viernes, 24 de julio de 2020

La trampa del afecto

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El diario El País reproduce el vídeo de la nueva campaña para la mentalización ante el coronavirus puesta en marcha por el Gobierno de Canarias. Lo hace con el título "La impactante campaña de Canarias sobre el virus: de soplar las velas en una celebración familiar a la UCI". El uso del término "impactante" obedece a  la idea de la propia campaña de hacernos ver como aberrante lo que hasta el momento era una situación de normalidad.
La campaña trata de abrir una brecha en nuestras conciencias separando el pasado del presente, es decir, mostrando la "vieja normalidad", que es la que nos lleva al peligro. En esto se evidencia claramente un cambio en la tendencia comunicativa, cambio necesario una vez que se ha comprobado, como señalan todas las informaciones, que la gran mayoría de los contagios se producen en entornos familiares y festivos.
Desde el punto de vista interpretativo, nos muestra con claridad cómo el texto se lee desde el contexto. La campaña no crea un mensaje explicativo específico sino que recurre a la efectividad de lo que todos hemos vivido con anterioridad, un cumpleaños familiar, el abuelo cumple años. Nada "anormal" hasta que se abre el último regalo, un respirador. La celebración acaba con el pariente querido, el celebrado, en la UCI.


Hay algo en nuestro cerebro que se niega a considerar "peligroso" algo que hemos hecho siempre y que es de carácter amable y festivo, gestos de afecto. Pero es el problema de la manzana de Blancanieves o de los caramelos envenenados, nadie desconfía de la golosina, de lo apetitoso o de lo cotidiano. Es la trampa social, la trampa afectuosa. Lo que hemos hecho siempre se vuelve peligroso, mortal. Y es muy difícil desmontar los hábitos, todos los automatismos y costumbres personales y sociales. Hay también el problema del recelo, la violencia de tener que mostrar distanciamiento ante personas conocidas, queridas, algo difícil de entender desde la mente, ya que el impulso social, del afecto es importante. Hay un conflicto entre atracción y prevención mucho más fuerte de lo que se piensa. En muchos caso, vence la confianza y es cuando llegan los problemas.


Hay enfermedades a las que podemos enfrentarnos racionalmente, pero esta necesita de un esfuerzo mucho mayor. El hecho de que las personas puedan ser asintomáticas, estar enfermas pero exteriormente saludables, es un motivo de confusión interna. Estamos acostumbrados a ver síntomas. Las personas griposas suelen decir "¡no me beses, que estoy fatal!" o "¡no te acerques que te lo pego!". Nosotros mismos solemos reaccionar de igual manera cuando vemos claramente que alguien tiene una nariz rojiza y goteante, la voz gangosa o tiene marcas en la piel. Todos son síntomas perceptibles ante los cuales se desautomatizan nuestra costumbres afectivas y mantenemos las distancias. ¿Por qué nos mantenemos a distancia de alguien con síntomas visibles mientras que nos cuesta aceptar que puede estar enfermo alguien que no los manifiesta y alguien, además, con quien tenemos lazos afectivos?


Ante lo perceptible como peligroso —síntomas visibles, audibles, olfativos, etc.— reaccionamos, pero ante las personas asintomáticas, nuestras alarmas no se ponen en marcha. Resulta más grave cuando estas personas son más próximas —familiares, amigos— a nosotros. Seguimos escuchando los involuntarios cantos de sirena afectivos que nos arrastran al desastre. Si ha sido nuestra sociabilidad la que nos ha hecho avanzar en la evolución, ahora las personas poco sociables, las aisladas, son las que tienen ahora menores riesgos. No hace falta volverse antisocial, pero sí tratar de mostrar el afecto de otra manera, con otras formas más adecuadas. No es fácil.
El nuevo anuncio institucional canario incide en la normalidad de lo que hacemos y vemos. Finalmente, lo hace en sus consecuencias. Aprovecha el cariño mostrado en la celebración del cumpleaños del abuelo para que sean más intensos los resultados: el abuelo en la UCI. En el fondo la idea es sencilla y clara: infectamos a los que queremos. Cuanto mayores sean nuestras muestras de afecto, más probable es el contagio.


* "La impactante campaña de Canarias sobre el virus: de soplar las velas en una celebración familiar a la UCI" El País 23/07/2020 https://elpais.com/politica/2020/07/23/diario_de_espana/1595503847_315491.html

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