Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ayer
hablábamos de la imitación y del trending al hilo del furor por hacerse en un
hueco en la realidad cotidiana. El conflicto entre originalidad e imitación no
es una cuestión nueva y está, por ejemplo, en los conflictos artísticos, pero
también en muchos otros procesos. Por eso, lo interesante son los puntos en los que se producen los cambios,
los momentos en lo que es de una determinada manera cambia creando un
sentimiento de lo pasado, de lo que era de una determinada forma y se dejo atrás.
Nos
referíamos ayer a cómo se habían aprovechado ciertos mecanismos y
comportamientos en la base de la imitación y mencionábamos cómo no solo los
humanos nos basamos en la repetición para aprender, por un lado, pero también
para la creación e identificación de los grupos, un mecanismo importante en la
naturaleza y, por ello, en nosotros mismos, los humanos.
Hoy
—aparcando el caos mundial— me dejo llevar por una noticia que nos trae el
diario ABC, con el siguiente titular "Los gorriones de Canadá cambian su
canción de forma inexplicable", una noticia aparentemente intrascendente,
pero de la que se puede aprender muchos sobre el funcionamiento de la
naturaleza y de la Ciencia que la estudia. Nos explican inicialmente:
Las aves cantoras se aferran fuertemente a la
tradición. La mayoría de las especies cantan la misma melodía durante décadas,
imitando los trinos que les son efectivos para defender el territorio y atraer
a las hembras. En algunos casos, sus canciones se repiten de generación en
generación durante más de mil años.
Sin embargo, un equipo de investigadores ha
rastreado cómo una nueva y rara canción de gorrión se ha vuelto «viral» en
Canadá, viajando más de 3.000 kilómetros desde la Columbia Británica hasta el
centro de Ontario entre los años 2000 y 2019 y borrando una canción histórica
en el proceso.
El estudio, publicado en la revista «Current
Biology», informa de que los gorriones de garganta blanca han abandonado su
canción tradicional de tres notas a favor de una variante única de dos notas,
aunque los investigadores todavía no se explican el motivo.*
La
encuentra hechos que puede tardar años en explicar o no hacerlo nunca. La
observación es el momento primero al que puede seguir o no la explicación que
es la que satisface nuestra curiosidad natural por conocer. Los animales
también tienen su "conocimiento", observan y ven efectos, aprenden;
no entienden por qué, pero les da igual para su supervivencia. Los seres
humanos, dotados como estamos de consciencia, nos hacemos preguntas y, quizá
aquí esté nuestro secreto evolutivo, tratamos de responderlas con mayor o menor
acierto. Las explicaciones primeras son los mitos y leyendas que crean una
explicación coherente, aunque falsa. Son dos cosas muy diferentes. Si repasamos
los mitos de los pueblos, comprobamos que hay mucha imaginación pero también
mucha coherencia. Tienen explicación fantasiosa para casi todo. Nada es
sometido a prueba, pero todo concuerda con su explicación narrativa. La
historia, como ocurre con nuestros relatos fantásticos o maravillosos, siempre
tienen respuesta.
Por eso
lo que nos dicen en ABC es importante: los científicos han encontrado algo
distinto, una variación, aunque nos saben por qué ha ocurrido. "¡Nos ha
fallado la Ciencia!" me escribía una amiga mía al principio de la
pandemia. No, simplemente tenemos una idea equivocada de su funcionamiento.
Identificar, poner un nombre latino o griego, describir... no es explicar, para
lo que se requiere comprender. Una vacuna no se fabrica con teorías, sino con
comprobaciones de esas teorías de forma experimental. Algunos científicos se
han quejado de que la "prisa" en el caso del Coronavirus está
alterando los mecanismos de la Ciencia, su forma de trabajo y señalan que eso
no es bueno, que está produciendo mucha literatura científica poco valiosa por
precipitada.
Afortunadamente,
en el caso de los gorriones australianos no tienen la misma presión; han
detectado un cambio en el canto y eso es el comienzo. Sabemos bastante de los
cantos y su función, pero la detección de los puntos en los que se produce un
cambio son de una enorme oscuridad. ¿Por qué se le ocurrió a un gorrión cambiar
su canto? Es una pregunta complicada porque quién sería ese "gorrión
cero" que cambió y al que otros siguieron. Lo que se detecta no es un caso
individual, sino ya el resultado de esa revolución canora, del cambio de
modelo, un proceso que puede ser largo, muy largo, que se va extendiendo, de
oídas, por los territorios.
Nos
explican en ABC:
En la década de 1960, los gorriones de
garganta blanca en todo el país silbaban una canción que terminaba en tres
notas, pero para cuando Otter se mudó al oeste de Canadá a fines de la década
de 1990 y comenzó a escuchar las canciones de las aves locales, los finales
eran de dos notas. «Cuando me mudé a la Columbia Británica, cantaban algo
atípico de lo que era la clásica canción de gorrión de garganta blanca en todo
el este de Canadá», recuerda. A lo largo de 40 años, las canciones que
terminaban en dos notas, o canciones que terminaban en doblete, se habían
convertido en universales al oeste de las Montañas Rocosas.
Otter y su equipo utilizaron las grabaciones
de gorriones de garganta blanca subidas a internet por los aficionados a la
observación de aves de América del Norte para rastrear la nueva canción de
doble final. Descubrieron que la canción no solo era más popular al oeste de
las Montañas Rocosas, sino que también se estaba extendiendo rápidamente a
través de Canadá más allá de estas poblaciones occidentales. «Originalmente,
medimos los límites del dialecto en 2004 y se detuvo a la mitad de Alberta»,
dice. «Para 2014, cada ave que grabamos en Alberta cantaba este dialecto
occidental, y comenzamos a verlo aparecer en poblaciones tan lejanas como Ontario,
que está a 3.000 kilómetros de nosotros».*
La
ocasión de estudiar la expansión de la nueva canción durante veinte años ha
permitido conocer la profundidad del cambio y su velocidad. Es interesante ver
cómo se han expandido en lo que ha sido llamada anteriormente por los
investigadores citados "evolución cultural", es decir, el canto se
aprende, no se transmite genéticamente. Es una forma de cultura, forma parte de
la creación cultural para satisfacer una necesidad natural, la reproducción a
través de la seducción sonora. Lo que a las hembras atrae más, es lo que se acaba imponiendo. Si funciona...
La
tecnología de captación de los sonidos junto a los aficionados que ayudan
enviando sus grabaciones nos permite tener más datos y poder sacar más
informaciones sobre lo observado, que se multiplica permitiendo trazar los
mapas de la expansión. Es como si una canción se hubiera ido imponiendo,
extendiéndose según gusta a los que la escuchan.
Los científicos predijeron que los terrenos
de hibernación de los gorriones estaban jugando un papel en la rápida difusión
del final de dos notas. «Sabemos que las aves cantan en las zonas de invernada,
por lo que los machos juveniles pueden recoger nuevos tipos de canciones si
pasan el invierno con aves de otras áreas del dialecto. Esto permitiría a los
machos aprender un nuevo tipo de canción durante el invierno y llevarlo cuando
regresan a los lugares de reproducción, lo que ayuda a explicar cómo se puede
propagar», explica Otter.
Por lo tanto, los investigadores utilizaron
gorriones con geolocalizadores, lo que Otter llama «pequeñas mochilas», para
ver si los gorriones occidentales que sabían la nueva canción podrían compartir
terrenos invernales con las poblaciones orientales que luego la adoptarían.
Encontraron que lo hicieron. Y no solo parecía que esta canción rara se estaba
extendiendo por todo el continente desde estos terrenos de hibernación, sino que
también estaba reemplazando por completo el histórico final de triple nota que
había persistido durante tantas décadas, algo casi inaudito en los pájaros
cantores masculinos.*
Les
propongo un giro. Dejemos de hablar de la canción de los pájaros y pensemos en
términos de una epidemia. El mecanismo es el mismo. Lo que es el contagio sonoro o transmisión que se
produce en las concentraciones, se completa después con el regreso en un doble
movimiento: agrupamiento y despliegue. Los cantos se hacen "virales"
porque los machos jóvenes los aprenden cuando están juntos. Lo que algún macho joven
modificó es escuchado por otros y llevado como melodía de seducción a los lugares de reproducción. Los que lo
prueban, comprueban si funciona o no. El éxito en su aceptación es lo que
garantiza su expansión. Cada vez son más los machos que lo aprenden y cada vez
hay más hembras que lo aceptan. Los machos jóvenes son más innovadores y las
hembras actúan como reguladoras del éxito del canto.
Hay animales
que se emparejan para toda la vida. Otros, en cambio, necesitan de la seducción
constante y puede que eso lleve a la búsqueda de la novedad, dando una cierta
ventaja en la atención que se concede a quien decide cambiar su canto. El
innovador es premiado, llama la atención y los demás le acaban imitando si
funciona.
Esto es
un mecanismo general. Los seres humanos, como decíamos ayer, podemos imitar o
innovar. Es el valor de los artistas, científicos, filósofos, etc. el de todo
aquel que se pregunta por el mundo y por cómo cambiarlo a mejor. Todavía no
tenemos una explicación comprobada de por qué un pájaro decide cambiar su
canto. Podemos especular, pero eso es solo una parte.
El
modelo de imitación e innovación parece ser muy extendido, pero nosotros
tenemos nuestras propias peculiaridades naturales, que no serán iguales, aunque
quizá en lo profundo haya más conexiones de las que pensamos.
El
artículo se cierra con una cierta exploración del funcionamiento, todavía por verificar, y
una novedad:
El equipo descubrió que la nueva canción no
le daba a los machos una ventaja territorial sobre otros, pero aún así quieren
estudiar si las hembras tienen preferencia entre las dos canciones. «En muchos
estudios anteriores, las hembras tienden a preferir el tipo de canción local»,
apunta Otter. «Pero en los gorriones de garganta blanca, podríamos encontrar
una situación en la que a las hembras realmente les gusten las canciones que no
son típicas en su entorno. Si ese es el caso, hay una gran ventaja para
cualquier macho que pueda cantar un nuevo tipo de canción».
Ahora, otra canción nueva ha aparecido en una
población de gorriones occidentales cuya difusión temprana puede reflejar la
del final de doble nota. Otter y su equipo están entusiasmados de continuar su
trabajo y ver cómo esta canción cambia en tiempo real con la ayuda de científicos
ciudadanos. «Al hacer que todas estas personas contribuyan con sus grabaciones
privadas que hacen cuando observan aves, nos da una imagen mucho más completa
de lo que está sucediendo en todo el continente», dice. «Nos permite hacer una
investigación que nunca antes fue posible».*
Una
hipótesis y una gran oportunidad al detectar un nuevo cambio para estudiar el
proceso desde el origen. Los científicos pueden ya planificar sus estudios partiendo de lo que
quieren comprobar en sus nuevas observaciones.
La tecnología de la observación,
compuestas por microcámaras y micrófonos que se pueden instalar en los bosques, detectan y graban los cantos, por lo que pueden ir acumulando datos sobre el
cambio. Poder registrarlo en tiempo real, como se suele decir, es una
enorme suerte porque permite centrarse en el cambio del canto y en su
expansión en el tiempo y el espacio. Quizá lleguemos en algún momento a comprender cómo se produce el cambio, pero por ahora tendremos que contentarnos con estudiar lo tangible y formular algunas teorías que intentemos demostrar.
Creo una
Ciencia en la que se puede participar ampliamente en distintos niveles, como
ocurre con los recolectores de cantos, permitirá acercarse y sobre todo
convertirla en un foco de interés social y personal. La Ciencia no es muy complicada cuando aprendemos sus mecanismos. En realidad, es una manera de dar forma a nuestra curiosidad natural, una curiosidad que debe ser estimulada como forma de aprendizaje y comprensión.
Lo nuevo tiene su atractivo y el mundo está lleno de novedades o si, se prefiere, de rincones desconocidos que esperan la luz de nuestras miradas. Si estimulamos para que busquemos en lo desconocido, para que nos preguntemos por lo que nos rodea, seguro que tenemos mejores personas y sociedades menos aburridas.
Un último apunte sobre la titulación del artículo. La noticia ha aparecido en medio mundo, del New York Times a Canadian Geographic, por lo que se puede hacer un estudio sobre la forma de titular y lo que esta nos revela de cada medio. Creo que el énfasis en el "de forma inexplicable" pone el acento donde no debe, ya que da la impresión de ser un fenómeno de cambio que acaba de ocurrir y no, como se explica en el artículo, un estudio que detecta algo que ha durado 20 años, insistiendo precisamente muchos de ellos en el carácter "viral" del cambio.
Creo que hemos pervertido el sentido noticioso del tiempo y todo debe ser inesperado y sorprendente, de golpe, instantáneo. No es el caso, desde luego. Desgraciadamente el principio que guía los titulares en muchos periódicos es el de lo "insólito", lo del "hombre muerde perro". Un mal titular provoca una lectura distorsionada del texto. No hablemos ya de los que se quedan ahí, los que no leen más allá.
Es una lástima que sigamos con este tipo de prácticas de titulares "con garra" en vez de titulares precisos. Por lo demás, muy bien el texto del artículo, claro y detallado.
*
"Los gorriones de Canadá cambian su canción de forma inexplicable"
ABC 6/07/2020
https://www.abc.es/ciencia/abci-gorriones-canada-cambian-cancion-forma-inexplicable-202007062051_noticia.html
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