Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo puedes llamar como quieras, lo puedes explicar como te dé
la gana, pero es lo que hay. Y lo que hay está claro: los contagios se disparan
por la conjunción de la irresponsabilidad de mucha gente y por el tipo de
interacción que se mantiene. Nuestro drama es que no somos capaces de volver
responsables a los irresponsables porque necesitamos de su irresponsabilidad
para seguir tirando. Un país con un bar por cada 175 habitantes no puede pedir
más, no puede pedir a la gente que se quede en casa leyendo a Quevedo, a
Confucio o a Séneca, ni siquiera su colección de cómics de Los 4 fantásticos o viendo
documentales sobre la vida extraterrestre entre nosotros en el Canal Historia.
Sería mucho pedir y demasiado esperar.
Hoy es dramático leer los titulares de nuestra prensa y algo
vergonzoso ver los de fuera. España ya no es el paraíso de la diversión
veraniega, sino la zona oscura en la que venir a contagiarse, el Chernóbil del
Coronavirus, la zona cero europea. Da igual que haya pasado algo similar en
todos los países que han levantado las restricciones o que no se las hayan
planteado hasta que ha llegado el desastre, como en los Estados Unidos.
España está en el punto de mira —y de forma lógica y comprensible— porque
ningún país con sentido común quiere que sus ciudadanos salgan a gastarse
el dinero fuera y que les toque pagar al
regreso el coste del probable contagio de una cantidad suficiente.
"Quedarse en casa" significa no salgas de tu país, tu "casa
grande"; muévete por aquí si quieres, que el riesgo que corres sea por tu
país y no por el de otros. Es sencillo y fácil de entender.
Nuestra frustración turística por la falta de visitantes a
nuestros hoteles, chiringuitos, playas, museos, etc. se debe compensar con el
material nacional, que debe salir. Y pasa lo que pasa.
Los mensajes han sido contradictorios: los de inspiración
institucional recomendando moverse lo menos posible; los privados o
empresariales, incitando a la salida, asegurando que todo está listo, seguro y
sin problemas. En muchos casos, seguro que es así y se han tomado las medidas,
pero... el cliente siempre tiene razón. Y esto significa que si se quita la
mascarilla o se pone a cantar o a darse achuchones o... lo que sea, nadie le va
a llevar la contraria para no perder clientela.
En estos días se ha ido viendo una mayor agresividad en las
reivindicaciones del sector del "ocio nocturno", que podría ser
llamado de muchas otras maneras. Todo eran exigencias para volver al mismo
punto anterior a la pandemia. Para ellos la "nueva normalidad" es lo
mismo de antes, ni un cambio, a lo más alguno cosmético, a la vista de las
imágenes que nos llegan vía teléfonos y que la gente toma desde dentro o desde
fuera. Es comprensible su empeño porque es su negocio. Lo que no significa que
haya que hacerlo a la vista de la salud general, del estropicio en cadena causado
a todos los demás sectores que se ven perjudicados.
En El País, en el lugar preferente de la página de inicio,
leemos:
Europa ha tratado de mantener
durante el mayor tiempo posible la ficción de que se podía vivir un verano
relativamente normal, entre otras cosas para dar un balón de oxígeno a los
maltrechos sectores turísticos y de ocio. Sin embargo, la multiplicación de
casos está teniendo como consecuencia que cada vez más países adopten ―o estudien―
medidas para sus ciudadanos, pero también para aquellos que vienen de fuera. Y
España es por ahora uno de los más afectados. Noruega ha impuesto desde este
sábado una cuarentena de 10 días a aquellos que viajen desde España, mientras
que Francia ha pedido a sus nacionales que eviten desplazarse a Cataluña.
Bélgica ha ido más lejos y ha
prohibido a sus ciudadanos viajar a Huesca, cuando el veto hasta ahora se ceñía
a Lleida. Además, recomienda no desplazarse a Aragón, Cataluña, País Vasco,
Navarra, La Rioja y Extremadura. El consulado de España en Bruselas ha
advertido a través de las redes sociales de esta medida del Gobierno belga.
Además, los viajeros procedentes de Lleida y Huesca deberán someterse a una
prueba diagnóstica y aislarse, y se recomienda el test y el confinamiento a los
pasajeros procedentes de las otras comunidades autónomas mencionadas y del
resto de Aragón y Cataluña. Italia, por su parte, ha anunciado un aislamiento
de dos semanas para todos los que provengan de Rumania y Bulgaria.*
Hacen bien en hablar de "ficción" respecto al
verano, pues eso es lo que es y ha sido desde el principio, una ficción primero
para mantenernos en casa en primavera, esperanzados; después como una necesidad
patriótico-económica de salvar una economía débil —la casa del primer cerdito,
la llamamos hace muchos años, por lo que esto era cuestión de tiempo—, que nos
ha condenado a la precariedad, a la dependencia del buen estado de otros, a la
estacionalidad, al desempleo (que no baja de ciertos límites) y una baja
calidad del empleado, marchándose a otros lugares los mejores a probar
oportunidades, ya sean médicos o ingenieros. Como hay grandes beneficiarios de este sistema, nada cambia.
Unos políticos cuya función teatral es pelearse y azuzar a
unos contra otros, con un crecimiento por desdoblamiento y rivalidades, cada
vez más inoperante y voraz, no han sabido enfrentarse al deterioro brillante de
España, a su falta de metas y al conformismo del día a día sin más esperanza de
futuro que llenar playas, hoteles y restaurantes, cumplir con esos bares que
cada 175 personas deben cuidar como su segunda casa.
Es la degradación cultural producida desde la entrada a
Europa, con el abuso del espectáculo como telón de fondo, del deporte como
máquina publicitaria de ingreso, de abandono de las televisiones públicas de su
función formativa como instituciones que son, desviándose hacia el
entretenimiento grosero y la manipulación al servicio de la clase política en
muchos casos. Más vale no entrar en el espectáculo barato de las privadas,
chabacanos, donde el compromiso con la verdadera cultura brilla por su
ausencia.
La Vanguardia 25/07/2020 |
¿No extraña en este panorama que la "gente joven"
(un concepto que va llegando a los 40) y no solo ellos viva pensando en el
viernes y en la forma de exceso en que disfrutarlo? Los fines de semana son
nuestros "carnavales" en sentido bajtiniano, cultura del cuerpo, de
lo vital, de la celebración comunal, fuera barreras. Y la mascarilla, la distancia
social y hasta la higiene representan lo contrario. Es la contención, pensar en
los demás, lo regulado, la barrera.
La Vanguardia alerta sobre lo que está ocurriendo en otras
partes de Europa. Los que no pueden venir a hacerlo aquí —ya ha habido
múltiples incidentes con turistas desmadrados— lo hacen en sus países, creando
un conflicto interno, al igual que lo tenemos nosotros.
Una fiesta en una discoteca de
Praga ha dejado hasta este viernes 109 contagios de coronavirus y 270 personas
se mantienen en cuarentena, cuando están aumentando los casos en todo el
territorio de República Checa.
La responsable sanitaria de
Praga, Zdenka Jagrova, ha afirmado que la fiesta se organizó el pasado jueves,
aunque espera que se puedan confirmar más casos relacionados con esta reunión.
“Es un grupo de gente joven que se reunió y como todos tienen muchas
actividades y muchos contactos, el número de casos de la enfermedad ha
aumentado a 109 hasta la fecha”, ha trasladado, según recoge la agencia de
noticias checa CTK.
La responsable sanitaria ha
recordado la importancia de respetar las normas sanitarias, especialmente en
eventos masivos y en clubes cerrados al aire libre, donde se incrementa el
riesgo de que se produzcan contagios. “Queremos que la gente joven se divierta,
pero dejemos que se diviertan afuera”, ha añadido.**
¿Fuera de dónde?
¿No tienen botellones? ¿Cómo divertirte de otra manera si es lo que
se ha fomentado, creando lucrativos sectores, durante décadas y especialmente aquí? No sé si hemos creado la oferta o hemos
respondido a la demanda, pero lo que ahí es lo que hay. Verano es verano, como fútbol es fútbol, una tautología
comprensible para todos. No preguntes si verano significa "descanso"
porque te mirarán raro. Le llamamos "turismo de borrachera" o "turismo de exceso", pero su dinero es como el cualquier otro. No se le hace ascos, incluso con fuertes protestas en muchos pueblos que no pueden vivir los veranos de forma tranquila.
Que haya rebrotes en todas partes no debe ser ninguna
justificación. Lo que se había ganado, se pierde cada día por
irresponsabilidad. Muchas actividades se podrían realizar perfectamente
controlando los riesgos. Pero lo que hay precisamente es descontrol social. Y
es lo que más cuesta reconocer hasta que alguien estalla, algo cada vez más
frecuente.
Nuestras autoridades no saben cómo terminar esta ficción que
han creado. ¿Cómo llamarlo, "rebrotes", "nueva oleada"? Los
"rebrotes" son culpa de la gente; la "nueva oleada", que se
va imponiendo, en cambio le echa la culpa al virus. Se ha ido y ha vuelto, parece
querer decirse. Falso. El virus siempre ha estado ahí, en nosotros, contagiando
al que se dejaba o exponía. Y así va a seguir hasta que nos llegue una vacuna. Lo que no ha estado nunca aquí es esta ficción veraniega que se nos prometió. Ellos, los que lo "disfrutan" están por encima del bien y del mal. Saben que muchos pasarán por la enfermedad de puntillas y creen finalmente en la fatalidad. Mientras no les toque a ellos... y si les toca, pues ¡mala suerte! El mundo es simple.
Así que protégete del virus y aléjate de los irresponsables.
No hay nada heroico en vencer al coronavirus; lo que hay que vencer son los
hábitos creados en la diversión de manada, en la falta de cultura, en la
irresponsabilidad y el desprecio por los demás. Y eso lleva mucho tiempo, tanto
como el que se ha perdido hasta llegar aquí.
Euronews 25/07/2020 |
* "Europa da pasos atrás ante el temor a una segunda
ola de contagios" El País 25/07/2020
https://elpais.com/sociedad/2020-07-24/europa-da-pasos-atras-ante-el-temor-a-una-segunda-ola-de-contagios.html
** "Una fiesta en
Praga termina con 109 contagiados de la Covid-19" La Vanguardia / Europa
Press 25/07/2020
https://www.lavanguardia.com/internacional/20200725/482502594006/fiesta-praga-contagios-covid-19.html
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