eso suponga, la forma de crearlo, las responsabilidad que implicaría en su caso y, finalmente, lo que ha creado, un agravio comparativo. Ahora, Andalucía y Valencia reclaman su derecho a un corredor igual que el de las islas, ¿por qué no?
¿Qué es "un corredor seguro"? En estos tiempos de juego con las palabras, es una herramienta que nos hace sentir mejor, sencillamente. El problema no es el corredor, sino lo que ocurra más allá. ¿Estarán los turistas aislados de la población apestada? ¿No tenemos los demás derecho a que se nos aseguren nuestros corredores, aquellos que debemos recorrer para ir trabajar o para nuestras propias vacaciones? ¿Quién los los garantiza?
A primeros de junio se nos daba una noticia esperanzadora, la creación a título experimental de un "corredor seguro" entre Baleares y Alemania. El diario de Economía 5 Días nos daba así los detalles: 


Baleares será la primera comunidad autónoma de España que establecerá un corredor turístico seguro con Alemania y que por lo tanto esquivará la cuarentena impuesta por el Ejecutivo para poder acceder a cualquier destino turístico hasta el 1 de julio. La presidenta balear Francina Armengol ha presentado esta mañana este proyecto piloto, que cuenta con la autorización del Ministerio de Sanidad, que permitirá que 10.900 viajeros alemanes (también están incluidos propietarios de segunda residencia) inicien sus vacaciones en esa región desde el 15 al 29 de junio con una estancia mínima de cinco días. "Es un proyecto muy importante porque nos posiciona como un destino seguro. Somos el primer destino de España que se abre al turismo mundial. Es un plan piloto muy trabajado y pactado con el sector público y privado", ha recalcado. Esos 10.900 viajeros suponen tan solo el 0,91% del turismo extranjero recibido en la segunda quincena de junio de 2019, tal y como precisó el consejero de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela.
Las plazas de hotel y avión se comercializarán a través de tres turoperadores (TUI, DER Touristik y Schauinsland-Reisen) y distintas aerolíneas y no hay establecido, tal y como ha avanzado Armengol, ningún cupo específico para las islas. Negueruela avanzó que ya se han contratado las 1.000 primeras plazas y que los vuelos están previstos para el día 15 y 17 de junio con destino Mallorca.Una de las principales novedades del corredor es que los turistas alemanes (podrán venir de cualquier región sin excepciones) no estarán obligados a hacerse un test en origen para certificar que no están contagiados. "El objetivo de Baleares es poder abrir de forma segura y nos hemos centrado en Alemania porque es nuestro gran mercado emisor con condiciones epidemiológicas similares. Los casos de Covid en Alemania son de 6 por cada 100.000 habitantes y en Baleares 5 por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa de contagio es de 0,12% en Alemania y de 0,09% en Baleares. De ese modo cumplimos los criterios marcados por la UE para los corredores seguros", ha recalcado Armengol.*



Las imágenes de los turistas recibiendo aplausos desde el aeropuerto hasta la llegada a los hoteles se usaron para confirmar que no había peligro, que todo desde que se pisaba España hasta la salida estaría vigilado para la tranquilidad de los que llegaban. Ese experimento con casi 11.000 turistas se las prometía muy felices, un ejemplo de cómo se debía actuar para vencer al coronavirus y salvar el verano del sector. 
El 23  de junio, Hostelur, una publicación especializada del sector, titulaba "Alemania elogia las medidas de protección de España para los turistas" y citaba a las autoridades alemanas manifestando su satisfacción por el buen trabajo realizado para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. El 17 de julio, la misma publicación titulaba "Alemania amenaza con restricciones a sus turistas si actúan como en España" y señalaba:

El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, ha advertido este jueves de que podrían ser necesarias nuevas restricciones ante eventuales nuevos contagios de la COVID-19, si los turistas alemanes en el extranjero no se comportan con responsabilidad, tal y como ocurrió el fin de semana pasado en Mallorca, donde fueron fotografiados participando en una fiesta multitudinaria y sin medidas de seguridad. Precisamente, este turismo incívico y sus posibles efectos en la pandemia llevó al Govern balear a ordenar el cierre de todos los establecimientos de comercio, ocio y restauración de dos calles de la Playa de Palma (las conocidas como "de la Cerveza" y "del Jamón") y de Punta Ballena, en Magaluf, ambas en Mallorca.**

¿Corredor seguro para turistas poco seguros? Hablamos mucho de la irresponsabilidad de los "jóvenes", pero nos limitamos en hablar del turismo irresponsable para evitar enfadar a nuestro sector turístico. La culpa, decían ya algunos, la tienen los medios, que muestra imágenes de los excesos en las fiestas playeras. Los excesos turísticos son fruto de lo que ha servido de incentivo para pasarse esas semanas en muchos lugares de España. Confinamiento en tu país, desmadre fuera, ¡son vacaciones! Ha tenido que ser el ministro de Asuntos Exteriores alemán el que denunciara a sus propios ciudadanos por una conducta poco saludable por no decir irresponsable. ¿En qué quedó el "corredor seguro?

Ayer mencionábamos que el tono enfadado del doctor Fernando Simón, señalando que desde el punto de vista epidemiológico era mejor que los belgas y británicos se quedaran en su casa, traería cola. Y así ha sido.
En La Vanguardia leemos:

Mientras, en España, el sector turístico se muestra indignado por la gestión del Ejecutivo. El empresariado está especialmente molesto por las declaraciones de Fernando Simón, el responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que el lunes afirmó que “desde el punto de vista sanitario, es mejor que los belgas y británicos no vengan a España”.
La Mesa del Turismo, un grupo histórico compuesto por distintos agentes económicos, exigió ayer su “dimisión inmediata” por “celebrar la ruina de un sector que supone más del 12,5% del PIB y el 13% del empleo del país”. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, salió en defensa de Simón asegurando que hablaba “como epidemiólogo” y que los turistas “no corren ningún riesgo” en España.
Además, el lobby Exceltur exigió al Gobierno “una mayor anticipación diplomática” para evitar decisiones como las del Reino Unido, que representa el primer país emisor de turistas, con 18 millones en el 2019. En declaraciones a Efe el presidente Gabriel Escarrer dijo: “A España le ha faltado actividad diplomática de alto nivel”.**



Vayamos a lo inverso: ¿corremos riesgos los españoles por la llegada de turistas? Creo que es el punto de vista que ha tratado de reflejar el doctor Simón. La respuesta es indudablemente sí. Creo que seguimos sin querer entender o no logran comprender qué significa "pandemia". Lo malo no es que sean "turistas", algo que al coronavirus le trae sin cuidado. La única forma de evitar que el virus se extienda por el mundo es reducir la movilidad, luego donde estemos, aumentar la distancia social, mascarillas e higiene. Cuanto más movimiento haya, más probabilidades de contagio, independientemente de la nacionalidad o la actividad, que no son determinantes en sí, sino por las circunstancias que requieran en los términos expresados.
En Cataluña acaban de sancionar al obispado por organizar una misa funeral en recuerdo de los muertos por la pandemia. ¿Hay una causa mejor intencionada que una misa por los fallecidos? Da igual la causa. Es una reunión (misa) en un local cerrado (templo) con más de diez personas (fieles asistentes). Todo depende de cómo lo interpretemos. Se mantenían las distancias, pero da igual. ¿Que hay una guerra abierta con la iglesia catalana? Vale. Pero el caso muestra que no es la actividad en sí, sino el incumplimiento de las normas de seguridad.


Lo importante de los turistas es: a) ¿vienen de un país con tasas mayores o menores?; b) ¿han sido testados antes de venir?; c) ¿cumplirán las normas del resto? y d) ¿qué actividades pueden realizar? No se trata solo de proteger y dar garantías a los turistas. También se trata de proteger a la población de los que llegan de fuera asegurando el aislamiento. En este mundo al revés, debería ser España la que exigiera la cuarentena para entrar. Sin embargo, eso significaría que el lobby turístico mencionado por La Vanguardia mandaría a la hoguera a quien lo hiciera.
La cuarentena es una forma de garantía, una asegurarse que después de un tiempo no se desarrolla la enfermedad. En China, a los propios ciudadanos que llegan desde el exterior los meten en habitaciones de hoteles durante quince días, hasta asegurarse de que están sanos y puedan volver a sus pueblos. De allí no salen ni al pasillo. Les cobran después la factura del hotel, comida y gastos derivados. No sé si esta ocupación hotelera puede ser considerada como "turismo ocupacional". Claro, es China, dirán algunos.


Recordemos que nuestros dos primeros casos se produjeron con dos turistas, precisamente uno en Baleares y otro en Canarias. No deja de ser una paradoja un poco humillante que nuestros gobernantes nos quieran sanos para disfrute de los turistas extranjeros. Los virus no entienden de fronteras o nacionalidades, desde luego, pero los gobiernos sí. Al igual que el sagaz Boris Johnson se ha querido marcar un detalle populista empezando a pensar en los suyos, deberíamos pensar más en nuestra parcela.
De fondo siempre lo mismo: los intereses de unos y otros, aunque sean los de muchos, frente a la salud. ¿Por qué confiar en "corredores seguros" cuando estamos incumpliendo nuestros propios protocolos cada día, cuando estamos ignorando lo que sabemos con certeza? Si se está mostrando que es en el ocio y las reuniones familiares donde está el mayor peligro, ¿por qué insistimos en plantearnos lo mismo traído de fuera?



Como ya es habitual, España sigue viviendo su paradoja de país dependiente de otros para mantenerse a flote. Eso nos hace especialmente débiles hoy y mucho más mañana si no lo remediamos. Y la única forma es transformarnos, cambiar este modelo que depende de los demás directamente y apostar por tener el control en nuestras manos. Pero la resistencia de ese sector combinado de ocio, turismo, restauración, etc. que se ha ido formando en estas décadas, ¡tan cómodo para Europa! crea una resistencia poderosa.
Esto no se puede cambiar en dos días y, como cualquier reconversión, será traumático. Pero es la apuesta por una mayor independencia, tener nuestro destino en manos propias y no en las del Boris Johnson o el belga de turno.


España se ha convertido en un país acomodaticio, que ha enquistado sus problemas convirtiéndolos en crónicos, como el desempleo y la precariedad, en gran parte producidos por nuestro modelo, una versión moderna de la antigua España de pandereta. Importamos turistas y exportamos médicos, ingenieros, científicos y otros grupos con buena formación que son bien apreciados fuera, mucho mejor que aquí. Cada vez que se nos cierra una fábrica volvemos al pasado. Las decisiones sobre nuestro futuro se toman fuera ante la impotencia gritona de los gobiernos españoles. ¿Dónde están las alternativas? ¿Dónde de las inversiones, los planes? 
Nuestras atomizadas empresas, nuestro autoempleados carecen de fuerza, solo subsisten. Hemos ido enterrando sectores, uno tras otro. Los cierres derivados de la pandemia muestran lo dependientes que somos de terceros. Vienen atraídos por facilidades, pero su compromiso local es nulo, como vemos cada día, y huyen a países más baratos y dóciles, que se disputan a la baja sus llegadas. La cerveza me está esperando en la barra del bar, dice una bien intencionada campaña publicitaria en estos días. Tomarla en casa empieza a ser incívico.


Ahora ofrecemos "corredores seguros" mientras crece nuestra inseguridad por el aumento de los casos, cuya procedencia es el mundo del ocio, que se resiste a tomar en serio las medidas, tanto por parte de los que ofrecen como por parte de los demandantes de entretenimiento, del botellón playero a la discoteca. ¿Cómo enderezar a los irresponsables? ¿Cómo convencer a los que no quieren que las mascarillas les estropeen el maquillaje, el peinado, un bonito blanqueado de dientes o lo que sea? ¿Cómo vivir sin los colegas? ¿No te pone el riesgo?
Entiendo lo que trata de hacer el ejecutivo, pero hay que poner el problema sobre la mesa de una vez, nuestro modelo, dar el salto a ser un país moderno, productivo, industrializado, culto... ¡inteligente! Quiero competir con el norte y no con el sur del sur; quiero competir, no servirle
Quiero un "corredor seguro" para nuestro futuro.


* Carlos Molina "Así será el corredor turístico que unirá Alemania y Baleares en la última quincena de junio" 5 Días 9/06/2020 https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/06/09/companias/1591702611_888212.html
** "Alemania amenaza con restricciones a sus turistas si actúan como en España" Hosteltur 17/07/2020 https://www.hosteltur.com/138085_alemania-amenaza-con-restricciones-a-sus-turistas-si-actuan-como-en-espana.html
*** "Los vetos de Alemania y Holanda agravan la parálisis turística" La Vanguardia 29/07/2020 https://www.lavanguardia.com/economia/20200729/482574826473/alemania-paises-bajos-turistas-restricciones-catalunya.html




martes, 28 de julio de 2020

La guerra del coronavirus y sus efectos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Está la guerra contra el coronavirus, por un lado, la que supone la investigación para llegar a una vacuna, la lucha de los epidemiólogos para evitar que se expanda, de los sanitarios, etc.; pero por otro está la guerra del coronavirus, la que implica los conflictos políticos nacionales e internacionales. La guerra del coronavirus es la guerra anterior con nuevos argumentos nacidos de la gestión de la pandemia, su origen y efectos.
En esta segunda dimensión las posibilidades de conflicto son infinitas ya que se trata de canalizar el miedo, la irritación y la desconfianza de las personas hacia terceros. En el caso exterior más claro, la guerra contra China había comenzado mucho antes y, tras la vacilaciones iniciales de Trump, pronto dejó el "buen trabajo" y empezó la guerra contra el "virus chino". Los ataques contra China son continuos y es el frente exterior que ha elegido para encarar su complicada reelección. El COVID-19 le ha servido para arrastrar al país en esa dirección tratando de cubrir su mala gestión. Es un ejemplo claro.


Otro ejemplo lo tenemos estos días en los que el ejecutivo británico se enfrenta a su mala gestión y también a un componente que ha quedado en segundo término, pero es ya inaplazable, las negociaciones del Brexit. ¡Mal momento, muy inoportuno! ¿Ha pagado España la necesidad de Johnson de recuperar el control? Son varios analistas los que interpretan en clave de Brexit la imprevista medida de Johnson jugando a proteger a los británicos fuera de lo que no les ha protegido dentro. A algunos medios, muy decantados por el mundo empresarial, les ha parecido una osadía el comentario del doctor Fernando Simón diciendo que casi mejor que no vengan desde el punto de vista de la pandemia, dadas las cifras del Reino Unido. Los que se rasgan las vestiduras piensan más en el bolsillo que en otra cosas. Fernando Simón es médico; su trabajo es la salud. Que se lamenten los economistas si quieren. El deseo de tener ingleses pululando por nuestras playas y hoteles me parece muy loable y comprensible, pero sus cifras no animan a ello y ya tenemos bastantes problemas con los rebrotes.


Nuestra necesidad de los británicos —más bien de su dinero— ha dado alas a Boris Johnson que no ha desperdiciado la ocasión de que el gobierno español se humille ofreciendo esa cosa tan rara a la que llaman "corredor seguro" y que resulta un agravio comparativo.
En nuestro país, lo hecho por el gobierno —que se ha llevado no una, sino dos bofetadas— al seleccionar para el turismo británico Canarias y Baleares, ha creado otro escenario de lucha política. La Comunidad andaluza y la valenciana se han levantado inmediatamente diciendo que también quieren un "corredor seguro", que es una enorme tontería dada la imposibilidad de controlarlos una vez en su destino. La única solución sería mantener encerrados, confinados a los británicos. La versión oficial sería que se les protege de ser contagiados por españoles, mientras que la extraoficial diría que se trata de proteger a los españoles de los británicos, bastante más verosímil.


La cara y el tono del doctor Simón mientras decía esto sobre el freno a los británicos decía mucho más. Apostaría por un conflicto interno, por una advertencia —como es su obligación— al ejecutivo español, empeñado en hacer real lo imposible, que solo vengan británicos sanos y que se queden en su casa por las noches.
Pero el conflicto de los corredores seguros traerá cola, pues nada es más discutible que lo que no tiene lugar, al carecer de la evidencia de los hechos. Ahora tendremos más refriegas ya sea por el favoritismo y el abandono, ya sea la inoperancia de haberlo conseguido. La política puede ser escenario eterno de discusiones absurdas.
No creo que exista ningún país que se libre de la lucha política por el coronavirus. La lucha contra el coronavirus se convierte en un tema político en cuanto los diferentes grupos políticos dejan de ponerse de acuerdo y prefieren disputar sobre las medidas, agitar a las poblaciones y ejercer una permanente crítica justificada o no.


España es un ejemplo muy claro de cómo se ha perdido una ocasión provechosa de unidad, algo que hubiera dado un sentido mayor de responsabilidad a la ciudadanía. Sin embargo, un gobierno de enorme debilidad y con poca cohesión —se diga lo que se diga— ha visto debilitada sus funciones por los conflictos con las autonomías, que empezaron sin correr riesgos para después, animadas por sus propios partidos gobernantes, lanzarse al combate político en cuanto que han asumido las responsabilidades. El constante discurso defensivo del gobierno de que las autonomías nunca habían dejado a un lado su responsabilidad y competencias sanitarias durante el periodo de "mando único" es una muestra de este nadar y guardar la ropa.
El punto más crítico de esta forma de hacer política se podría situar en las declaraciones de Quim Torra cuando expresó que si Cataluña hubiera gestionado la crisis de la pandemia habría habido menos muertos. El ocho de julio, el diario El Mundo, junto con el resto de la prensa nacional se hacía eco de las palabras de Torra en el parlamento catalán: "La culpa es de Madrid, es evidente. Por eso queremos ser independientes. Todavía no sabemos, y algún día se sabrá, que en España hay el doble de muertos por Covid"* No sabemos si sigue pensando lo mismo ante la situación actual de Cataluña. El agravamiento de la situación ha llegado a límites en los que Torra habla ya de volver al confinamiento anterior, al más duro. Su simplista interpretación de la pandemia y, en paralelo, de la política, le pasa ahora factura ante su propia opinión pública que considera su gestión fallida y muy deficiente. Y el problema es que ya no tiene más argumentos ante lo contundente de los hechos.


El problema político de la pandemia del Covid-19 es que no negocia con nadie, no hay forma de hacer que trabaje a tu favor. Si se trata de conseguir el poder, la crítica es muy fácil, pero una vez conseguido el problema lo tienes tú. El problema no era "Madrid", por muy "evidente" que a Torra le pareciera.
¿Tiene consecuencias sobre la realidad la escenificación política de esta guerra del COVID-19? Creo que sí. Lo tiene porque aburre y, sobre todo, obliga al uso de argumentos que, como con Torra, se vuelven contra ti.
La democracia no es solo antagonismo. Es parte de su propia esencia precisamente el diálogo y el acurdo en aquello que se considera positivo para el conjunto de la sociedad. Nuestro mundo mediático plantea como una exigencia el enfrentamiento, pero esto es de un reduccionismo pasmoso, de una falta de comprensión del fenómeno democrático realmente deprimente. Una democracia de dogmaticos es una contradicción en sus términos, el equivalente al diálogo de sordos.
El ejemplo de Donald Trump en los estados Unidos debería ser analizado con más cuidado de lo que algunos (incluso los trumpistas españoles) lo hacen. Trump había logrado que le salvaran el cuello en el impeachment, pero su empecinamiento narcisista, su personalismo obcecado e ignorante, está arrastrando al abismo a los republicanos, que comienzan a abandonar el barco ante el desastre previsible del que las encuestas avisan hasta en los estados más favorables. Han sido precisamente los estados que más le han apoyado y seguido, como Florida, los que tienen las cifras más altas de contagios y con crecimiento diario, batiendo récords.


Trump lo ha intentado todo con el COVID-19. Intentó negarlo inicialmente, después despreciarlo, a continuación empezó ya a buscar culpables en extrañas conspiraciones de la "izquierda" y de los medios afines. Hoy Estados Unidos es el centro mundial del coronavirus, batiendo todas las cifras del planeta. Son más de cuatro millones de infectados y más de 140.000 muertos. No, la guerra contra el coronavirus no es la guerra del coronavirus, tal como Trump la ha planteado, una gigantesca conspiración para desprenderse de él. Y la gente se ha dado cuenta finalmente de la locura que ha sido seguir sus ideas.
La penúltima batalla en los Estados Unidos es la de hundir el prestigio de aquellos que han tratado de avisar sin recurrir a la política, los asesores científicos o los expertos epidemiólogos, que no hay día que no traten hundir las huestes del dogmatismo. En el caso de Estados Unidos hemos asistido a un combate permanente entre la Ciencia y la Ignorancia (sí, con mayúscula), la representada por el doctor Fauci frente a Donald Trump, que necesitó de un experto epidemiólogo pensando que este se plegaría a sus curiosos puntos de vistas e intuiciones peligrosas. Desde el momento en que no fue posible doblegarlo por lo delirante de las propuestas trumpianas,  Fauci fue puesto en el punto de mira de los seguidores fieles del mesías presidencial.
Oliver Tracy, con el titular "Sinclair drops segment featuring conspiracy theory about Fauci", nos explica la última jugada contra el epidemiólogo:

The Sinclair Broadcast Group (SBGI) said Monday it will not move forward with airing a segment featuring a conspiracy theory that suggested Dr. Anthony Fauci, the nation's top infectious disease expert, was responsible for the creation of the coronavirus.
Over the weekend, Sinclair announced it would postpone and "rework" the segment featuring discredited "Plandemic" researcher Judy Mikovits which was set to air during the program "America This Week" hosted by Eric Bolling.
But on Monday, the company pulled the plug altogether.
"Upon further review, we have decided not to air the interview with Dr. Mikovits," a spokesperson for Sinclair told CNN Business in a statement. "Although the segment did include an expert to dispute Dr. Mikovits, given the nature of the theories she presented we believe it is not appropriate to air the interview."
"We also reiterate our appreciation for all that Dr. Fauci and his team have accomplished for the health and wellbeing of Americans and people worldwide," the Sinclair spokesperson added. "During this pandemic, Sinclair and its affiliates have positively and prominently  featured Dr. Fauci on air, including interviews with our stations and our network, Stadium. There remains an open invite for Dr. Fauci to appear on our stations any time."**



Me imagino que el grupo periodístico Sinclair sintió vergüenza del papel que le pedían que jugara. Ha tomado la decisión más sensata, consciente de la manipulación que suponía en esa guerra contra el médico. La "teoría de conspiración" montada es tan delirante que solo se podría aceptar en los Estados Unidos de Trump, la república de las fantasías y ensoñaciones de su presidente, un mundo cambiante según los gustos de esta Reina de Corazones carrolliana en que se ha convertido.
Las guerras políticas con el coronavirus como arma pasarán factura a todos los que se lancen a ella por lo antes señalado, si consigues el poder te toca responder. Estados Unidos, como España y otros muchos países, tienen repartido el poder en múltiples escalones, estados, autonomías, municipios, etc. Si no trabajan de forma conjunta y coordinada es difícil que esto se pueda superar en esta fase sin vacuna, en donde dependemos de nuestra acciones, de nuestra responsabilidad para contenerlo lo suficiente como para que el desastre no vaya a mucho peor de lo que ha ido. Pero en el mundo existen trumps y bolsonaros, otros del mismo corte. Existen muchos con un sentido oportunista de lo que es ser oposición ante algo de este calibre mundial, un desafío sin precedentes, necesitado de una velocidad de respuesta mucho mayor, de una coordinación que precisamente Estados Unidos, con Trump al frente, se había empeñado en romper antes de su aparición destrozando todos los foros internacionales de encuentro.


Mucho me temo que los modelos de liderazgo beligerante que se ha ido imponiendo en muchas partes del mundo no son los mejores para lucha contra la pandemia. Este modelo del político demagógico y peleón es incapaz de crear un clima de acuerdo que debería ser mucho más fácil de lograr que en otras ocasiones. Pero ya sea por ejercer mal el poder, por no entender el papel de la oposición o por ambas cosas, lo cierto es que la política nos está defraudando más de lo que se pensaba. Creo que se puede echar parte de la responsabilidad por el incumplimiento y la desidia a la falta de compromiso que los políticos han transmitido, convirtiendo el de siempre el trágico del coronavirus.
Debería ser más sencillo ponerse de acuerdo y dejar de jugar políticamente con lo que está costando tantas vidas. Trump pasará a la Historia como el peor presidente de los Estados Unidos, otros lo harán igual en sus respectivas parcelas. Pero mientras tanto se pierde la oportunidad de ganar terreno al virus y demostrar que los países son fuertes cuando están de acuerdo en muchas cosas, que los políticos son eficaces cuando se ponen de acuerdo para lograr lo mejor para todos los ciudadanos, que es su función. Pero mucho me temo que, como ha ocurrido con Torra, todo se convierta en un ejercicio de reescritura o como sucede con Fauci o Simón, un ejercicio de acoso y derribo cuando no nos gusta lo que dicen.
El COVID-19 no pone a prueba a todos, incluidos los políticos o quizá a ellos especialmente, pues son los que han asumido la tarea de dirigir a los países. Por ello, produce tanta frustración ver que salvo raras excepciones la clase política no está a la altura por una causa u otra. 



* "Quim Torra culpa a Madrid de la pandemia en pleno rebrote de Lérida" El Mundo 8/07/2020 https://www.elmundo.es/cataluna/2020/07/08/5f059a13fc6c8352418b4653.html
** Oliver Darcy "Sinclair drops segment featuring conspiracy theory about Fauci" CNN 27/07/2020 https://edition.cnn.com/2020/07/27/media/sinclair-fauci-conspiracy/index.html