domingo, 25 de junio de 2023

La guerra de los "patriotas"

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Lo de Rusia no ha terminado. Lo malo es que Putin quiera hacer creer que sí lo ha hecho. La forma de demostrarlo sería endureciendo sus ataques contra Ucrania. Putin necesita urgentemente un aumento en la percepción de su liderazgo.

Lo más preocupante de esta situación para él ha sido las personas que se han sacado selfies con los mercenarios en los espacios ocupados, los que han aplaudido a su paso por las calles cuando las recorrían en blindados y camiones camino de Moscú.

Los ciudadanos han visto las medidas de seguridad en la capital, de la que han quedado a doscientos kilómetros de distancia, nos dicen. Las excavadoras cubrían rápidamente los surcos abiertos en las carreteras para dificultar el avance mercenario. Eso lo ha visto el mundo, incluidos los rusos.

Lo que era una "acción especial" para "liberar" Ucrania de gais y lesbianas, de  liberales vendidos a Occidente para destruir la madre y santa Rusia, de ateos y demás se está convirtiendo en un chicle pegado a la suela de Putin que no hay forma de soltar. Cada día que dura la guerra, Putin pierde un poco o un mucho según se dé.

Los jóvenes rusos salieron corriendo al extranjero para evitar ser reclutado en una guerra que ni les va ni les viene. Los que fueron reclutados forzosos mueren en el anonimato sin que las familias sepan dónde están porque no se reconocen las bajas para evitar que cunda el descontento entre la población. Ya ocurrió cuando la "no invasión" de Crimea, a la que los soldados iban sin identificaciones, como sombras salidas de la nada. Cuando moría, las familias reclamaban pensiones y entonces se complicaba todo.

¿Y ahora qué? ¿Fingir que no ha pasado nada? No es posible. ¿Un mero alto el fuego para "negociar"? No se sabe muy bien qué deben negociar. ¿Las cabezas de los militares responsables de esta guerra desastrosa?

Lo malo de los dictadores es que nadie les dice la verdad; cuando más poderosos son, más miedo infunden y la verdad se esconde debajo de las camas. ¿Nadie le dijo a Putin que esto era un desastre? ¿Nadie le avisó de lo que podría pasar? ¿En qué papel ha quedado un ejército, el ruso, cuyas misiones son realizadas por mercenarios mejor pagados que los soldados movilizados forzosos?


Con el paso del tiempo, las dictaduras no tienen los mejores, sino los más complacientes, los más aduladores, los más sumisos. Han sobrevivido al capricho diciendo que sí a todo, ocultando la realidad. Recuerdo uno de estos artículos de hace unos años en el que comentaba la incontrolable cara de terror de los militares rusos frente a Putin y cómo este le echaba una bronca en mitad de una sesión. Las caras, las posturas corporales, etc. mostraban claramente miedo, el miedo de que en cualquier momento les tocara a alguno de ellos y se viera en esa situación de terror.

Las dictaduras —Rusia lo es bajo Putin— hacen las instituciones a su imagen y semejanza. Se acaban perfilando como sus dictadores, asumiendo el valor complementario: si se les pide obediencia se vuelven obedientes y sanguinarios con se les ordena. Los mercenarios de Wagner son un producto de Vladimir Putin, una emanación de su personalidad y crueldad. Hacen lo que no quieren que haga el Ejército para que vean la ocupación como un mal menor. Los mercenarios matan, ejecutan por su cuenta. No dan explicaciones a nadie y no hay registros de quiénes son. Desaparecen los que deben desaparecer y aparecen en cualquier lugar de África, en la que hacen lo que quieren. No son hijos de alguna familia; todo eso se ha borrado. Solo hacen lo que tienen que hacer.

Lo que algunos han llamado una posible "guerra civil" no sería tal si en un lado está el Ejército y en el otro están los mercenarios Wagner. Sería otra cosa, una lucha por el poder; una lucha por más medios o dinero; una guerra contra los "burócratas" por parte de un hijo del Kremlin, el llamado "chef de Putin", una de las grandes fortunas rusas bajo Putin. Es lo que es porque Putin se lo dijo. Ni más ni menos.

Es cómico el intercambio de palabras entre ellos reclamando el término "patriotas". ¿"Patriota" un ejército de mercenarios? ¿"Patriota" el que los ha creado para sembrar el terror por el mundo sin responsabilidad nacional? Putin ha jugado con el patriotismo, con el sentimentalismo cultivado cuidadosamente de la historia rusa, sobre su "papel histórico" y "grandeza". Todo eso para quedarse en el poder de forma mesiánica. Nada nuevo; un dictador más.

Sí, irónicamente esta parece haber sido la "guerra relámpago" de los "patriotas" de Rusia. Cuando las cosas no terminan cuando deben, lo que queda es el desorden. No hay final escrito a la vista. Solo ese chicle en el zapato de Putin. En realidad, solo hay una forma de acabar con el problema: acabar con el que lo creó. Pero eso es ya otra película, no esta.


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