lunes, 10 de agosto de 2020

La violencia que no cesa contra las mujeres egipcias

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los casos de violaciones que se han convertido en mediáticos en Egipto están creando, según perciben, en un rebrote del movimiento de defensa de los derechos de las mujeres, Egipto padece un elevado índice de violencia contra las mujeres amparado por el machismo imperante y unas instituciones que tradicionalmente han optado por la visión patriarcal: la mujer es culpable.
Una ola de tradicionalismo se produjo desde la llegada al poder del Abdel Fattah al-Sisi. Con ella se pretendía arrebatar este terreno al islamismo que llevó a Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, apoyados por los salafistas, hasta la presidencia, que no al poder, que seguía en la sombra en manos de los militares, como se pudo comprobar poco después con el derrocamiento, el "no coup".
Ese tradicionalismo islámico es siempre un movimiento antifeminista por varios motivos. El primero de ello es que desde el punto de vista patriarcal la mujer es siempre responsable de la provocación del hombre. La mujer está siempre donde no debe si no está recluida en el único espacio que le está destinado: la profundidad del hogar. Fuera de él, siempre debe ir acompañada bajo la amenaza del acoso. La que está fuera, además, pierde cualquier consideración o respeto por el simple hecho de esta sola, no vigilada por su tutor, ya sea padre, esposo, hermano o hijo. Una mujer sola es una provocación. El aumento del acoso sexual contra la mujer es, en parte, una forma de empujarla hacia la casa. La reacción contra las mujeres que buscan autonomía es el acoso; es el riesgo que asumen contra una violencia que forma parte de lo más profundo.


El segundo factor importante es la extensión de la idea de que cualquier forma de modernidad en lo referido a la mujer significa un alejamiento de los postulados tradicionales, ante los que solo se admiten dos posibilidades: la perversa occidentalización y el horrible ateísmo. Solo esas dos perspectivas son asimilables desde el integrismo tradicionalista. Mediante la primera acusación, se distancia de cualquier influencia o apoyo exterior. Ser feminista es ser cómplice y es visto como una traición, una agresión contra la institución de la familia, el pilar islámico ya que sacraliza la figura del patriarca, figura masculina. La otra perspectiva, la del ateísmo, sitúa a la mujer 8o al hombre) como el peor enemigo, como una aberración.
En el fondo de todo está la idea de la mujer debe ser temida como un mal natural que debe ser controlado. Para ello se han creado las instituciones y las reglas. Para atenuar se sexualidad, por ejemplo, se justifica (aunque sea una práctica precoránica) la ablación en determinados países, entre ellos y con una enorme proporción, Egipto.


Los casos de violaciones salidos a la luz pública en estos días, como el que sucedió en 2014 en El Cairo, el llamado "caso Fairmont" por el nombre del hotel — el Fairmont Nile City— donde ocurrió la violación múltiple de una joven drogada, a la que siguieron humillaciones y amenazas de hacer públicos los vídeos grabados por los violadores, jóvenes de la alta sociedad, han sacudido a parte de la opinión pública al dejar en evidencia dos cuestiones: la primera es el escándalo de la protección a los ricos para salir impunes de este tipo de situaciones con todo tipo de ayudas que tapan sus excesos y delitos; la segunda, la indefensión de las víctimas. Esto ocurre por dos motivos, el desinterés de las autoridades responsables y la vergüenza social.
Estos dos factores se juntan cuando el desinterés de las autoridades implica la exposición a los ataques sociales contra la víctima. Desidia y ocultación se complementan con la exposición a la vergüenza social procedente de la difusión de las fotos y vídeos, grabaciones de audio, de las víctimas, que actúan como chantaje para evitar la denuncia. Muchas veces esas denuncias son frenadas por las autoridades, ya sea para proteger a los criminales o supuestamente para "proteger" el honor de las familias.
En estos días, Egipto se encuentra revuelto precisamente por la emergencia de casos escandalosos por su reiteración e impunidad. La creación de grupos de defensa de las víctimas, que recogen lo que las autoridades no se atreven a mirar para evitarse compromisos con los miembros del propio régimen implicados ha tenido una parte activa importante en todo este estallido.

Hace unos días recogimos aquí cómo las amenazas de muerte contra los que denunciaban el caso del Hotel Fairmont se contrarrestaban por la denuncia de los propios medios que sacaban a la luz las evidencias del caso acusando directamente a los responsables de la violación en grupo.  Cierta prensa ha asumido la defensa de las víctimas para evitar que el miedo cunda y se vuelva a la oscuridad. 
Aquí comentamos el caso del periódico Egyptian Streets, que se ofrecía públicamente para investigar y denunciar los casos que les hicieran llegar. Otros han sacado a la luz la impunidad escandalosa de los hijos del régimen, de los ricos de siempre, que siguen abusando de su condición y del amparo de las instituciones que les garantizan que saldrán siempre bien librados mientras cargan contra las víctimas a las que se presiona para que retiren las denuncias, asegurándoles que así será mejor para ellas, que se evitarán problemas y la vergüenza de la exposición.
El 22 de julio pasado, Egyptian Streets daba cuenta de otro caso y de la necesidad de modificar el trato a las víctimas en esta sociedad que las destroza, desde las redes sociales hasta muchos medios que siempre responsabilizan a las mujeres. Aquí hemos dado cuenta en estos pasados años de muchas de estas situaciones en que los medios o determinados periodistas, hombres y mujeres, se cebaban en las mujeres que se atrevían a denuncias.
Nos contaban en julio, con el titular "New Protection Mechanism Needed for Victims of Rape in Egypt: Nehad Aboul Komsan", la situación de desprotección de quien se atreve a denunciar su caso:

After two years of long investigations and trials, three men who had kidnapped and raped Farha in 2018, a young 17-year old woman in the village of Qena known as ‘Farshout Girl’, have recently been given the death sentence on Tuesday, July 21st. Yet new facts in the case reveal the importance of developing new protection mechanisms for victims.
According to a statement by the Egyptian Centre for Women’s Rights, Farha spent a night in the police station  despite the recent judicial ruling. The girl also sent a pleading message through press asking security authorities to protect her, as the families of the three defendants continue to send her threats and track the whereabouts of her family.
Senior lawyer Nehad Abouk Komsan and chairwoman of the Egyptian Center for Women’s Rights stresses the need for a legal mechanism to protect victims. “We need units committed to fighting violence against women in police stations, and centers to provide support and protection for women from any acts of revenge by the families of the accused,” she says.
The center also called on security authorities to help Farha to return back to society and provide her with a safe and dignified life in order to help her to complete her education.
Previously, Farha has been subjected to several threats to force her to withdraw her case since the start of legal procedures in 2018. She took all the necessary legal measures despite her family’s exposure to threats by the families of the accused, to the extent that they had to leave their village and move to another place, though their location is still being tracked.
The threats increased after her appearance in the “Hekayat Nehad” program presented by lawyer Nehad Aboul Komsan on Al Qahera Wel Nas channel, in an episode entitled “Rape Cases and Breaking the Silence”, which was less than two weeks before the ruling.*



El caso muestra con claridad que, aunque se castigue a los criminales, las víctimas seguirán siendo víctimas, esta vez de amenazas y acoso constante, de la destrucción de su nombre y del de sus familias, algo sumamente importante en la estructura social, ya que puede suponer el ostracismo o cosas peores. En una sociedad tan preocupada por la imagen pública como es la egipcia, el daño es enorme y las consecuencias pueden ser trágicas.
La exigencia de una protección para las víctimas de las denuncias debe estar compensada con la voluntad real de actuar contra sus agresores, cosa que no siempre va ligada. El efecto de las denuncias dependerá, en gran medida, del estatus social de los agresores y de sus apoyos.
Todos estos factores, el peligro para las víctimas y la impunidad de los agresores, no son precisamente los más propicios para acabar con esa lacra que condena a la sociedad egipcia a vivir estas situaciones. Esto no es cuestión de unos pocos, sino que la agresión contra las mujeres, en un país que acaba de condenar a varias influencers de TikTok a dos años de cárcel por "atentar contra los valores sagrados de la familia", divide al país en dos, los que siguen manteniendo esa mentalidad patriarcal y por ello anti femenina, limitando los derechos de las mujeres de facto por esta forma de violencia "correctora" de las "desviaciones" de las mujeres hacia su autonomía haciéndolas dependientes del amparo masculino y familiar. Por un lado, el tradicionalismo considera que son las mujeres las culpables de incitar a los hombres con sus conductas y que se buscan estas situaciones; por otro lado, el Egipto que intenta recuperar su feminismo y saca de nuevo a muchos jóvenes a combatir por las esperanzas perdidas en 2011.
Pero el tamaño del escándalo, de su exposición es enorme y se mezcla con la cuestión poderosa de las diferencias de las clases. Los poderosos pueden hacer lo que quieran. Solo serán castigados los que no tengan la fortuna de tener su apoyo. El caso del hotel de súper lujo, del Fairmont, ha llegado en un momento de mucha crisis económica por el coronavirus, continuación de la brutal crisis anterior: ha llegado en un momento de control absoluto de los medios, que sin embargo no ha podido frenar este caso escandaloso de las violaciones de los hijos de los ricos, de sus amenazas de muerte, de sus actuaciones sobre la Justicia para frenar los avances del caso.
El pasado día 5, Egyptian Streets señalaba:

Now widely known on social media as the ‘Fairmont Incident’ and the ‘Fairmont Crime’ (جريمة الفيرمونت), the alleged gang rape of the young woman had remained unspoken about for years, only to come to light publicly after the landmark Ahmed Bassam Zaki case, which saw the alleged serial rapist and harasser arrested after being accused of rape and sexual abuse by dozens of women.
Speaking to Egyptian Streets, a number of sources confirmed the presence of a number of the alleged rapists at the scene of the alleged crime on 21 February 2014.
An investigative report by Egyptian Streets published on Tuesday 5 August revealed that the victim was drugged, repeatedly raped and degraded by a number of men. Egyptian Streets also received information that evidence has been received by lawyers in relation to at least one other alleged related rape carried out by some of the men allegedly involved in the Fairmont crime and that, as of Monday 3 August 2020, official legal complaints have been filed.
This evidence, consisting of a video recording, implicates at least two men allegedly involved in the Fairmont crime in the rape of another young, unconscious woman who for a significant period of time was unaware she had been raped.**



Una vez perdido el miedo a la denuncia, la sociedad egipcia no podrá esconderse bajo la idea de la excepción de los casos o la culpabilidad de las mujeres. El caso citado de Ahmed Bassam Zaki, el violador en serie impune, ha desbordado el vaso de la indignación. Todo el mundo se pregunta cómo una persona tan joven ha podido cometer decenas de violaciones sin que llegara a ser detenido. La respuesta es sencilla: podía hacerlo.
El escándalo va más allá de un caso. Al animar a denunciar se hace necesario, como se señalaba el pasado julio, de un mecanismo que asegure la protección de las víctimas. De no ser así, denunciar se convierte en un peligro, con riesgo de muerte o destrucción social.
A principios de marzo, el Middle East Monitor publicaba un artículo con el titular "Egypt’s penal code stipulates reduced punishment for men who kill their wives, report reveals". En él se señalaba:

Equality Now recommends a number of laws be repealed and amended, including Article 237 of Egypt’s penal code: “Whoever surprises his wife in the act of adultery and kills her on the spot together with her adulterer-partner shall be punished with detention instead of the penalties prescribed in articles 234 and 235.”
Suad Aby-Dayyeh, Equality Now’s Middle East and North Africa consultant, told MEMO: “In Equality Now’s Beijing +25 report we call on the Egyptian government to amend article 237, which allows for men who kill their wives on discovering them in an act of adultery to receive a lesser punishment than for other forms of murder. Meanwhile, if a woman kills her husband, she will be given a full sentence.”
The article contradicts Egypt’s own constitution which states that all citizens are equal before the law: “This is an extremely gender discriminatory article and we really hope that Egypt will repeal this law because they have committed to international conventions on human rights and they should adhere to these commitments,” adds Aby-Dayyeh.
Whilst Egypt’s penal code offers a lesser sentence for men who kill their wives, women who are subject to domestic violence in the country are not protected because domestic abuse – and marital rape – are not explicitly criminalised under Egyptian law.
At the beginning of February a video circulated of a young man shooting his fiancée in Egypt after she broke off the relationship and refused to reconcile with him.
In December last year an Egyptian man set fire to his wife in Cairo after abusing her for years because she didn’t bear him a child.
Activists have consistently pointed out that authorities’ failure to hold individuals who carry out domestic abuse to account has emboldened attackers. As a result sexual violence has increased significantly over the past decade.***


El enfoque machista es una constante en la vida y en la ley que la administra. Evidentemente, la una refuerza la otra ya que impide el cambio. El peligro del tradicionalismo de al-Sisi es que tiene este tipo de consecuencias sobre la vida de las personas. La falsa modernidad del régimen egipcio se muestra precisamente en el antifeminismo que se les cuela en las leyes, en su aplicación o en la impunidad de las agresiones a mujeres.
La extensión de la idea de que el feminismo es una perversión desarrollada en Occidente es una estrategia para el control de la vida social a través de la imposición de este tipo de normas ajustadas a la visión islámica tradicional, no precisamente proclive a la autonomía de las mujeres. El régimen sabe que una parte importante de la contestación se hace desde la autonomía de las mujeres, a las que interesa tener bajo el control socio-religioso. Es el peaje que debe pagar para mantener su imagen del líder "virtuoso", el que no actúa en contra de la tradición.
Las mujeres son las víctimas dobles del sistema. Ellas padecen el freno y la violencia que les impide el desarrollo y la autonomía necesarios para librarse del dominio patriarcal que queda asegurado ante la violencia exterior.
Para terminar un caso elocuente sobre la situación de violencia endémica que viven muchas mujeres:

CAIRO: A 21-year-old woman allegedly raped and murdered in her apartment north of Cairo was the victim of a plot by her husband who wanted to divorce her, police claim.
Iman Adel, a college student and mother of a nine-month-old baby boy, was found dead in her apartment in the village of Meet Antar in the Egyptian governorate of Ad Dakahlia, 130 km north of the capital.
Chief of Talkha police Gehad El-Sherbiny said that the victim’s husband, Hussein, 24, told investigators that he returned home from work to find his wife dead.
However, surveillance cameras in the area showed a person wearing a niqab entering and leaving the building in a suspicious manner.
Police later identified the person wearing the face covering as Ahmed.
During interrogation, Ahmed admitted murdering the victim in her apartment, police said.
Investigators say the defendant worked in a clothing store owned by Hussein and the two men agreed on a “sinister plot.”
Police allege the victim’s husband wanted to marry another woman, but his wife refused.
Hussein allegedly reached an agreement with his employee to break into the apartment and rape his wife, so he could divorce her without being liable to financial compensation since she would lose her rights if proven that she “cheated” on her husband.
However, the victim resisted and screamed.
Ahmed raped and strangled her before escaping, police allege.
Both men are in custody awaiting trial.****



Se trataba, de seguir los pasos de la ley: podría divorciarse automáticamente de la mujer "adúltera" y, lo que le importaba más, no tendría que pagar ningún tipo de compensación. Ha habido varios casos parecidos.
En la sociedad egipcia es cada vez más frecuente la reducción de la edad del matrimonio, así la familia tiene más facilidad para vencer la resistencia de las mujeres, que quedan exclusivamente bajo la dependencia del marido y cargadas con hijos desde una edad muy baja. Eso les asegura que tendrán que depender de los maridos, pues muchas han sido educadas para servirles, no para ganarse la vida.
La ley que permite un trato diferente a los maridos que maten a sus esposas adúlteras, ya lo sean en realidad o forzadas, como en el caso mostrado; la impunidad ante las violaciones que sufren, las amenazas de muerte si denuncian, etc. son muestras de la cada vez más preocupante situación de Egipto, considerado como uno de los países más difíciles para las mujeres. No hay mucho que explicar para entenderlo. Pese a ello, la sociedad se recrea en la perfección de su idea de familia, en su modernidad y perfección. Esto deja a los agresores de las mujeres en todos los órdenes de la vida con impunidad. La presión mediática y de las instituciones de derechos humanos obligará a poner en marcha un mecanismo de defensa de las denunciantes, evitar que sean dobles víctimas. Pero la ley debe ir acompañada de una voluntad. hay muchas leyes egipcias promulgadas hacia el exterior que se cumplen poco o nada.
El régimen egipcio ha cometido el error de encarcelar a la disidencia democrática, la única que sentía la necesidad del cambio profundo, dejando las calles limpias para los más reaccionarios, para los tradicionalistas que imponen su ley sin réplica. Su discurso es el que se escucha y gana terreno. Se acabará pagando con creces, si no se está haciendo ya.
Ya sea la indiferencia o el silencio, la mezcla de ambos, serán muchos los años que esto tarde en modificarse. La lucha subterránea contra la modernización es claramente una lucha contra la mujer. 
 
Viñeta de la dibujante egipcia Doaa ElAdl

* "New Protection Mechanism Needed for Victims of Rape in Egypt: Nehad Aboul Komsan" Egyptian Streets 22/07/2020 https://egyptianstreets.com/2020/07/22/new-protection-mechanism-needed-for-victims-of-rape-in-egypt-nehad-aboul-komsan/
** "Egypt’s Prosecutor-General Launches Investigation into Fairmont Gang Rape" Egyptian Streets 5/08/2020 https://egyptianstreets.com/2020/08/05/egypts-prosecutor-general-launches-investigation-into-fairmont-gang-rape/
*** "Egypt’s penal code stipulates reduced punishment for men who kill their wives, report reveals" Middle east Monitor (MEMO) 2/03/2020 https://www.middleeastmonitor.com/20200302-egypts-penal-code-stipulates-reduced-punishment-for-men-who-kill-their-wives-report-reveals/
**** "Egyptian husband’s ‘sinister plot led to wife’s murder’" Arab News 26/06/2020 https://www.arabnews.com/node/1695501/middle-east


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