Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
A los
misterios del coronavirus se le suman otros insondables, los de la naturaleza
humana. Se supone que la Natura nos ha dotado a los seres vivos de instinto de
supervivencia. Nuestro caso es dudoso o quizá está mal repartido. La concesión
de los "Darwin Awards" celebra la estupidez autodestructiva como una
forma de hacer desaparecer a los más tontos de la especie. Ellos lo explican así en su propia
página: "Named in honor of Charles Darwin, the father of evolution, the
Darwin Awards commemorate those who improve our gene pool by removing
themselves from it"*. A falta de depredadores que nos atosiguen y persigan, es nuestra
estupidez la que ayuda a filtrar en la evolución. Evidentemente, hay un fondo
humorístico porque hay hijos listos de padres tontos y viceversa. Pero los
premios no celebran la extinción sino la selección que hace que la gente labore
su propia desgracia o desaparición. Esa frase con la que acogemos la tontería
flagrante —¡no se le ocurre a nadie!—
como una especie de genialidad inversa, deja claro lo excepcional de los casos
en los que la gente se busca y encuentra su desgracia.
Me
acuerdo de los Premios Darwin cada vez que leo o veo noticias sobre la
estupidez que nos rodea y de la que teléfonos, cámaras y otro tipo de
dispositivos dan cuenta fiel. El hecho mismo de que se grabe ya es un síntoma
que evidencia que no solo es el acto, sino la exposición continua, la esperanza
de ser aplaudidos. Sin duda, tienen su público, pero espero que se mayor el
rechazo. Lo que comentábamos hace unos días de la colaboradora de Mediaset
despedida por mostrar orgullosa lo bien que se lo pasaba sin ningún tipo de
medida de protección, mostrando lo poco que le importan los demás. Ha llorado
mucho cuando la han despedido; ahora se abre un futuro más que cierto para ella
y seguro que no le ríen las gracias..
Hoy
mismo se nos daba otro ejemplo merecedor de premio, el de dos jóvenes
cuidadoras (¿qué pensarán que quiere decir esta palabra?) de un residencia de
ancianos burlándose e insultando a una de las residentes mientras le daban de
comer. No era bastante con hacerlo; tenían además que grabarlo y subirlo a las
redes sociales. Han sido despedidas fulminantemente y tienen suerte si solo les
cae eso. Creo que también se han lamentado, nos cuentan.
Escribí
el otro día que la estupidez es el gran tema filosófico del siglo XXI, algo
sobre lo que animo a reflexionar. Es cada día más necesario. Cada día recibimos,
como especie, duchas torrenciales de humildad por la proliferación de vídeos de
animales inteligentes en las redes sociales. Casi me ha emocionado ver a un
lorito regar las plantas del salón de su casa o de un perro cuidando amoroso de
un grupo de patitos recién salidos del cascarón en una charca.
Y luego
está lo nuestro.
La
estupidez no es un insulto; es una categoría en la que cada uno se coloca
por sus propios méritos. No tiene nada que ver con la ignorancia, que es una situación en la que te ves metido. Lo
estúpido, eso sí, sería tener la posibilidad de dejar de ser un ignorante y
rechazarla.
Hay
personas cualificadísimas en ciertos campos que, sin embargo, encajan con
holgura en la estupidez. La Vanguardia nos cuenta el caso de Usain Bolt, el
hombre más veloz de la historia:
El jamaicano Usain Bolt, el mejor velocista de
la historia, ha dado positivo por coronavirus, informaron este lunes medios
locales. Bolt, de acuerdo al Jamaica
Observer, celebró su 34 cumpleaños el pasado viernes con una fiesta por
todo lo alto y se había hecho el test ya que se disponía a viajar por negocios
al extranjero. El atleta se ha aislado en su residencia. El jamaicano ha
asegurado en un vídeo no tener síntomas y sentirse bien.
El positivo de Bolt se produce en medio de un
aumento de los contagios en Jamaica, con 116 nuevos casos en 24 horas este
domingo, lo que supone un récord de incremento en un solo día. El número total
de casos positivos confirmados es de 1.413 y el de muertos es de 16. Su
población es de 2,9 millones de personas.
Las autoridades achacan parte del incremento
a las reuniones y festejos que tuvieron lugar la primera semana de agosto
cuando se conmemoró la independencia de Jamaica.**
Puede
que Bolt se sienta feliz por haberse contagiado en una fiesta de cumpleaños. Al
tenista Novan Djokovic, otra figura mundial, le costó cara también otra
celebración y el coronavirus se le metió de rondón en la fiesta. Positivo y
cuarentena y a rogar que no le pase factura en su rendimiento futuro.
El hecho
de que la mayor parte de los contagios, según nos dice, se estén dan en fiestas
familiares, despedidas de solteros, cumpleaños, etc. nos dice mucho sobre nuestro
sentido de las prioridades, más sociales que individuales. Mucho han debatido
los biólogo sobre la idea del "gen egoísta" como esencial en la
evolución, pero lo que vemos aquí es lo contrario, la "estupidez socializada".
Lo egoísta, en el sentido biológico antes expresado, sería encerrarse en casa y
preservar los genes para mejor
ocasión. De todas las teorías de la conspiración del coronavirus en marcha la
única que no se contempla es precisamente esa. Los que acuden a las
manifestaciones negacionistas sin prevención alguna son víctimas de su propia
estupidez conspiranoica. Hasta el
presidente Trump es más inteligente que ellos, porque al menos se ponía la
mascarilla cuando no le veían. Probablemente nadie tiene más miedo que Trump en
estas cosas porque sabe que son verdad pero tiene que fingir que no lo sabe,
que son poca cosa o una "gripezinha", como decía Bolsonaro hasta que
lo pilló.
Capítulo
aparte en la estupidez son los médicos negacionistas, para muchos un fenómeno
incompresible, pero toda estupidez, por definición, es difícil de entender para
el que no lo ve así. Siete años de carrera, como se decía antes, para esto.
"Un médico advierte de que las PCR no
funcionan", "la verdad sobre el coronavirus contada por un
médico" o "Médicos por la verdad explican que la pandemia no
existe". Como estos hay decenas de titulares de 'posts' en redes sociales
y webs de plataformas negacionistas del covid-19 con un denominador común: son
-supuestos- médicos los que avalan las teorías conspiranoicas sobre la
pandemia. Si son o no médicos reales depende -y mucho- de cada bulo, pero
mientras las voces negacionistas van cogiendo fuerza en España tras la
manifestación multitudinaria de la pasada semana, los colegios de médicos han
decidido actuar.
El Colegio Oficial de Médicos de Cádiz ha
alertado este sábado a través de un comunicado de que los médicos que niegan la
existencia de la covid-19 y la validez de los test PCR, que se oponen al uso de
mascarillas, la cuarentena, el aislamiento y la distancia física, y que
rechazan las vacunas para combatir la pandemia, incurren en "una grave
irresponsabilidad" y provocan "un grave peligro para la salud
pública". "La difusión de estos mensajes, contrarios a la buena
práctica médica y a la evidencia científica" son contrarios a "las
normas deontológicas de la profesión médica y, por tanto, son merecedoras de la
correspondiente sanción", expone la institución.***
Hay
estúpidos y además mucha gente que le saca rentabilidad a la estupidez en todos los órdenes,
el económico, el político, el sentimental, etc. Es una materia prima inagotable
con la que se pueden construir muchas cosas, tener seguidores capaces de dar la
vida o el dinero por ti si te lo sabes montar.
La
sociedad que hemos construido se basa en la comunicación, en la interacción
comunicativa, que es la base de la trasmisión. Gracias a la facilidad de
programación, a lo barato que resulta y el enorme potencial de expansión, la
estupidez se está convirtiendo en un estado con futuro. Ya tiene presente, pero
le queda mucho espacio de mejora.
La llegada de un mundo en el que
constantemente te están susurrando en la oreja, que apela a lo más burdo y
zafio para hacerse con tus simpatías, que te ríe las gracias aunque maldita sea
la que tienen (¿no llevan décadas proponiendo reír con vídeos de caídas y
desastres de otros?); un mundo que te alienta a hacer el ridículo en público
para conseguir pingües premios antes que a mostrar tu inteligencia (¡Buuuhhh!)
que, por supuesto, debes esconder... Es el mundo trivial, el de la risa floja,
de amistades virtuales, del destacar como sea entre tanta mediocridad.
Se
destaca mucho colgando vídeos en los que la estupidez se convierte en viral,
gracias entre otras cosas a los medios tradicionales que encuentran en las
redes un filón inagotable de curiosidades de todo tipo. Los "like" se
acumulan en cascada, dando esos minutos de gloria adictiva que se necesitan
para el gatillazo de la celebridad.
Son
tiempos de resistencia, de Ulises atado al mástil del sentido común para no ser
arrastrado por el canto de las sirenas que le llevan a la destrucción. Resistir a
la mareas del sinsentido, a los vientos de la vulgaridad, a los tsunamis que
todo lo cubren de porquería por falta de higiene mental. Es el signo de los tiempos, el negocio del siglo.
La estupidez
es la explicación final, el límite.
No hay nada más allá; es el finisterre de
la lógica; más allá el mar oscuro por el que rondan los fantasmas de los
errores, las incongruencias, la osadía, el desprecio del sentido común y el
olvido de los demás.
¡Salve!
* The
Darwin Awards https://darwinawards.com/darwin/darwin2019.html
*
"Usain Bolt, positivo por coronavirus tras su fiesta de cumpleaños"
La Vanguardia 24/08/2020
https://www.lavanguardia.com/deportes/otros-deportes/20200824/483018345824/usain-bolt-coronavirus-cumpleanos-jamaica.html
***
"Los colegios médicos abrirán expediente a los negacionistas y no
descartan ir a la Fiscalía" El Confidencial 22/08/2020
https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2020-08-22/colegios-medicos-negacionistas-expediente_2722363/
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