martes, 25 de agosto de 2020

Sobre la estupidez

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
A los misterios del coronavirus se le suman otros insondables, los de la naturaleza humana. Se supone que la Natura nos ha dotado a los seres vivos de instinto de supervivencia. Nuestro caso es dudoso o quizá está mal repartido. La concesión de los "Darwin Awards" celebra la estupidez autodestructiva como una forma de hacer desaparecer a los más tontos de la especie. Ellos lo explican así en su propia página: "Named in honor of Charles Darwin, the father of evolution, the Darwin Awards commemorate those who improve our gene pool by removing themselves from it"*. A falta de depredadores que nos atosiguen y persigan, es nuestra estupidez la que ayuda a filtrar en la evolución. Evidentemente, hay un fondo humorístico porque hay hijos listos de padres tontos y viceversa. Pero los premios no celebran la extinción sino la selección que hace que la gente labore su propia desgracia o desaparición. Esa frase con la que acogemos la tontería flagrante —¡no se le ocurre a nadie!— como una especie de genialidad inversa, deja claro lo excepcional de los casos en los que la gente se busca y encuentra su desgracia.


Me acuerdo de los Premios Darwin cada vez que leo o veo noticias sobre la estupidez que nos rodea y de la que teléfonos, cámaras y otro tipo de dispositivos dan cuenta fiel. El hecho mismo de que se grabe ya es un síntoma que evidencia que no solo es el acto, sino la exposición continua, la esperanza de ser aplaudidos. Sin duda, tienen su público, pero espero que se mayor el rechazo. Lo que comentábamos hace unos días de la colaboradora de Mediaset despedida por mostrar orgullosa lo bien que se lo pasaba sin ningún tipo de medida de protección, mostrando lo poco que le importan los demás. Ha llorado mucho cuando la han despedido; ahora se abre un futuro más que cierto para ella y seguro que no le ríen las gracias..


Hoy mismo se nos daba otro ejemplo merecedor de premio, el de dos jóvenes cuidadoras (¿qué pensarán que quiere decir esta palabra?) de un residencia de ancianos burlándose e insultando a una de las residentes mientras le daban de comer. No era bastante con hacerlo; tenían además que grabarlo y subirlo a las redes sociales. Han sido despedidas fulminantemente y tienen suerte si solo les cae eso. Creo que también se han lamentado, nos cuentan.


Escribí el otro día que la estupidez es el gran tema filosófico del siglo XXI, algo sobre lo que animo a reflexionar. Es cada día más necesario. Cada día recibimos, como especie, duchas torrenciales de humildad por la proliferación de vídeos de animales inteligentes en las redes sociales. Casi me ha emocionado ver a un lorito regar las plantas del salón de su casa o de un perro cuidando amoroso de un grupo de patitos recién salidos del cascarón en una charca.
Y luego está lo nuestro.
La estupidez no es un insulto; es una categoría en la que cada uno se coloca por sus propios méritos. No tiene nada que ver con la ignorancia, que es una situación en la que te ves metido. Lo estúpido, eso sí, sería tener la posibilidad de dejar de ser un ignorante y rechazarla.
Hay personas cualificadísimas en ciertos campos que, sin embargo, encajan con holgura en la estupidez. La Vanguardia nos cuenta el caso de Usain Bolt, el hombre más veloz de la historia:

El jamaicano Usain Bolt, el mejor velocista de la historia, ha dado positivo por coronavirus, informaron este lunes medios locales. Bolt, de acuerdo al Jamaica Observer, celebró su 34 cumpleaños el pasado viernes con una fiesta por todo lo alto y se había hecho el test ya que se disponía a viajar por negocios al extranjero. El atleta se ha aislado en su residencia. El jamaicano ha asegurado en un vídeo no tener síntomas y sentirse bien.
El positivo de Bolt se produce en medio de un aumento de los contagios en Jamaica, con 116 nuevos casos en 24 horas este domingo, lo que supone un récord de incremento en un solo día. El número total de casos positivos confirmados es de 1.413 y el de muertos es de 16. Su población es de 2,9 millones de personas.
Las autoridades achacan parte del incremento a las reuniones y festejos que tuvieron lugar la primera semana de agosto cuando se conmemoró la independencia de Jamaica.**



Puede que Bolt se sienta feliz por haberse contagiado en una fiesta de cumpleaños. Al tenista Novan Djokovic, otra figura mundial, le costó cara también otra celebración y el coronavirus se le metió de rondón en la fiesta. Positivo y cuarentena y a rogar que no le pase factura en su rendimiento futuro.
El hecho de que la mayor parte de los contagios, según nos dice, se estén dan en fiestas familiares, despedidas de solteros, cumpleaños, etc. nos dice mucho sobre nuestro sentido de las prioridades, más sociales que individuales. Mucho han debatido los biólogo sobre la idea del "gen egoísta" como esencial en la evolución, pero lo que vemos aquí es lo contrario, la "estupidez socializada". Lo egoísta, en el sentido biológico antes expresado, sería encerrarse en casa y preservar los genes para mejor ocasión. De todas las teorías de la conspiración del coronavirus en marcha la única que no se contempla es precisamente esa. Los que acuden a las manifestaciones negacionistas sin prevención alguna son víctimas de su propia estupidez conspiranoica. Hasta el presidente Trump es más inteligente que ellos, porque al menos se ponía la mascarilla cuando no le veían. Probablemente nadie tiene más miedo que Trump en estas cosas porque sabe que son verdad pero tiene que fingir que no lo sabe, que son poca cosa o una "gripezinha", como decía Bolsonaro hasta que lo pilló.
Capítulo aparte en la estupidez son los médicos negacionistas, para muchos un fenómeno incompresible, pero toda estupidez, por definición, es difícil de entender para el que no lo ve así. Siete años de carrera, como se decía antes, para esto.

"Un médico advierte de que las PCR no funcionan", "la verdad sobre el coronavirus contada por un médico" o "Médicos por la verdad explican que la pandemia no existe". Como estos hay decenas de titulares de 'posts' en redes sociales y webs de plataformas negacionistas del covid-19 con un denominador común: son -supuestos- médicos los que avalan las teorías conspiranoicas sobre la pandemia. Si son o no médicos reales depende -y mucho- de cada bulo, pero mientras las voces negacionistas van cogiendo fuerza en España tras la manifestación multitudinaria de la pasada semana, los colegios de médicos han decidido actuar.
El Colegio Oficial de Médicos de Cádiz ha alertado este sábado a través de un comunicado de que los médicos que niegan la existencia de la covid-19 y la validez de los test PCR, que se oponen al uso de mascarillas, la cuarentena, el aislamiento y la distancia física, y que rechazan las vacunas para combatir la pandemia, incurren en "una grave irresponsabilidad" y provocan "un grave peligro para la salud pública". "La difusión de estos mensajes, contrarios a la buena práctica médica y a la evidencia científica" son contrarios a "las normas deontológicas de la profesión médica y, por tanto, son merecedoras de la correspondiente sanción", expone la institución.***



Hay estúpidos y además mucha gente que le saca rentabilidad a la estupidez en todos los órdenes, el económico, el político, el sentimental, etc. Es una materia prima inagotable con la que se pueden construir muchas cosas, tener seguidores capaces de dar la vida o el dinero por ti si te lo sabes montar.
La sociedad que hemos construido se basa en la comunicación, en la interacción comunicativa, que es la base de la trasmisión. Gracias a la facilidad de programación, a lo barato que resulta y el enorme potencial de expansión, la estupidez se está convirtiendo en un estado con futuro. Ya tiene presente, pero le queda mucho espacio de mejora. 
La llegada de un mundo en el que constantemente te están susurrando en la oreja, que apela a lo más burdo y zafio para hacerse con tus simpatías, que te ríe las gracias aunque maldita sea la que tienen (¿no llevan décadas proponiendo reír con vídeos de caídas y desastres de otros?); un mundo que te alienta a hacer el ridículo en público para conseguir pingües premios antes que a mostrar tu inteligencia (¡Buuuhhh!) que, por supuesto, debes esconder... Es el mundo trivial, el de la risa floja, de amistades virtuales, del destacar como sea entre tanta mediocridad.

Se destaca mucho colgando vídeos en los que la estupidez se convierte en viral, gracias entre otras cosas a los medios tradicionales que encuentran en las redes un filón inagotable de curiosidades de todo tipo. Los "like" se acumulan en cascada, dando esos minutos de gloria adictiva que se necesitan para el gatillazo de la celebridad.
Son tiempos de resistencia, de Ulises atado al mástil del sentido común para no ser arrastrado por el canto de las sirenas que le llevan a la destrucción. Resistir a la mareas del sinsentido, a los vientos de la vulgaridad, a los tsunamis que todo lo cubren de porquería por falta de higiene mental. Es el signo de los tiempos, el negocio del siglo.
La estupidez es la explicación final, el límite. No hay nada más allá; es el finisterre de la lógica; más allá el mar oscuro por el que rondan los fantasmas de los errores, las incongruencias, la osadía, el desprecio del sentido común y el olvido de los demás. 
¡Salve!



* The Darwin Awards https://darwinawards.com/darwin/darwin2019.html
* "Usain Bolt, positivo por coronavirus tras su fiesta de cumpleaños" La Vanguardia 24/08/2020 https://www.lavanguardia.com/deportes/otros-deportes/20200824/483018345824/usain-bolt-coronavirus-cumpleanos-jamaica.html
*** "Los colegios médicos abrirán expediente a los negacionistas y no descartan ir a la Fiscalía" El Confidencial 22/08/2020 https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2020-08-22/colegios-medicos-negacionistas-expediente_2722363/



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