Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
noticia ha llegado a la primera página del diario digital Ahram Online y lo
recogen casi todos los medios egipcios. Hasta el diario El Mundo da cuenta de
él. Anoche me llegaban ya comentarios indignados sobre lo que había ocurrido en
la Universidad de El Cairo, palabras desesperadas que ven la distancia entre lo
que se dice y los hechos de cada día. Lo grave aquí es que las palabras ya no
se camuflan, sino que comienza a respaldar a los hechos dejando en evidencia lo
retórico de las proclamas e intenciones.
El
acoso sexual en las calles de Egipto es siempre noticia. No porque sea un caso
raro, sino por lo contrario, por su constancia y aumento. Hay muchas cosas cuya
repetición hace que dejen de ser noticia. En el caso de la violencia de género,
en el acoso sexual, la noticia es por el contrario su frecuencia, la constante
repetición de lo que se debería luchar por erradicar.
Pero
esta vez el caso ha tenido una gran trascendencia por los agentes implicados.
La estudiante que va a la Facultad de Derecho y los estudiantes que la acosan, que
intentan desnudarla porque se han constituido en tribunal sumarísimo, en jurado
popular para decidir cómo ha de ir vestida su compañera. La acosan y persiguen,
la soban y tratan de arrancarle la ropa. La joven, en un estado de angustia, se
esconde en unos servicios. Solo pasado un tiempo llegarán los miembros del
servicio de seguridad para acompañarla al exterior del recinto. El cortejo que
la acompaña sigue con sus burlas e insultos. Apuntan hacia ellas sus teléfonos
para retransmitir al mundo su machada, para que caigan sobre ella las iras del
universo bien pensante, la ira de los decentes. Ella camina con dignidad hasta
la salida. La procesión va por dentro. El escándalo está fuera.
Las
reacciones del Rector de la Universidad de El Cairo, Gaber Nassar, han desatado
las iras de muchas personas, especialmente las de aquellos que están
comprometidas contra esa infamia generalizada que se da en la sociedad egipcia
con el respaldo, como ha ocurrido en este caso, de aquellos que representan las
instituciones. Indignación y peticiones de dimisión han causado las palabras
del rector diciendo que la joven burló la seguridad de la entrada con un
vestido negro que posteriormente se quitó para dejar al descubierto sus
pantalones negros y su jersey rosa. El rector justificó lo sucedido: la joven
había engañado a la seguridad cuya función es velar porque se entre vestido de
forma "decente" en el recinto de la Universidad.
La indignación
de mucha gente es por la justificación de la agresión en lo que el rector ha
llamado el "error" de la estudiante. Egypt Independent recoge su frase: “The mistake of
the female student does not justify what happened from the other students”*. Pero
inicialmente si lo hizo y habló, en un gesto de injusto Salomón, de juzgar a la
estudiante por su provocación y a los acosadores por la agresión.
En abril de 2013, antes de la caída de Mohamed Mursi, estudiantes de la Universidad de El Cairo boicotearon una conferencia del Ministro de Información acusándolo de "acosador". Se hacían eco de las acusaciones vertidas contra él. No quería, decían los estudiantes, tener un acosador como conferenciante. La actitud de sus propios compañeros y las palabras del rector les abre una nueva perspectiva al respecto. El problema esta dentro.
Así es como recoge el diario Ahram Online lo dicho por el rector de la Universidad:
The criticism was heightened when Gaber
Nassar, the university dean, implied the woman had provoked the attack by
wearing "inappropriate clothes."
Speaking to private satellite
channel ONTV on Monday, Nassar said the woman had been wearing a long garment over
her clothes when she entered the campus gates, but had later removed it,
"which led to the incident occurring."
He later retracted his comments,
saying he did not mean to justify the attack.
“I apologise for the
misunderstanding,” he wrote on Twitter late on Monday. He had earlier said both
the male harassers and the woman would be punished and possibly expelled for
breaking university rules, but later denied the victim would be punished.
“The [victim] has not been
referred for investigation and anyone who witnessed the incident should inform
the university. We will not relent in the punishment of these harassers,” he
wrote in another tweet. “The
case will be referred to the prosecution,” he added.**
La trascendencia del caso es grande y deja en evidencia la
hipocresía de un comportamiento social que ha ido en aumento: la represión de
la mujer y su enjuiciamiento constante por parte de una sociedad de doble moral.
Los datos que nos ofrece la propia prensa egipcia, siguiendo el informe de la
ONU del año pasado no dejan margen a la duda:
According to a UN report issued last year an
overwhelming majority of Egyptian women (99.3%) have experienced some sort of
sexual harassment, and 96.5% of women had been sexually assaulted in some way.*
Que frente a esos datos el Rector o cualquiera de las instancias
que han justificado, relativizado o ignorado el incidente sigan pensando que la
función de la seguridad del campus es comprobar la decencia de la vestimenta y,
como él mismo ha señalado, hacer volver a casa a cambiarse de ropa a todos
aquellas estudiantes que consideren que pueden provocar las iras de los justos,
piadosos y honestos estudiantes, transeúntes o vecinos, convertidos en jueces
de los demás, suena a gigantesca hipocresía.
Pero es en esa hipocresía en la que se vive. Un imagen
santurrona que esconde las escandalosas cifras del acoso sexual en todo el
país. Los egipcios se escandalizaron cuando resultó su país resultó el
"peor para vivir las mujeres", según el estudio realizado por
expertos. El único argumento en contra del estudio de Thompson Reuters fue que
las mujeres de Arabia Saudí estaban peor que en Egipto, una espinita que los
egipcios tienen con el Reino. Quedar por detrás de las mujeres saudíes les
parecía "injusto". Pero el estudio resultó lo que resultó.
Pero la cuestión no ha sido solo la respuesta del rector de la
Universidad sino el alcance del debate social, como ya ha ocurrido otras veces.
Esta vez el escándalo vino del conocida presentador de televisión Tamer Amin
que se sumó a las voces de condena de la estudiante a la que llamó
"puta" y comparó con un "bailarina del vientre", atacó a su
familia. Tamer Amin se subió a su minarete mediático para dar muestras de su
profunda honestidad, decoro y sentido
de la responsabilidad social para lanzar sus soflamas:
On Tuesday, TV presenter Tamer Amin went even
further in his justification of the assault. His program “Min al-Akher” on the
Rotana Egypt satellite channel came under fire following comments he made.
The renowned TV presenter criticized Cairo
University’s statement regarding “the personal freedom of attire.”
Amin said, “Clothing is not a personal freedom
unless it is worn at home or in private; not in places like public universities
or schools. An employee cannot go to work dressed in their shorts, for
example.”
The TV presenter went on to blame the victim
even further by claiming that the female student in question was “dressed like
a belly dancer.” Amin asked, “How was it that university guards allowed her to
enter campus in such garb, which exposed more than it covered?”
Amin further justified the mob’s sexual assault
by claiming that the “student was dressed like a slut,” and thus it was her
attire which aroused, encouraged and instigated the assault against her.***
Sorprende cada vez más escuchar estas reflexiones por parte
de todos estos pisoteadores de las libertades individuales amparados en una
especie de "moral colectiva" que justifica el pisoteo de las
personas. Ni las palabras del rector de la Universidad, ni las de la
presentadora son nuevas. Han resonado antes desde atalayas parlamentarias,
mediáticas o en simples reuniones mientras se toman un té. Son un eco social
que enfrenta a las dos auténticas partes de Egipto: la que vive en un mundo de
negación individual y la que trata de sobrevivir en él buscando su identidad
como personas.
Más allá de las distinciones políticas, ese fondo de
opresión social resuena en islamistas y laicos, es el fondo totalitario que une
a unos y otros bajo la misma bandera de la intransigencia. Los hay disfrazados
de progresistas o liberales. Pero mantienen en muchos aspectos, los
relacionados con los derechos individuales, especialmente con los de la mujer
una misa actitud retrógrada y totalitaria que disfrazan de moralidad. Una
moralidad que es siempre doble moral. Solo así es posible entender que con esas
cifras de acoso y de mutilaciones sexuales, se sigan defendiendo la moralidad
social y las virtudes. Todo esto es el fondo sobre el que se pretende erigir
una imagen de modernidad y avance social. Pero muy poco se puede avanzar así,
con esas mentalidades erosionando cualquier intento.
Los que defienden una transformación de la sociedad egipcia
tienen un gran valor y mérito. Corren el riesgo permanente de ser tachados de
agentes extranjeros, de pervertidos, ateos, inmorales, etc., según les apetezca
a todos estos poseedores de la verdad institucional, como el rector, o
mediática, como el presentador. No nos engañemos: no son solo ellos. No son
más que los portavoces de un fondo que no cambia. Se han hecho eco de las
mismas voces que acusaron a la "mujer del sujetador azul", la brutalmente
apaleada por la Policía en la época de la SCAF; son las voces de las
parlamentarias islamistas defendiendo la moralidad y justificando que las que
provoquen a los hombres tienen lo que se merecen. En el fondo, lo que
justifican es su ineptitud, su incapacidad de sacar a la sociedad de sus
propios vicios.
La periodista Rana Allam escribió un duro artículo, titulado
"A Constitution not worth it's ink", tras la aprobación de la
constitución enmendada recientemente. Comenzaba así su escrito:
Since the new constitution passed, I have been
flooded with emails and meetings from foreign journalists, lawyers, rights
advocates and what have you, asking the same question: Isn’t the newly passed
constitution better in preserving human rights and freedoms, compared to the
previous one(s)? And shouldn’t this be enough for Egyptians?****
La periodista hacía un repaso de seis puntos —libertad de
religión, de prensa, de pensamiento y expresión, derechos de los detenidos,
derechos de la infancia, y a la vida privada— que quedaban recogidos en la
nueva constitución y cómo se quedan reflejados en la realidad social del
momento, la gran distancia entre lo escrito y aprobado y lo que se podía
observar cada día.
[...] however one can write a full book citing
almost every article in that constitution and how it contradicts the reality on
the ground. What good is the constitution if none of its articles is enforced?
That is the question we need to ask ourselves and our leaders. As far as I am
concerned, it is not worth the ink it is written with!****
La respuesta que reclama Allam de los líderes —universitarios,
mediáticos...— es la que han dado al caso de la joven acosada. La amiga que me
mandó anoche un mensaje indignada sobre este asunto puso el dedo en la llaga:
los que acosaron a la mujer, los que la sobaron, gritaron, insultaron,
vejaron... son estudiantes de Derecho, su facultad, los futuros jueces, fiscales,
abogados... con los que Egipto contará para que las leyes se cumplan. Son
ellos, armados con sus teléfonos móviles, con sus insultos, con su manos
sucias, los que deberán juzgar casos como este en el futuro. Un triste
panorama.
La idea de Rana Allam de que la constitución aprobada no es
más que papel mojado, que no vale la tinta con la que está escrita, no es más
que la constatación de que hay cosas que las leyes no pueden cambiar, una
mentalidades imperturbables que siguen dominado y ejerciendo su tiránica
voluntad, educando en ella, haciendo ver que ellos son capaces de
escandalizarse, síntoma evidente de su responsabilidad. Ellos son los justos,
los honestos, los decentes, los que poseen la verdad y el derecho de imponerla.
Ellos son los jueces y verdugos. De ellos la temible ira de los decentes.
Nuestro apoyo y solidaridad para todos los que luchan por defender sus derechos, contra el acoso. Es en ellos en donde se encuentra un futuro posible. Son miles de jóvenes voluntarios que intentan proteger y protegerse de esa negación de las libertades y derechos de la persona que se disfraza de decencia y que no hace sino esconder una profunda gangrena moral, una perversión oculta. Los acosadores y los que los justifican o defienden no son más que parte de un pasado persistente, doloroso que se resiste a cambiar.
* "“Out of the ordinary attire” will not be allowed on campus: Cairo University president" Egypt Independet 18/03/2014 http://www.dailynewsegypt.com/2014/03/18/ordinary-attire-will-allowed-campus-cairo-university-president/
** "Activists condemn victim blaming after Cairo University mob sexual assault" Ahram Online 19/03/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/97016/Egypt/Politics-/Activists-condemn-victim-blaming-after-Cairo-Unive.aspx
*** "Victim blamed after sexual assault at Cairo University" Mada Masr 18/03/2014 http://madamasr.com/content/victim-blamed-after-sexual-assault-cairo-university
**** "A constitution not worth its ink" Egypt Independent 18/02/2014 http://www.dailynewsegypt.com/2014/02/19/constitution-worth-ink/
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