Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
jugada de Rusia ya está aquí. La recogió La Vanguardia a través de Europa Press
y coincide con lo que señalábamos que sería la estrategia rusa: dejar que sean
los demás los que presionen a Ucrania en la dirección que a Rusia le interesa.
La
estrategia rusa ha sido la misma desde el principio: hacer creer que ella es la
solución y no el origen del problema.
Esto implica un grado de cinismo tal que es difícil de soportar sin que el
estómago se resienta. Pero así hacen Putin y Rusia su política. Para aceptar
los planteamientos rusos hay que aceptar cosas como que miles de soldados con
el rostro tapado repartidos por Crimea no eran rusos, que los uniformes se
compraron en las tiendas o que los miles de banderas rusas las tenían los
ucranianos debajo del colchón esperando que llegara el momento de sacarlas.
Putin
ha dicho, en una muestra más de su conversión a la fe, que Crimea es
"tierra santa" para Rusia. No es la primera vez que rusos y rusófonos
deciden que su tierra es santuario,
un argumento muy socorrido.
Putin
parte del principio de que Europa y USA se ven metidos en este embrollo de mala gana.
Fue lo que le dijo también a Obama, que Ucrania no merecía una discusión entre
Rusia y Estados Unidos. El juego es que sean Europa y USA los que presionen a
Ucrania para evitar el conflicto. Putin ha arrojado Ucrania —lo que queda de
ella— a Occidente y le irá quitando pedazos ante la desesperación ucraniana que
se verá más presionada para no lanzarse a una guerra suicida con una potencia
armada como Rusia. La insistencia hoy mismo de "encontrar una solución diplomática"
por parte de Estados Unidos es una muestra del funcionamiento de la estrategia
de Putin, que disfruta con el espectáculo y gana la admiración de los suyos por
su astucia.
Los
soldados reclutados entre jóvenes y reservistas no van a ofrecer demasiada
resistencia al ejército ruso. Las humillaciones a las que se somete a los
soldados ucranianos en Crimea, a los que han resistido en sus acuartelamientos,
son formas de guerra psicológica para menguar la resistencia ucraniana. Se
airean las deserciones y se nos dice que se pasan a Rusia porque "se les
sube el sueldo". Pocas veces se ha asistido a un espectáculo de
humillación tan infame como el orquestado por Putin contra el pájaro que
abandona el nido ruso. Putin quiere ser ejemplar.
Es en
este contexto en el que se debe comprender la nota que La vanguardia transmite
de Europa Press desde Moscú:
El Gobierno de Rusia ha propuesto este lunes
crear un grupo internacional de "apoyo" a Ucrania para
"presionar" a las autoridades y los ciudadanos ucranianos para que
acepten los resultados del referéndum de secesión de Crimea, en el que el 96,77
por ciento de los votos emitidos respaldan la entrada en Rusia.
En respuesta a las peticiones internacionales
para crear un grupo de "contacto", el Ministerio de Asuntos
Exteriores ruso ha propuesto en un comunicado el lanzamiento de un "grupo
de apoyo" que "presione" a los ucranianos para el
"reconocimiento" del resultado de la consulta, rechazada desde el
principio por el Gobierno de Kiev, y para poner en marcha el acuerdo de
transición que firmó el 21 de febrero pasado el entonces presidente ucraniano,
Viktor Yanukovich, con los líderes opositores.
El grupo que defiende el Gobierno ruso
emplazaría a Ucrania a aprobar una nueva constitución que dé más competencias a
las regiones y le pediría que mantenga la neutralidad política y militar tras
la consulta secesionista de Crimea, según informa la emisora 'Voz de Rusia'. "La
situación actual en Ucrania no ha sido provocada por nosotros aunque ha
derivado en una profunda crisis que ha afectado al estado ucraniano, ha
polarizado a su sociedad y ha agravado las diferencias antagónicas entre las
diferentes partes de país", ha explicado el departamento que dirige Sergei
Lavrov.
"Los esfuerzos de la comunidad
internacional deberían ir dirigidos, precisamente, a ayudar a resolver estas
diferencias", ha añadido.*
La
estrategia rusa es poner sobre el tablero de Europa lo que los representantes
europeos aceptaron en plena crisis y que los ucranianos del Maidan se negaron a
aceptar después: la continuidad de Yanukóvich y la prolongación de la crisis
hasta una elecciones que serían manipuladas desde el poder con la ayuda de
Rusia. Lo hecho en Crimea no deja demasiadas dudas al respecto.
Putin
sabe que esa propuesta no se va a aceptar, por lo que pondrá en marcha su
segunda fase: la creación de otras repúblicas autónomas en el Este, con la
ayuda rusa. La excusa son los rusófonos, a los que ya ha señalado que protegerá
cuando se lo pidan. Para ellos pedirán autonomía absoluta dentro de Ucrania
hasta que llegue el momento de ir más allá. Lo que queda en el aire es la
tercera fase: en función del comportamiento que tengan Europa y Estados Unidos
—y la misma Ucrania—, Putin aplicará el mismo procedimiento de Crimea:
sublevación, declaración unilateral de independencia, referéndum y adhesión a
la federación rusa. Ya ha advertido que no tolerará que Ucrania forme parte de
la OTAN, que es dejarla en la indefensión militar, aislada, para poder dar el golpe definitivo cuando lo estime conveniente. El castigo a Ucrania es la
división de su territorio, la humillación de saber que Rusia no solo era vecina
sino dueña de parte de su país convertido en colonia. La bota rusa avanza
implacable.
Cuando ocurrieron
los acontecimientos de Siria hablamos de la "pax rusa". Este es un
episodio más de demostración de fuerza por parte de una Rusia que impone su
política allí donde se le deja, que decide a quién se salva o a quién se
invade.
* "Rusia propone crear un "grupo de
apoyo" que presione a Ucrania para que acepte la secesión de Crimea"
La Vanguardia 17/03/2014 http://www.lavanguardia.com/internacional/20140317/54403159337/rusia-propone-grupo-apoyo-presione-ucrania-acepte-secesion-crimea.html?rel=rosEP
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