jueves, 20 de marzo de 2014

La bota rusa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La jugada de Rusia ya está aquí. La recogió La Vanguardia a través de Europa Press y coincide con lo que señalábamos que sería la estrategia rusa: dejar que sean los demás los que presionen a Ucrania en la dirección que a Rusia le interesa.
La estrategia rusa ha sido la misma desde el principio: hacer creer que ella es la solución y no el origen del problema. Esto implica un grado de cinismo tal que es difícil de soportar sin que el estómago se resienta. Pero así hacen Putin y Rusia su política. Para aceptar los planteamientos rusos hay que aceptar cosas como que miles de soldados con el rostro tapado repartidos por Crimea no eran rusos, que los uniformes se compraron en las tiendas o que los miles de banderas rusas las tenían los ucranianos debajo del colchón esperando que llegara el momento de sacarlas.
Putin ha dicho, en una muestra más de su conversión a la fe, que Crimea es "tierra santa" para Rusia. No es la primera vez que rusos y rusófonos deciden que su tierra es santuario, un argumento muy socorrido.


Putin parte del principio de que Europa y USA se ven metidos en este embrollo de mala gana. Fue lo que le dijo también a Obama, que Ucrania no merecía una discusión entre Rusia y Estados Unidos. El juego es que sean Europa y USA los que presionen a Ucrania para evitar el conflicto. Putin ha arrojado Ucrania —lo que queda de ella— a Occidente y le irá quitando pedazos ante la desesperación ucraniana que se verá más presionada para no lanzarse a una guerra suicida con una potencia armada como Rusia. La insistencia hoy mismo de "encontrar una solución diplomática" por parte de Estados Unidos es una muestra del funcionamiento de la estrategia de Putin, que disfruta con el espectáculo y gana la admiración de los suyos por su astucia.


Los soldados reclutados entre jóvenes y reservistas no van a ofrecer demasiada resistencia al ejército ruso. Las humillaciones a las que se somete a los soldados ucranianos en Crimea, a los que han resistido en sus acuartelamientos, son formas de guerra psicológica para menguar la resistencia ucraniana. Se airean las deserciones y se nos dice que se pasan a Rusia porque "se les sube el sueldo". Pocas veces se ha asistido a un espectáculo de humillación tan infame como el orquestado por Putin contra el pájaro que abandona el nido ruso. Putin quiere ser ejemplar.
Es en este contexto en el que se debe comprender la nota que La vanguardia transmite de Europa Press desde Moscú:

El Gobierno de Rusia ha propuesto este lunes crear un grupo internacional de "apoyo" a Ucrania para "presionar" a las autoridades y los ciudadanos ucranianos para que acepten los resultados del referéndum de secesión de Crimea, en el que el 96,77 por ciento de los votos emitidos respaldan la entrada en Rusia.
En respuesta a las peticiones internacionales para crear un grupo de "contacto", el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha propuesto en un comunicado el lanzamiento de un "grupo de apoyo" que "presione" a los ucranianos para el "reconocimiento" del resultado de la consulta, rechazada desde el principio por el Gobierno de Kiev, y para poner en marcha el acuerdo de transición que firmó el 21 de febrero pasado el entonces presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, con los líderes opositores.
El grupo que defiende el Gobierno ruso emplazaría a Ucrania a aprobar una nueva constitución que dé más competencias a las regiones y le pediría que mantenga la neutralidad política y militar tras la consulta secesionista de Crimea, según informa la emisora 'Voz de Rusia'. "La situación actual en Ucrania no ha sido provocada por nosotros aunque ha derivado en una profunda crisis que ha afectado al estado ucraniano, ha polarizado a su sociedad y ha agravado las diferencias antagónicas entre las diferentes partes de país", ha explicado el departamento que dirige Sergei Lavrov.
"Los esfuerzos de la comunidad internacional deberían ir dirigidos, precisamente, a ayudar a resolver estas diferencias", ha añadido.*


La estrategia rusa es poner sobre el tablero de Europa lo que los representantes europeos aceptaron en plena crisis y que los ucranianos del Maidan se negaron a aceptar después: la continuidad de Yanukóvich y la prolongación de la crisis hasta una elecciones que serían manipuladas desde el poder con la ayuda de Rusia. Lo hecho en Crimea no deja demasiadas dudas al respecto.

Putin sabe que esa propuesta no se va a aceptar, por lo que pondrá en marcha su segunda fase: la creación de otras repúblicas autónomas en el Este, con la ayuda rusa. La excusa son los rusófonos, a los que ya ha señalado que protegerá cuando se lo pidan. Para ellos pedirán autonomía absoluta dentro de Ucrania hasta que llegue el momento de ir más allá. Lo que queda en el aire es la tercera fase: en función del comportamiento que tengan Europa y Estados Unidos —y la misma Ucrania—, Putin aplicará el mismo procedimiento de Crimea: sublevación, declaración unilateral de independencia, referéndum y adhesión a la federación rusa. Ya ha advertido que no tolerará que Ucrania forme parte de la OTAN, que es dejarla en la indefensión militar, aislada, para poder dar el golpe definitivo cuando lo estime conveniente. El castigo a Ucrania es la división de su territorio, la humillación de saber que Rusia no solo era vecina sino dueña de parte de su país convertido en colonia. La bota rusa avanza implacable.
Cuando ocurrieron los acontecimientos de Siria hablamos de la "pax rusa". Este es un episodio más de demostración de fuerza por parte de una Rusia que impone su política allí donde se le deja, que decide a quién se salva o a quién se invade.


* "Rusia propone crear un "grupo de apoyo" que presione a Ucrania para que acepte la secesión de Crimea" La Vanguardia 17/03/2014 http://www.lavanguardia.com/internacional/20140317/54403159337/rusia-propone-grupo-apoyo-presione-ucrania-acepte-secesion-crimea.html?rel=rosEP







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