sábado, 29 de agosto de 2020

Negacionismo de efecto y negacionismo de causas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No deja de sorprenderme el negacionismo del COVID-19. Desde mi muro de Facebook me asaltaba un escandaloso "¡Todo es mentira!" dicho por supuesto director de una revista de Discovery, trasportado por una persona a la que di de baja de mi lista. ¿Es posible que haya gente que siga diciendo que "todo es mentira"? ¿Qué es ese "todo" al que se refieren? ¿Qué son "mentiras", los muertos, los que están entubados en las UCI? ¿Los cadáveres en las calles de Quayaquil, las tumbas brasileñas, la morgue improvisada del Palacio de Hielo de Madrid, los camiones frigoríficos llenos de cadáveres aparcados ante los crematorios en Nueva York... mis tres antiguos alumnos que lo pasaron? ¿Qué es mentira?
El negacionismo no es solo un insulto a la inteligencia; lo es para aquellos que se dejan la salud o la vida atendiendo a los que llegan enfermos, los es para las familias de los muertos y de los contagiados.


Los negacionistas se dividen en dos grandes bloques, los que lo niegan todo y los que construyen teorías conspirativas sobre el origen. Los primeros solo lo admitirán cuando les pase a ellos o a alguna persona próxima. Los segundos son los que niegan que sea un virus y se lo adjudican a todo tipo de causas, desde las torres el 5G (da igual que haya casos en países que no tienen ni el 4G) a los productos almacenados para la guerra, pasando por todo tipo de incongruencias.
Pero más allá de las paranoias y la estupidez, la mayor parte del negacionismo tiene una causa oculta inteligente. La negación implica también negarse a seguir las medidas porque no se cree en las causas. Hay negacionistas para los que el COVID-19 no es más que un nuevo episodio de esas guerras que mantienen con la realidad, que consideran una ficción creada por gobiernos y agencias internacionales. Su vida es un episodio de la enésima temporada de "Expediente X", que viven con intenso protagonismo. Los gobiernos siempre ocultan; lo hace por sistema.
Los negacionistas tienden a construir lazos entre teorías conspiratorias que les sirven de fundamento para mantener reforzadas sus ideas iniciales. Para los republicanos recalcitrantes, para los trumpistas acérrimos, todo es un invento de la prensa liberal y de los demócratas para cargarse la carrera hacia la reelección de Donald Trump. Los muertos en Estados Unidos se acercan ya a los 200.000 y los contagiados son millones. No es bastante para ellos, que siguen diciendo que todo es un invento.


Las manifestaciones contra el uso de la mascarilla o la violencia contra quienes les exigen que la usen en lugares públicos (ha habido muertos por este motivo, como ocurrió con el vigilante de unos almacenes en USA —dimos cuenta de ello— o el ataque a un conductor de autobús dejándolo en muerte cerebral en Francia) forma parte de un negacionismo implícito. Es el negacionismo de las medidas. Con él no se niega necesariamente el origen, pero se insiste constantemente en las contradicciones de las autoridades, en los cambios que se han producido en el tiempo.
Esta forma de negacionismo es muy peligrosa porque lo que busca es minar la confianza en las autoridades y en sus recomendaciones. Todos los gobiernos han cometido errores. Muchas veces provienen de nuestra exigencia de "seguridad", de riesgo cero, de verdades absolutas en un campo en el que todo lleva su tiempo, con la detección de nuevos fenómenos. En otras ocasiones del desconocimiento frente a un fenómeno nuevo, cambiante, del que vamos comprendiendo su funcionamiento de forma precipitada, sobre la marcha.
Las medidas que se nos piden no son específicas contra el COVID-19. La distancia social, la higiene, las mascarillas, la ventilación son los remedios contra cualquier riesgo de contagio, sea de lo que sea. Son de sentido común. Provienen de la experiencia de cientos de años de evolución en las técnicas de protección contra las infecciones. La mayor parte de nuestras discusiones son bizantinas. Discutimos al detalle cosas absurdas cuando solo hay una clara y evidente: cuanto más lejos estemos de la fuente infecciosa, mejor.


A veces da vergüenza ajena ver las discusiones sobre si un metro, metro y medio o dos metros son seguros; sobre el número cabalístico de personas que pueden asistir a un funeral o a una representación de una ópera. ¿Es seguro?, quiere que le confirmen. Da vergüenza igualmente escuchar a los que defienden "su libertad", sus derechos, para incumplir las normas que trata de evitar que se contagie o contagie a otros.
Hemos estado discutiendo sobre las terrazas y el fumar hasta el infinito y ¡no ha sido hasta seis meses después cuando alguien ha planteado cerrar los burdeles!
El negacionismo es una tentación muy fuerte para los sectores que indudablemente se ven perjudicados en esta guerra no declarada, pero llevada a cabo sin disimulo, entre salud y economía. Los dos países con más casos han sido los presididos por dos "relativistas", una variación más suave del "negacionismo" de los efectos, han sido los Estados Unidos de Trump y el Brasil de Bolsonaro, el de la "gripezinha". Ambos siguen acumulando muertos y contagiados en números vergonzosos por lo que tienen de fondo, que ya no puede considerarse infravaloración de los efectos sobre las personas sino sobre sus economías, que tampoco han salvado, más bien lo contrario.


Junto a los negacionismos y el relativismo está el "ignorantismo", el me da igual causas o efectos, porque voy a ignorar las medidas. Es el incumplimiento, puro y duro, como el que nos cuenta hoy la prensa sobre el dueño del restaurante El Pirata de Formentera, con trabajadores y clientes contagiados que regresaron a sus ciudades llevando en coronavirus en el equipaje personal. Con los trabajadores infectados, siguió trabajando. Los resultados que se conocen —solo algunos casos— son deprimentes:

Según ha publicado este viernes «El País», siete amigas procedentes de la Península que el 10 de agosto almorzaron en El Pirata decidieron hacerse recientemente las pruebas PCR, después de que una de ellas hubiera tenido conocimiento del llamamiento urgente que, como se ha indicado, hizo el Gobierno balear para intentar localizar a todas las personas que habían estado en el citado establecimiento entre el 10 y el 14 de agosto.
La media de edad de ese grupo de siete amigas es de 30 años. Por lo que respecta a sus lugares de residencia, viven mayoritariamente en Madrid o Murcia. En esta última ciudad reside una de esas siete jóvenes, Irene, quien ha explicado al citado rotativo su experiencia. Así, ha señalado que tras conocer la labor de búsqueda iniciada por el Govern decidió hacerse las analíticas con celeridad en un centro privado de su provincia, ante el temor de poder estar infectada. El test que se le hizo confirmó que se había contagiado de Covid-19, al igual que le ocurrió también al resto del grupo. Desde entonces, Irene no ha sufrido los síntomas de la enfermedad, mientras que sus amigas sí han desarrollado algunos, si bien no han requerido ser ingresadas en ningún hospital.
«Nosotras lo vimos de casualidad en la prensa local porque alguien nos envió la noticia, pero mucha gente quizás no se ha enterado», ha indicado Irene en relación al llamamiento urgente que había hecho el Govern el 17 de agosto, para añadir: «Tendrían que haber tenido un registro de las reservas y los clientes del restaurante». Esta joven cree que ella y sus seis amigas sólo se pudieron haber contagiado en El Pirata, ya que la única integrante originaria del grupo que finalmente no ha dado positivo no almorzó ese 10 de agosto en ese establecimiento. Irene también ha desvelado que ha tenido conocimiento de que otro grupo de amigas que en esas mismas fechas comieron en el citado restaurante se encuentran en una situación muy parecida. Así, de las 14 jóvenes que conformaban ese segundo grupo, 11 de ellas han dado positivo por coronavirus recientemente.*


Es solo un mal ejemplo, pero de muchas cosas. La primera esta forma criminal de llevar un negocio. Muestra también la creciente resistencia de los negocios a someterse a las normas y de los trabajadores a mantener las cuarentenas en un sector en el que se vive de unos meses de trabajo.
Baleares era uno de esos lugares "seguros", según sus autoridades. No es culpa de ellos, si bien la vigilancia debe ser mayor. El irresponsable que ha mantenido a los trabajadores puede hasta presentarse como un héroe emprendedor, un mantenedor contra viento y marea de su negocio y trabajadores. Esperemos que no fallezca ninguna de las personas que pasaron por su fuente de infección. Nunca se eligió un mejor nombre para un restaurante, El Pirata de Formentera.


Hay que frenar este tipo de acciones porque son una forma de minar la salud y la credibilidad. Hay que, hacer, como ha hecho el Colegio de Médicos de Cádiz expedientando a los facultativos negacionistas que firmaron un manifiesto, dejar claro el daño que hacen estos irresponsables. No es cuestión de libertad de expresión o de cualquier otro orden. Es un atentado contra la salud pública en el que las víctimas serán los crédulos que les sigan y acaben contagiados y contagiando. De nuevo, el hecho de que haya mayoría de asintomáticos es un factor que determina el egoísmo de muchos, a los que dejan de importarles los demás y se centran en lo suyo, como el empresario de Formentera. Nos dicen, para mayor vergüenza, que es el juez de paz de la localidad. ¡Buen ejemplo!
Hay que combatir el negacionismo en cualquiera de sus formas, de efectos o causas, de igual forma que hay que sancionar de forma ejemplar a los incumplidores. De no hacerlo, los incumplidores aumentarán trasladando el conflicto a la sociedad. Ayer hablábamos de escuelas, pero cualquier ámbito se puede convertir en lucha entre los que van a los suyo y los que quieren que su sacrificio sirva para algo. 


* "Un restaurante de Formentera ha sido un foco de contagio de Covid-19 para diversos empleados y clientes" ABC 28/08/2020 https://www.abc.es/sociedad/abci-restaurante-formentera-sido-foco-contagio-covid-19-para-diversos-empleados-y-clientes-202008282053_noticia.html


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.